/ viernes 2 de agosto de 2019

Cuando nos comprometemos con toda nuestra alma, surgen en nosotros fuerzas insospechadas

¡Qué diferencia!...

La selección mexicana varonil Sub-23 que nos representa en los Juegos Panamericanos de Perú-19, que sí tiene al frente a un director técnico experimentado que incluso, ahí, en el mismo Perú, conquistó el Campeonato Mundial Sub-17 en 2005, venciendo a Brasil con aquel grupo de jóvenes en el que brillaban Giovani dos Santos, Carlos Vela, Villaluz, Silva, Domínguez etc., etc., que ahora, sin contar con jugadores internacionales, como sí los tiene la selección femenil y, jugando la mayor parte del tiempo con 10 jugadores, venció a una difícil selección de Argentina.

Los equipos iniciaron jugando con México: José Hernández, Aldo Cruz, Johan Vázquez, Bryton Vázquez, Ismael Govea, Ulises Cardona, Joaquín Esquivel, Francisco Venegas, Pablo López, Paolo Yrizar, Jesús Godínez... Mientras que por Argentina jugaron: Facundo Cambeses, Marcelo Herrera, Leonel Mosevich, Joaquín Novillo, Facundo Medina, Aníbal Moreno, Fausto Ver, Santiago Colombatto, Carlos Valenzuela, Adolfo Edich, Agustín Urzi.

Se jugaba el minuto 12, cuando Godínez fue derribado de un jalón por el cuello justo cuando entraba al área, para que se decretara la pena máxima, que esta vez fue cobrada por Francisco Venegas, quien engañando al portero concretó con un tiro suave para poner el uno a cero. Las acciones continuaron con alternas llegadas por ambos lados, hasta que al minuto 38 un centro sobre la meta mexicna es prolongado por un jugador argentino, para que el balón caiga en donde se encontraba el jugdor argentino número 9, quien a muy corta distancia suelta un patadón que vence a Hernández para igualar los cartones.

Y ya para finalizar la primera parte, Govea, al disputar un balón que estaba por salir por una lateral, levanta los brazos, asestando un manotazo en el rostro de un contrario para que el árbitro que se encontraba muy cerca le mostrara tarjeta roja directa, dejando a México en inferioridad numérica. Al reanudarse la segunda parte, para el aficionado mexicano, aquello lucía deveras muy gris, si ya de por sí, once contra once significaba un gran esfuerzo el poder contener a los habilidosos y fortachones argentinos, con un jugador menos implicaba un gran incremento de gasto calórico que solamente podría aportar un corazón previamente motivado por el justo discurso de un capitán que no amaina velas al soplo de los vendabales, convenciendo a sus dirigidos de que de las dificultades nacen los milagros.

Y con la zozobra en nosotros y no en los jugadores, el partido continuó sin que distinguiéramos al equipo que jugaba en inferioridad numérica. Por hí al minuto 56, Paolo Yrizar, de espaldas a gol, controla con el pecho y con la habilidad de un gimnasta realiza una vistosa chilena que estuvo a nada de sorprender al magnífico portero argentino, quien con reacción felina de un manotazo envió por encima del larguero el balón salvando su meta. Y fue así que al minuto 79, un delantero mexicano fue derribado justo sobre la línea del área penal, para que sin dudar el árbitro marcara penal. Con gran valentía, Godínez, que contra Panamá errara el penal que nos hubiera dado el triunfo, buscando reivindicarse pidió la oportunidad de cobrar, acertando para dar el triunfo de 2-1 sobre Argentina.

Jack Simplot empezó su carrera como recolector en un campo de papas y terminó convirtiéndose en el fabricante de papas fritas más importante del mundo. En una de sus ediciones, la revista Forbes calculó su fortuna en más de 500 millones de dólares. En una conferencia que dio en el Estado de Idaho, nos relata el escritor Robert Conklin: Jack Simplot confesó, “La equivocación más importante que he cometido en mi carrera profesional ha sido que nunca he pensado bastante a lo grande”... Por su parte, el vendedor de seguros Ben Feldman es recordado como una leyenda en el negocio de seguros de vida. “Las ventas totales -nos dice Conklin- que realizó a lo largo de su vida superaron los mil millones de dólares”.

Hago esta referencia, no porque crea que solamente triunfa el que lo tiene todo a su favor. El triunfo es un traje a la medida, en el que juegan un papel esencial factores de índole vocacional, emocional, de gustos, moral. Suele suceder que una persona que ha logrado algo, se entusiasme tanto que, al perderlo se sienta totalmente fracasado que incluso piense en el suicidio. Cada uno de nosotros, en la medida de nuestra instrucción, estamos capacitados para pensar, sentir y comprometernos en grande. Si tratamos de poner nuestras fuerzas al servicio de los demás, realizando un trabajo conjunto bien hecho, por más modesto que sea, ahí, en el momento que nos comprometamos con toda nuestra alma, surgirán en nosotros fuerzas insospechadas y vendrá todo tipo de ayuda externa en nuestro auxilio, así, toda la desventaja que nos hundía desaparecerá, notándose únicamente nuestra grandeza.

Hasta pronto amigo.

¡Qué diferencia!...

La selección mexicana varonil Sub-23 que nos representa en los Juegos Panamericanos de Perú-19, que sí tiene al frente a un director técnico experimentado que incluso, ahí, en el mismo Perú, conquistó el Campeonato Mundial Sub-17 en 2005, venciendo a Brasil con aquel grupo de jóvenes en el que brillaban Giovani dos Santos, Carlos Vela, Villaluz, Silva, Domínguez etc., etc., que ahora, sin contar con jugadores internacionales, como sí los tiene la selección femenil y, jugando la mayor parte del tiempo con 10 jugadores, venció a una difícil selección de Argentina.

Los equipos iniciaron jugando con México: José Hernández, Aldo Cruz, Johan Vázquez, Bryton Vázquez, Ismael Govea, Ulises Cardona, Joaquín Esquivel, Francisco Venegas, Pablo López, Paolo Yrizar, Jesús Godínez... Mientras que por Argentina jugaron: Facundo Cambeses, Marcelo Herrera, Leonel Mosevich, Joaquín Novillo, Facundo Medina, Aníbal Moreno, Fausto Ver, Santiago Colombatto, Carlos Valenzuela, Adolfo Edich, Agustín Urzi.

Se jugaba el minuto 12, cuando Godínez fue derribado de un jalón por el cuello justo cuando entraba al área, para que se decretara la pena máxima, que esta vez fue cobrada por Francisco Venegas, quien engañando al portero concretó con un tiro suave para poner el uno a cero. Las acciones continuaron con alternas llegadas por ambos lados, hasta que al minuto 38 un centro sobre la meta mexicna es prolongado por un jugador argentino, para que el balón caiga en donde se encontraba el jugdor argentino número 9, quien a muy corta distancia suelta un patadón que vence a Hernández para igualar los cartones.

Y ya para finalizar la primera parte, Govea, al disputar un balón que estaba por salir por una lateral, levanta los brazos, asestando un manotazo en el rostro de un contrario para que el árbitro que se encontraba muy cerca le mostrara tarjeta roja directa, dejando a México en inferioridad numérica. Al reanudarse la segunda parte, para el aficionado mexicano, aquello lucía deveras muy gris, si ya de por sí, once contra once significaba un gran esfuerzo el poder contener a los habilidosos y fortachones argentinos, con un jugador menos implicaba un gran incremento de gasto calórico que solamente podría aportar un corazón previamente motivado por el justo discurso de un capitán que no amaina velas al soplo de los vendabales, convenciendo a sus dirigidos de que de las dificultades nacen los milagros.

Y con la zozobra en nosotros y no en los jugadores, el partido continuó sin que distinguiéramos al equipo que jugaba en inferioridad numérica. Por hí al minuto 56, Paolo Yrizar, de espaldas a gol, controla con el pecho y con la habilidad de un gimnasta realiza una vistosa chilena que estuvo a nada de sorprender al magnífico portero argentino, quien con reacción felina de un manotazo envió por encima del larguero el balón salvando su meta. Y fue así que al minuto 79, un delantero mexicano fue derribado justo sobre la línea del área penal, para que sin dudar el árbitro marcara penal. Con gran valentía, Godínez, que contra Panamá errara el penal que nos hubiera dado el triunfo, buscando reivindicarse pidió la oportunidad de cobrar, acertando para dar el triunfo de 2-1 sobre Argentina.

Jack Simplot empezó su carrera como recolector en un campo de papas y terminó convirtiéndose en el fabricante de papas fritas más importante del mundo. En una de sus ediciones, la revista Forbes calculó su fortuna en más de 500 millones de dólares. En una conferencia que dio en el Estado de Idaho, nos relata el escritor Robert Conklin: Jack Simplot confesó, “La equivocación más importante que he cometido en mi carrera profesional ha sido que nunca he pensado bastante a lo grande”... Por su parte, el vendedor de seguros Ben Feldman es recordado como una leyenda en el negocio de seguros de vida. “Las ventas totales -nos dice Conklin- que realizó a lo largo de su vida superaron los mil millones de dólares”.

Hago esta referencia, no porque crea que solamente triunfa el que lo tiene todo a su favor. El triunfo es un traje a la medida, en el que juegan un papel esencial factores de índole vocacional, emocional, de gustos, moral. Suele suceder que una persona que ha logrado algo, se entusiasme tanto que, al perderlo se sienta totalmente fracasado que incluso piense en el suicidio. Cada uno de nosotros, en la medida de nuestra instrucción, estamos capacitados para pensar, sentir y comprometernos en grande. Si tratamos de poner nuestras fuerzas al servicio de los demás, realizando un trabajo conjunto bien hecho, por más modesto que sea, ahí, en el momento que nos comprometamos con toda nuestra alma, surgirán en nosotros fuerzas insospechadas y vendrá todo tipo de ayuda externa en nuestro auxilio, así, toda la desventaja que nos hundía desaparecerá, notándose únicamente nuestra grandeza.

Hasta pronto amigo.