/ sábado 29 de septiembre de 2018

El 7 Leguas

En una de las últimas sesiones cafeteras con amigos, comentábamos el Tampico de antes, y de cómo ha crecido y cambiado el actual.

Alguien de la mesa nos plantea la duda. ¿Hasta dónde llegaba la ciudad en cuestión de servicios hace ya algún tiempo? ¡Hasta el Posada! dijo una voz. -No, no es cierto -dijo otro-, el Posada fue después del 7 Leguas. ¡Tampoco!, dijo un tercero, los dos están equivocados; al parecer muy enterado nos dijo, la ciudad llegaba hasta la Bene, enseguida un arco de fierro con un barquito como decoración marcaba los límites de Tampico. “La capital petrolera de México”, después monte, el 7 Leguas, la carretera hacia el aeropuerto con la famosa curva de “El Piñal” de trágicos recuerdos. Sin olvidar el Tampico Club, a donde acudimos a no pocas graduaciones, hasta que por razones que ignoro se cerró.

Los terrenos baldíos y el verde de los árboles, poco a poco fueron desapareciendo, modernas construcciones se erigieron, se abrieron tiendas, plazas, hoteles, centros comerciales, etc., muy presente tengo nuestros paseos en el carro convertible de Julio López traído de Europa, con el ingeniero Gual y el que escribe a tomar café al 7 Leguas, con música en vivo (rockola) a pasar nuestros ratos ocios. También había una alberca que fue cerrada por un accidente. El nombre de la cafetería según me dijeron se debió efectivamente al famoso caballo de las señoritas Cantón, quien corrió en el Hipódromo de Las Américas. Para los curiosos que quieran comprobar esta historia basta con que acudan a la cafetería donde pueden admirar al famoso caballo en las fotos que ahí se exhiben.

Después de ponernos de acuerdo en hechos y lugares, llegamos a la conclusión de que tiempos pasados fueron tiempos mejores...

En una de las últimas sesiones cafeteras con amigos, comentábamos el Tampico de antes, y de cómo ha crecido y cambiado el actual.

Alguien de la mesa nos plantea la duda. ¿Hasta dónde llegaba la ciudad en cuestión de servicios hace ya algún tiempo? ¡Hasta el Posada! dijo una voz. -No, no es cierto -dijo otro-, el Posada fue después del 7 Leguas. ¡Tampoco!, dijo un tercero, los dos están equivocados; al parecer muy enterado nos dijo, la ciudad llegaba hasta la Bene, enseguida un arco de fierro con un barquito como decoración marcaba los límites de Tampico. “La capital petrolera de México”, después monte, el 7 Leguas, la carretera hacia el aeropuerto con la famosa curva de “El Piñal” de trágicos recuerdos. Sin olvidar el Tampico Club, a donde acudimos a no pocas graduaciones, hasta que por razones que ignoro se cerró.

Los terrenos baldíos y el verde de los árboles, poco a poco fueron desapareciendo, modernas construcciones se erigieron, se abrieron tiendas, plazas, hoteles, centros comerciales, etc., muy presente tengo nuestros paseos en el carro convertible de Julio López traído de Europa, con el ingeniero Gual y el que escribe a tomar café al 7 Leguas, con música en vivo (rockola) a pasar nuestros ratos ocios. También había una alberca que fue cerrada por un accidente. El nombre de la cafetería según me dijeron se debió efectivamente al famoso caballo de las señoritas Cantón, quien corrió en el Hipódromo de Las Américas. Para los curiosos que quieran comprobar esta historia basta con que acudan a la cafetería donde pueden admirar al famoso caballo en las fotos que ahí se exhiben.

Después de ponernos de acuerdo en hechos y lugares, llegamos a la conclusión de que tiempos pasados fueron tiempos mejores...