/ domingo 14 de agosto de 2022

El arte clásico como canon estético

Segunda Parte

Para la escena del Juicio Final en la Capilla Sixtina Miguel Ángel toma como modelo de referencia estética al torso de Belvedere, obra escultórica griega del siglo II A.C., con lo que podemos percibir como la historia del arte se encontraba centrada en el paradigma de perfección griega a pesar del paso de los siglos.

Este horizonte único de valores estéticos clásicos cribó lo bello y valioso en el mundo del arte de lo que no lo era hasta la llegada de otra revolución estética de igual envergadura a la planteada por los griegos: El Romanticismo Alemán.

Algunos intérpretes de la Historia del Arte creen ver en la dicotomía clásico vs romántico el último episodio de la disputa entre antiguos y modernos, y resulta curioso que así sea, puesto que la cultura alemana con todos sus elementos y disciplinas son tributarios del legado de la Grecia Clásica, no por nada la representación del mítico Valhalla está construido en el austero estilo dórico clásico.

Para Frederich Schlegel uno de los principales teóricos del primer romanticismo alemán, la diferencia sustantiva entre la literatura moderna que en su día era la del Siglo XVIII y la literatura griega clásica se desprende de que las primeras “No producen ni contento, ni armonía, ni perfección, de ellas sólo se obtiene un deseo insatisfecho, dominadas por la anarquía, porque los artistas están permanentemente a la busca de cuanto pueda conmover el gusto del público y no se detienen ante nada con tal de producir sensación de fuerza y de novedad. En su continua tensión por implicar y estimular al espectador, sustituyen lo bello por lo interesante y, en esta vía, no se detiene ni siquiera ante los recursos a lo escandaloso o a lo impresionante, absolutamente excluidos por la belleza griega”.

Pese a ello Schlegel descubre la tensión dialéctica existente entre la literatura “moderna” con respecto a la clásica o antigua, porque en tanto el arte clásico prescindió de la necesidad de dotarse de una teoría estética, la moderna no ha dejado de intentarlo.

Los románticos alemanes encabezaron el movimiento estético que rechazó el modelo clásico del arte, es a ellos a los que con propiedad se refiere Schlegel cuando habla de la disputa entre modernos y antiguos o arte clásico. Es este el significado que le da también Hegel cuando en la Estética habla de arte romántico.

De alguna forma el arte clásico como canon estético fue desafiado por el movimiento romántico alemán pero solo en aquellas expresiones estéticas que siendo cronológicamente posteriores al arte antiguo, trataban de volver y de seguir su modelo de plantear y cumplir sus reglas.

Algo con lo que se inconformaron los primeros integrantes del movimiento romántico alemán ya que a su decir el arte se apartaba de esta forma de su mundo y se convierte en reflexivo, característica totalmente ausente en el arte clásico original.

Para A. W. Schlegel, hermano de Friedrich, lo romántico pretende la combinación de géneros heterogéneos y la aproximación de cosas diversas; mientras que lo clásico propende al orden, a la armonía, a las reglas, lo romántico “es la expresión de una fuerza misteriosa que tiende a una nueva creación, que hace emerger como si fuera un mundo de maravilla, del seno del caos”.

La inspiración clásica es sencilla, clara, natural, el genio romántico penetra con el sentimiento en el misterio de la naturaleza: si la tragedia antigua es como un grupo escultórico, el drama romántico es como una gran pintura en claroscuro.

Regeneración.

Segunda Parte

Para la escena del Juicio Final en la Capilla Sixtina Miguel Ángel toma como modelo de referencia estética al torso de Belvedere, obra escultórica griega del siglo II A.C., con lo que podemos percibir como la historia del arte se encontraba centrada en el paradigma de perfección griega a pesar del paso de los siglos.

Este horizonte único de valores estéticos clásicos cribó lo bello y valioso en el mundo del arte de lo que no lo era hasta la llegada de otra revolución estética de igual envergadura a la planteada por los griegos: El Romanticismo Alemán.

Algunos intérpretes de la Historia del Arte creen ver en la dicotomía clásico vs romántico el último episodio de la disputa entre antiguos y modernos, y resulta curioso que así sea, puesto que la cultura alemana con todos sus elementos y disciplinas son tributarios del legado de la Grecia Clásica, no por nada la representación del mítico Valhalla está construido en el austero estilo dórico clásico.

Para Frederich Schlegel uno de los principales teóricos del primer romanticismo alemán, la diferencia sustantiva entre la literatura moderna que en su día era la del Siglo XVIII y la literatura griega clásica se desprende de que las primeras “No producen ni contento, ni armonía, ni perfección, de ellas sólo se obtiene un deseo insatisfecho, dominadas por la anarquía, porque los artistas están permanentemente a la busca de cuanto pueda conmover el gusto del público y no se detienen ante nada con tal de producir sensación de fuerza y de novedad. En su continua tensión por implicar y estimular al espectador, sustituyen lo bello por lo interesante y, en esta vía, no se detiene ni siquiera ante los recursos a lo escandaloso o a lo impresionante, absolutamente excluidos por la belleza griega”.

Pese a ello Schlegel descubre la tensión dialéctica existente entre la literatura “moderna” con respecto a la clásica o antigua, porque en tanto el arte clásico prescindió de la necesidad de dotarse de una teoría estética, la moderna no ha dejado de intentarlo.

Los románticos alemanes encabezaron el movimiento estético que rechazó el modelo clásico del arte, es a ellos a los que con propiedad se refiere Schlegel cuando habla de la disputa entre modernos y antiguos o arte clásico. Es este el significado que le da también Hegel cuando en la Estética habla de arte romántico.

De alguna forma el arte clásico como canon estético fue desafiado por el movimiento romántico alemán pero solo en aquellas expresiones estéticas que siendo cronológicamente posteriores al arte antiguo, trataban de volver y de seguir su modelo de plantear y cumplir sus reglas.

Algo con lo que se inconformaron los primeros integrantes del movimiento romántico alemán ya que a su decir el arte se apartaba de esta forma de su mundo y se convierte en reflexivo, característica totalmente ausente en el arte clásico original.

Para A. W. Schlegel, hermano de Friedrich, lo romántico pretende la combinación de géneros heterogéneos y la aproximación de cosas diversas; mientras que lo clásico propende al orden, a la armonía, a las reglas, lo romántico “es la expresión de una fuerza misteriosa que tiende a una nueva creación, que hace emerger como si fuera un mundo de maravilla, del seno del caos”.

La inspiración clásica es sencilla, clara, natural, el genio romántico penetra con el sentimiento en el misterio de la naturaleza: si la tragedia antigua es como un grupo escultórico, el drama romántico es como una gran pintura en claroscuro.

Regeneración.