/ martes 4 de mayo de 2021

Economía para todos | Competitividad estatal

El martes pasado, el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (Imco) emitió su reporte respecto al Índice de Competitividad Estatal 2021.

Ante el panorama adverso en nuestro país a consecuencia de los daños severos que ha originado la pandemia que comenzó hace poco más de un año, existen distintos indicadores que nos sirven como guía para saber en lo que se puede mejorar como país y hacer frente a los retos que se nos presentarán en un futuro no muy lejano.

Uno de estos indicadores es la competitividad; la cual es la capacidad que tienen los agentes económicos (países, estados, municipios, empresas, personas) para desarrollar ventajas competitivas respecto a sus similares y de esta manera, crear una posición notoria en su ambiente. Es decir, es una especie de habilidad, recurso, tecnología o atributo que denota preponderancia y permite mantener una posición de participación en el entorno socioeconómico.

Por su parte, el Foro Económico Mundial define a la competitividad como aquel conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de prosperidad de un país. Esto debido a que se relaciona directamente con el crecimiento y bienestar de un país.

A nivel internacional, la competitividad tiene que ver con la capacidad de ser partícipe en los mercados internacionales de manera exitosa y, a la vez, incrementar el desarrollo económico de sus ciudadanos.

Cuando un país es competitivo, es capaz de ser protagonista en la competencia impuesta por la oferta de otros países, así como la capacidad de vender sus productos de manera redituable en los mercados internacionales y/o atraer la inversión. Todo ello con un efecto importante en el crecimiento económico que a la postre genera beneficios potenciales a los ciudadanos en forma de mayor empleo, mayor nivel de ingresos que se traducen en mayor capacidad de compra, bienestar y mejor calidad de vida.

La competitividad de un país depende de un número robusto de elementos como legislaciones e instituciones que fomenten la competencia, infraestructura, entorno macroeconómico, economía interna, acceso a la tecnología, entre otros más. Y aunque no hay una fórmula exacta para medir la competitividad, existen instituciones que buscan estimarla a través de distintas variables para saber la manera en que se ha comportado a lo largo de un periodo determinado.

Por su parte, el Imcorecientemente publicó sus resultados del Índice de Competitividad Estatal 2021 en donde evalúa tanto las capacidades estructurales como las coyunturales de las entidades federativas. Este indicador está compuesto por 72 indicadores categorizados en 10 subíndices que evalúan las distintas dimensiones de la competitividad.

Dentro de los subíndices que el Imco evalúa se encuentran innovación, turismo, conectividad, economía, mercado laboral, derecho, medio ambiente, sistema político, gestión gubernamental e inclusión, salud y educación.

De tal manera que la única entidad federativa que se encuentra con una competitividad alta es la Ciudad de México; mientras que las entidades que se colocaron en una competitividad alta están Nuevo León, Querétaro, Coahuila y Jalisco. A su vez, las entidades que se posicionaron con una competitividad baja son Veracruz, Tlaxcala, Tabasco, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

Esto nos hace entrever nuevamente —y lamentablemente— la disparidad existente entre la competitividad de los estados de la mitad para arriba del país y el rezago de las entidades del sur.

Y es que, según el Imco, si se compara las entidades más competitivas contra las menos competitivas, las entidades menos competitivas cuentan con 2 años menos de escolaridad; la mitad de sus trabajadores cuentan con acceso a instituciones de salud; existe un 1.7 veces más el porcentaje de informalidad; el ingreso promedio mensual de un trabajador de tiempo completo es 36% menor; sus economías están menos diversificadas y por ende, son más dependientes y poco resilientes ante la adversidad.

Por su parte, Tamaulipas escaló 3 lugares para colocarse en el número 12 de este índice, donde sus principales avances fueron en materia de derecho, economía e inclusión, salud y educación; con una mejor percepción de seguridad, personas con ingresos mayores al promedio estatal, acceso a instituciones de salud y equidad salarial.

De tal manera que es sumamente interesante este estudio que además propone ciertas medidas para mejorar la competitividad tanto en las entidades federativas como en el país tales como promover la transformación digital en los trámites y servicios; adecuar legislaciones estatales para los presupuestos; crear sistemas estatales de innovación tecnológica; promover la inserción de los estados más rezagados en la cadena productiva de América del Norte mediante mejores regulaciones, infraestructura y conectividad. Cuídese mucho.

Regeneración 19

El martes pasado, el Instituto Mexicano para la Competitividad A.C. (Imco) emitió su reporte respecto al Índice de Competitividad Estatal 2021.

Ante el panorama adverso en nuestro país a consecuencia de los daños severos que ha originado la pandemia que comenzó hace poco más de un año, existen distintos indicadores que nos sirven como guía para saber en lo que se puede mejorar como país y hacer frente a los retos que se nos presentarán en un futuro no muy lejano.

Uno de estos indicadores es la competitividad; la cual es la capacidad que tienen los agentes económicos (países, estados, municipios, empresas, personas) para desarrollar ventajas competitivas respecto a sus similares y de esta manera, crear una posición notoria en su ambiente. Es decir, es una especie de habilidad, recurso, tecnología o atributo que denota preponderancia y permite mantener una posición de participación en el entorno socioeconómico.

Por su parte, el Foro Económico Mundial define a la competitividad como aquel conjunto de instituciones, políticas y factores que determinan el nivel de prosperidad de un país. Esto debido a que se relaciona directamente con el crecimiento y bienestar de un país.

A nivel internacional, la competitividad tiene que ver con la capacidad de ser partícipe en los mercados internacionales de manera exitosa y, a la vez, incrementar el desarrollo económico de sus ciudadanos.

Cuando un país es competitivo, es capaz de ser protagonista en la competencia impuesta por la oferta de otros países, así como la capacidad de vender sus productos de manera redituable en los mercados internacionales y/o atraer la inversión. Todo ello con un efecto importante en el crecimiento económico que a la postre genera beneficios potenciales a los ciudadanos en forma de mayor empleo, mayor nivel de ingresos que se traducen en mayor capacidad de compra, bienestar y mejor calidad de vida.

La competitividad de un país depende de un número robusto de elementos como legislaciones e instituciones que fomenten la competencia, infraestructura, entorno macroeconómico, economía interna, acceso a la tecnología, entre otros más. Y aunque no hay una fórmula exacta para medir la competitividad, existen instituciones que buscan estimarla a través de distintas variables para saber la manera en que se ha comportado a lo largo de un periodo determinado.

Por su parte, el Imcorecientemente publicó sus resultados del Índice de Competitividad Estatal 2021 en donde evalúa tanto las capacidades estructurales como las coyunturales de las entidades federativas. Este indicador está compuesto por 72 indicadores categorizados en 10 subíndices que evalúan las distintas dimensiones de la competitividad.

Dentro de los subíndices que el Imco evalúa se encuentran innovación, turismo, conectividad, economía, mercado laboral, derecho, medio ambiente, sistema político, gestión gubernamental e inclusión, salud y educación.

De tal manera que la única entidad federativa que se encuentra con una competitividad alta es la Ciudad de México; mientras que las entidades que se colocaron en una competitividad alta están Nuevo León, Querétaro, Coahuila y Jalisco. A su vez, las entidades que se posicionaron con una competitividad baja son Veracruz, Tlaxcala, Tabasco, Oaxaca, Chiapas y Guerrero.

Esto nos hace entrever nuevamente —y lamentablemente— la disparidad existente entre la competitividad de los estados de la mitad para arriba del país y el rezago de las entidades del sur.

Y es que, según el Imco, si se compara las entidades más competitivas contra las menos competitivas, las entidades menos competitivas cuentan con 2 años menos de escolaridad; la mitad de sus trabajadores cuentan con acceso a instituciones de salud; existe un 1.7 veces más el porcentaje de informalidad; el ingreso promedio mensual de un trabajador de tiempo completo es 36% menor; sus economías están menos diversificadas y por ende, son más dependientes y poco resilientes ante la adversidad.

Por su parte, Tamaulipas escaló 3 lugares para colocarse en el número 12 de este índice, donde sus principales avances fueron en materia de derecho, economía e inclusión, salud y educación; con una mejor percepción de seguridad, personas con ingresos mayores al promedio estatal, acceso a instituciones de salud y equidad salarial.

De tal manera que es sumamente interesante este estudio que además propone ciertas medidas para mejorar la competitividad tanto en las entidades federativas como en el país tales como promover la transformación digital en los trámites y servicios; adecuar legislaciones estatales para los presupuestos; crear sistemas estatales de innovación tecnológica; promover la inserción de los estados más rezagados en la cadena productiva de América del Norte mediante mejores regulaciones, infraestructura y conectividad. Cuídese mucho.

Regeneración 19