/ domingo 28 de junio de 2020

Educación laica

La definición del estado laico comprende varios aspectos entre los que se hayan la separación de las instituciones religiosas de las instituciones del estado sin que medie subordinación de una sobre la otra. Además, la maximización de la libertad de pensamiento, conciencia y religión para todos, con la libertad de manifestar sus creencias dentro de los límites del orden público y los derechos de los demás y finalmente, el estado trata a todos por igual y no discrimina ni privilegia a las personas por sus creencias religiosas, agnóstica o atea. Si un estado toma en serio su secularismo constitucional, ¿qué podría significar eso para su sistema educativo?

Las controversias suscitadas con motivo de la educación han sido una presencia constante desde los inicios del Estado Laico, que se agudizó con el progresivo crecimiento del sistema de educación pública desatando a la postre incluso conflictos armados (Guerra Cristera en Occidente), al pasar la educación del dominio exclusivo de los padres y de sus congregaciones religiosas a ser la preocupación de una clase de especialistas capacitados financiados por los impuestos públicos a partir de la expansión del Estado Moderno.

Sin embargo, algunos creen que algunos modelos de educación moral basado en la religión proporcionados por el estado son legítimos.

Por ejemplo, ¿qué pasa si todas las organizaciones religiosas tienen los mismos derechos para participar en las escuelas estatales? Si a las organizaciones religiosas se les permite impartir clases confesionales por separado en las escuelas públicas o incluso administrar escuelas públicas ¿no es este tratamiento igualitario coherente con el secularismo?

Algunos defenderían tal sistema. Aun así, puede haber razones para pensar que no sería compatible con el laicismo. En principio porque ningún estado sería capaz de implementar dicho sistema de manera justa. Hay tantas denominaciones del cristianismo que sería imposible proporcionar una escuela completa para cada una de ellas. aunque algunas personas piensan que las religiones son homogéneas ("los católicos creen esto ...", "los budistas creen aquello ..."), la realidad es que la realidad no es tan simple. Una persona puede identificarse como católica pero cree en la reencarnación y no piensa que la anticoncepción sea pecaminosa. Puede estar casada con alguien que se identifica como musulmán, pero en algunas de sus creencias simpatiza con aspectos del panteísmo. La creencia y la práctica son tan individuales y por ende diversas, que proporcionar una escuela que atienda a cada confesión sin discriminación sería absolutamente imposible.

Por otra parte, el derecho de los niños a la libertad de religión o de creencias al menos en línea con su capacidad de desarrollo sugeriría, que el sistema educativo estatal debe de estar libre de suposiciones religiosas sobre cuestiones controvertidas, si el laicismo busca proteger la libertad de conciencia, podríamos argumentar que el sistema educativo del estado debería equipar a los niños con la capacidad y la experiencia para elegir. Esto significa que la escuela debe enseñar sobre religiones y cosmovisiones no religiosas de una manera justa y equilibrada, sin permitir la instrucción confesional y buscando activamente equipar a los niños con las habilidades críticas necesarias para decidir sobre lo que se les está enseñando.

Finalmente llegamos al espacio donde se da la madre de todas las batallas del secularismo, en los intereses del estado mismo. El secularismo acepta que puede ser necesario limitar la libertad de acción o creencia individual para proteger los derechos de los demás o en interés del orden público. Aquí entra en juego el interés del estado por la cohesión social, la tolerancia, el respeto y la igualdad. Algunos han argumentado que el estado tiene un interés legítimo en garantizar que los niños se conviertan en ciudadanos junto a otros que puedan diferir a la largo sobre su inclinación religiosa y la temprana convivencia con la diferencia les permitirá aprender desde una edad temprana a desarrollar las habilidades, hábitos y actitudes de vivir juntos en una sociedad democrática. A la luz de esto, el estado secular se justifica al hacer dos cosas. Primero, en sus propios intereses para asegurar la paz social, puede inculcar legítimamente ciertos valores morales básicos mínimos necesarios para la vida en sociedad, como la cooperación pacífica. En segundo lugar, puede enseñar sobre una variedad de enfoques religiosos y no religiosos de la vida de una manera justa y equilibrada. Hay buenas razones seculares para esto, las religiones y el humanismo han tenido un impacto significativo en la sociedad y la cultura humanas, y por lo tanto constituyen una parte necesaria de una educación completa. Como tradiciones, contienen ideas y enseñanzas de las cuales los jóvenes pueden aprender y percatarse incluso que muchas de ellas se empalman, yuxtaponen o complementan; y constituyen las cosmovisiones reales de los futuros conciudadanos, de los cuales cada niño debe adquirir algún conocimiento, para mejorar la comprensión mutua y la tolerancia sustancial.

Siempre habrá padres que se opongan a que sus hijos reciban o no, educación, particularmente religiosa o moral, divergente de la que practican. Pero en los estados que toman en serio los principios de equidad y libertad, para los niños no menos que para cualquier otra persona, limitar este control parental está ampliamente justificado.

Regeneración del 19.

Algunos defenderían tal sistema. Aun así, puede haber razones para pensar que no sería compatible con el laicismo.

La definición del estado laico comprende varios aspectos entre los que se hayan la separación de las instituciones religiosas de las instituciones del estado sin que medie subordinación de una sobre la otra. Además, la maximización de la libertad de pensamiento, conciencia y religión para todos, con la libertad de manifestar sus creencias dentro de los límites del orden público y los derechos de los demás y finalmente, el estado trata a todos por igual y no discrimina ni privilegia a las personas por sus creencias religiosas, agnóstica o atea. Si un estado toma en serio su secularismo constitucional, ¿qué podría significar eso para su sistema educativo?

Las controversias suscitadas con motivo de la educación han sido una presencia constante desde los inicios del Estado Laico, que se agudizó con el progresivo crecimiento del sistema de educación pública desatando a la postre incluso conflictos armados (Guerra Cristera en Occidente), al pasar la educación del dominio exclusivo de los padres y de sus congregaciones religiosas a ser la preocupación de una clase de especialistas capacitados financiados por los impuestos públicos a partir de la expansión del Estado Moderno.

Sin embargo, algunos creen que algunos modelos de educación moral basado en la religión proporcionados por el estado son legítimos.

Por ejemplo, ¿qué pasa si todas las organizaciones religiosas tienen los mismos derechos para participar en las escuelas estatales? Si a las organizaciones religiosas se les permite impartir clases confesionales por separado en las escuelas públicas o incluso administrar escuelas públicas ¿no es este tratamiento igualitario coherente con el secularismo?

Algunos defenderían tal sistema. Aun así, puede haber razones para pensar que no sería compatible con el laicismo. En principio porque ningún estado sería capaz de implementar dicho sistema de manera justa. Hay tantas denominaciones del cristianismo que sería imposible proporcionar una escuela completa para cada una de ellas. aunque algunas personas piensan que las religiones son homogéneas ("los católicos creen esto ...", "los budistas creen aquello ..."), la realidad es que la realidad no es tan simple. Una persona puede identificarse como católica pero cree en la reencarnación y no piensa que la anticoncepción sea pecaminosa. Puede estar casada con alguien que se identifica como musulmán, pero en algunas de sus creencias simpatiza con aspectos del panteísmo. La creencia y la práctica son tan individuales y por ende diversas, que proporcionar una escuela que atienda a cada confesión sin discriminación sería absolutamente imposible.

Por otra parte, el derecho de los niños a la libertad de religión o de creencias al menos en línea con su capacidad de desarrollo sugeriría, que el sistema educativo estatal debe de estar libre de suposiciones religiosas sobre cuestiones controvertidas, si el laicismo busca proteger la libertad de conciencia, podríamos argumentar que el sistema educativo del estado debería equipar a los niños con la capacidad y la experiencia para elegir. Esto significa que la escuela debe enseñar sobre religiones y cosmovisiones no religiosas de una manera justa y equilibrada, sin permitir la instrucción confesional y buscando activamente equipar a los niños con las habilidades críticas necesarias para decidir sobre lo que se les está enseñando.

Finalmente llegamos al espacio donde se da la madre de todas las batallas del secularismo, en los intereses del estado mismo. El secularismo acepta que puede ser necesario limitar la libertad de acción o creencia individual para proteger los derechos de los demás o en interés del orden público. Aquí entra en juego el interés del estado por la cohesión social, la tolerancia, el respeto y la igualdad. Algunos han argumentado que el estado tiene un interés legítimo en garantizar que los niños se conviertan en ciudadanos junto a otros que puedan diferir a la largo sobre su inclinación religiosa y la temprana convivencia con la diferencia les permitirá aprender desde una edad temprana a desarrollar las habilidades, hábitos y actitudes de vivir juntos en una sociedad democrática. A la luz de esto, el estado secular se justifica al hacer dos cosas. Primero, en sus propios intereses para asegurar la paz social, puede inculcar legítimamente ciertos valores morales básicos mínimos necesarios para la vida en sociedad, como la cooperación pacífica. En segundo lugar, puede enseñar sobre una variedad de enfoques religiosos y no religiosos de la vida de una manera justa y equilibrada. Hay buenas razones seculares para esto, las religiones y el humanismo han tenido un impacto significativo en la sociedad y la cultura humanas, y por lo tanto constituyen una parte necesaria de una educación completa. Como tradiciones, contienen ideas y enseñanzas de las cuales los jóvenes pueden aprender y percatarse incluso que muchas de ellas se empalman, yuxtaponen o complementan; y constituyen las cosmovisiones reales de los futuros conciudadanos, de los cuales cada niño debe adquirir algún conocimiento, para mejorar la comprensión mutua y la tolerancia sustancial.

Siempre habrá padres que se opongan a que sus hijos reciban o no, educación, particularmente religiosa o moral, divergente de la que practican. Pero en los estados que toman en serio los principios de equidad y libertad, para los niños no menos que para cualquier otra persona, limitar este control parental está ampliamente justificado.

Regeneración del 19.

Algunos defenderían tal sistema. Aun así, puede haber razones para pensar que no sería compatible con el laicismo.