/ viernes 21 de junio de 2019

Del respeto a las reglas del juego, resultan los partidos hermosos

Uruguay y Japón nos han brindado hoy el mejor juego... ninguno merecía perder.

Acudo a la famosa glosa de don Quijote para remembrar las hazañas del “principito rojinegro”, Andrés Guardado... “Si mi fue tornase a es, sin esperar más será, O viniese el tiempo ya de lo que será después... Al fin como todo pasa, se pasó el bien que me dio fortuna, un tiempo no escasa y nunca me la volvió ni abundante ni por tasa...” En un encuentro que sirvió de presentación del plantel rojinegro para la siguiente campaña, el mediocampista Andrés Guardado vistió por última vez la camiseta del Atlas antes de embarcarse en su aventura con el Deportivo La Coruña, de España... “Siempre seré rojinegro” dijo el melenudo mediocampista al término del encuentro en el que el Campeón de la Liga Argentina, San Lorenzo de Almagro, se impuso 2-1 a los Zorros.

Parece que fue ayer, el jovencito aquel de 22 años que nos dejó el recuerdo de aquellos hermosos goles que le hacía a su amigo Guillermo Ochoa, que con igual edad, se destacaban como las promesas ahora realizadas con creces y, que ayer, durante el juego contra Canadá, nos hizo ver que aún conserva el poder de aquel golpeo, oportuno, seguro, potente, preciso y contundente que se manifestaba en el marcador cuando más se le necesitaba. El principito, que seguramente llegará a Catar con 36 años cumplidos, y con una larga trayectoria que lo ha llevado al Atlas (México), Deportivo la Coruña (España), Valencia (España), Bayer Leverkusen (Alemania) PSV Eindhoven (Holanda) y Betis (España), que da consistencia al liderazgo que seguramente compartirá con sus similares, 36 años que son muchos para los que no poseen liderazgo y que, para Andrés, son el sustento de su fortaleza.

Admirable progreso el de los equipos asiáticos. Ya Catar nos ha impresionado con su buen futbol, con el que ha presentado buena competición, correspondiendo así a la invitación por parte de Conmebol y, hoy ha tocado el turno de mostrarse al equipo nipón, nada menos que contra uno de los grandes del futbol mundial, Uruguay, que plagado de estrellas, ha sufrido la movilidad y buen futbol de los veloces samurais, que semejantes a Messi, no conciben el juego sin el vértigo de la velocidad.

Con buena circulación de balón, los equipos se mantuvieron parejos en su accionar y dominio, hasta que al minuto 24, Myoshy encontró el mano a mano por la banda derecha y por velocidad se llevó a Diego Laxalt, para internarse y plantarse frente al portero Muslera, que pegado a su poste cubriendo su puerta como mandan los cánones, no pudo contra la potencia aplicada al disparo por el nipón, que logró mandar el balón al fondo del arco uruguayo para poner el marcador 1-0.

Sin que el rítmo del juego disminuyera, los equipos continuaron igual que iniciaron, presentándose una jugada un metro dentro del área charrúa, en la que un delantero nipón pareció ser tocado por el rival derribándolo, jugada que ni siquiera ameritó la consulta del árbitro con el VAR, para que casi de inmediato, debido a la rapidez del juego, en el área contraria (nipona) el árbitro apreciara una plancha, que involuntaria o no, consideró necesario consultar con el VAR, decretándose la pena máxima que Luis Suárez convirtió en gol, bueno para la igualada. El juego continúo con la misma tónica, yendo el peligro de una a otra portería, hasta que el árbitro ordenó ira al descanso.

Aquello era una copia fiel de lo visto en la primera parte, como si el juego recien iniciara, los dos equipos no escatimaban esfuerzo y, cuando corría el minuto 58, los japoneses volvieron a ponerse en ventaja, cuando Miyoshy repetía la suerte del primer tiempo, poniendo el dos a uno para su causa. Nuevamente Uruguay que raras veces se ha visto en desventaja en dos ocasiones, regresa a su esfuerzo y sin reparar en penas solamente ve a la meta contraria que se ha transformado en su único objetivo y, haciendo gala de su famosísima garra, pelea todos los balones con la furia de un jaguar, pero todo dentro de la lealtad y con total apego al reglamento. Resulta extraño ver cómo ni el fragor del combate ha movido a los jugadores a la reacción violenta y mal intencionada.

Y fue al minuto 65, cuando una falta cercana al área nipona la cobra Torreira para que Giménez con fuerte cabezazo consiga la igualada, después, emoción y emoción hasta el final, los equipos formaron así: Muslera, Cacerez, Giménez, Godín, Laxalt, Nández, Torreira, Bentancourt, Lodeiro, Suárez y Cavani... Por Japón: Kawashima; Iwata, Ueda, Tomyasu, Sugioka, Miyoshy, Shibasaki, Itakura, Nakajima, Okazaki y Abe... Este juego ha cumplido cabalmente con dos de los tres elementos a calificar, pues ha sido el partido más bonito, el más excitante; para ser perfecto solo le faltó ser el más eficaz, algo mucho muy difícil de que suceda. Pero el mejor reconocimiento a este juego, se lo hemos de dar a la limpieza conque se jugó, algo que difícilmente vemos cuando la intensidad es semejante a la que hoy exhibieron los dos equipos.

Hasta pronto amigo.

Uruguay y Japón nos han brindado hoy el mejor juego... ninguno merecía perder.

Acudo a la famosa glosa de don Quijote para remembrar las hazañas del “principito rojinegro”, Andrés Guardado... “Si mi fue tornase a es, sin esperar más será, O viniese el tiempo ya de lo que será después... Al fin como todo pasa, se pasó el bien que me dio fortuna, un tiempo no escasa y nunca me la volvió ni abundante ni por tasa...” En un encuentro que sirvió de presentación del plantel rojinegro para la siguiente campaña, el mediocampista Andrés Guardado vistió por última vez la camiseta del Atlas antes de embarcarse en su aventura con el Deportivo La Coruña, de España... “Siempre seré rojinegro” dijo el melenudo mediocampista al término del encuentro en el que el Campeón de la Liga Argentina, San Lorenzo de Almagro, se impuso 2-1 a los Zorros.

Parece que fue ayer, el jovencito aquel de 22 años que nos dejó el recuerdo de aquellos hermosos goles que le hacía a su amigo Guillermo Ochoa, que con igual edad, se destacaban como las promesas ahora realizadas con creces y, que ayer, durante el juego contra Canadá, nos hizo ver que aún conserva el poder de aquel golpeo, oportuno, seguro, potente, preciso y contundente que se manifestaba en el marcador cuando más se le necesitaba. El principito, que seguramente llegará a Catar con 36 años cumplidos, y con una larga trayectoria que lo ha llevado al Atlas (México), Deportivo la Coruña (España), Valencia (España), Bayer Leverkusen (Alemania) PSV Eindhoven (Holanda) y Betis (España), que da consistencia al liderazgo que seguramente compartirá con sus similares, 36 años que son muchos para los que no poseen liderazgo y que, para Andrés, son el sustento de su fortaleza.

Admirable progreso el de los equipos asiáticos. Ya Catar nos ha impresionado con su buen futbol, con el que ha presentado buena competición, correspondiendo así a la invitación por parte de Conmebol y, hoy ha tocado el turno de mostrarse al equipo nipón, nada menos que contra uno de los grandes del futbol mundial, Uruguay, que plagado de estrellas, ha sufrido la movilidad y buen futbol de los veloces samurais, que semejantes a Messi, no conciben el juego sin el vértigo de la velocidad.

Con buena circulación de balón, los equipos se mantuvieron parejos en su accionar y dominio, hasta que al minuto 24, Myoshy encontró el mano a mano por la banda derecha y por velocidad se llevó a Diego Laxalt, para internarse y plantarse frente al portero Muslera, que pegado a su poste cubriendo su puerta como mandan los cánones, no pudo contra la potencia aplicada al disparo por el nipón, que logró mandar el balón al fondo del arco uruguayo para poner el marcador 1-0.

Sin que el rítmo del juego disminuyera, los equipos continuaron igual que iniciaron, presentándose una jugada un metro dentro del área charrúa, en la que un delantero nipón pareció ser tocado por el rival derribándolo, jugada que ni siquiera ameritó la consulta del árbitro con el VAR, para que casi de inmediato, debido a la rapidez del juego, en el área contraria (nipona) el árbitro apreciara una plancha, que involuntaria o no, consideró necesario consultar con el VAR, decretándose la pena máxima que Luis Suárez convirtió en gol, bueno para la igualada. El juego continúo con la misma tónica, yendo el peligro de una a otra portería, hasta que el árbitro ordenó ira al descanso.

Aquello era una copia fiel de lo visto en la primera parte, como si el juego recien iniciara, los dos equipos no escatimaban esfuerzo y, cuando corría el minuto 58, los japoneses volvieron a ponerse en ventaja, cuando Miyoshy repetía la suerte del primer tiempo, poniendo el dos a uno para su causa. Nuevamente Uruguay que raras veces se ha visto en desventaja en dos ocasiones, regresa a su esfuerzo y sin reparar en penas solamente ve a la meta contraria que se ha transformado en su único objetivo y, haciendo gala de su famosísima garra, pelea todos los balones con la furia de un jaguar, pero todo dentro de la lealtad y con total apego al reglamento. Resulta extraño ver cómo ni el fragor del combate ha movido a los jugadores a la reacción violenta y mal intencionada.

Y fue al minuto 65, cuando una falta cercana al área nipona la cobra Torreira para que Giménez con fuerte cabezazo consiga la igualada, después, emoción y emoción hasta el final, los equipos formaron así: Muslera, Cacerez, Giménez, Godín, Laxalt, Nández, Torreira, Bentancourt, Lodeiro, Suárez y Cavani... Por Japón: Kawashima; Iwata, Ueda, Tomyasu, Sugioka, Miyoshy, Shibasaki, Itakura, Nakajima, Okazaki y Abe... Este juego ha cumplido cabalmente con dos de los tres elementos a calificar, pues ha sido el partido más bonito, el más excitante; para ser perfecto solo le faltó ser el más eficaz, algo mucho muy difícil de que suceda. Pero el mejor reconocimiento a este juego, se lo hemos de dar a la limpieza conque se jugó, algo que difícilmente vemos cuando la intensidad es semejante a la que hoy exhibieron los dos equipos.

Hasta pronto amigo.