/ martes 19 de mayo de 2020

Economía y bienestar | Entre el egoísmo y el interés colectivo

“No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés” (A. Smith, 1776).

Aunque imperen ciertas posiciones ideológicas en el campo de la doctrina económica para identificar si existe en este ámbito un orden natural o bien un orden social sobre las decisiones que tomamos, donde, producimos, comercializamos y vendemos como si tuviéramos un código genético que nos estuviera induciendo a que esa es nuestra única función a nivel social, por tanto, ese orden social queda supeditado al orden natural; en este sentido emerge el pensamiento del padre del liberalismo económico A. Smith, economista y filósofo, dentro de sus obras esenciales se encuentran la Teoría de los Sentimientos Morales (1759) y posteriormente su obra fundamental Origen y Causa de la Riqueza de las Naciones (1776); una de las ideas generales que expone Smith es la de poner énfasis en la suprema bondad del orden natural y señalar las inevitables imperfecciones de las instituciones humanas, ya que las necesidades son promovidas por las inclinaciones naturales del hombre, por lo que constantemente las instituciones humanas frustran la frecuencia de esas inclinaciones naturales.

Derivado de ello es de suma importancia percibir que con frecuencia actuamos considerando que las instituciones limitan las inclinaciones naturales, situación muy cuestionable, por ejemplo cuando recientemente se han registrado actos de violencia hacia los trabajadores del sector salud, haciendo alusión al supuesto riesgo que ellos representan ante el problema de salud pública, situación más ilógica e irracional de quien o quienes cometen este tipo de actos, ya que las instituciones como formas de organización social, tiene por objeto brindarnos bienestar en nuestras vidas, difícilmente frustran las inclinaciones naturales que es el mantenernos vivos y fuera de peligro, por tanto habrá que cuestionarnos este tipo de actos que atropellan una de las instituciones más nobles como son las de salud.

Otro de los elementos abordados por Smith en su obra de los Sentimientos Morales, es respecto a la conducta humana, la cual es movida por seis motivaciones fundamentales: el egoísmo, la conmiseración, el deseo de ser libre, el sentido de la propiedad, el hábito del trabajo y la tendencia a trocar, permutar y cambiar una cosa por otra. En estas motivaciones del hombre, sobresale una que sigue acompañándonos más que alguna de las otras; el egoísmo del ser humano, como él mismo señala, si a una persona se le deja en libertad, no solo conseguirá su propio provecho, sino que también promoverá el bien común, de ahí la idea de una “mano invisible” que promueve un fin que no entraba en su propósito original y por tanto aunque el individuo se mueve por sus propios intereses a la vez genera mejoras a su comunidad, ya que por más egoísta que sea una persona, afloran algunos elementos que lo hacen interesarse por la suerte de los demás, por tanto la intervención del gobierno más que ser favorable o positiva, obstruye dicha dinámica, situación también muy discutible en el sentido de que hoy por hoy se requieren de instituciones gubernamentales fuertes y sólidas, que regulen el pacto social que todos debemos asumir, en el que conozcamos y respetemos las reglas del juego y asumamos conductas racionales en favor del bien común, de ahí que el orden natural debiera entenderse desde la perspectiva de la libertad del ser humano de poder ser lo que se proponga ser, siempre y cuando no violente el pacto social, considerando la importancia de conceptos más solidarios donde dejemos el egoísmo que nos hace individuales para ser más comunitarios y solidarios, de ahí la necesaria construcción de ciudadanía.

Por último, una de las premisas que Smith desarrolla en su libro donde analiza el origen de la riqueza de las naciones, es la importancia de la división del trabajo, que genera un incremento en la productividad y la especialización. Si ante la reapertura de algunas actividades, donde hay más preocupación económica en un mundo interconectado por los mercados globalizados, enseguida le seguirán otros países que están en la cadena de suministro, por tanto el riesgo de un nuevo brote del virus llegará a estas empresas y el contagio continuará y será como un círculo vicioso entre la economía y la salud pública, o será que el cuestionable egoísmo como parte de la naturaleza humana impera aún en tiempos de pandemia, ¿usted qué opina?. Regeneración 19

“No es por la benevolencia del carnicero, del cervecero y del panadero que podemos contar con nuestra cena, sino por su propio interés” (A. Smith, 1776).

Aunque imperen ciertas posiciones ideológicas en el campo de la doctrina económica para identificar si existe en este ámbito un orden natural o bien un orden social sobre las decisiones que tomamos, donde, producimos, comercializamos y vendemos como si tuviéramos un código genético que nos estuviera induciendo a que esa es nuestra única función a nivel social, por tanto, ese orden social queda supeditado al orden natural; en este sentido emerge el pensamiento del padre del liberalismo económico A. Smith, economista y filósofo, dentro de sus obras esenciales se encuentran la Teoría de los Sentimientos Morales (1759) y posteriormente su obra fundamental Origen y Causa de la Riqueza de las Naciones (1776); una de las ideas generales que expone Smith es la de poner énfasis en la suprema bondad del orden natural y señalar las inevitables imperfecciones de las instituciones humanas, ya que las necesidades son promovidas por las inclinaciones naturales del hombre, por lo que constantemente las instituciones humanas frustran la frecuencia de esas inclinaciones naturales.

Derivado de ello es de suma importancia percibir que con frecuencia actuamos considerando que las instituciones limitan las inclinaciones naturales, situación muy cuestionable, por ejemplo cuando recientemente se han registrado actos de violencia hacia los trabajadores del sector salud, haciendo alusión al supuesto riesgo que ellos representan ante el problema de salud pública, situación más ilógica e irracional de quien o quienes cometen este tipo de actos, ya que las instituciones como formas de organización social, tiene por objeto brindarnos bienestar en nuestras vidas, difícilmente frustran las inclinaciones naturales que es el mantenernos vivos y fuera de peligro, por tanto habrá que cuestionarnos este tipo de actos que atropellan una de las instituciones más nobles como son las de salud.

Otro de los elementos abordados por Smith en su obra de los Sentimientos Morales, es respecto a la conducta humana, la cual es movida por seis motivaciones fundamentales: el egoísmo, la conmiseración, el deseo de ser libre, el sentido de la propiedad, el hábito del trabajo y la tendencia a trocar, permutar y cambiar una cosa por otra. En estas motivaciones del hombre, sobresale una que sigue acompañándonos más que alguna de las otras; el egoísmo del ser humano, como él mismo señala, si a una persona se le deja en libertad, no solo conseguirá su propio provecho, sino que también promoverá el bien común, de ahí la idea de una “mano invisible” que promueve un fin que no entraba en su propósito original y por tanto aunque el individuo se mueve por sus propios intereses a la vez genera mejoras a su comunidad, ya que por más egoísta que sea una persona, afloran algunos elementos que lo hacen interesarse por la suerte de los demás, por tanto la intervención del gobierno más que ser favorable o positiva, obstruye dicha dinámica, situación también muy discutible en el sentido de que hoy por hoy se requieren de instituciones gubernamentales fuertes y sólidas, que regulen el pacto social que todos debemos asumir, en el que conozcamos y respetemos las reglas del juego y asumamos conductas racionales en favor del bien común, de ahí que el orden natural debiera entenderse desde la perspectiva de la libertad del ser humano de poder ser lo que se proponga ser, siempre y cuando no violente el pacto social, considerando la importancia de conceptos más solidarios donde dejemos el egoísmo que nos hace individuales para ser más comunitarios y solidarios, de ahí la necesaria construcción de ciudadanía.

Por último, una de las premisas que Smith desarrolla en su libro donde analiza el origen de la riqueza de las naciones, es la importancia de la división del trabajo, que genera un incremento en la productividad y la especialización. Si ante la reapertura de algunas actividades, donde hay más preocupación económica en un mundo interconectado por los mercados globalizados, enseguida le seguirán otros países que están en la cadena de suministro, por tanto el riesgo de un nuevo brote del virus llegará a estas empresas y el contagio continuará y será como un círculo vicioso entre la economía y la salud pública, o será que el cuestionable egoísmo como parte de la naturaleza humana impera aún en tiempos de pandemia, ¿usted qué opina?. Regeneración 19