/ viernes 21 de agosto de 2020

¡De bien para arriba! | Sobrepeso y obesidad

Uno de los retos más importantes de salud pública en el mundo, dada su magnitud, la rapidez de su incremento y el efecto negativo que ejerce sobre la salud de la población que lo padece, es el sobrepeso y la obesidad que incrementan significativamente el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles y la mortalidad prematura, además del costo social relativo a ello.

Actualmente, (OCDE, 2015) México ocupa el segundo lugar de prevalencia mundial de obesidad en la población adulta (32.4 %), que es diez veces mayor que la de Japón o Corea (4 %). Hasta el año 2012, 26 millones de adultos mexicanos tenían sobrepeso y 22 millones, obesidad, lo que representa un reto muy importante para el sector salud.

Nuestro país debe planear e implementar estrategias y líneas de acción costo-efectivas, dirigidas a la prevención y el control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto; la mala alimentación y una vida sedentaria son las principales causantes de esta problemática, que alcanza cifras preocupantes en la infancia, la experiencia global indica que la atención correcta de la obesidad y el sobrepeso requiere que se formulen y coordinen estrategias multisectoriales eficientes que permitan potenciar los factores de protección hacia la salud, particularmente para modificar el comportamiento individual, familiar y comunitario.

La evolución nutricional que experimenta el país tiene como características una occidentalización de la dieta, específicamente: 1) aumento en la disponibilidad a bajo costo de alimentos procesados adicionados con altas cantidades de grasas, azúcar y sal; 2) aumento en el consumo de comida rápida; 3) disminución del tiempo disponible para la preparación de alimentos en casa; 4) aumento de forma importante a la exposición de publicidad y oferta de alimentos industrializados, y 5) disminución importante de la actividad física de la población.

En nuestro país, la estrategia contra el sobrepeso y la obesidad descrita en el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria establece 10 objetivos prioritarios: 1) Fomentar la actividad física en la población en los entornos escolar, laboral, comunitario y recreativo, con la colaboración de los sectores público, privado y social; 2) Aumentar la disponibilidad, la accesibilidad y el consumo de agua simple potable; 3) Disminuir el consumo de azúcar y grasas en bebidas; 4) Incrementar el consumo diario de frutas y verduras, leguminosas, cereales de granos enteros y fibra en la dieta, aumentando su disponibilidad, accesibilidad y promoviendo su consumo; 5) Mejorar la capacidad de toma de decisiones informadas en la población sobre una dieta correcta a través de un etiquetado útil, de fácil comprensión y del fomento del alfabetismo en nutrición y salud; 6) Promover y proteger la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad y favorecer una alimentación complementaria adecuada a partir de esa edad; 7) Disminuir el consumo de azúcares y otros edulcorantes calóricos añadidos en los alimentos; 8) Disminuir el consumo diario de grasas saturadas en la dieta y reducir al mínimo las grasas trans de origen industrial; 9) Orientar a la población sobre el control de tamaños de porción recomendables en la preparación casera de alimentos, haciendo accesibles y poniendo a su disposición alimentos procesados que se lo permitan, e incluyendo en restaurantes y expendios de alimentos, tamaños de porciones reducidas; 10) Disminuir el consumo diario de sodio y aumentando la disponibilidad y accesibilidad de productos de bajo contenido o sin sodio.

En conclusión, generar compromisos de política pública que resultan efectivas para el control y cumplimiento de obligaciones orientadas a regular el mercado de alimentos, haciendo más accesibles los alimentos saludables y disminuyendo el consumo de productos ultra procesados, con voluntad política para oponerle resistencia a los grandes negocios y también con la capacidad que tenga la sociedad civil para reclamar acciones que protejan su derecho a la salud, se lograra mejorar la calidad de vida de la población, pues a la fecha, ningún país ha logrado revertir la epidemia de la obesidad en todos los grupos que lo padecen.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19

Nuestro país debe planear e implementar estrategias y líneas de acción costo-efectivas, dirigidas a la prevención y el control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto

Uno de los retos más importantes de salud pública en el mundo, dada su magnitud, la rapidez de su incremento y el efecto negativo que ejerce sobre la salud de la población que lo padece, es el sobrepeso y la obesidad que incrementan significativamente el riesgo de padecer enfermedades crónicas no transmisibles y la mortalidad prematura, además del costo social relativo a ello.

Actualmente, (OCDE, 2015) México ocupa el segundo lugar de prevalencia mundial de obesidad en la población adulta (32.4 %), que es diez veces mayor que la de Japón o Corea (4 %). Hasta el año 2012, 26 millones de adultos mexicanos tenían sobrepeso y 22 millones, obesidad, lo que representa un reto muy importante para el sector salud.

Nuestro país debe planear e implementar estrategias y líneas de acción costo-efectivas, dirigidas a la prevención y el control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto; la mala alimentación y una vida sedentaria son las principales causantes de esta problemática, que alcanza cifras preocupantes en la infancia, la experiencia global indica que la atención correcta de la obesidad y el sobrepeso requiere que se formulen y coordinen estrategias multisectoriales eficientes que permitan potenciar los factores de protección hacia la salud, particularmente para modificar el comportamiento individual, familiar y comunitario.

La evolución nutricional que experimenta el país tiene como características una occidentalización de la dieta, específicamente: 1) aumento en la disponibilidad a bajo costo de alimentos procesados adicionados con altas cantidades de grasas, azúcar y sal; 2) aumento en el consumo de comida rápida; 3) disminución del tiempo disponible para la preparación de alimentos en casa; 4) aumento de forma importante a la exposición de publicidad y oferta de alimentos industrializados, y 5) disminución importante de la actividad física de la población.

En nuestro país, la estrategia contra el sobrepeso y la obesidad descrita en el Acuerdo Nacional para la Salud Alimentaria establece 10 objetivos prioritarios: 1) Fomentar la actividad física en la población en los entornos escolar, laboral, comunitario y recreativo, con la colaboración de los sectores público, privado y social; 2) Aumentar la disponibilidad, la accesibilidad y el consumo de agua simple potable; 3) Disminuir el consumo de azúcar y grasas en bebidas; 4) Incrementar el consumo diario de frutas y verduras, leguminosas, cereales de granos enteros y fibra en la dieta, aumentando su disponibilidad, accesibilidad y promoviendo su consumo; 5) Mejorar la capacidad de toma de decisiones informadas en la población sobre una dieta correcta a través de un etiquetado útil, de fácil comprensión y del fomento del alfabetismo en nutrición y salud; 6) Promover y proteger la lactancia materna exclusiva hasta los seis meses de edad y favorecer una alimentación complementaria adecuada a partir de esa edad; 7) Disminuir el consumo de azúcares y otros edulcorantes calóricos añadidos en los alimentos; 8) Disminuir el consumo diario de grasas saturadas en la dieta y reducir al mínimo las grasas trans de origen industrial; 9) Orientar a la población sobre el control de tamaños de porción recomendables en la preparación casera de alimentos, haciendo accesibles y poniendo a su disposición alimentos procesados que se lo permitan, e incluyendo en restaurantes y expendios de alimentos, tamaños de porciones reducidas; 10) Disminuir el consumo diario de sodio y aumentando la disponibilidad y accesibilidad de productos de bajo contenido o sin sodio.

En conclusión, generar compromisos de política pública que resultan efectivas para el control y cumplimiento de obligaciones orientadas a regular el mercado de alimentos, haciendo más accesibles los alimentos saludables y disminuyendo el consumo de productos ultra procesados, con voluntad política para oponerle resistencia a los grandes negocios y también con la capacidad que tenga la sociedad civil para reclamar acciones que protejan su derecho a la salud, se lograra mejorar la calidad de vida de la población, pues a la fecha, ningún país ha logrado revertir la epidemia de la obesidad en todos los grupos que lo padecen.

Mientras tanto, recuerda que todo está previsto para que tengas un día ¡de bien para arriba!

Re-Generación 19

Nuestro país debe planear e implementar estrategias y líneas de acción costo-efectivas, dirigidas a la prevención y el control de la obesidad del niño, el adolescente y el adulto