/ lunes 6 de abril de 2020

El cumpleaños del perro | La mejor comedia del cine mexicano

El 4 de febrero de 1950, en el cine Metropolitan de la ciudad de México, se estrenó la novena película filmada por Germán Valdés "Tin Tan", El rey del barrio, dirigida por Gilberto Martínez Solares. Las funciones fueron a las 4:20, 6:20, 8:20 y 10:15 pm.

Estamos ante la mejor comedia producida por el cine mexicano. De acuerdo, Allí está el detalle/ 1940, que catapultó a Cantinflas, podría ser la otra gran obra cómica pero creo que la del pachuco es superior por varias razones. La primera, y la más importante, porque hace explotar hasta el delirio el talento de Tin Tan a niveles únicos, impares.

Si bien Luis Buñuel hizo una obra maestra –Los olvidados/ 1950- con la infraestructura del cine en México de la época, sería injusto no acotar que hubiera sido imposible sin los filmes de vecindad de Juan Bustillo Oro, Alejandro Galindo, Ismael Rodríguez y Gilberto Martínez Solares.

En El rey del barrio Tin Tan alcanza el cénit de su estatura como histrión. Todo está hecho para que el gran pachuco se luzca: las licencias meta cine (hablar ante la cámara, regañando al público), la farsa de los géneros cinematográficos, el rezongue ante el conservadurismo lingüista, la hilaridad como marca de corso ante el melodrama edulcorado y la guasa como bálsamo contra la improvisación.

Aunque sin el corifeo del grupo actoral conformado por Vitola, el tampiqueño Tun Tun, Borolas y su carnal Marcelo, Tin Tan no hubiese funcionado a la perfección en El rey del barrio porque incluso, hasta la inocencia de Silvia Pinal le inyecta a la cinta una especie de aura mítica-romántica chaplinesca.

El rey del barrio es un despliegue pleno, saturado de tintes ufanos no sólo de Tin Tan, sino del estallido del arrabal, la sátira y los arrojos de un cine mexicano de la época capaz de adaptar novelas de la literatura universal (Miguel Strogoff/ Miguel M. Delgado-1944, El corsario negro/ Chano Urueta- 1946) o de incubar el desenfado bajo la cota cautiva del público (El diablo no es tan diablo/ Julián Soler-1949 y las subsecuentes tintanescas: Simbad el mareado/ 1950, El ceniciento/ 1951, El bello durmiente/ 1952). Y más aún: de establecer una industria fílmica en auge que hizo empatía con su público y permitió que las más de cien cintas anuales producidas fueran un arcoíris de temas disímbolos.

Quizás sea raro celebrar aniversarios para películas de comedia, pero no hay que olvidar que ese cine sigue viéndose en tv abierta y de paga. Y no sería desfasado decir que ante los elevados precios de boletos a los cines, el cine mexicano de antaño que pasan por la tele (amén de la aún expansiva piratería del dvd) es un refugio no sólo para nostálgicos sino para gente que literalmente no tiene más qué ver…

El 4 de febrero de 1950, en el cine Metropolitan de la ciudad de México, se estrenó la novena película filmada por Germán Valdés "Tin Tan", El rey del barrio, dirigida por Gilberto Martínez Solares. Las funciones fueron a las 4:20, 6:20, 8:20 y 10:15 pm.

Estamos ante la mejor comedia producida por el cine mexicano. De acuerdo, Allí está el detalle/ 1940, que catapultó a Cantinflas, podría ser la otra gran obra cómica pero creo que la del pachuco es superior por varias razones. La primera, y la más importante, porque hace explotar hasta el delirio el talento de Tin Tan a niveles únicos, impares.

Si bien Luis Buñuel hizo una obra maestra –Los olvidados/ 1950- con la infraestructura del cine en México de la época, sería injusto no acotar que hubiera sido imposible sin los filmes de vecindad de Juan Bustillo Oro, Alejandro Galindo, Ismael Rodríguez y Gilberto Martínez Solares.

En El rey del barrio Tin Tan alcanza el cénit de su estatura como histrión. Todo está hecho para que el gran pachuco se luzca: las licencias meta cine (hablar ante la cámara, regañando al público), la farsa de los géneros cinematográficos, el rezongue ante el conservadurismo lingüista, la hilaridad como marca de corso ante el melodrama edulcorado y la guasa como bálsamo contra la improvisación.

Aunque sin el corifeo del grupo actoral conformado por Vitola, el tampiqueño Tun Tun, Borolas y su carnal Marcelo, Tin Tan no hubiese funcionado a la perfección en El rey del barrio porque incluso, hasta la inocencia de Silvia Pinal le inyecta a la cinta una especie de aura mítica-romántica chaplinesca.

El rey del barrio es un despliegue pleno, saturado de tintes ufanos no sólo de Tin Tan, sino del estallido del arrabal, la sátira y los arrojos de un cine mexicano de la época capaz de adaptar novelas de la literatura universal (Miguel Strogoff/ Miguel M. Delgado-1944, El corsario negro/ Chano Urueta- 1946) o de incubar el desenfado bajo la cota cautiva del público (El diablo no es tan diablo/ Julián Soler-1949 y las subsecuentes tintanescas: Simbad el mareado/ 1950, El ceniciento/ 1951, El bello durmiente/ 1952). Y más aún: de establecer una industria fílmica en auge que hizo empatía con su público y permitió que las más de cien cintas anuales producidas fueran un arcoíris de temas disímbolos.

Quizás sea raro celebrar aniversarios para películas de comedia, pero no hay que olvidar que ese cine sigue viéndose en tv abierta y de paga. Y no sería desfasado decir que ante los elevados precios de boletos a los cines, el cine mexicano de antaño que pasan por la tele (amén de la aún expansiva piratería del dvd) es un refugio no sólo para nostálgicos sino para gente que literalmente no tiene más qué ver…