/ martes 28 de enero de 2020

Economía para todos | La pobreza en Tamaulipas (Final)

Anteriormente, se ha planteado el antecedente de una institución autónoma como es el CONEVAL; y se han esbozado las distintas cifras relacionadas a la pobreza en la zona sur de Tamaulipas.

Pero, ¿cuáles son las carencias sociales en las que están inmersas algunas personas?

Esbozando cada carencia social, tenemos a la primera que es el ingreso corriente per cápita, que se divide en dos clases; en los monetarios y no monetarios, en los primeros se tienen las remuneraciones al trabajo, ingresos por trabajos independientes, autoconsumo, ingreso por renta de propiedad y transferencias; paralelamente, y en los no monetarios, como los pagos, transferencias y regalos recibidos en especies. Por lo tanto, tomando en cuenta los ingresos, existen dos líneas de bienestar, de tal manera que existe la línea de bienestar económica, la cual incluye alimentos, transporte, educación, salud, esparcimiento, productos de consumo habitual; y la línea de bienestar mínima, la cual es determinada si el ingreso mensual es menor al costo de la canasta básica alimentaria.

Para los municipios de la zona sur de Tamaulipas, de acuerdo con datos del CONEVAL del 2015, para Altamira el 52.5 por ciento de la población estaba por debajo de la línea de bienestar, mientras que el 14.7 por ciento, estaba por debajo de la línea de bienestar mínimo, es decir, no cubría la canasta básica alimentaria. Por otra parte, para Ciudad Madero, eran de 37.5 y 9.8 por ciento respectivamente. Y para Tampico, las cifras eran de 38.3 y 9.2 por ciento, para cada rubro.

Por otra parte, en el rezago educativo, en donde toma en cuenta si las personas de tres a quince años de edad asisten a un centro de educación básica o hayan terminado la educación secundaria, así como las personas nacidas antes de 1982 cuenten con al menos primaria y secundaria concluida, tenemos que Altamira tenía un 15.8 por ciento de población con rezago educativo, Ciudad Madero un 8.8 por ciento y Tampico un 9.6 por ciento.

En la carencia de acceso a los servicios de salud, se toman en consideración a las personas que no están adscritas a servicios médicos, ya sea del extinto Seguro Popular, IMSS, ISSSTE, Pemex, Ejército, Marina u otra institución pública o privada. Por tal motivo, para Altamira las personas con esta carencia fueron del 15.8 por ciento, para Ciudad Madero fue del 15.9 por ciento, y Tampico, con el 16.1 por ciento.

A su vez, en la carencia de acceso a la seguridad social, está toda aquella persona que no tiene prestaciones laborales, como los servicios médicos, sistema de ahorro para el retiro (SAR), administradora de Fondos para el Retiro (AFORE), e incapacidad laboral con goce de sueldo. De esta carencia, para Altamira la población carente de seguridad social fue del 47.1 por ciento, para Ciudad Madero fue del 38.7 por ciento y para Tampico del 39 por ciento.

En cuanto a la calidad y espacios de la vivienda, se toma en cuenta que la construcción de la vivienda ya sea su piso, sus muros y los techos, sean de material no reciclable, es decir, que sean de concreto, block, adobe y que el número de personas por cuarto sea menor al 2.5. Por lo tanto, las personas que carecieron de calidad y espacios de la vivienda en Altamira fueron del 8.6 por ciento, en Ciudad Madero fue del 7.7 por ciento y para Tampico, el 6.2 por ciento.

Por otra parte, el porcentaje que carece de acceso a los servicios básicos de la vivienda para Altamira fue de 10.2 por ciento, en Ciudad Madero 2.5 y para Tampico 2 por ciento. Esta carencia se basa en las viviendas que carecen de agua entubada dentro del terreno, así como drenaje conectado a la red pública o fosa séptica; electricidad ya sea del servicio público o de otras fuentes, como la solar; y que el combustible para cocinar sea gas LP, gas natural, electricidad, o si es leña o carbón, que la cocina cuente con chimenea.

Por último, en acceso a la alimentación, se toma en cuenta si las personas tuvieron una alimentación basada en muy poca variedad de alimentos, dejó de desayunar, comer o cenar; así como si se quedó sin comida, sintió hambre, pero no comió, ingirió alimentos una vez al día o dejó de comer todo un día. Para Altamira fue de 25.8 por ciento, para Ciudad Madero fue del 15.6 y Tampico del 17.2 por ciento respectivamente.

Por lo tanto, podemos ver que la pobreza no se mide sencillamente por el ingreso que una persona percibe, sino que hay otros orígenes externos a este que hacen que las personas no vivan dignamente. A su vez, nosotros como ciudadanos, debemos tener plena confianza en instituciones autónomas como el Inegi y el CONEVAL, para que, con la información recabada, los distintos órdenes de gobierno tomen decisiones más precisas para la disminución de la pobreza tanto en México, en el Estado y por supuesto, en la zona sur de Tamaulipas.

Anteriormente, se ha planteado el antecedente de una institución autónoma como es el CONEVAL; y se han esbozado las distintas cifras relacionadas a la pobreza en la zona sur de Tamaulipas.

Pero, ¿cuáles son las carencias sociales en las que están inmersas algunas personas?

Esbozando cada carencia social, tenemos a la primera que es el ingreso corriente per cápita, que se divide en dos clases; en los monetarios y no monetarios, en los primeros se tienen las remuneraciones al trabajo, ingresos por trabajos independientes, autoconsumo, ingreso por renta de propiedad y transferencias; paralelamente, y en los no monetarios, como los pagos, transferencias y regalos recibidos en especies. Por lo tanto, tomando en cuenta los ingresos, existen dos líneas de bienestar, de tal manera que existe la línea de bienestar económica, la cual incluye alimentos, transporte, educación, salud, esparcimiento, productos de consumo habitual; y la línea de bienestar mínima, la cual es determinada si el ingreso mensual es menor al costo de la canasta básica alimentaria.

Para los municipios de la zona sur de Tamaulipas, de acuerdo con datos del CONEVAL del 2015, para Altamira el 52.5 por ciento de la población estaba por debajo de la línea de bienestar, mientras que el 14.7 por ciento, estaba por debajo de la línea de bienestar mínimo, es decir, no cubría la canasta básica alimentaria. Por otra parte, para Ciudad Madero, eran de 37.5 y 9.8 por ciento respectivamente. Y para Tampico, las cifras eran de 38.3 y 9.2 por ciento, para cada rubro.

Por otra parte, en el rezago educativo, en donde toma en cuenta si las personas de tres a quince años de edad asisten a un centro de educación básica o hayan terminado la educación secundaria, así como las personas nacidas antes de 1982 cuenten con al menos primaria y secundaria concluida, tenemos que Altamira tenía un 15.8 por ciento de población con rezago educativo, Ciudad Madero un 8.8 por ciento y Tampico un 9.6 por ciento.

En la carencia de acceso a los servicios de salud, se toman en consideración a las personas que no están adscritas a servicios médicos, ya sea del extinto Seguro Popular, IMSS, ISSSTE, Pemex, Ejército, Marina u otra institución pública o privada. Por tal motivo, para Altamira las personas con esta carencia fueron del 15.8 por ciento, para Ciudad Madero fue del 15.9 por ciento, y Tampico, con el 16.1 por ciento.

A su vez, en la carencia de acceso a la seguridad social, está toda aquella persona que no tiene prestaciones laborales, como los servicios médicos, sistema de ahorro para el retiro (SAR), administradora de Fondos para el Retiro (AFORE), e incapacidad laboral con goce de sueldo. De esta carencia, para Altamira la población carente de seguridad social fue del 47.1 por ciento, para Ciudad Madero fue del 38.7 por ciento y para Tampico del 39 por ciento.

En cuanto a la calidad y espacios de la vivienda, se toma en cuenta que la construcción de la vivienda ya sea su piso, sus muros y los techos, sean de material no reciclable, es decir, que sean de concreto, block, adobe y que el número de personas por cuarto sea menor al 2.5. Por lo tanto, las personas que carecieron de calidad y espacios de la vivienda en Altamira fueron del 8.6 por ciento, en Ciudad Madero fue del 7.7 por ciento y para Tampico, el 6.2 por ciento.

Por otra parte, el porcentaje que carece de acceso a los servicios básicos de la vivienda para Altamira fue de 10.2 por ciento, en Ciudad Madero 2.5 y para Tampico 2 por ciento. Esta carencia se basa en las viviendas que carecen de agua entubada dentro del terreno, así como drenaje conectado a la red pública o fosa séptica; electricidad ya sea del servicio público o de otras fuentes, como la solar; y que el combustible para cocinar sea gas LP, gas natural, electricidad, o si es leña o carbón, que la cocina cuente con chimenea.

Por último, en acceso a la alimentación, se toma en cuenta si las personas tuvieron una alimentación basada en muy poca variedad de alimentos, dejó de desayunar, comer o cenar; así como si se quedó sin comida, sintió hambre, pero no comió, ingirió alimentos una vez al día o dejó de comer todo un día. Para Altamira fue de 25.8 por ciento, para Ciudad Madero fue del 15.6 y Tampico del 17.2 por ciento respectivamente.

Por lo tanto, podemos ver que la pobreza no se mide sencillamente por el ingreso que una persona percibe, sino que hay otros orígenes externos a este que hacen que las personas no vivan dignamente. A su vez, nosotros como ciudadanos, debemos tener plena confianza en instituciones autónomas como el Inegi y el CONEVAL, para que, con la información recabada, los distintos órdenes de gobierno tomen decisiones más precisas para la disminución de la pobreza tanto en México, en el Estado y por supuesto, en la zona sur de Tamaulipas.