/ martes 14 de junio de 2022

Economía y bienestar | La importancia de los objetivos del desarrollo de la agenda 2030

Hace ya algunos años el economista alemán Albert Otto Hirschman, publica una de sus obras en cuyo ensayo aborda de manera magistral los procesos de cambio así como de las percepciones que se tienen en un momento determinado de quién o quiénes son los aparentes protagonistas en los procesos de desarrollo económico, dicha concepción con el paso del tiempo va cambiando y se asumen nuevos roles y consideraciones que se ajustan a las prácticas predominantes e materia económica, política y social. Es así como Hirschman plantea en su obra Las Pasiones y los Intereses publicada en 1978, en el que parte de una pregunta inicial que nos invita a la reflexión.

Tomando como punto de análisis las implicaciones políticas y sociales del crecimiento económico, donde aún mucho antes de que Adam Smith explicara las implicaciones de la “mano invisible” como motor de cambio, donde el interés particular lleva implícito el colectivo, hubo algunos acercamientos teóricos e históricos en tratar de identificar cómo se dio el cambio, al preguntarse de entrada “¿cómo se volvieron honorables las actividades comerciales, bancarias y otras similares para obtener dinero, en algún momento de la época moderna tras haber sido condenadas o despreciadas como ambición, amor por el lucro y avaricia durante los siglos anteriores?”.

En las discusiones del siglo XVII y XVIII, se plantea el proceso de cambio de la monarquía y los ideales de gloria ensanchados en la acción de defensa del reino a fin de obtener el reconocimiento al ser valeroso que da todo por el espacio en el que habita pero que no le pertenece, por el contrario las ideas renacentistas se orientan en reconocer las virtudes a partir de enajenar desde el mercado y mediante el contrato social entre iguales, bajo la idea de la libertad, es como emerge el reconocimiento de nuevas expresiones derivadas de nuevos mecanismos de reconocimiento de los procesos de acumulación de capital.

Esto último resulta por demás interesante, si se considera el ensayo anteriormente referido, en el sentido de encontrar los puntos de inflexión que nos anuncia la necesidad de cambios, o bien, las correlaciones de fuerzas tanto económicas como políticas, planteándose nuevos escenarios que sin duda configurarán los tiempos venideros.

En este sentido, aquellas actividades despreciadas antes del siglo XVII y que fueron y han sido protagonistas de los mecanismos de acumulación de capital en los últimos tiempos, hoy se encuentran cuestionadas, es decir, la ambición y la codicia en los procesos de acumulación de capital han configurado un mundo en el que hoy no encaja para el desarrollo económico en el futuro próximo, al menos es lo que se plantea en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, cada uno los 17 compromisos implica una serie de acciones que son vitales para el desarrollo de la economía y de las sociedades en el futuro próximo.

En este sentido, cobra vigencia el documento de Hirschman, en el que hace alusión a los procesos de cambio, y es justamente lo que actualmente se vive, los protagonistas que hicieron del mercado un mecanismo de justicia en la distribución de la riqueza, hoy se cuestiona, cuando en materia de conservación del medio ambiente, los recursos naturales, materiales y culturales están siendo afectados drásticamente, por consiguiente, es necesario el pensar y accionar con el firme propósito de buscar o bien diseñar modelos de desarrollo que permitan equilibrar las acciones de acumulación de capital con las de conservación del medio ambiente, tanto de los recursos naturales como sociales y culturales, es por ello entre otras cosas más que en los momentos actuales que se están viviendo, sin lugar a duda se gesta el germen de una nueva organización social con valores más enfocados a la conservación y el respeto nuestro entorno.

  • Regeneración 19


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Hace ya algunos años el economista alemán Albert Otto Hirschman, publica una de sus obras en cuyo ensayo aborda de manera magistral los procesos de cambio así como de las percepciones que se tienen en un momento determinado de quién o quiénes son los aparentes protagonistas en los procesos de desarrollo económico, dicha concepción con el paso del tiempo va cambiando y se asumen nuevos roles y consideraciones que se ajustan a las prácticas predominantes e materia económica, política y social. Es así como Hirschman plantea en su obra Las Pasiones y los Intereses publicada en 1978, en el que parte de una pregunta inicial que nos invita a la reflexión.

Tomando como punto de análisis las implicaciones políticas y sociales del crecimiento económico, donde aún mucho antes de que Adam Smith explicara las implicaciones de la “mano invisible” como motor de cambio, donde el interés particular lleva implícito el colectivo, hubo algunos acercamientos teóricos e históricos en tratar de identificar cómo se dio el cambio, al preguntarse de entrada “¿cómo se volvieron honorables las actividades comerciales, bancarias y otras similares para obtener dinero, en algún momento de la época moderna tras haber sido condenadas o despreciadas como ambición, amor por el lucro y avaricia durante los siglos anteriores?”.

En las discusiones del siglo XVII y XVIII, se plantea el proceso de cambio de la monarquía y los ideales de gloria ensanchados en la acción de defensa del reino a fin de obtener el reconocimiento al ser valeroso que da todo por el espacio en el que habita pero que no le pertenece, por el contrario las ideas renacentistas se orientan en reconocer las virtudes a partir de enajenar desde el mercado y mediante el contrato social entre iguales, bajo la idea de la libertad, es como emerge el reconocimiento de nuevas expresiones derivadas de nuevos mecanismos de reconocimiento de los procesos de acumulación de capital.

Esto último resulta por demás interesante, si se considera el ensayo anteriormente referido, en el sentido de encontrar los puntos de inflexión que nos anuncia la necesidad de cambios, o bien, las correlaciones de fuerzas tanto económicas como políticas, planteándose nuevos escenarios que sin duda configurarán los tiempos venideros.

En este sentido, aquellas actividades despreciadas antes del siglo XVII y que fueron y han sido protagonistas de los mecanismos de acumulación de capital en los últimos tiempos, hoy se encuentran cuestionadas, es decir, la ambición y la codicia en los procesos de acumulación de capital han configurado un mundo en el que hoy no encaja para el desarrollo económico en el futuro próximo, al menos es lo que se plantea en los Objetivos del Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas, cada uno los 17 compromisos implica una serie de acciones que son vitales para el desarrollo de la economía y de las sociedades en el futuro próximo.

En este sentido, cobra vigencia el documento de Hirschman, en el que hace alusión a los procesos de cambio, y es justamente lo que actualmente se vive, los protagonistas que hicieron del mercado un mecanismo de justicia en la distribución de la riqueza, hoy se cuestiona, cuando en materia de conservación del medio ambiente, los recursos naturales, materiales y culturales están siendo afectados drásticamente, por consiguiente, es necesario el pensar y accionar con el firme propósito de buscar o bien diseñar modelos de desarrollo que permitan equilibrar las acciones de acumulación de capital con las de conservación del medio ambiente, tanto de los recursos naturales como sociales y culturales, es por ello entre otras cosas más que en los momentos actuales que se están viviendo, sin lugar a duda se gesta el germen de una nueva organización social con valores más enfocados a la conservación y el respeto nuestro entorno.

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