/ lunes 27 de julio de 2020

Desde El Faro | Destello: Feliz Centenario Doña Magdalena 

Siempre es maravilloso celebrar el cumpleaños de una persona, ¡pero celebrar 100 años es espectacular!

Malenita, vio la luz por primera vez el 22 de julio, pero de 1920 en el poblado Árbol Grande, cuatro años antes que naciera Villa Cecilia. Hija de Sebastián Espinoza Méndez empleado de empresas petroleras y la señora Gaciana Vitales Rayones.

Su padre había enviudado en 2 ocasiones anteriores quedando al cuidado de 3 hijos pequeños, Francisco Espinoza Chapa del primer matrimonio, Antonio y María Esperanza del segundo. Al contraer nuevas nupcias con la mamá de Malenita, nacen ella y su hermano Sebastián. Sin embargo, fatídicamente enviuda nuevamente, pero con tantos hijos que cuidar necesitaba una esposa y por cuarta ocasión se casa, naciendo 2 hijos más, Concepción y Juana Isabel.

La vida de Malenita fue muy sufrida por ser hija de diferente madre y tan pequeña que realmente no gozó del cariño de una madre, sufriendo las diferencias de las hijas de la última compañera de su padre.

Su hermana Mary que era 8 años mayor que ella, realmente hacia las funciones de madre, procuraba cuidarla y amarla a la medida que su temprana edad se lo permitía. También tenía una relación de mucho amor y juegos con Concha, era más pequeña que ella.

Magdalena cursó hasta 4º de primaria en la escuela elemental y el 5º, en la primaria Lauro Aguirre de Árbol Grande. Cabe destacar que ella era muy buena lectora y le gustaba leer todo lo que llegaba a sus manos, libros, cuentos, revistas, folletos, periódicos, desde entonces se convirtió en una lectora apasionada de las letras, Por razones de discriminación, no se le permitió estudiar, destinándola desde entonces al cuidado y atención de la cocina solamente.

Recuerda que a los 13 o 14 años acompañada de sus hermanos acostumbraban ir a la playa el día 24 de junio a bañarse el día de San Juan, sus memorias evocan con añoranza el paseo en el tranvía que solo llegaba a la Cruz Roja.

La Sra. Abundia Maldonado, esposa de su padre, practicaba la costura y Malena añoraba le enseñara a coser porque veía las bonitas creaciones que concebía Abundia, desafortunadamente su madrastra no le permitió aprender. Pero su tía María Luisa a escondidas le enseño a coser.

También muy jovencita vivió el ciclón del 33, cuando su hogar se encontraba en la calle Centenario. Platica que pasaron 30 días de lluvia que no cesaba, hasta la llegada del ciclón. Su casa era grande de madera con un amplio corredor en color verde que armonizaba con el enorme patio que tenían, la casa estaba en altos como la mayoría de las viviendas, esto era para evitar quedar inundados.

Con una sonrisa en los labios, recuerda su primer novio, un joven que la pretendía, pero su padre se opuso a ese noviazgo, haciéndola desistir del amor, fue una desilusión muy grande que nuevamente sufría su corazón.

Así transcurrió su vida hasta 1948 que su padre enferma, pero antes de fallecer al año siguiente le alcanzó a ceder los derechos de miembro activo, obteniendo la ficha de transitorio 237786 y 17 años después conquista la de planta con el número 51686.

Pero no fue tan fácil conseguirla. Cuando ya estaba a días para firmar la planta, hubo elecciones sindicales donde se disputaban la Secretarías General de la Sección Uno, Salvador Miranda pierde la elección en contra de Alejandrino Posadas por lo que Toño Zárate no reconoció el legítimo derecho y la mantuvo como transitoria los siguientes 17 años. Tanto que es trasladada a un hospital en la Ciudad de México como doméstica, su carácter inquieto, la hace aprender el oficio de auxiliar de enfermera en lactantes.

La vida le dio oportunidad de enamorarse nuevamente, como resultado del amor nacen sus hijos María Elena y Jesús, sin embargo, no fue una vida fácil, pero logra sacar ella sola a sus hijos avante, consiguió darles estudios y hacerlos excelentes profesionistas.

Una vez jubilada, decide regresar a su tierra querida a su querida Ciudad Madero. Primero por tranquilidad y segunda por salud para estar a nivel del mar.

Explica que si le preguntan cuál fue la mejor etapa de su vida, “sin lugar a dudas es esta”, la que está viviendo ya que de niña sufrió enormemente la ausencia de su madre, de joven la discriminación de su madrastra y de adulta el batallar sola por la crianza de sus hijos.

Malenita es una mujer bajita, delgada, bella y culta, nos hizo el favor de leer uno de sus muchos poemas, porque a su edad escribe poemas de manera lírica,

Muy amablemente sacó su libreta y pacientemente buscó un que poema para deleitarnos. Mujer lúcida, de andar lento y plática encantadora, así es Malenita que hoy agradece a Dios le haya permitido vivir 100 años de vida. Y disfrutar de su familia, sus 2 hijos amorosos, 2 nietas y 3 bisnietos.

Me congratulo de conocer la historia de personajes que engrandecieron el devenir social, económico y político de nuestra tierra. ¡Felicidades, Malenita!

Lic, Adriana Carolina Infante Pacheco

Cronista Municipal de Ciudad Madero

Siempre es maravilloso celebrar el cumpleaños de una persona, ¡pero celebrar 100 años es espectacular!

Malenita, vio la luz por primera vez el 22 de julio, pero de 1920 en el poblado Árbol Grande, cuatro años antes que naciera Villa Cecilia. Hija de Sebastián Espinoza Méndez empleado de empresas petroleras y la señora Gaciana Vitales Rayones.

Su padre había enviudado en 2 ocasiones anteriores quedando al cuidado de 3 hijos pequeños, Francisco Espinoza Chapa del primer matrimonio, Antonio y María Esperanza del segundo. Al contraer nuevas nupcias con la mamá de Malenita, nacen ella y su hermano Sebastián. Sin embargo, fatídicamente enviuda nuevamente, pero con tantos hijos que cuidar necesitaba una esposa y por cuarta ocasión se casa, naciendo 2 hijos más, Concepción y Juana Isabel.

La vida de Malenita fue muy sufrida por ser hija de diferente madre y tan pequeña que realmente no gozó del cariño de una madre, sufriendo las diferencias de las hijas de la última compañera de su padre.

Su hermana Mary que era 8 años mayor que ella, realmente hacia las funciones de madre, procuraba cuidarla y amarla a la medida que su temprana edad se lo permitía. También tenía una relación de mucho amor y juegos con Concha, era más pequeña que ella.

Magdalena cursó hasta 4º de primaria en la escuela elemental y el 5º, en la primaria Lauro Aguirre de Árbol Grande. Cabe destacar que ella era muy buena lectora y le gustaba leer todo lo que llegaba a sus manos, libros, cuentos, revistas, folletos, periódicos, desde entonces se convirtió en una lectora apasionada de las letras, Por razones de discriminación, no se le permitió estudiar, destinándola desde entonces al cuidado y atención de la cocina solamente.

Recuerda que a los 13 o 14 años acompañada de sus hermanos acostumbraban ir a la playa el día 24 de junio a bañarse el día de San Juan, sus memorias evocan con añoranza el paseo en el tranvía que solo llegaba a la Cruz Roja.

La Sra. Abundia Maldonado, esposa de su padre, practicaba la costura y Malena añoraba le enseñara a coser porque veía las bonitas creaciones que concebía Abundia, desafortunadamente su madrastra no le permitió aprender. Pero su tía María Luisa a escondidas le enseño a coser.

También muy jovencita vivió el ciclón del 33, cuando su hogar se encontraba en la calle Centenario. Platica que pasaron 30 días de lluvia que no cesaba, hasta la llegada del ciclón. Su casa era grande de madera con un amplio corredor en color verde que armonizaba con el enorme patio que tenían, la casa estaba en altos como la mayoría de las viviendas, esto era para evitar quedar inundados.

Con una sonrisa en los labios, recuerda su primer novio, un joven que la pretendía, pero su padre se opuso a ese noviazgo, haciéndola desistir del amor, fue una desilusión muy grande que nuevamente sufría su corazón.

Así transcurrió su vida hasta 1948 que su padre enferma, pero antes de fallecer al año siguiente le alcanzó a ceder los derechos de miembro activo, obteniendo la ficha de transitorio 237786 y 17 años después conquista la de planta con el número 51686.

Pero no fue tan fácil conseguirla. Cuando ya estaba a días para firmar la planta, hubo elecciones sindicales donde se disputaban la Secretarías General de la Sección Uno, Salvador Miranda pierde la elección en contra de Alejandrino Posadas por lo que Toño Zárate no reconoció el legítimo derecho y la mantuvo como transitoria los siguientes 17 años. Tanto que es trasladada a un hospital en la Ciudad de México como doméstica, su carácter inquieto, la hace aprender el oficio de auxiliar de enfermera en lactantes.

La vida le dio oportunidad de enamorarse nuevamente, como resultado del amor nacen sus hijos María Elena y Jesús, sin embargo, no fue una vida fácil, pero logra sacar ella sola a sus hijos avante, consiguió darles estudios y hacerlos excelentes profesionistas.

Una vez jubilada, decide regresar a su tierra querida a su querida Ciudad Madero. Primero por tranquilidad y segunda por salud para estar a nivel del mar.

Explica que si le preguntan cuál fue la mejor etapa de su vida, “sin lugar a dudas es esta”, la que está viviendo ya que de niña sufrió enormemente la ausencia de su madre, de joven la discriminación de su madrastra y de adulta el batallar sola por la crianza de sus hijos.

Malenita es una mujer bajita, delgada, bella y culta, nos hizo el favor de leer uno de sus muchos poemas, porque a su edad escribe poemas de manera lírica,

Muy amablemente sacó su libreta y pacientemente buscó un que poema para deleitarnos. Mujer lúcida, de andar lento y plática encantadora, así es Malenita que hoy agradece a Dios le haya permitido vivir 100 años de vida. Y disfrutar de su familia, sus 2 hijos amorosos, 2 nietas y 3 bisnietos.

Me congratulo de conocer la historia de personajes que engrandecieron el devenir social, económico y político de nuestra tierra. ¡Felicidades, Malenita!

Lic, Adriana Carolina Infante Pacheco

Cronista Municipal de Ciudad Madero