/ martes 28 de abril de 2020

Economía y bienestar | La importancia de la lectura en época de pandemia

Sin lugar a dudas una de las prácticas sociales que tienen las sociedades más conscientes es el hábito a la lectura y desde luego del estudio, de ahí que tal actividad deriva procesos de socialización como de formación de ciudadanía, ya lo plantearía en su momento el economista de origen argentino Tomás Ariel Bulat, cuando afirmaba lo siguiente “cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema.

El saber romper las cadenas de la esclavitud” interesante la reflexión, si se considera que el estudio es el principal formador del pensamiento crítico, ya que a través de la crítica nos planteamos el beneficio de la duda, el cuestionarnos sobre lo que hacemos, vemos o vivimos está bien, asimismo el plantearnos el por qué se generan los fenómenos que nos inquietan; lo anterior nos mueve a indagar sobre las posibles respuestas, las dudas son inquietantes, nos incomodan y por eso es el principio de la investigación, sea ésta bajo estructuras metodológicas rígidas o bien sea por genuina intuición, se parte en búsqueda de la aparente objetividad de los principios, contornos, alcances y limitaciones de lo que indagamos.

Es este sentido, es importante tomar en cuenta que el estudio se da a través de procesos de socialización, en el que la lectura se convierte en un medio de comunicación de los más potentes, no deja de ser la forma cómo adquirimos una visión del pensamiento abstracto en algún documento y que es la percepción del o los autores, sin embargo, habrá que cuestionarse qué leemos, cómo leemos y qué responsabilidad asumimos una vez que lo hacemos, de ahí el sentido libertario del estudio a través de la lectura, ya que la información es formadora no solo de criterios, sino de una actitud y posición responsable y ética.

Lo anterior implica que una vez que leemos, asumimos la responsabilidad de qué hacemos con lo que hemos leído, máxime si se considera que el conocimiento a través de la lectura ha pasado por un proceso de atomización, es decir, leemos el resumen del resumen, y pensamos que eso es el conocimiento, dicho fenómeno presentado principalmente a través de lo que se lee en las redes sociales, en el que existe un bombardeo de información cuyos datos regularmente no nos damos el beneficio de la duda, sin investigar la veracidad de la misma; lo anterior si se considera que en caso de la sociedad mexicana, ésta se ha convertido el líder de lo que llamamos fake news, que más que abonar en formar ciudadanía bien informada, ésta se deforma y se potencian acciones negativas, afectando seriamente la situación como la que vivimos en materia de salud pública, en la que se requiere veracidad de la información.

En fechas recientes el Inegi dio a conocer los resultados del Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2020, en este ejercicio se busca contar con información sobre el comportamiento del lector, características de la lectura, expresiones sociales de la misma, entre otros factores, de los resultados más sobresalientes resalta que en el presente año 7 de cada 10 personas de 18 años y más consideradas alfabetas, lee alguno material considerado en el MOLEC como son: libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de internet, foros y blogs; en el presente año, las personas con al menos un año de educación superior, el 90 por ciento, se considera lector de algún libro en los últimos doce meses, en tanto, los que tienen algún año de educación básica solo se consideraron el 49 por ciento haber leído algún libro en el mismo período.

Por lo anterior, de acuerdo con el Inegi en nuestro país los habitantes de 15 años y más tienen 9.1 grados de escolaridad en promedio, lo que significa un poco más de la secundaria concluida; por lo que habrá que preguntarnos si con este nivel de escolaridad promedio se puede desarrollar un pensamiento crítico a través de lo que leemos y cómo lo hacemos, de tal suerte que hoy nos convertimos en promotores potenciales de notas con poca o nada veracidad, por eso antes de compartir una nota que son líneas atomizadas de un fenómeno, si tenemos dudas de su objetividad tenemos el compromiso ético y moral de investigar, con ello contribuiremos a tener una visión libertaria, ya que estaremos enviando información que no confunda o pervierta el criterio de lo que sucede, por tanto no difundas fake news, date siempre el beneficio de la duda.

Sin lugar a dudas una de las prácticas sociales que tienen las sociedades más conscientes es el hábito a la lectura y desde luego del estudio, de ahí que tal actividad deriva procesos de socialización como de formación de ciudadanía, ya lo plantearía en su momento el economista de origen argentino Tomás Ariel Bulat, cuando afirmaba lo siguiente “cuando se nace pobre, estudiar es el mayor acto de rebeldía contra el sistema.

El saber romper las cadenas de la esclavitud” interesante la reflexión, si se considera que el estudio es el principal formador del pensamiento crítico, ya que a través de la crítica nos planteamos el beneficio de la duda, el cuestionarnos sobre lo que hacemos, vemos o vivimos está bien, asimismo el plantearnos el por qué se generan los fenómenos que nos inquietan; lo anterior nos mueve a indagar sobre las posibles respuestas, las dudas son inquietantes, nos incomodan y por eso es el principio de la investigación, sea ésta bajo estructuras metodológicas rígidas o bien sea por genuina intuición, se parte en búsqueda de la aparente objetividad de los principios, contornos, alcances y limitaciones de lo que indagamos.

Es este sentido, es importante tomar en cuenta que el estudio se da a través de procesos de socialización, en el que la lectura se convierte en un medio de comunicación de los más potentes, no deja de ser la forma cómo adquirimos una visión del pensamiento abstracto en algún documento y que es la percepción del o los autores, sin embargo, habrá que cuestionarse qué leemos, cómo leemos y qué responsabilidad asumimos una vez que lo hacemos, de ahí el sentido libertario del estudio a través de la lectura, ya que la información es formadora no solo de criterios, sino de una actitud y posición responsable y ética.

Lo anterior implica que una vez que leemos, asumimos la responsabilidad de qué hacemos con lo que hemos leído, máxime si se considera que el conocimiento a través de la lectura ha pasado por un proceso de atomización, es decir, leemos el resumen del resumen, y pensamos que eso es el conocimiento, dicho fenómeno presentado principalmente a través de lo que se lee en las redes sociales, en el que existe un bombardeo de información cuyos datos regularmente no nos damos el beneficio de la duda, sin investigar la veracidad de la misma; lo anterior si se considera que en caso de la sociedad mexicana, ésta se ha convertido el líder de lo que llamamos fake news, que más que abonar en formar ciudadanía bien informada, ésta se deforma y se potencian acciones negativas, afectando seriamente la situación como la que vivimos en materia de salud pública, en la que se requiere veracidad de la información.

En fechas recientes el Inegi dio a conocer los resultados del Módulo sobre Lectura (MOLEC) 2020, en este ejercicio se busca contar con información sobre el comportamiento del lector, características de la lectura, expresiones sociales de la misma, entre otros factores, de los resultados más sobresalientes resalta que en el presente año 7 de cada 10 personas de 18 años y más consideradas alfabetas, lee alguno material considerado en el MOLEC como son: libros, revistas, periódicos, historietas, páginas de internet, foros y blogs; en el presente año, las personas con al menos un año de educación superior, el 90 por ciento, se considera lector de algún libro en los últimos doce meses, en tanto, los que tienen algún año de educación básica solo se consideraron el 49 por ciento haber leído algún libro en el mismo período.

Por lo anterior, de acuerdo con el Inegi en nuestro país los habitantes de 15 años y más tienen 9.1 grados de escolaridad en promedio, lo que significa un poco más de la secundaria concluida; por lo que habrá que preguntarnos si con este nivel de escolaridad promedio se puede desarrollar un pensamiento crítico a través de lo que leemos y cómo lo hacemos, de tal suerte que hoy nos convertimos en promotores potenciales de notas con poca o nada veracidad, por eso antes de compartir una nota que son líneas atomizadas de un fenómeno, si tenemos dudas de su objetividad tenemos el compromiso ético y moral de investigar, con ello contribuiremos a tener una visión libertaria, ya que estaremos enviando información que no confunda o pervierta el criterio de lo que sucede, por tanto no difundas fake news, date siempre el beneficio de la duda.