/ martes 18 de agosto de 2020

Economía para todos | Exclusión escolar

Uno de los sectores con mayor incertidumbre en nuestro país durante la pandemia, ha sido la educación, donde a corto plazo se vislumbra una exclusión importante y, a largo plazo, un futuro incierto.

A mediados de marzo, se le declaró pandemia a un brote de virus surgido del otro lado del mundo y que poco a poco fue perneando a los rincones del mundo; y a razón de esta, la vida cotidiana se fue adaptando y evolucionando de distintas maneras como el trabajo en casa, distanciamiento social, educación en línea, comercio electrónico e incluso un impulso a la investigación médica; en donde la educación, ha sido afectada de manera sutil pero que devengará en una mayor cantidad de rezago educativo en nuestro país.

Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el rezago educativo está conformado por toda aquella población que cumple tres criterios: 1) tiene de tres a quince años y no cuenta con la educación básica obligatoria y no asiste a un centro de educación formal; 2) nació antes de 1982 y no cuenta con el nivel de educación obligatoria vigente en el momento en que debía haberla cursado (primaria completa) y; 3) nació a partir de 1982 y no cuenta con el nivel de educación obligatoria (secundaria completa).

De esta forma, según las estimaciones de las carencias sociales a nivel municipal de Coneval, durante 2010 en la zona sur de Tamaulipas existía un promedio de 10.5 por ciento de la población que contaba con esta carencia; mientras que cinco años después y siendo el último registro municipal de Coneval, el promedio se elevó a 11.4 por ciento; siendo el municipio de Altamira con el mayor porcentaje de población con 15.8 por ciento, luego Tampico con 9.6 por ciento y Ciudad Madero con 8.8 por ciento. Por otra parte, en las estimaciones más recientes a nivel estatal, de 2016 a 2018, también se presentó un ligero aumento en cuanto al porcentaje de población que está inmersa en esta carencia; mientras en 2016 había un 14.3 por ciento de los tamaulipecos que padecían rezago educativo, para 2018 ese porcentaje se elevó a 14.4 por ciento, significando poco más de 13 mil tamaulipecos que se sumaron a esta carencia a lo largo de dos años. En cuanto a nivel educativo, durante el 2018, el 26.8 por ciento de la población contaba con primaria incompleta o menos; el 17.8 por ciento tenía primaria completa o secundaria incompleta; y el resto poseía secundaria completa o mayor nivel educativo.

Teniendo en cuenta que las cifras anteriormente mencionadas han dejado que desear por parte de las políticas públicas para incentivar la educación en el país y en nuestro estado en un escenario “normal”, hoy en día tenemos un mayor problema, la educación a distancia; que, si bien es para no acelerar los contagios por el virus, es un problema mayúsculo para las personas que no cuentan o no pueden contar con los dispositivos electrónicos e internet para acceder a ella.

Para muestra de ello, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Inegi, nos permite conocer la información acerca de las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) disponibles en los hogares, así como la utilización de los usuarios de seis años o más a nivel urbano y rural, así como por estrato socioeconómico en el país.

Por lo tanto, para 2019, según la ENDUTIH, el 85.5 por ciento de los hogares no disponían de una computadora de escritorio; así como el 68.24 por ciento no contaba con una computadora portátil y, el 79.9 por ciento no contaban con una tableta electrónica. Asimismo, las razones predominantes por el cual no cuentan con dichos dispositivos electrónicos son la falta de recursos económicos, el desinterés, el no saber utilizarlo y no sentir la necesidad de utilizarlos, siendo estas razones las más expresadas por los estratos socioeconómicos bajo, medio bajo y medio alto.

En cuanto a la disponibilidad de contar con un servicio de acceso a internet, tenemos que el 43.6 por ciento de los hogares no cuentan con este servicio; siendo las razones destacadas por lo cual no lo disponen son nuevamente el desinterés o la nula necesidad de requerirlo, así como el ser un servicio incosteable debido a la falta de recursos.

Siendo así y teniendo en cuenta que las TIC y el internet son herramientas de apoyo en esta nueva era digital para determinar nuevas formas de trabajo, aprendizaje, capacitación e investigación; hoy en día pocas personas pueden permitirse desembolsar parte del ingreso del hogar para destinarlo en la adquisición de dispositivos electrónicos, así como la contratación de un servicio de internet; todo ello a pesar de los esfuerzos por parte de las escuelas privadas y públicas para hacer sinergia con los estudiantes y padres de familia con tal de llevar a cabo un ciclo escolar digital; lo que devengará en una exclusión educativa a corto plazo y un rezago educativo mayúsculo en el futuro.

Regeneración19

riveravela92@gmail.com

Uno de los sectores con mayor incertidumbre en nuestro país durante la pandemia, ha sido la educación, donde a corto plazo se vislumbra una exclusión importante y, a largo plazo, un futuro incierto.

A mediados de marzo, se le declaró pandemia a un brote de virus surgido del otro lado del mundo y que poco a poco fue perneando a los rincones del mundo; y a razón de esta, la vida cotidiana se fue adaptando y evolucionando de distintas maneras como el trabajo en casa, distanciamiento social, educación en línea, comercio electrónico e incluso un impulso a la investigación médica; en donde la educación, ha sido afectada de manera sutil pero que devengará en una mayor cantidad de rezago educativo en nuestro país.

Para el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), el rezago educativo está conformado por toda aquella población que cumple tres criterios: 1) tiene de tres a quince años y no cuenta con la educación básica obligatoria y no asiste a un centro de educación formal; 2) nació antes de 1982 y no cuenta con el nivel de educación obligatoria vigente en el momento en que debía haberla cursado (primaria completa) y; 3) nació a partir de 1982 y no cuenta con el nivel de educación obligatoria (secundaria completa).

De esta forma, según las estimaciones de las carencias sociales a nivel municipal de Coneval, durante 2010 en la zona sur de Tamaulipas existía un promedio de 10.5 por ciento de la población que contaba con esta carencia; mientras que cinco años después y siendo el último registro municipal de Coneval, el promedio se elevó a 11.4 por ciento; siendo el municipio de Altamira con el mayor porcentaje de población con 15.8 por ciento, luego Tampico con 9.6 por ciento y Ciudad Madero con 8.8 por ciento. Por otra parte, en las estimaciones más recientes a nivel estatal, de 2016 a 2018, también se presentó un ligero aumento en cuanto al porcentaje de población que está inmersa en esta carencia; mientras en 2016 había un 14.3 por ciento de los tamaulipecos que padecían rezago educativo, para 2018 ese porcentaje se elevó a 14.4 por ciento, significando poco más de 13 mil tamaulipecos que se sumaron a esta carencia a lo largo de dos años. En cuanto a nivel educativo, durante el 2018, el 26.8 por ciento de la población contaba con primaria incompleta o menos; el 17.8 por ciento tenía primaria completa o secundaria incompleta; y el resto poseía secundaria completa o mayor nivel educativo.

Teniendo en cuenta que las cifras anteriormente mencionadas han dejado que desear por parte de las políticas públicas para incentivar la educación en el país y en nuestro estado en un escenario “normal”, hoy en día tenemos un mayor problema, la educación a distancia; que, si bien es para no acelerar los contagios por el virus, es un problema mayúsculo para las personas que no cuentan o no pueden contar con los dispositivos electrónicos e internet para acceder a ella.

Para muestra de ello, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) del Inegi, nos permite conocer la información acerca de las tecnologías de la información y comunicaciones (TIC) disponibles en los hogares, así como la utilización de los usuarios de seis años o más a nivel urbano y rural, así como por estrato socioeconómico en el país.

Por lo tanto, para 2019, según la ENDUTIH, el 85.5 por ciento de los hogares no disponían de una computadora de escritorio; así como el 68.24 por ciento no contaba con una computadora portátil y, el 79.9 por ciento no contaban con una tableta electrónica. Asimismo, las razones predominantes por el cual no cuentan con dichos dispositivos electrónicos son la falta de recursos económicos, el desinterés, el no saber utilizarlo y no sentir la necesidad de utilizarlos, siendo estas razones las más expresadas por los estratos socioeconómicos bajo, medio bajo y medio alto.

En cuanto a la disponibilidad de contar con un servicio de acceso a internet, tenemos que el 43.6 por ciento de los hogares no cuentan con este servicio; siendo las razones destacadas por lo cual no lo disponen son nuevamente el desinterés o la nula necesidad de requerirlo, así como el ser un servicio incosteable debido a la falta de recursos.

Siendo así y teniendo en cuenta que las TIC y el internet son herramientas de apoyo en esta nueva era digital para determinar nuevas formas de trabajo, aprendizaje, capacitación e investigación; hoy en día pocas personas pueden permitirse desembolsar parte del ingreso del hogar para destinarlo en la adquisición de dispositivos electrónicos, así como la contratación de un servicio de internet; todo ello a pesar de los esfuerzos por parte de las escuelas privadas y públicas para hacer sinergia con los estudiantes y padres de familia con tal de llevar a cabo un ciclo escolar digital; lo que devengará en una exclusión educativa a corto plazo y un rezago educativo mayúsculo en el futuro.

Regeneración19

riveravela92@gmail.com