/ lunes 25 de enero de 2021

Desde el faro | Destello: ¡Corre y se va corriendo!

En la crónica pasada les platicaba como el juego de la lotería mexicana llegó a nuestra patria y como se ha convertido en uno de los juegos más tradicionales donde las familias se unen a jugar y convivir.

Así que, aquí tienen los versos que se acostumbraban cantar en cada carta de la lotería.

¿Empezamos con la perorata?

El gallo: El que le cantó a San Pedro le volverá a cantar.

El diablo: El diablo son las mujeres cuando se quieren casar.

La dama: La chula de Severiana un tacón quería empeñar.

El catrín: Don Ferruco en la Alameda su bastón quería empeñar.

El paraguas: El paraguas quitasol.

La sirena: Medio cuerpo de sirena, medio cuerpo de mujer.

La escalera: La escalera, siete palos la escalera del pintor.

La botella: La botella del tequila, la botella del mezcal.

El barril: El barril esquintaleño, el barril del mezcal.

El árbol: El árbol de la esperanza que de venir no se cansa.

El melón: El melón y sus olores, un pedazo me has de dar.

El valiente: Tate quieto, Valentín, no te vayas a pelear.

El gorrito: El gorrito ponle al nene, no se te vaya a resfriar.

La muerte: La muerte siriquiflaca, montada en su burra flaca.

La pera: Me esperas donde quedamos, para poder platicar.

La bandera: Bonito cinco de mayo, el pabellón nacional.

El bandolón: El bandolón ya no suena, hay que llevarlo a afinar.

El violoncelo: El violoncelo del maistro, que no deja de sonar.

La garza: Llegaron los picos largos de la feria de San Juan.

El pájaro: El pájaro churlumirlo, que no deja de cantar.

La mano: La mano del escribano, la mano del criminal.

La bota: La bota rechina, la bota del general.

La luna: La luna tuerta de un ojo, que no deja de brillar.

El cotorro: Perico, da’cá la pata y empiézame a platicar los trabajos que pasabas cuando no sabías hablar.

El borracho: Al borracho, mi compañero, ya se lo van a cargar.

El negrito: Para negros, en La Habana; uno acaba de llegar.

El corazón: El corazón de una ingrata yo lo voy a traspasar.

La sandía: La sandía y su rebanada, un pedazo me has de dar.

El tambor: No te arrugues, cuero viejo, que te quiero pa’ tambor.

El camarón: Camarón que se duerme se lo lleva la corriente.

Las jaras: Las jaras o no las jaras, o las dejas de jalar.

El músico: El músico, trompa de hule.

La araña: La araña teje su tela.

El soldado: Centinela, ponte alerta, que te habla tu general

La estrella: La estrella polar del norte, que no deja de brillar.

El cazo: El caso que te hago es poco; el caso es averiguar.

El mundo: El mundo es una bola, y nosotros, un bolón.

El apache: Para apaches, en Chihuahua; uno acaba de llegar.

El nopal: El auxilio de San Luis, que le llaman el nopal.

El alacrán: ¡No levantes esa piedra, que te pica ese animal!

La rosa: Rosa, Rosita, Rosaura, Rosita se ha de llamar.

La calavera: Ya te vide an ca’ la güera.

La campana: La campana, y tú, debajo.

El cantarito: Todo cabe en un jarrito, sabiéndolo acomodar.

El venado: Don Venancio, a la carrera, un balazo le han de dar.

El sol: Solito me estoy quedando, solito me he de quedar.

La corona: Si te mueres, te la pongo, la coronita imperial

La chalupa: Rema y rema, Joaquinita, y no dejes de remar.

El pino: Te empino y me voy de paso, y empinado has de quedar.

El pescado: Me pescaron vacilando en la puerta del zaguán.

La palma: Sube a la palma, palmero y bájame un cocotal.

La maceta: En la maceta me dieron, por no saber barajar.

El arpa: El arpa vieja de mi suegra.

La rana: ¡Qué saltos pega tu hermana en la puerta del zaguán!

Cabe referir que algunos versos se han actualizado con el tiempo, pero sin perder la esencia de origen.

También se han adaptado diferentes formas de ganar, como la tabla llena, el pocito, cuatro esquinas, siete loco, diagonales, horizontales o cruces.

¿Ya ganó?

Cronista de Ciudad Madero

En la crónica pasada les platicaba como el juego de la lotería mexicana llegó a nuestra patria y como se ha convertido en uno de los juegos más tradicionales donde las familias se unen a jugar y convivir.

Así que, aquí tienen los versos que se acostumbraban cantar en cada carta de la lotería.

¿Empezamos con la perorata?

El gallo: El que le cantó a San Pedro le volverá a cantar.

El diablo: El diablo son las mujeres cuando se quieren casar.

La dama: La chula de Severiana un tacón quería empeñar.

El catrín: Don Ferruco en la Alameda su bastón quería empeñar.

El paraguas: El paraguas quitasol.

La sirena: Medio cuerpo de sirena, medio cuerpo de mujer.

La escalera: La escalera, siete palos la escalera del pintor.

La botella: La botella del tequila, la botella del mezcal.

El barril: El barril esquintaleño, el barril del mezcal.

El árbol: El árbol de la esperanza que de venir no se cansa.

El melón: El melón y sus olores, un pedazo me has de dar.

El valiente: Tate quieto, Valentín, no te vayas a pelear.

El gorrito: El gorrito ponle al nene, no se te vaya a resfriar.

La muerte: La muerte siriquiflaca, montada en su burra flaca.

La pera: Me esperas donde quedamos, para poder platicar.

La bandera: Bonito cinco de mayo, el pabellón nacional.

El bandolón: El bandolón ya no suena, hay que llevarlo a afinar.

El violoncelo: El violoncelo del maistro, que no deja de sonar.

La garza: Llegaron los picos largos de la feria de San Juan.

El pájaro: El pájaro churlumirlo, que no deja de cantar.

La mano: La mano del escribano, la mano del criminal.

La bota: La bota rechina, la bota del general.

La luna: La luna tuerta de un ojo, que no deja de brillar.

El cotorro: Perico, da’cá la pata y empiézame a platicar los trabajos que pasabas cuando no sabías hablar.

El borracho: Al borracho, mi compañero, ya se lo van a cargar.

El negrito: Para negros, en La Habana; uno acaba de llegar.

El corazón: El corazón de una ingrata yo lo voy a traspasar.

La sandía: La sandía y su rebanada, un pedazo me has de dar.

El tambor: No te arrugues, cuero viejo, que te quiero pa’ tambor.

El camarón: Camarón que se duerme se lo lleva la corriente.

Las jaras: Las jaras o no las jaras, o las dejas de jalar.

El músico: El músico, trompa de hule.

La araña: La araña teje su tela.

El soldado: Centinela, ponte alerta, que te habla tu general

La estrella: La estrella polar del norte, que no deja de brillar.

El cazo: El caso que te hago es poco; el caso es averiguar.

El mundo: El mundo es una bola, y nosotros, un bolón.

El apache: Para apaches, en Chihuahua; uno acaba de llegar.

El nopal: El auxilio de San Luis, que le llaman el nopal.

El alacrán: ¡No levantes esa piedra, que te pica ese animal!

La rosa: Rosa, Rosita, Rosaura, Rosita se ha de llamar.

La calavera: Ya te vide an ca’ la güera.

La campana: La campana, y tú, debajo.

El cantarito: Todo cabe en un jarrito, sabiéndolo acomodar.

El venado: Don Venancio, a la carrera, un balazo le han de dar.

El sol: Solito me estoy quedando, solito me he de quedar.

La corona: Si te mueres, te la pongo, la coronita imperial

La chalupa: Rema y rema, Joaquinita, y no dejes de remar.

El pino: Te empino y me voy de paso, y empinado has de quedar.

El pescado: Me pescaron vacilando en la puerta del zaguán.

La palma: Sube a la palma, palmero y bájame un cocotal.

La maceta: En la maceta me dieron, por no saber barajar.

El arpa: El arpa vieja de mi suegra.

La rana: ¡Qué saltos pega tu hermana en la puerta del zaguán!

Cabe referir que algunos versos se han actualizado con el tiempo, pero sin perder la esencia de origen.

También se han adaptado diferentes formas de ganar, como la tabla llena, el pocito, cuatro esquinas, siete loco, diagonales, horizontales o cruces.

¿Ya ganó?

Cronista de Ciudad Madero