/ martes 20 de julio de 2021

Economía y bienestar | Entre la libertad y la justicia

Uno de los principales problemas sociales que aquejan al mundo en nuestros días, sin lugar a duda es el problema de la pobreza, ésta se ha entendido como un problema de tipo multifactorial.

Actualmente existe una preocupación latente a fin de atenderla, al menos así se demuestra en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la agenda 2030 de la ONU, cuya atención se establece como una prioridad, ya que 736 millones de personas en el mundo vivían en el año 2015 con 1.9 dólares al día. En el caso de México, la situación no es nada alentadora ya que casi la mitad de la población viven en condiciones de pobreza. Por lo anterior hay interrogantes respecto a la necesidad de construir un sistema económico y social que gravite en torno a la justicia social, máxime si estamos en un país con una gran desigualdad económica y social.

Respecto a lo anterior, el filósofo estadounidense John Rawls, quien publicó en 1971 su obra denominada Teoría de la Justicia, en dicho documento, se analizan una serie de valores que emergen en el ámbito social referente a los compromisos que cada quien asume respecto a la interacción con los demás, así emergen valores como a la libertad e igualdad, ya que a la lógica de una economía de mercado, donde el “Laissez faire et laissez passer” que implica dejar hacer, dejar pasar, el mundo va solo, se ha convertido en una de las premisas centrales del liberalismo económico, donde la libertad de hacer en el mercado sin ningún tipo de regulación, implica caer en la trampa de la supuesta eficiencia, en la que los más fuertes tienden a permanecer en el mercado, y quienes no lo sean, tenderán a desaparecer, generando grandes desigualdades entre los aparentemente eficientes y quienes no lo son, por ello entre otras razones el mecanismo de mercado de libre competencia tiende a generar pobreza y desigualdad, en primera instancia porque en la actualidad el libre mercado es solo una quimera, lo que prevalece hoy en día es el monopolio, quienes dominan todo el mercado, muchas veces desde la extracción de las materias primas hasta la comercialización de los productos. Por tanto, la tesis de Rawls adquiere relevancia, al analizar la libertar y la igualdad a través de la idea de la justicia como equidad. En este sentido afirma nuestro autor que la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento. Una teoría, por muy atractiva, elocuente y concisa que sea, tiene que ser rechazada o revisada si no es verdadera. De tal manera que, si la convivencia a nivel social y económica se centra en el bien común, en el que todos somos libres, pero actuamos a través de un objetivo prioritario que es el bien de la comunidad, la pregunta sería por qué hay pobreza en un mundo tan desigual. Tal vez este sea el resultado de pensar que en el sistema social, donde todo está permitido en pro de la libertad, nada importa el medio ambiente porque somos libres de degradarlo; nada importa el que se sienta insegura la población en sus lugares donde cohabita porque hay libertad para comprar y vender armas; por ello es fundamental que ante los riegos que implica la casi nula participación del Estado, es necesario replantear ante esta visión de la justicia, la necesidad de fortalecer el concepto de ciudadanía, que conlleva a que dentro del sistema social, es necesario que existan derechos y obligaciones para todos y cada uno de sus miembros, donde las instituciones del Estado deberán ser fuertes para regular las externalidades que a nivel social se generen, de tal forma que los problemas más apremiantes estén incluidos en una agenda que permita discutir los temas más urgentes a nivel social, en el que todos tengan la misma capacidad para participar; de ahí que en una sociedad justa, las libertades de igualdad de ciudadanía se deberán dar por establecidas de manera clara y sin regateo político, pero además donde la libertad como los derechos sociales establecidos en el artículo 6 de la Ley de General de Desarrollo Social en el caso de México, que establece que son derechos para el desarrollo social la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, el disfrute de un medio ambiente sano, el trabajo, la seguridad social y los relativos a la no discriminación en los términos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, puedan darse sin menoscabo de la libertad, la igualdad y en pro de la justicia. Todo sea por un mundo con justicia y equidad.

Regeneración 19

Uno de los principales problemas sociales que aquejan al mundo en nuestros días, sin lugar a duda es el problema de la pobreza, ésta se ha entendido como un problema de tipo multifactorial.

Actualmente existe una preocupación latente a fin de atenderla, al menos así se demuestra en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la agenda 2030 de la ONU, cuya atención se establece como una prioridad, ya que 736 millones de personas en el mundo vivían en el año 2015 con 1.9 dólares al día. En el caso de México, la situación no es nada alentadora ya que casi la mitad de la población viven en condiciones de pobreza. Por lo anterior hay interrogantes respecto a la necesidad de construir un sistema económico y social que gravite en torno a la justicia social, máxime si estamos en un país con una gran desigualdad económica y social.

Respecto a lo anterior, el filósofo estadounidense John Rawls, quien publicó en 1971 su obra denominada Teoría de la Justicia, en dicho documento, se analizan una serie de valores que emergen en el ámbito social referente a los compromisos que cada quien asume respecto a la interacción con los demás, así emergen valores como a la libertad e igualdad, ya que a la lógica de una economía de mercado, donde el “Laissez faire et laissez passer” que implica dejar hacer, dejar pasar, el mundo va solo, se ha convertido en una de las premisas centrales del liberalismo económico, donde la libertad de hacer en el mercado sin ningún tipo de regulación, implica caer en la trampa de la supuesta eficiencia, en la que los más fuertes tienden a permanecer en el mercado, y quienes no lo sean, tenderán a desaparecer, generando grandes desigualdades entre los aparentemente eficientes y quienes no lo son, por ello entre otras razones el mecanismo de mercado de libre competencia tiende a generar pobreza y desigualdad, en primera instancia porque en la actualidad el libre mercado es solo una quimera, lo que prevalece hoy en día es el monopolio, quienes dominan todo el mercado, muchas veces desde la extracción de las materias primas hasta la comercialización de los productos. Por tanto, la tesis de Rawls adquiere relevancia, al analizar la libertar y la igualdad a través de la idea de la justicia como equidad. En este sentido afirma nuestro autor que la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento. Una teoría, por muy atractiva, elocuente y concisa que sea, tiene que ser rechazada o revisada si no es verdadera. De tal manera que, si la convivencia a nivel social y económica se centra en el bien común, en el que todos somos libres, pero actuamos a través de un objetivo prioritario que es el bien de la comunidad, la pregunta sería por qué hay pobreza en un mundo tan desigual. Tal vez este sea el resultado de pensar que en el sistema social, donde todo está permitido en pro de la libertad, nada importa el medio ambiente porque somos libres de degradarlo; nada importa el que se sienta insegura la población en sus lugares donde cohabita porque hay libertad para comprar y vender armas; por ello es fundamental que ante los riegos que implica la casi nula participación del Estado, es necesario replantear ante esta visión de la justicia, la necesidad de fortalecer el concepto de ciudadanía, que conlleva a que dentro del sistema social, es necesario que existan derechos y obligaciones para todos y cada uno de sus miembros, donde las instituciones del Estado deberán ser fuertes para regular las externalidades que a nivel social se generen, de tal forma que los problemas más apremiantes estén incluidos en una agenda que permita discutir los temas más urgentes a nivel social, en el que todos tengan la misma capacidad para participar; de ahí que en una sociedad justa, las libertades de igualdad de ciudadanía se deberán dar por establecidas de manera clara y sin regateo político, pero además donde la libertad como los derechos sociales establecidos en el artículo 6 de la Ley de General de Desarrollo Social en el caso de México, que establece que son derechos para el desarrollo social la educación, la salud, la alimentación, la vivienda, el disfrute de un medio ambiente sano, el trabajo, la seguridad social y los relativos a la no discriminación en los términos de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, puedan darse sin menoscabo de la libertad, la igualdad y en pro de la justicia. Todo sea por un mundo con justicia y equidad.

Regeneración 19