/ martes 26 de abril de 2022

Economía y bienestar | La pobreza en la pospandemia

Actualmente existe una literatura robusta sobre el tema de la pobreza, por lo que se puede decir que ésta no es el resultado de la indolencia de las personas, cuando se dice que quienes viven en tales condiciones lamentables es por su incapacidad para trabajar, o bien se ha dicho muy frecuentemente que es el resultado de la gente que es floja y que no se preocupa por superar sus carencias, en algunos casos pudiera presentarse tal condición, sin embargo, existen factores de tipo cultural, histórico y contextual que inciden y limitan las capacidades y habilidades de las personas para salir de tales condiciones.

Lo anterior implica por tanto conocer y analizar tales factores, ya que en una economía como la actual ha quedado de manifiesto que su dinámica tiene como resultado que la distribución de la riqueza se polarice, mientras los menos acumulan más, y los que menos tienen acumulan poco o nada, es por ello que la pobreza más que un problema, es el resultado anclado a la lógica del actual modelo económico.

En este sentido, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social en México (CONEVAL), define a la pobreza como un fenómeno multicausal y multidimensional, donde una persona se encuentra en tal situación cuando al menos tiene una carencia social de acuerdo a la clasificación que es: rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación, además su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.

En el caso de la sociedad mexicana, de acuerdo con datos del CONEVAL, en el año 2016 el 50.8 por ciento de la población vivía con un ingreso menor a la línea de pobreza, y ya para el año 2020 la cifra se va al 52.8 por ciento, porcentaje que sin duda en próximas estimaciones será mayor derivado de los efectos de la pandemia que se vive actualmente y que ha afectado de manera significativa a toda la población. En el caso del Estado de Tamaulipas en el año de 2010, un 39 por ciento de la población experimentaba condiciones de pobreza, ya para el año 2020 el porcentaje fue del 35.8 por ciento, aún con lo anterior, tanto en el país como en el Estado de Tamaulipas el porcentaje es alto, sin embargo, hay que decir que los discursos de carácter individualista en el que repiten la idea de que el pobre vive bajo tales condiciones porque no le gusta trabajar, es una idea que debe estar rebasada de nuestro imaginario, y es tiempo de reconocer que dicho problema es de carácter público y por tanto es de suma importancia su atención desde el sector público a fin de atender dicha problemática, por ello es necesario y urgente eliminar tal percepción.

Al respecto, la filósofa Adela Cortina acuña en 1995 el concepto de “aporofobia” para referirse al rechazo hacia el pobre, lo anterior es de suma importancia ya que las palabras adquieren sentido al visibilizar los fenómenos, y por tanto realidades que nos lleven a la reflexión así como a la acción, en este caso, la palabra implica la postura que se asume al desprecio, aversión, rechazo y desde luego discriminación hacia el pobre, quien no puede devolver nada a cambio derivado de un contrato, lo anterior se potencia cuando en el imaginario colectivo se cree, piensa y se acepta que los pobres viven así producto de su indolencia, es decir porque no les preocupa su condición en la que viven, ya que son flojos. Dichas ideas no son otra cosa más que expresiones aporofóbicas, y desde luego de la negación de una realidad que nos atañe a todos como sociedad. Lo anterior hace vigente el ensayo de Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad cuando se refiere a que el mexicano es un ser en el que todo le sirve para defenderse como: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Esperemos que esta idea que circunda en el imaginario de que los pobres son indolentes, no sirva solo para el desprecio y la resignación del rechazo de muchos, sino tal vez sea el refugio de algunos para defenderse de sus miedos.

Regeneración 19

Actualmente existe una literatura robusta sobre el tema de la pobreza, por lo que se puede decir que ésta no es el resultado de la indolencia de las personas, cuando se dice que quienes viven en tales condiciones lamentables es por su incapacidad para trabajar, o bien se ha dicho muy frecuentemente que es el resultado de la gente que es floja y que no se preocupa por superar sus carencias, en algunos casos pudiera presentarse tal condición, sin embargo, existen factores de tipo cultural, histórico y contextual que inciden y limitan las capacidades y habilidades de las personas para salir de tales condiciones.

Lo anterior implica por tanto conocer y analizar tales factores, ya que en una economía como la actual ha quedado de manifiesto que su dinámica tiene como resultado que la distribución de la riqueza se polarice, mientras los menos acumulan más, y los que menos tienen acumulan poco o nada, es por ello que la pobreza más que un problema, es el resultado anclado a la lógica del actual modelo económico.

En este sentido, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Social en México (CONEVAL), define a la pobreza como un fenómeno multicausal y multidimensional, donde una persona se encuentra en tal situación cuando al menos tiene una carencia social de acuerdo a la clasificación que es: rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacios de la vivienda, servicios básicos en la vivienda y acceso a la alimentación, además su ingreso es insuficiente para adquirir los bienes y servicios que requiere para satisfacer sus necesidades alimentarias y no alimentarias.

En el caso de la sociedad mexicana, de acuerdo con datos del CONEVAL, en el año 2016 el 50.8 por ciento de la población vivía con un ingreso menor a la línea de pobreza, y ya para el año 2020 la cifra se va al 52.8 por ciento, porcentaje que sin duda en próximas estimaciones será mayor derivado de los efectos de la pandemia que se vive actualmente y que ha afectado de manera significativa a toda la población. En el caso del Estado de Tamaulipas en el año de 2010, un 39 por ciento de la población experimentaba condiciones de pobreza, ya para el año 2020 el porcentaje fue del 35.8 por ciento, aún con lo anterior, tanto en el país como en el Estado de Tamaulipas el porcentaje es alto, sin embargo, hay que decir que los discursos de carácter individualista en el que repiten la idea de que el pobre vive bajo tales condiciones porque no le gusta trabajar, es una idea que debe estar rebasada de nuestro imaginario, y es tiempo de reconocer que dicho problema es de carácter público y por tanto es de suma importancia su atención desde el sector público a fin de atender dicha problemática, por ello es necesario y urgente eliminar tal percepción.

Al respecto, la filósofa Adela Cortina acuña en 1995 el concepto de “aporofobia” para referirse al rechazo hacia el pobre, lo anterior es de suma importancia ya que las palabras adquieren sentido al visibilizar los fenómenos, y por tanto realidades que nos lleven a la reflexión así como a la acción, en este caso, la palabra implica la postura que se asume al desprecio, aversión, rechazo y desde luego discriminación hacia el pobre, quien no puede devolver nada a cambio derivado de un contrato, lo anterior se potencia cuando en el imaginario colectivo se cree, piensa y se acepta que los pobres viven así producto de su indolencia, es decir porque no les preocupa su condición en la que viven, ya que son flojos. Dichas ideas no son otra cosa más que expresiones aporofóbicas, y desde luego de la negación de una realidad que nos atañe a todos como sociedad. Lo anterior hace vigente el ensayo de Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad cuando se refiere a que el mexicano es un ser en el que todo le sirve para defenderse como: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación. Esperemos que esta idea que circunda en el imaginario de que los pobres son indolentes, no sirva solo para el desprecio y la resignación del rechazo de muchos, sino tal vez sea el refugio de algunos para defenderse de sus miedos.

Regeneración 19