/ miércoles 12 de agosto de 2020

Economía y Bienestar | La reforma fiscal y los ingresos del gobierno

Una de las interrogantes que nos hacemos, es de quién es el dinero que gasta el gobierno y cuál es su responsabilidad al hacerlo, pues bien, las principales fuentes de ingreso que éste tiene son los impuestos, derechos, productos y aprovechamientos; cada uno de ellos aporta una cantidad de recursos monetarios que conforman el presupuesto de ingresos para la realización de una serie de erogaciones, como es el pago de su cuenta corriente que no es otra cosa más que aquellos gastos para mantener al aparato burocrático, después el restante lo destina a las secretarías del sector gubernamental para que realicen sus respectivas funciones propias de su naturaleza, además de destinar recursos a las dependencias que conforman el Estado mexicano, así a grandes rasgos se elabora el presupuesto de egresos de la Federación.

En este sentido cada año se elabora el presupuesto de ingresos y de egresos. Si en un momento determinado los egresos que se prevén para un ejercicio son mayores que los ingresos la opción para cubrir dicho déficit es recurrir bien sea al mercado nacional o internacional a contratar créditos, y con ello aumentar la deuda pública. Cabe hacer notar que la deuda actual que tiene México equivale a más del 40% del PIB, por tanto, es un compromiso importante que tiene el gobierno en primera instancia para el pago de los intereses y desde luego para amortizar el capital, lo anterior le resta significativamente la posibilidad de ejecutar acciones que contribuyan al bienestar de la población.

Ante la situación anteriormente descrita, el gobierno actual plantea que es necesario mantener además de una política de austeridad que implica el reducir significativamente la cuenta corriente, es decir, regular el costo de la burocracia en general, y mantener una política de no endeudamiento, a través de un presupuesto equilibrado, es decir que solamente gaste aquello que se recauda por la vía de las fuentes de ingreso con las que cuenta el gobierno, de ahí las acciones recurrentes que se han registrado en materia de recaudación hacia las grandes empresas quienes registraban adeudos significativos al erario federal.

A inicios del presente año, el sistema tributario pretendía recaudar un total de 3.3 billones de pesos, lo cual representa un poco más de la mitad del presupuesto de egresos de la Federación programado para el año en curso. Si se considera el compromiso manifestado del ejecutivo federal de que no habrá más o mayores impuestos, implicaría considerar una mayor recaudación fiscal derivado de la reforma fiscal de este año, que contiene medidas importantes en materia de evasión fiscal, así como de ampliación de la base gravable. Situación que a la fecha se ha visto reflejada en que ahora grades corporaciones que tenían exención de impuestos o bien aún teniendo grandes adeudos fiscales nunca se les requirió empezaran a pagar o bien a tener acuerdos con el Sistema de Administración Tributaria a fin de regularizar su situación, lo anterior ha contribuido a que la recaudación se haya incrementado en los últimos meses.

Sin embargo, ante la actual crisis que estamos padeciendo, que no solo es de salud pública, sino después de más de cuatro meses de confinamiento, los desequilibrios se manifiestan en el ámbito económico y desde luego social; por una parte la caída estrepitosa del PIB, y sus efectos en la inversión y el empleo, y por la otra, la tendencia que se puede presentar en materia de descomposición social, son un riesgo latente que tenemos hoy en día, las preguntas que nos hacemos son varias, pero una de ella nos lleva a cuestionarnos si es momento que el gobierno federal recurra al endeudamiento público, cuando sabemos que los organismos financieros internacionales están atentos a que esto suceda para imponer sus condiciones y su injerencia en materia de política pública para aquellos países que aceptan sus créditos, creo que esa medicina ya nos la han recetado por muchos años, la otra interrogante de las muchas que nos surgen tiene que ver con lo que pudiéramos hacer como ciudadanos para enfrentar la crisis, en primera instancia es necesario ser más administrados con nuestros ingresos y gastos, pero además debemos ser más solidarios con los demás, al menos para paliar esta crisis de la que espero salgamos pronto.

Regeneración 19

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Una de las interrogantes que nos hacemos, es de quién es el dinero que gasta el gobierno y cuál es su responsabilidad al hacerlo, pues bien, las principales fuentes de ingreso que éste tiene son los impuestos, derechos, productos y aprovechamientos; cada uno de ellos aporta una cantidad de recursos monetarios que conforman el presupuesto de ingresos para la realización de una serie de erogaciones, como es el pago de su cuenta corriente que no es otra cosa más que aquellos gastos para mantener al aparato burocrático, después el restante lo destina a las secretarías del sector gubernamental para que realicen sus respectivas funciones propias de su naturaleza, además de destinar recursos a las dependencias que conforman el Estado mexicano, así a grandes rasgos se elabora el presupuesto de egresos de la Federación.

En este sentido cada año se elabora el presupuesto de ingresos y de egresos. Si en un momento determinado los egresos que se prevén para un ejercicio son mayores que los ingresos la opción para cubrir dicho déficit es recurrir bien sea al mercado nacional o internacional a contratar créditos, y con ello aumentar la deuda pública. Cabe hacer notar que la deuda actual que tiene México equivale a más del 40% del PIB, por tanto, es un compromiso importante que tiene el gobierno en primera instancia para el pago de los intereses y desde luego para amortizar el capital, lo anterior le resta significativamente la posibilidad de ejecutar acciones que contribuyan al bienestar de la población.

Ante la situación anteriormente descrita, el gobierno actual plantea que es necesario mantener además de una política de austeridad que implica el reducir significativamente la cuenta corriente, es decir, regular el costo de la burocracia en general, y mantener una política de no endeudamiento, a través de un presupuesto equilibrado, es decir que solamente gaste aquello que se recauda por la vía de las fuentes de ingreso con las que cuenta el gobierno, de ahí las acciones recurrentes que se han registrado en materia de recaudación hacia las grandes empresas quienes registraban adeudos significativos al erario federal.

A inicios del presente año, el sistema tributario pretendía recaudar un total de 3.3 billones de pesos, lo cual representa un poco más de la mitad del presupuesto de egresos de la Federación programado para el año en curso. Si se considera el compromiso manifestado del ejecutivo federal de que no habrá más o mayores impuestos, implicaría considerar una mayor recaudación fiscal derivado de la reforma fiscal de este año, que contiene medidas importantes en materia de evasión fiscal, así como de ampliación de la base gravable. Situación que a la fecha se ha visto reflejada en que ahora grades corporaciones que tenían exención de impuestos o bien aún teniendo grandes adeudos fiscales nunca se les requirió empezaran a pagar o bien a tener acuerdos con el Sistema de Administración Tributaria a fin de regularizar su situación, lo anterior ha contribuido a que la recaudación se haya incrementado en los últimos meses.

Sin embargo, ante la actual crisis que estamos padeciendo, que no solo es de salud pública, sino después de más de cuatro meses de confinamiento, los desequilibrios se manifiestan en el ámbito económico y desde luego social; por una parte la caída estrepitosa del PIB, y sus efectos en la inversión y el empleo, y por la otra, la tendencia que se puede presentar en materia de descomposición social, son un riesgo latente que tenemos hoy en día, las preguntas que nos hacemos son varias, pero una de ella nos lleva a cuestionarnos si es momento que el gobierno federal recurra al endeudamiento público, cuando sabemos que los organismos financieros internacionales están atentos a que esto suceda para imponer sus condiciones y su injerencia en materia de política pública para aquellos países que aceptan sus créditos, creo que esa medicina ya nos la han recetado por muchos años, la otra interrogante de las muchas que nos surgen tiene que ver con lo que pudiéramos hacer como ciudadanos para enfrentar la crisis, en primera instancia es necesario ser más administrados con nuestros ingresos y gastos, pero además debemos ser más solidarios con los demás, al menos para paliar esta crisis de la que espero salgamos pronto.

Regeneración 19

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