/ martes 27 de julio de 2021

Economía para todos | JJ. OO.: un dolor de cabeza

Como cada cuatro años, poco más de dos centenares de países se reúnen en un solo sitio para conmemorar una tradición milenaria, los Juegos Olímpicos.

Con origen en Olimpia, Grecia; los Juegos Olímpicos han ido evolucionando desde la Antigua Grecia para convertirse en una justa deportiva en donde los países envían a sus mejores atletas mediante clasificaciones previas para competir por saber quién es el mejor en cada disciplina y llenarse de gloria ante los ojos del mundo.

Sin embargo, en esta ocasión se celebrarán de una manera poco ortodoxa y un tanto diferente por una sola razón: la pandemia. Originalmente los JJ. OO. se debieron haber celebrado el año pasado como cada una de sus antecesoras que se realizaron cada cuatro años, pero como ya es bien sabido, una pandemia azotó a la humanidad y hasta hoy en día, seguimos padeciendo los estragos que originó en nuestras sociedades, desde el ámbito político, sanitario, económico, social, entre otros.

Dentro de los JJ. OO. modernos que se han celebrado desde el lejano 1896, solamente se han cancelado en tres ocasiones; la primera, que sería en 1916 con sede en Berlín, fue durante la Primera Guerra Mundial; la segunda y tercera justa olímpica que correspondía a los años 1940 y 1944, no se llevaron a cabo por la Segunda Guerra Mundial, reanudándose en 1948 en Londres. Desde entonces no se había presentado algún acontecimiento global que pudiera haber ocasionado la suspensión o aplazamiento de la competencia deportiva, hasta el año pasado.

Y es que el obtener la sede olímpica es una gran oportunidad para el país anfitrión donde puede exponer al mundo su cultura, riqueza natural, infraestructura, tecnología, etc. No obstante, el ser sede olímpica también trae consigo un gasto estratosférico en infraestructura para la construcción y adaptación de centros deportivos para llevar a cabo las poco más de cincuenta disciplinas —que cada vez se añaden más— del catálogo olímpico. Y para Tokio 2020 no fue la excepción.

Con una inversión inicial de poco más de 12 mil millones de dólares, Tokio 2020 se postulaba para ser los segundos JJ. OO. más costosos de la historia por detrás de Londres 2012 justo antes de la pandemia. Sin embargo, después de la decisión de aplazarlos, se añadieron casi 3 mil millones de dólares más al presupuesto, convirtiéndolos en los JJ. OO. más costosos en la historia.

Y como si este gasto no bastara —amortiguado por la ciudad de Tokio y el comité organizador—, se añadió la decisión de no permitir el acceso al público a los eventos deportivos, por lo que se dejó de percibir alrededor de casi mil millones de dólares en tickets. Y no para allí, porque el verdadero golpe económico fue para el turismo, dado que, al no recibir visitantes extranjeros, no le pudieron dar la bienvenida aproximadamente a 600 mil extranjeros y miles de millones de dólares en derrama económica.

No obstante, habrá que esperar a que concluya la justa deportiva para obtener un balance general de las pérdidas que ya de por sí habrían sido monumentales de no haberse llevado a cabo.

Laurel Olímpico

En la inauguración, el comité organizador entregó el Laurel Olímpico a Muhammad Yunus, un galardón que es entregado a personalidades que han realizado contribuciones importantes a la educación, cultura y promoción de la paz a través del deporte.

Yunus ha colaborado con el Comité Olímpico Internacional (COI) en varios proyectos como el Campamento Juvenil de Paz y el Programa de Jóvenes Líderes del COI. Asimismo, ha ayudado en el desarrollo postdeportivo de los atletas para convertirse en empresarios socialmente responsables y en la implementación de un nuevo modelo olímpico con un impacto mínimo para el planeta para los JJ. OO. de París 2024.

Yunus, es un economista bangladesí y ganador del Premio Nobel de la Paz en 2006 por haber sido el creador y principal impulsor de una de las herramientas para combatir la pobreza, los llamados microcréditos. En su natal Bangladesh, fundó el banco “Grameen Bank”, una empresa pionera en el emprendimiento social que apoya el combate de la pobreza que aqueja aquel país mediante la oportunidad de acceder a préstamos para que puedan financiar sus propios negocios y subsistir.

En tanto, estos Olímpicos en territorios nipones pasarán a la historia de una u otra manera, ya sea por el aplazamiento de un año y los sobrecostos que conlleva, la decisión de no permitir el acceso al público por seguir en una emergencia sanitaria a nivel global, por los récords deportivos o también, pudieran significar la esperanza de un mundo en una era postcovid; tal y como sucedió en su momento con los JJ. OO. de Tokio en 1964, cuando esos Olímpicos simbolizaron la reactivación económica, una próspera democracia y respetabilidad política de un país cuyo imperialismo fue protagonista de millones de muertes en Asia. Cuídese mucho.

Regeneración 19

Como cada cuatro años, poco más de dos centenares de países se reúnen en un solo sitio para conmemorar una tradición milenaria, los Juegos Olímpicos.

Con origen en Olimpia, Grecia; los Juegos Olímpicos han ido evolucionando desde la Antigua Grecia para convertirse en una justa deportiva en donde los países envían a sus mejores atletas mediante clasificaciones previas para competir por saber quién es el mejor en cada disciplina y llenarse de gloria ante los ojos del mundo.

Sin embargo, en esta ocasión se celebrarán de una manera poco ortodoxa y un tanto diferente por una sola razón: la pandemia. Originalmente los JJ. OO. se debieron haber celebrado el año pasado como cada una de sus antecesoras que se realizaron cada cuatro años, pero como ya es bien sabido, una pandemia azotó a la humanidad y hasta hoy en día, seguimos padeciendo los estragos que originó en nuestras sociedades, desde el ámbito político, sanitario, económico, social, entre otros.

Dentro de los JJ. OO. modernos que se han celebrado desde el lejano 1896, solamente se han cancelado en tres ocasiones; la primera, que sería en 1916 con sede en Berlín, fue durante la Primera Guerra Mundial; la segunda y tercera justa olímpica que correspondía a los años 1940 y 1944, no se llevaron a cabo por la Segunda Guerra Mundial, reanudándose en 1948 en Londres. Desde entonces no se había presentado algún acontecimiento global que pudiera haber ocasionado la suspensión o aplazamiento de la competencia deportiva, hasta el año pasado.

Y es que el obtener la sede olímpica es una gran oportunidad para el país anfitrión donde puede exponer al mundo su cultura, riqueza natural, infraestructura, tecnología, etc. No obstante, el ser sede olímpica también trae consigo un gasto estratosférico en infraestructura para la construcción y adaptación de centros deportivos para llevar a cabo las poco más de cincuenta disciplinas —que cada vez se añaden más— del catálogo olímpico. Y para Tokio 2020 no fue la excepción.

Con una inversión inicial de poco más de 12 mil millones de dólares, Tokio 2020 se postulaba para ser los segundos JJ. OO. más costosos de la historia por detrás de Londres 2012 justo antes de la pandemia. Sin embargo, después de la decisión de aplazarlos, se añadieron casi 3 mil millones de dólares más al presupuesto, convirtiéndolos en los JJ. OO. más costosos en la historia.

Y como si este gasto no bastara —amortiguado por la ciudad de Tokio y el comité organizador—, se añadió la decisión de no permitir el acceso al público a los eventos deportivos, por lo que se dejó de percibir alrededor de casi mil millones de dólares en tickets. Y no para allí, porque el verdadero golpe económico fue para el turismo, dado que, al no recibir visitantes extranjeros, no le pudieron dar la bienvenida aproximadamente a 600 mil extranjeros y miles de millones de dólares en derrama económica.

No obstante, habrá que esperar a que concluya la justa deportiva para obtener un balance general de las pérdidas que ya de por sí habrían sido monumentales de no haberse llevado a cabo.

Laurel Olímpico

En la inauguración, el comité organizador entregó el Laurel Olímpico a Muhammad Yunus, un galardón que es entregado a personalidades que han realizado contribuciones importantes a la educación, cultura y promoción de la paz a través del deporte.

Yunus ha colaborado con el Comité Olímpico Internacional (COI) en varios proyectos como el Campamento Juvenil de Paz y el Programa de Jóvenes Líderes del COI. Asimismo, ha ayudado en el desarrollo postdeportivo de los atletas para convertirse en empresarios socialmente responsables y en la implementación de un nuevo modelo olímpico con un impacto mínimo para el planeta para los JJ. OO. de París 2024.

Yunus, es un economista bangladesí y ganador del Premio Nobel de la Paz en 2006 por haber sido el creador y principal impulsor de una de las herramientas para combatir la pobreza, los llamados microcréditos. En su natal Bangladesh, fundó el banco “Grameen Bank”, una empresa pionera en el emprendimiento social que apoya el combate de la pobreza que aqueja aquel país mediante la oportunidad de acceder a préstamos para que puedan financiar sus propios negocios y subsistir.

En tanto, estos Olímpicos en territorios nipones pasarán a la historia de una u otra manera, ya sea por el aplazamiento de un año y los sobrecostos que conlleva, la decisión de no permitir el acceso al público por seguir en una emergencia sanitaria a nivel global, por los récords deportivos o también, pudieran significar la esperanza de un mundo en una era postcovid; tal y como sucedió en su momento con los JJ. OO. de Tokio en 1964, cuando esos Olímpicos simbolizaron la reactivación económica, una próspera democracia y respetabilidad política de un país cuyo imperialismo fue protagonista de millones de muertes en Asia. Cuídese mucho.

Regeneración 19