/ lunes 22 de marzo de 2021

El cumpleaños del perro | El regreso de Luis Mandoki

Las noticias informan que el cineasta mexicano Luis Mandoki está de regreso con un filme de terror, tentativamente titulado “Presencias” cuyo rodaje (cumpliendo con los protocolos de sanidad) se lleva a cabo en Tlalpujahua, Michoacán, con Yalitza Aparicio como protagonista, lo que marcaría la esperada segunda película de la nominada al Oscar por “Roma”, de Alfonso Cuarón.

La última incursión de Mandoki en el cine mexicano había sido “La vida precoz y breve de Sabina Rivas”/ 2012, una historia extrañamente financiada por Televisa donde una chica centroamericana, al querer cruzar por territorio mexicano hacia los Estados Unidos, sufre lo indecible en cuanto a vejaciones en su dignidad como mujer.

Sin embargo en su filme “Voces inocentes”/ 2004 Mandoki -de nuevo radicado en México tras veinte años en el cine holly-woodense- realiza un relato fílmico basado en testimonios verídicos de Óscar Torres, un salvadoreño que vivió la pesadilla de la guerrilla en su país en los ochenta.

Con abundantes locaciones en el estado de Veracruz, “Voces inocentes” desarrolla una premisa por demás inquietante y morbosa: el reclutamiento de niños de 12 años por el ejército de El Salvador. Así, presenciamos la historia del infante Chava (Carlos Padilla) quien vive en un poblado enclavado en medio del ejército y la guerrilla.

En un ambiente de miseria (la mayoría de la gente habita casas de cartón), el filme ofrece miradas tiernas y difíciles de entender. Por un lado, la vida de los niños que transcurre con la aparente normalidad; por otro, el trauma de vivir con la zozobra de las balas que irrumpen a diario.

Mandoki aplica lo aprendido en su paso por el cine de Holly-wood: manipulación de escenas escabrosas (la balacera en la escuela, la ejecución de dos niños), inclusión de música edulcorada que resalta y a veces maquilla secuencias melodramáticas (los niños soldados de 13 años con sendos rifles), abundante empleo del close up (tomas cerradas al rostro) y escenografías asfixiantes pero más bien con tufo a turismo folclórico.

Si bien la participación de actores solventes (Ofelia Medina, Jesús Ochoa y Daniel Jiménez Cacho) le otorgan al filme una viabilidad histriónica, el guión se derrumba ante algunas orfandades: no hay mayor comentario político que dimensione el conflicto (la guerrilla salvadoreña) al paso del tiempo. A Mandoki, por lo que se ve, lo eclipsó el hecho toral (el reclutamiento de niño por el ejército) y dejó en manos del sentimentalismo el justificante político.

“Voces inocentes” (distribuida por la Twentieth Century Fox) es una película bien contada. Mandoki supo jalar los hilos para conmover y emocionar al espectador. Personajes entrañables (el loco del pueblo, la niña novia de Chava, un chofer bondadoso y dicharachero que ayuda a Chava), le dan al filme una calidez que atrapa al público.

Lindados algunos tópicos (la ayuda gringa al ejército salvadoreño, el abuso de los derechos de los niños y la ausencia de la comunidad internacional), “Voces inocentes” intenta abogar por la inocencia atropellada de los niños en un conflicto bélico…

Las noticias informan que el cineasta mexicano Luis Mandoki está de regreso con un filme de terror, tentativamente titulado “Presencias” cuyo rodaje (cumpliendo con los protocolos de sanidad) se lleva a cabo en Tlalpujahua, Michoacán, con Yalitza Aparicio como protagonista, lo que marcaría la esperada segunda película de la nominada al Oscar por “Roma”, de Alfonso Cuarón.

La última incursión de Mandoki en el cine mexicano había sido “La vida precoz y breve de Sabina Rivas”/ 2012, una historia extrañamente financiada por Televisa donde una chica centroamericana, al querer cruzar por territorio mexicano hacia los Estados Unidos, sufre lo indecible en cuanto a vejaciones en su dignidad como mujer.

Sin embargo en su filme “Voces inocentes”/ 2004 Mandoki -de nuevo radicado en México tras veinte años en el cine holly-woodense- realiza un relato fílmico basado en testimonios verídicos de Óscar Torres, un salvadoreño que vivió la pesadilla de la guerrilla en su país en los ochenta.

Con abundantes locaciones en el estado de Veracruz, “Voces inocentes” desarrolla una premisa por demás inquietante y morbosa: el reclutamiento de niños de 12 años por el ejército de El Salvador. Así, presenciamos la historia del infante Chava (Carlos Padilla) quien vive en un poblado enclavado en medio del ejército y la guerrilla.

En un ambiente de miseria (la mayoría de la gente habita casas de cartón), el filme ofrece miradas tiernas y difíciles de entender. Por un lado, la vida de los niños que transcurre con la aparente normalidad; por otro, el trauma de vivir con la zozobra de las balas que irrumpen a diario.

Mandoki aplica lo aprendido en su paso por el cine de Holly-wood: manipulación de escenas escabrosas (la balacera en la escuela, la ejecución de dos niños), inclusión de música edulcorada que resalta y a veces maquilla secuencias melodramáticas (los niños soldados de 13 años con sendos rifles), abundante empleo del close up (tomas cerradas al rostro) y escenografías asfixiantes pero más bien con tufo a turismo folclórico.

Si bien la participación de actores solventes (Ofelia Medina, Jesús Ochoa y Daniel Jiménez Cacho) le otorgan al filme una viabilidad histriónica, el guión se derrumba ante algunas orfandades: no hay mayor comentario político que dimensione el conflicto (la guerrilla salvadoreña) al paso del tiempo. A Mandoki, por lo que se ve, lo eclipsó el hecho toral (el reclutamiento de niño por el ejército) y dejó en manos del sentimentalismo el justificante político.

“Voces inocentes” (distribuida por la Twentieth Century Fox) es una película bien contada. Mandoki supo jalar los hilos para conmover y emocionar al espectador. Personajes entrañables (el loco del pueblo, la niña novia de Chava, un chofer bondadoso y dicharachero que ayuda a Chava), le dan al filme una calidez que atrapa al público.

Lindados algunos tópicos (la ayuda gringa al ejército salvadoreño, el abuso de los derechos de los niños y la ausencia de la comunidad internacional), “Voces inocentes” intenta abogar por la inocencia atropellada de los niños en un conflicto bélico…