/ martes 17 de noviembre de 2020

Economía para todos | El Buen Fin y el efecto Diderot

Durante los días del 9 al 20 de noviembre, tendremos la oportunidad de encontrar productos con modalidades de pago diferidas, donde el efecto Diderot, podría jugarnos en contra de nuestras finanzas.

En los últimos años, la economía conductual —también denominada economía del comportamiento— ha vivido un momento de glorificación; tanto así, que recientemente llevó al economista Richard Thaler a ganar el Premio Nobel de Economía en 2017. Una de sus contribuciones fue con su trabajo de la “teoría del empujón”, derivado de una idea desarrollada en 2008 y plasmada en su libro “Un pequeño empujón: El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad”, donde es coautor junto con Cass R. Sunstein.

En su trabajo, Thaler expresa que las personas muy a menudo eligen la opción más sencilla y cómoda sobre la opción que es la más apropiada, esto a pesar de presentar un análisis de datos y hechos, al final sobresaldrá la falta de tiempo para pensar, la costumbre o simplemente una mala toma de decisiones.

Tal es el caso de las jubilaciones, en donde sí existe un mecanismo en el cual cada uno de nosotros nos tenemos que dar de alta para aportar recursos para nuestra jubilación, pocas personas lo llevaríamos a cabo y destinaríamos esos recursos en la adquisición de otros productos para el presente; pero si existe un plan automatizado como en el caso de México o el caso en el que transfiriéramos automáticamente parte de nuestros ingresos a un plan de retiro, sería ese “pequeño empujón” que nos llevaría a vivir más cómodos en nuestro futuro.

En ese contexto, la economía conductual tiene como objetivo el estudiar, analizar y comprender cómo afecta el comportamiento psicológico a las finanzas utilizando la investigación científica para intentar dar una explicación clara de las decisiones económicas, es decir, qué hacemos y por qué hacemos lo que hacemos con el dinero.

Por otra parte, existe un fenómeno llamado “efecto Diderot”, el cual es un efecto que está inmerso en los patrones de consumo de las personas, y consta básicamente en las compras que conducen a más compras.

El nombre de “efecto Diderot” proviene de un enciclopedista y escritor francés del siglo XVIII llamado Denis Diderot; donde en un interesante ensayo titulado “Lamento por mi bata vieja. Aviso a quienes tienen más gusto que fortuna”, del año 1769, describió un espiral de gastos con el que todos nos identificamos de una u otra manera.

En este relato, Denis cuenta cómo el obsequio de una bata nueva lo llevó a la ruina; tan buena y sofisticada era la bata que le obsequiaron, que el resto de sus pertenencias dentro de su casa parecían malos y de baja calidad. Ello llevó a Diderot a adquirir cada vez artículos más sofisticados y elegantes debido a que parecía que el resto de cosas a su alrededor no estaban a la altura, a tal grado de redecorar su casa. Como era de esperarse, Diderot terminó en la ruina y endeudado por incurrir en demasiados gastos.

Este efecto se pudiera llegar a producir debido a que relacionamos unos objetos con otros y los agrupamos en conjuntos, por ejemplo, una sala de estar. Comúnmente, una sala está en armonía y equilibrio con la decoración de una alfombra, una mesa de centro, cortinas, cuadros, el color de los muebles y la pintura o tapiz de las paredes —por mencionar algunos artículos—. Sin embargo, si modificáramos o añadiéramos un objeto, podría llevarnos a un espiral de gasto y deudas como pasó con Diderot.

Otro ejemplo más común en la actualidad, es la decisión de realizar ejercicio, en donde un gasto en una membresía de gimnasio o en unos tenis para correr, puede impulsar una serie de gastos descomunales como accesorios deportivos, ropa, artículos electrónicos, entre otros. Asimismo, con la adquisición de una prenda de vestir, que al final, devengará en el gasto de todo un conjunto de ropa, calzado y accesorios que combinen con la prenda que en un principio se adquirió.

Por lo que durante estas dos semanas de “Buen Fin”, donde el objetivo ha sido reactivar el consumo de la economía nacional —de ahí la extensión de la duración—, habrá que tomar mejor nuestras decisiones a la hora de adquirir ciertos productos, ya sea comparar entre marcas y precios, el haberlos tenido en observación a lo largo de un tiempo para saber si existe un descuento real o no, así como la verdadera necesidad de adquirir ese artículo, no solo el deseo de tenerlo. Cuídese mucho.

Regeneración 19

riveravela92@gmail.com

Durante los días del 9 al 20 de noviembre, tendremos la oportunidad de encontrar productos con modalidades de pago diferidas, donde el efecto Diderot, podría jugarnos en contra de nuestras finanzas.

En los últimos años, la economía conductual —también denominada economía del comportamiento— ha vivido un momento de glorificación; tanto así, que recientemente llevó al economista Richard Thaler a ganar el Premio Nobel de Economía en 2017. Una de sus contribuciones fue con su trabajo de la “teoría del empujón”, derivado de una idea desarrollada en 2008 y plasmada en su libro “Un pequeño empujón: El impulso que necesitas para tomar mejores decisiones sobre salud, dinero y felicidad”, donde es coautor junto con Cass R. Sunstein.

En su trabajo, Thaler expresa que las personas muy a menudo eligen la opción más sencilla y cómoda sobre la opción que es la más apropiada, esto a pesar de presentar un análisis de datos y hechos, al final sobresaldrá la falta de tiempo para pensar, la costumbre o simplemente una mala toma de decisiones.

Tal es el caso de las jubilaciones, en donde sí existe un mecanismo en el cual cada uno de nosotros nos tenemos que dar de alta para aportar recursos para nuestra jubilación, pocas personas lo llevaríamos a cabo y destinaríamos esos recursos en la adquisición de otros productos para el presente; pero si existe un plan automatizado como en el caso de México o el caso en el que transfiriéramos automáticamente parte de nuestros ingresos a un plan de retiro, sería ese “pequeño empujón” que nos llevaría a vivir más cómodos en nuestro futuro.

En ese contexto, la economía conductual tiene como objetivo el estudiar, analizar y comprender cómo afecta el comportamiento psicológico a las finanzas utilizando la investigación científica para intentar dar una explicación clara de las decisiones económicas, es decir, qué hacemos y por qué hacemos lo que hacemos con el dinero.

Por otra parte, existe un fenómeno llamado “efecto Diderot”, el cual es un efecto que está inmerso en los patrones de consumo de las personas, y consta básicamente en las compras que conducen a más compras.

El nombre de “efecto Diderot” proviene de un enciclopedista y escritor francés del siglo XVIII llamado Denis Diderot; donde en un interesante ensayo titulado “Lamento por mi bata vieja. Aviso a quienes tienen más gusto que fortuna”, del año 1769, describió un espiral de gastos con el que todos nos identificamos de una u otra manera.

En este relato, Denis cuenta cómo el obsequio de una bata nueva lo llevó a la ruina; tan buena y sofisticada era la bata que le obsequiaron, que el resto de sus pertenencias dentro de su casa parecían malos y de baja calidad. Ello llevó a Diderot a adquirir cada vez artículos más sofisticados y elegantes debido a que parecía que el resto de cosas a su alrededor no estaban a la altura, a tal grado de redecorar su casa. Como era de esperarse, Diderot terminó en la ruina y endeudado por incurrir en demasiados gastos.

Este efecto se pudiera llegar a producir debido a que relacionamos unos objetos con otros y los agrupamos en conjuntos, por ejemplo, una sala de estar. Comúnmente, una sala está en armonía y equilibrio con la decoración de una alfombra, una mesa de centro, cortinas, cuadros, el color de los muebles y la pintura o tapiz de las paredes —por mencionar algunos artículos—. Sin embargo, si modificáramos o añadiéramos un objeto, podría llevarnos a un espiral de gasto y deudas como pasó con Diderot.

Otro ejemplo más común en la actualidad, es la decisión de realizar ejercicio, en donde un gasto en una membresía de gimnasio o en unos tenis para correr, puede impulsar una serie de gastos descomunales como accesorios deportivos, ropa, artículos electrónicos, entre otros. Asimismo, con la adquisición de una prenda de vestir, que al final, devengará en el gasto de todo un conjunto de ropa, calzado y accesorios que combinen con la prenda que en un principio se adquirió.

Por lo que durante estas dos semanas de “Buen Fin”, donde el objetivo ha sido reactivar el consumo de la economía nacional —de ahí la extensión de la duración—, habrá que tomar mejor nuestras decisiones a la hora de adquirir ciertos productos, ya sea comparar entre marcas y precios, el haberlos tenido en observación a lo largo de un tiempo para saber si existe un descuento real o no, así como la verdadera necesidad de adquirir ese artículo, no solo el deseo de tenerlo. Cuídese mucho.

Regeneración 19

riveravela92@gmail.com