/ lunes 26 de octubre de 2020

Desde el faro | Paletas, nieves y aguas… La Michoacana

Por vivir en una zona cálida y tropical, generalmente cuando caminamos por el centro de Madero o cualquier lugar, las altas temperaturas que oscilan en los 28 ° C como ahora, pero en verano llegan hasta los 40°c, o más, inmediatamente el cuerpo lo reciente, sumado a la humedad por vivir a nivel del mar, perdemos sales y minerales, y el cuerpo empieza deshidratarse, por ello es que consumimos grandes cantidades de agua

Resultaría impensable, suponer que ahora con la proliferación de tiendas de conveniencia, alguien pueda sufrir de "sed".

Pero hace 30 años, los únicos lugares que vendían aguas frescas, paletas y nieves eran en las paleterías “La Michoacana”. Recuerdo que la más concurrida era la de la Obregón y Carranza por estar en el mero centro de Madero, posteriormente se fueron instalando otras sucursales por todos lados.

Pero esta historia de éxito da origen en el pueblo purépecha de Tocumbo, Michoacán, como un negocio familiar.

Un poblado de no más de 2 mil 500 habitantes, que por la década de los 30 los moradores de Tocumbo, tenían una mediana economía, para medio vivir, pero sabedores de la agricultura, se organizan para buscar otro sustento, fundamentado en el manejo de productos lácteos y agrícolas para elaboración de helados y paletas con recetas sencillas y caseras. Don Rafael Malfavón Villanueva, pionero de esta pequeña empresa, decide abrir un pequeño negocio de paletas de limón. Su visión para generar economía y ayudar a su gente, sobre todo a los chamacos que no tenían oportunidad de estudiar, los contrata para que las repartieran en cajas de madera por el pueblo y sus alrededores las ricas paletas.

El negocio iba prosperando y cada vez más aceptadas las ricas paletas de frutas naturales, pero el pueblo ya les quedaba chico y es así como ven la oportunidad de llegar hasta la Ciudad de México

Pero establecerse en los lugares de paso y con mayor número de transeúntes no fue una estrategia de mercado, sino una acción accidental, pues al no contar con estudios, desconocer la capital del país y tener la necesidad de ampliar el negocio, decidieron seguir a los camiones foráneos para aprenderse el camino y de paso, vender paletas durante el trayecto. “Se iban detrás de los autobuses que circulaban al centro, sur o norte del país, y al conocer las carreteras se fueron posicionando en los pueblos que recorrían”, dicho por Alejandro Andrade, actual director general de Michoacana.

Los bien intencionados Tocumbeños, sin pensarlo, estaban imponiendo una red de pequeños empresarios familiares, ya que todos los hermanos, hijos, tíos, primos, sobrinos y nietos trabajaban de diferente manera, ya se lavando y picando la fruta, preparando o vendiendo el producto.

También consumían frutas que compraban en distintos puntos, por ejemplo, la piña de Veracruz, el mango de Michoacán y la fresa de Baja California.

Otro éxito fue, introducir sabores de frutas de temporada y por zonas, por ejemplo, aquí, el agua, la nieve y las paletas de jobito.

Con más de 80 sabores de nieves, 60 de paletas y 20 ricas aguas frescas, cuentan actualmente con más de 35 mil sucursales por todo México.

La economía que genera es bastante grande, ya que, a cualquier ciudad o pueblito, que uno llega, seguro encuentras una Michoacana. ¿Usted qué sabor prefiere?

Cronista Municipal de Ciudad Madero

Don Rafael Malfavón Villanueva, pionero de esta pequeña empresa, decide abrir un pequeño negocio de paletas de limón

Por vivir en una zona cálida y tropical, generalmente cuando caminamos por el centro de Madero o cualquier lugar, las altas temperaturas que oscilan en los 28 ° C como ahora, pero en verano llegan hasta los 40°c, o más, inmediatamente el cuerpo lo reciente, sumado a la humedad por vivir a nivel del mar, perdemos sales y minerales, y el cuerpo empieza deshidratarse, por ello es que consumimos grandes cantidades de agua

Resultaría impensable, suponer que ahora con la proliferación de tiendas de conveniencia, alguien pueda sufrir de "sed".

Pero hace 30 años, los únicos lugares que vendían aguas frescas, paletas y nieves eran en las paleterías “La Michoacana”. Recuerdo que la más concurrida era la de la Obregón y Carranza por estar en el mero centro de Madero, posteriormente se fueron instalando otras sucursales por todos lados.

Pero esta historia de éxito da origen en el pueblo purépecha de Tocumbo, Michoacán, como un negocio familiar.

Un poblado de no más de 2 mil 500 habitantes, que por la década de los 30 los moradores de Tocumbo, tenían una mediana economía, para medio vivir, pero sabedores de la agricultura, se organizan para buscar otro sustento, fundamentado en el manejo de productos lácteos y agrícolas para elaboración de helados y paletas con recetas sencillas y caseras. Don Rafael Malfavón Villanueva, pionero de esta pequeña empresa, decide abrir un pequeño negocio de paletas de limón. Su visión para generar economía y ayudar a su gente, sobre todo a los chamacos que no tenían oportunidad de estudiar, los contrata para que las repartieran en cajas de madera por el pueblo y sus alrededores las ricas paletas.

El negocio iba prosperando y cada vez más aceptadas las ricas paletas de frutas naturales, pero el pueblo ya les quedaba chico y es así como ven la oportunidad de llegar hasta la Ciudad de México

Pero establecerse en los lugares de paso y con mayor número de transeúntes no fue una estrategia de mercado, sino una acción accidental, pues al no contar con estudios, desconocer la capital del país y tener la necesidad de ampliar el negocio, decidieron seguir a los camiones foráneos para aprenderse el camino y de paso, vender paletas durante el trayecto. “Se iban detrás de los autobuses que circulaban al centro, sur o norte del país, y al conocer las carreteras se fueron posicionando en los pueblos que recorrían”, dicho por Alejandro Andrade, actual director general de Michoacana.

Los bien intencionados Tocumbeños, sin pensarlo, estaban imponiendo una red de pequeños empresarios familiares, ya que todos los hermanos, hijos, tíos, primos, sobrinos y nietos trabajaban de diferente manera, ya se lavando y picando la fruta, preparando o vendiendo el producto.

También consumían frutas que compraban en distintos puntos, por ejemplo, la piña de Veracruz, el mango de Michoacán y la fresa de Baja California.

Otro éxito fue, introducir sabores de frutas de temporada y por zonas, por ejemplo, aquí, el agua, la nieve y las paletas de jobito.

Con más de 80 sabores de nieves, 60 de paletas y 20 ricas aguas frescas, cuentan actualmente con más de 35 mil sucursales por todo México.

La economía que genera es bastante grande, ya que, a cualquier ciudad o pueblito, que uno llega, seguro encuentras una Michoacana. ¿Usted qué sabor prefiere?

Cronista Municipal de Ciudad Madero

Don Rafael Malfavón Villanueva, pionero de esta pequeña empresa, decide abrir un pequeño negocio de paletas de limón