/ miércoles 27 de enero de 2021

Cuentos y más | La laguna

Una iguana caminaba un poco decepcionada al no encontrar agua después de una larga caminata, cuando de pronto se encontró con la garza, la iguana la saludó y le dijo:

¡Garza! ¿Cómo has estado?

La garza le respondió que bien y siguió su camino, pero después se detuvo, se regresó y le preguntó a la iguana:

-Iguana, ¿Tú sabes si el cocodrilo ya se fue? Desde que la laguna se secó casi todos se han ido de aquí. ¿Sabes algo de él?

- ¡Pues claro que se fue! Si no hay agua no hay peces y si no hay peces no hay comida para él.

Los animales no aguantaban más, ya llevaban dos meses sin agua y la única que tomaban venía de un estanque muy lejos de ahí, no se podían quedar en el estanque debido a los demás animales que vivían ahí, son muy territoriales. Los animales de la laguna tenían algo que los animales que se fueron no tenían: Esperanza, mucha esperanza, esperanza en que algún día se acabaría la sequía y vendría una lluvia que llenaría la laguna otra vez, nunca había pasado eso, era algo muy triste para ellos, pero no quedaba otra alternativa que adaptarse a estos nuevos cambios y seguir adelante.

En la lucha diaria de los animales por sobrevivir se encontraban diversas tareas, por ejemplo, caminar durante horas hacia el estanque, comer escasos frutos que encontraban y emprender un largo camino de regreso a la laguna que antes albergaba a múltiples especies, pero que ahora estaba seca y con escasos animales.

Ya han pasado cinco meses desde que la laguna se secó, era de noche, una noche maravillosa, cuando de pronto empezó a llover, todos los animales se despertaron muy emocionados y finalmente pudieron observar cómo la laguna se llenaba poco a poco, era una lluvia muy fuerte, pero que hacía tanta falta, llovió toda la noche, la laguna había alcanzado tres cuartos de su capacidad habitual.

Los animales pudieron beber agua, los animales que se habían ido regresaron y los animales que se habían quedado sintieron gran satisfacción al ver a la laguna con agua otra vez, porque ellos nunca perdieron la esperanza, tuvieron mucha paciencia y se quedaron a esperar a que pasara la sequía, no abandonaron sus hogares, porque sabían que las nubes siempre tienen un borde de plata.

Una iguana caminaba un poco decepcionada al no encontrar agua después de una larga caminata, cuando de pronto se encontró con la garza, la iguana la saludó y le dijo:

¡Garza! ¿Cómo has estado?

La garza le respondió que bien y siguió su camino, pero después se detuvo, se regresó y le preguntó a la iguana:

-Iguana, ¿Tú sabes si el cocodrilo ya se fue? Desde que la laguna se secó casi todos se han ido de aquí. ¿Sabes algo de él?

- ¡Pues claro que se fue! Si no hay agua no hay peces y si no hay peces no hay comida para él.

Los animales no aguantaban más, ya llevaban dos meses sin agua y la única que tomaban venía de un estanque muy lejos de ahí, no se podían quedar en el estanque debido a los demás animales que vivían ahí, son muy territoriales. Los animales de la laguna tenían algo que los animales que se fueron no tenían: Esperanza, mucha esperanza, esperanza en que algún día se acabaría la sequía y vendría una lluvia que llenaría la laguna otra vez, nunca había pasado eso, era algo muy triste para ellos, pero no quedaba otra alternativa que adaptarse a estos nuevos cambios y seguir adelante.

En la lucha diaria de los animales por sobrevivir se encontraban diversas tareas, por ejemplo, caminar durante horas hacia el estanque, comer escasos frutos que encontraban y emprender un largo camino de regreso a la laguna que antes albergaba a múltiples especies, pero que ahora estaba seca y con escasos animales.

Ya han pasado cinco meses desde que la laguna se secó, era de noche, una noche maravillosa, cuando de pronto empezó a llover, todos los animales se despertaron muy emocionados y finalmente pudieron observar cómo la laguna se llenaba poco a poco, era una lluvia muy fuerte, pero que hacía tanta falta, llovió toda la noche, la laguna había alcanzado tres cuartos de su capacidad habitual.

Los animales pudieron beber agua, los animales que se habían ido regresaron y los animales que se habían quedado sintieron gran satisfacción al ver a la laguna con agua otra vez, porque ellos nunca perdieron la esperanza, tuvieron mucha paciencia y se quedaron a esperar a que pasara la sequía, no abandonaron sus hogares, porque sabían que las nubes siempre tienen un borde de plata.

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