/ lunes 2 de marzo de 2020

Desde el Faro | Don Pepe García, farero en la Segunda Guerra Mundial

Nacido a principios del siglo pasado y con una vida transcurrida con muchas historias, don José García García, de andar lento y sonrisa afable, tiene su morada a unos 100 metros del río Pánuco y muy cerca de playa Miramar.

Añorando a la que fue su compañera de vida y madre de sus hijos, doña Rosita, ve pasar el tiempo con lentitud, mientras el recuerdo invade su mente.

En su querida colonia La Barra es una persona muy apreciada por los vecinos. Durante la Segunda Guerra Mundial se desempeñó como el farero.

Habrá quién piense que a su edad poco es lo que hace, sin embargo, don Pepe tiene una habilidad como dibujante que todavía desarrolla. Él diseñó su casa, ubicada en la calle Paso de Doña Cecilia.

Nació un 13 de abril de 1927, hijo de don José García Monasterio, originario de Querétaro y quien también fue guardafaro de esta zona, y la señora Juana García de García, originaria de Tula, Tamaulipas; por lo que don Pepe, de casi 94 años, nació en una familia dedicada a operar esta estructura marítima.

Cuando tenía un año su padre fue ascendido al área de alumbrado marítimo de la Secretaría de Marina, por lo que toda la familia partió a la Ciudad de México, donde permaneció hasta que cumplió los 14 años.

El jefe de la familia murió en el centro del país, por lo que su madre, sus hermanos Armando, Raúl y él tuvieron que regresar a vivir a la casa de la tía Elpidia, padeciendo una faceta de grandes necesidades.

FARERO DE GUERRA

Con 15 años de edad le ofrecieron siguiera los pasos de su papá y fuera encargado del faro del Puerto de Tampico, lo que aceptó sin pensarlo, ya que necesitaba apoyar en los gastos de la familia, además de que le daban una vivienda al pie del faro en una construcción empilotada.

Era el año de 1942, en pleno auge de la Segunda Guerra Mundial, por lo que la Marina Nacional ordenó que los faros de la región del Golfo de México permanecieran apagados ante la amenaza alemana y japonesa. Extinguiéndose el haz de luz.

EL OSCURECIMIENTO

Esa época fue conocida en esta zona costera como “El oscurecimiento”, donde el terror de ser blanco de bombarderos submarinos y acorazados llegaba en forma de brisa desde el Golfo de México. Con un silbido que emitían las refinerías El Águila y Mata Redonda todo se apagaba, en calles y casas.

A las viviendas se les colocaban cortinas o se pintaban los cristales de negro, para que no escapara ni un solo rayo de luminosidad que diera referencia a los que asechaban, luciendo la costa del sur de Tamaulipas en una pesada penumbra.

Y el miedo era fundado, ya que entre 1942 y 1944 fueron hundidos frente a costas de Tamaulipas los buques “Tuxpan”, “Amatlán”, “Las Choapas”, “Juan Casiano”, “Faja de Oro”, “Potrero del Llano” y el vapor nacional “Oaxaca” con 63 tripulantes cuyo recuerdo yace en la columna del Monumento a los Marinos Caídos en el acceso a las escolleras de playa Miramar.

“Solo prendía el faro de día para que no se pegaran los engranes”, dice don Pepe, quien pese a sus más de nueve décadas de vida recuerda que en septiembre de 1945, con la rendición de Japón ante los Estados Unidos, volvió a subir la escalinata de 208 peldaños para encender el faro que desde entonces ha guiado a los buques cargueros, petroleros y camaroneros para entrar a Puerto.

Don Pepe trabajó como farero solo un año más después de la guerra, dedicándose posteriormente a realizar trazos, levantamientos topográficos y planos con una gran habilidad, aprendiendo de manera empírica; fue además petrolero y ahora pasa sus días muy cerca de su amado faro, ese que guía su memoria para que no naufrague en la inmensidad de sus años.

DATOS

  • Se localiza en el poblado La Barra, en el municipio de Ciudad Madero.
  • Construido en 1883 por órdenes del General Porfirio Díaz
  • Sustituyó al faro que era una luz de fuego alimentada por cebo de ballena, es considerado histórico y símbolo de este municipio.
  • Icono que se encuentra en el escudo de la Ciudad.
  • 42 metros de altura
  • Es considerado el faro más alto de México
  • Tiene 208 escalones
  • Un resplandor de luz de 40 millas
  • Construido en los talleres de Kistones Briged Company en Pittsburgh, Estados Unidos
  • El resguardo, mantenimiento y encendido del faro es realizado por personal de la Administración Portuaria Integral.


Don Pepe trabajó como farero solo un año más después de la guerra, dedicándose posteriormente a realizar trazos, levantamientos topográficos y planos con una gran habilidad...

Nacido a principios del siglo pasado y con una vida transcurrida con muchas historias, don José García García, de andar lento y sonrisa afable, tiene su morada a unos 100 metros del río Pánuco y muy cerca de playa Miramar.

Añorando a la que fue su compañera de vida y madre de sus hijos, doña Rosita, ve pasar el tiempo con lentitud, mientras el recuerdo invade su mente.

En su querida colonia La Barra es una persona muy apreciada por los vecinos. Durante la Segunda Guerra Mundial se desempeñó como el farero.

Habrá quién piense que a su edad poco es lo que hace, sin embargo, don Pepe tiene una habilidad como dibujante que todavía desarrolla. Él diseñó su casa, ubicada en la calle Paso de Doña Cecilia.

Nació un 13 de abril de 1927, hijo de don José García Monasterio, originario de Querétaro y quien también fue guardafaro de esta zona, y la señora Juana García de García, originaria de Tula, Tamaulipas; por lo que don Pepe, de casi 94 años, nació en una familia dedicada a operar esta estructura marítima.

Cuando tenía un año su padre fue ascendido al área de alumbrado marítimo de la Secretaría de Marina, por lo que toda la familia partió a la Ciudad de México, donde permaneció hasta que cumplió los 14 años.

El jefe de la familia murió en el centro del país, por lo que su madre, sus hermanos Armando, Raúl y él tuvieron que regresar a vivir a la casa de la tía Elpidia, padeciendo una faceta de grandes necesidades.

FARERO DE GUERRA

Con 15 años de edad le ofrecieron siguiera los pasos de su papá y fuera encargado del faro del Puerto de Tampico, lo que aceptó sin pensarlo, ya que necesitaba apoyar en los gastos de la familia, además de que le daban una vivienda al pie del faro en una construcción empilotada.

Era el año de 1942, en pleno auge de la Segunda Guerra Mundial, por lo que la Marina Nacional ordenó que los faros de la región del Golfo de México permanecieran apagados ante la amenaza alemana y japonesa. Extinguiéndose el haz de luz.

EL OSCURECIMIENTO

Esa época fue conocida en esta zona costera como “El oscurecimiento”, donde el terror de ser blanco de bombarderos submarinos y acorazados llegaba en forma de brisa desde el Golfo de México. Con un silbido que emitían las refinerías El Águila y Mata Redonda todo se apagaba, en calles y casas.

A las viviendas se les colocaban cortinas o se pintaban los cristales de negro, para que no escapara ni un solo rayo de luminosidad que diera referencia a los que asechaban, luciendo la costa del sur de Tamaulipas en una pesada penumbra.

Y el miedo era fundado, ya que entre 1942 y 1944 fueron hundidos frente a costas de Tamaulipas los buques “Tuxpan”, “Amatlán”, “Las Choapas”, “Juan Casiano”, “Faja de Oro”, “Potrero del Llano” y el vapor nacional “Oaxaca” con 63 tripulantes cuyo recuerdo yace en la columna del Monumento a los Marinos Caídos en el acceso a las escolleras de playa Miramar.

“Solo prendía el faro de día para que no se pegaran los engranes”, dice don Pepe, quien pese a sus más de nueve décadas de vida recuerda que en septiembre de 1945, con la rendición de Japón ante los Estados Unidos, volvió a subir la escalinata de 208 peldaños para encender el faro que desde entonces ha guiado a los buques cargueros, petroleros y camaroneros para entrar a Puerto.

Don Pepe trabajó como farero solo un año más después de la guerra, dedicándose posteriormente a realizar trazos, levantamientos topográficos y planos con una gran habilidad, aprendiendo de manera empírica; fue además petrolero y ahora pasa sus días muy cerca de su amado faro, ese que guía su memoria para que no naufrague en la inmensidad de sus años.

DATOS

  • Se localiza en el poblado La Barra, en el municipio de Ciudad Madero.
  • Construido en 1883 por órdenes del General Porfirio Díaz
  • Sustituyó al faro que era una luz de fuego alimentada por cebo de ballena, es considerado histórico y símbolo de este municipio.
  • Icono que se encuentra en el escudo de la Ciudad.
  • 42 metros de altura
  • Es considerado el faro más alto de México
  • Tiene 208 escalones
  • Un resplandor de luz de 40 millas
  • Construido en los talleres de Kistones Briged Company en Pittsburgh, Estados Unidos
  • El resguardo, mantenimiento y encendido del faro es realizado por personal de la Administración Portuaria Integral.


Don Pepe trabajó como farero solo un año más después de la guerra, dedicándose posteriormente a realizar trazos, levantamientos topográficos y planos con una gran habilidad...