/ martes 20 de abril de 2021

Economía para todos | ¿Un caso atípico de igualdad a seguir?

En estos días ha relucido un caso en específico que ha llamado la atención: un empresario que igualó su salario al de sus trabajadores.

Era el año 2015, cuando Dan Price, un director general de una empresa privada en Seattle dedicada a los pagos electrónicos, decidió incrementar el salario de sus trabajadores a setenta mil dólares anuales —equivalentes al doble del salario mínimo promedio anual en ese mismo año—, así como reducir su salario de poco más de un millón de dólares a el mismo nivel que sus trabajadores después de enterarse que uno de sus empleados trabajaba en un segundo empleo en un restaurante de comida rápida para subsistir.

Esta decisión provocaría burlas y desplantes por parte de la misma élite empresarial y de los medios al resultar un tanto disparatada, así como denominarlo “un acto de socialismo puro”. A su vez, se pensó que esta empresa tendría un rumbo directo al fracaso y que sus empleados se quedarían sin trabajo gracias a esta decisión “absurda”.

Sin embargo, según Price, esta decisión ha hecho que su empresa florezca y sea objeto de análisis por parte de Harvard Business School debido a que cuando empezó con esta iniciativa, su empresa se encontraba en una situación complicada y su valuación era de alrededor de 3 mil millones de dólares, mientras que hoy en día vale más de 10 mil millones de dólares. A su vez, Price comenta que desde que se tomó el nuevo rumbo, la empresa ha estado expandiéndose, se han duplicado el número de empleados y el valor de los pagos que procesan, los empleados están teniendo más hijos, han comprado una casa y pudieron pagar sus deudas. Esto también hizo que, durante el año pasado, empleados se ofrecieran voluntariamente para aceptar recortes salariales, evitar despidos y resistir la pandemia.

Este acontecimiento podría ser útil para saber si este es el camino ideal o paralelo para que los grandes empresarios y corporativos colaboraran para mitigar un tanto la desigualdad que impera cada día más entre los altos ejecutivos, dueños de los medios de producción y la clase trabajadora que durante años se ha estado discutiendo y buscar la manera en que se pueda obtener una mayor distribución de la riqueza y reducir esa brecha de desigualdad.

En el ámbito empresarial, el dueño y los trabajadores se necesitan uno al otro para subsistir, pero mientras uno acapara la mayoría de las ganancias, el resto trata de llegar a duras penas a la siguiente quincena para tener que subsistir.

Hoy en día, la mayoría de las personas busca un gran puesto administrativo en una empresa o ser dueño de una para obtener grandes beneficios económicos, pero ¿a costa de qué? ¿De una explotación laboral y la precarización del empleo que te haga acaparar riqueza?

Price nos enseñó una manera diferente con la cual podemos mejorar el ambiente laboral, y, sobre todo, acrecentar el bienestar de los trabajadores con solamente dejar de pensar en nuestra codicia, ambición y tentación hacia la riqueza, dado que son los mismos trabajadores los que hacen que la maquinaria económica se mantenga a flote por el efecto multiplicador al demandar bienes y servicios. En tanto, seguirá la discusión de cuál es la manera óptima de reducir esa brecha de desigualdad que se acrecienta como bola de nieve. Cuídese mucho.

Regeneración 19

En estos días ha relucido un caso en específico que ha llamado la atención: un empresario que igualó su salario al de sus trabajadores.

Era el año 2015, cuando Dan Price, un director general de una empresa privada en Seattle dedicada a los pagos electrónicos, decidió incrementar el salario de sus trabajadores a setenta mil dólares anuales —equivalentes al doble del salario mínimo promedio anual en ese mismo año—, así como reducir su salario de poco más de un millón de dólares a el mismo nivel que sus trabajadores después de enterarse que uno de sus empleados trabajaba en un segundo empleo en un restaurante de comida rápida para subsistir.

Esta decisión provocaría burlas y desplantes por parte de la misma élite empresarial y de los medios al resultar un tanto disparatada, así como denominarlo “un acto de socialismo puro”. A su vez, se pensó que esta empresa tendría un rumbo directo al fracaso y que sus empleados se quedarían sin trabajo gracias a esta decisión “absurda”.

Sin embargo, según Price, esta decisión ha hecho que su empresa florezca y sea objeto de análisis por parte de Harvard Business School debido a que cuando empezó con esta iniciativa, su empresa se encontraba en una situación complicada y su valuación era de alrededor de 3 mil millones de dólares, mientras que hoy en día vale más de 10 mil millones de dólares. A su vez, Price comenta que desde que se tomó el nuevo rumbo, la empresa ha estado expandiéndose, se han duplicado el número de empleados y el valor de los pagos que procesan, los empleados están teniendo más hijos, han comprado una casa y pudieron pagar sus deudas. Esto también hizo que, durante el año pasado, empleados se ofrecieran voluntariamente para aceptar recortes salariales, evitar despidos y resistir la pandemia.

Este acontecimiento podría ser útil para saber si este es el camino ideal o paralelo para que los grandes empresarios y corporativos colaboraran para mitigar un tanto la desigualdad que impera cada día más entre los altos ejecutivos, dueños de los medios de producción y la clase trabajadora que durante años se ha estado discutiendo y buscar la manera en que se pueda obtener una mayor distribución de la riqueza y reducir esa brecha de desigualdad.

En el ámbito empresarial, el dueño y los trabajadores se necesitan uno al otro para subsistir, pero mientras uno acapara la mayoría de las ganancias, el resto trata de llegar a duras penas a la siguiente quincena para tener que subsistir.

Hoy en día, la mayoría de las personas busca un gran puesto administrativo en una empresa o ser dueño de una para obtener grandes beneficios económicos, pero ¿a costa de qué? ¿De una explotación laboral y la precarización del empleo que te haga acaparar riqueza?

Price nos enseñó una manera diferente con la cual podemos mejorar el ambiente laboral, y, sobre todo, acrecentar el bienestar de los trabajadores con solamente dejar de pensar en nuestra codicia, ambición y tentación hacia la riqueza, dado que son los mismos trabajadores los que hacen que la maquinaria económica se mantenga a flote por el efecto multiplicador al demandar bienes y servicios. En tanto, seguirá la discusión de cuál es la manera óptima de reducir esa brecha de desigualdad que se acrecienta como bola de nieve. Cuídese mucho.

Regeneración 19