Narrar en cine es usar un tiempo, en sí, diegético. La ficción es el medio ejecutor del cine. La diégesis es la realidad del cine, y en ambas se deconstruye un tiempo manipulado.
El director de cine es un narrador visual. Narrar significa enunciar, transmitir códigos informantes. A diferencia de la narración literaria, que para su sustento requiere de la “imaginación” del lector, la narración audiovisual (cine, televisión) proyecta una información distintiva.
En tv, la narración está fuera de la historia. En cine, está dentro de la historia. Es decir, en tv la narración no existe el personaje como tal: máscara, representación figurada. Es decir: un hecho noticioso, real, directo, es inenarrable en términos del cine porque su prurito es el evento en sí: no hay laa relaboración, la instalación de un personaje.
En el cine, la narración se basa en personajes y tramas. Es, por decirlo de otro modo, el hecho transpuesto a una realidad alterada.
No confundir el concepto de series, telenovelas o miniseries como narración de tv, ya que éstas se ejecutan bajo la visión de la concepción cinematográfica.
Narrar en cine es transmitir una ficción, una docuficción o, en su defecto, la utilización de un tiempo estético (o sea: manipulado, diegético = ficcionado, y no en tanto bajo la mimesis = representación del hecho real, natural).
Por ejemplo. Un camarógrafo pasó tres días con sus noches oculto en un recoveco del bosque en pos de capturar en video al vuelo de un águila. Lo consigue, digámoslo, así en bruto, sin maniobrar sonido, color, ni montaje. Al proyectarla en una sala, se advierten todas las imperfecciones: el sonido del viento y las hojas de los árboles. Aún más: el video, como tal, pareciera un filme mudo. En cambio, al someter ese video al vaivén del lenguaje cinematográfico: montaje, corrección de color, efectos de sonido e incidentales, eliminación del ruido indeseado, se advertirá que el video fue sometido a una diégesis, a una ficción de elementos que no estaban originalmente en el video.
Así, entonces, una narración cinematográfica es diégesis y estética en virtud de mecanismos que evocan el paso del tiempo (fundidos: fade out/ in), transiciones que hagan imperceptible el cambio de plano (raccords, dirección y movimiento) y mecanismos para implicar a la subjetividad (planos subjetivos, plano/contraplano, el eje de miradas, diseño sonoro, etc.).
Porque en el cine el tiempo no existe, se crea. ¿Cómo? Mediante el uso del lenguaje cinematográfico.
Narrar en cine es usar un tiempo, en sí, diegético. La ficción es el medio ejecutor del cine. La diégesis es la realidad del cine, y en ambas se deconstruye un tiempo manipulado. Y buena parte de la diégesis se da mediante lo que se llama estilo del director. El estilo es la asimilación de una voz única. El estilo es el sello de identidad de un autor, que lo distingue del resto.
Si El padrino /1972, la hubiera dirigido Woody Allen, el estilo del entonces cómico y autor de gags demoledores sobre la vida americana setentera sin duda se vería reflejado a lo largo del drama de la familia Corleone. Y, en cambio, si la historia del clan Corleone hubiera puesta en las manos de Martin Scorsese, el tono, el desarrollo y la atmósfera del fime quizás tendría otro talante al que le dio Francis Ford Coppola.
Mucho se ha escrito y analizado en cuanto a que el estilo es más una cuestión de forma (lo puramente audiovisual: encuadres, iluminación, puesta en escena, etc.) que de contenido (historia o guion), puesto que lo importante no es lo que se cuenta si no cómo se cuenta (el fondo). Es conocido que el célebre filme Shadows/ 1959, de John Cassavetes, fue rodado son un guio preexistente: todo fue improvisado y llevado a niveles de realismo en cuanto a que las locaciones y los actores eran “naturales” (en caso de los segundo, sin experiencia profesional). Con el tiempo, Shadows ha sido elevada a madre del cine underground estadounidense.
También, en su laureada película Roma/ 2018, Alfonso Cuarón impuso un estilo de dirección novedoso y acaso de avanzada: no mostrar el guion a sus actores, sino más bien les fue desgranando los diálogos en las escenas que iban rodando al día. El director adujo que con ello quería lograr actuaciones más que frescas genuinas y poderosas en su inherencia de naturalismo. Y la respuesta fueron sendas nominaciones al Óscar a Actriz Principal (Yalitza Aparicio) y Actriz Secundaria (Marina de Tavira), amén de loa Óscares a Mejor Película en habla no inglesa y Mejor Director (el propio Cuarón).
Aunque es fama que cineastas como Pedro Almodóvar son renuentes a permitir cambios en los libretos; los diálogos los exige puntuales, tal y como él los escribió. En cambio, directores como Clint Eastwood y Woody Allen permiten mucha libertad a los actores en cuanto a márgenes de improvisación. Cuestión de estilo.
Entonces, puede establecerse que el estilo cinematográfico está caracterizado por la originalidad, basado – en gran medida - en la estética…