/ martes 5 de mayo de 2020

Economía y bienestar | Las expectativas empresariales ante la salud pública

En momentos de crisis, la incertidumbre sobre lo que sucederá en el futuro próximo se exacerba, generando actos y acciones aparentemente racionales por parte de los diferentes actores económicos individuales, entre ellos los consumidores, las empresas e incluso el gobierno, tal situación sin lugar a duda afecta el desarrollo de la economía en su conjunto o bien en el plano macroeconómico, es decir, las decisiones que en lo individual cada uno de nosotros tome afectará la evolución del colectivo, pero qué pasa cuando la incertidumbre se transforma en miedo y éste es el elemento que envuelve la direccionalidad de nuestro acontecer en materia económica, el riesgo de tener un fracaso se incrementa, de ahí la importancia de la información y análisis del contexto así como de los indicadores que se proporcionan para hacer el pronóstico lo más acertado posible.

Lo anterior fue expuesto por el economista R. Lucas con su teoría de las expectativas racionales quien parte de la idea que los agentes económicos son racionales ya que éstos actúan a través del acceso a la información disponible, de ahí se forman expectativas sobre los precios y las cantidades tanto a producir como a consumir en el futuro, basándose en estas expectativas, actúan para maximizar la utilidad o los beneficios, bajo el argumento que se de en un modelo macroeconómico de equilibrio general o sea, donde la oferta y la demanda son los mecanismos para direccionar la información tanto a los productores como consumidores.

Lo anterior resulta interesante cuando se considera un futuro permeado por una crisis, la incertidumbre genera un cambio en la actitud ante el temor de no tener claro en el futuro inmediato el devenir económico y social, por lo que racionalmente se tiende a modificar por parte de los consumidores los patrones de consumo, es decir, eliminan aquellos bienes que se consideran no necesarios o superfluos y con ello ahorrar, en caso de que se tenga la capacidad económica para hacerlo, así se prevé una baja en la tasa de interés así como un cambio en la demanda de dinero. Lo mismo ocurre con el sector empresarial, cuando ve un futuro permeado por incertidumbre, se deja de invertir, así como de contratar compromisos financieros que no se podrán cumplir, con ello ambos actores jugará un papel importe para generar condiciones que incidan en algunos indicadores, entre los que destacan la tasa de interés, inflación, niveles de inversión y de empleo.

Al respecto el INEGI da a conocer el nivel de las Expectativas Empresariales (EE), cabe hacer mención que también hace el mismo ejercicio para los consumidores, tanto en el ámbito de la confianza como expectativas, sin embargo el día de hoy el INEGI da a conocer en su comunicado de prensa núm. 204/20 solo las EE, mismas que se estiman a través de la opinión de directivos empresariales, y se elaboran con los resultados de la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial (EMOE) que refleja la percepción que tienen los actores económicos del mes inmediato anterior, por lo que permiten conocer, casi inmediatamente después de terminado el mes de referencia, la opinión de los directivos sobre el comportamiento de variables relevantes de los sectores Manufacturero, Construcción, Comercio y de los Servicios Privados no Financieros. Los resultados derivados de la actual crisis económica, así como de la crisis del mercado petrolero y la pandemia que padece el mundo y México, han generado un escenario nada alentador para las expectativas empresariales, ya que éstas en el sector Manufacturero fueron desfavorables en abril de 2020 frente a las de marzo pasado: las de Producción se redujeron (-)10.4 puntos; en el sector de la construcción, el valor de las obras ejecutadas como contratista principal (-)5.8; en el sector Comercio la apreciación sobre las ventas netas descendió (-) 19.0 puntos, lo anterior genera una atmósfera nada alentadora para el crecimiento económico derivado de una serie de factores, por ello es necesario considerar los efectos de la crisis de salud pública y los embates económicos y sociales que se avecinan en corto plazo, esperemos que estas expectativas pronto sean diferentes, por el bien de todos.

Regeneración 19

En momentos de crisis, la incertidumbre sobre lo que sucederá en el futuro próximo se exacerba, generando actos y acciones aparentemente racionales por parte de los diferentes actores económicos individuales, entre ellos los consumidores, las empresas e incluso el gobierno, tal situación sin lugar a duda afecta el desarrollo de la economía en su conjunto o bien en el plano macroeconómico, es decir, las decisiones que en lo individual cada uno de nosotros tome afectará la evolución del colectivo, pero qué pasa cuando la incertidumbre se transforma en miedo y éste es el elemento que envuelve la direccionalidad de nuestro acontecer en materia económica, el riesgo de tener un fracaso se incrementa, de ahí la importancia de la información y análisis del contexto así como de los indicadores que se proporcionan para hacer el pronóstico lo más acertado posible.

Lo anterior fue expuesto por el economista R. Lucas con su teoría de las expectativas racionales quien parte de la idea que los agentes económicos son racionales ya que éstos actúan a través del acceso a la información disponible, de ahí se forman expectativas sobre los precios y las cantidades tanto a producir como a consumir en el futuro, basándose en estas expectativas, actúan para maximizar la utilidad o los beneficios, bajo el argumento que se de en un modelo macroeconómico de equilibrio general o sea, donde la oferta y la demanda son los mecanismos para direccionar la información tanto a los productores como consumidores.

Lo anterior resulta interesante cuando se considera un futuro permeado por una crisis, la incertidumbre genera un cambio en la actitud ante el temor de no tener claro en el futuro inmediato el devenir económico y social, por lo que racionalmente se tiende a modificar por parte de los consumidores los patrones de consumo, es decir, eliminan aquellos bienes que se consideran no necesarios o superfluos y con ello ahorrar, en caso de que se tenga la capacidad económica para hacerlo, así se prevé una baja en la tasa de interés así como un cambio en la demanda de dinero. Lo mismo ocurre con el sector empresarial, cuando ve un futuro permeado por incertidumbre, se deja de invertir, así como de contratar compromisos financieros que no se podrán cumplir, con ello ambos actores jugará un papel importe para generar condiciones que incidan en algunos indicadores, entre los que destacan la tasa de interés, inflación, niveles de inversión y de empleo.

Al respecto el INEGI da a conocer el nivel de las Expectativas Empresariales (EE), cabe hacer mención que también hace el mismo ejercicio para los consumidores, tanto en el ámbito de la confianza como expectativas, sin embargo el día de hoy el INEGI da a conocer en su comunicado de prensa núm. 204/20 solo las EE, mismas que se estiman a través de la opinión de directivos empresariales, y se elaboran con los resultados de la Encuesta Mensual de Opinión Empresarial (EMOE) que refleja la percepción que tienen los actores económicos del mes inmediato anterior, por lo que permiten conocer, casi inmediatamente después de terminado el mes de referencia, la opinión de los directivos sobre el comportamiento de variables relevantes de los sectores Manufacturero, Construcción, Comercio y de los Servicios Privados no Financieros. Los resultados derivados de la actual crisis económica, así como de la crisis del mercado petrolero y la pandemia que padece el mundo y México, han generado un escenario nada alentador para las expectativas empresariales, ya que éstas en el sector Manufacturero fueron desfavorables en abril de 2020 frente a las de marzo pasado: las de Producción se redujeron (-)10.4 puntos; en el sector de la construcción, el valor de las obras ejecutadas como contratista principal (-)5.8; en el sector Comercio la apreciación sobre las ventas netas descendió (-) 19.0 puntos, lo anterior genera una atmósfera nada alentadora para el crecimiento económico derivado de una serie de factores, por ello es necesario considerar los efectos de la crisis de salud pública y los embates económicos y sociales que se avecinan en corto plazo, esperemos que estas expectativas pronto sean diferentes, por el bien de todos.

Regeneración 19