/ lunes 15 de agosto de 2022

El cumpleaños del perro | Las películas de La India María

En alguna entrevista la actriz Blanca Guerra dijo que prefería (o les tenía más cariño, no recuerdo bien) a las películas que hizo con Vicente Fernández que las que había hecho bajo la dirección de Arturo Ripstein, ya que las cintas del charro cantor la colmaron de popularidad.

Las repeticiones de las cintas de Chente Fernández semanalmente en un canal de cobertura nacional, confirman dos cosas: que son pésimas y que gozan de una enorme preferencia por un grueso del público. En este tenor se circunscriben las películas de María Elena Velasco, La India María.

En un viaje de Tampico a Xalapa pusieron en la video del autobús una película de La India María: La Comadrita / México-1972. En ella, María cuida la mansión de sus patrones ricos, quienes no mantienen una relación matrimonial sana.

Sucede que en el pueblo de María un cacique gacho quema el jacal de sus padrinos (los inolvidables Fernando Soler y Sara García); ante tal evento, María se los lleva a vivir a la mansión, junto a tres personajes más: dos amigos y una prima recién casada. Símiles a la popular serie Los Beverly de Peralvillo -con los magníficos El Borras, La Pecas y Cholita-, María y su tribu hacen de las suyas en la casa rica, máxime cuando se entera de ello el patrón (Fernando Larrañaga).

Salpicada después de enredos propios del cine de La India María (persecuciones en moto, en auto, acrobacias en situaciones inverosímiles), la cinta es un desfiladero de situaciones jocosas y amenas dignas del mejor teatro de Alfonso Paso o de Carlos Arniches.

Sin duda el personaje creado por María Elena Velasco pertenece al pueblo. La India María es una mirada desde el cine (las "marías") mediante un cauce amable. (Es interesante recordar a otros personajes autóctonos del cine mexicano como Régulo y Madaleno y Los Xochimilcas, a la par magníficos músicos.) Aunque en tiempos recientes han surgido debates, mayormente entre activistas sociales y académicos, aduciendo que los filmes de La India María son miradas infieles, torcidas, falsas, enajenantes y no decolonizantes. Vaya ganas de disparar al aire si entendemos que el cine es ficción, recreación porque si nos ajustamos a este razonamiento, ¿y los prototipos, arquetipos no son, acaso, algunos de los habitantes irremediables de esa ficción?

Criticada por su falta de compromiso social y de denuncia étnica (creo que no fue el propósito de su autora), La India María es, y así debe verse nada más, una caricatura, una máscara (una persona, en el término etimológico). Quizá por esto hace algunos años fueron proyectadas algunas cintas de La India María en la Cineteca Nacional como un reconocimiento a la popularidad alcanzada.

Las películas de La India María pueden gustar o no, pero es imposible regatearles la aceptación que han tenido entre el gran público (de acuerdo, Octavio Paz dijo que el vulgo tiene mal gusto). Sólo queda apuntar sobre la importancia que tiene el cine hecho para el consumo popular, como el de La India María, el cual cumple con creces porque la gente lo disfruta y se divierte con las ocurrencias y peripecias de este personaje entrañable…

Las películas de La India María pueden gustar o no, pero es imposible regatearles la aceptación que han tenido entre el gran público (de acuerdo, Octavio Paz dijo que el vulgo tiene mal gusto)...

En alguna entrevista la actriz Blanca Guerra dijo que prefería (o les tenía más cariño, no recuerdo bien) a las películas que hizo con Vicente Fernández que las que había hecho bajo la dirección de Arturo Ripstein, ya que las cintas del charro cantor la colmaron de popularidad.

Las repeticiones de las cintas de Chente Fernández semanalmente en un canal de cobertura nacional, confirman dos cosas: que son pésimas y que gozan de una enorme preferencia por un grueso del público. En este tenor se circunscriben las películas de María Elena Velasco, La India María.

En un viaje de Tampico a Xalapa pusieron en la video del autobús una película de La India María: La Comadrita / México-1972. En ella, María cuida la mansión de sus patrones ricos, quienes no mantienen una relación matrimonial sana.

Sucede que en el pueblo de María un cacique gacho quema el jacal de sus padrinos (los inolvidables Fernando Soler y Sara García); ante tal evento, María se los lleva a vivir a la mansión, junto a tres personajes más: dos amigos y una prima recién casada. Símiles a la popular serie Los Beverly de Peralvillo -con los magníficos El Borras, La Pecas y Cholita-, María y su tribu hacen de las suyas en la casa rica, máxime cuando se entera de ello el patrón (Fernando Larrañaga).

Salpicada después de enredos propios del cine de La India María (persecuciones en moto, en auto, acrobacias en situaciones inverosímiles), la cinta es un desfiladero de situaciones jocosas y amenas dignas del mejor teatro de Alfonso Paso o de Carlos Arniches.

Sin duda el personaje creado por María Elena Velasco pertenece al pueblo. La India María es una mirada desde el cine (las "marías") mediante un cauce amable. (Es interesante recordar a otros personajes autóctonos del cine mexicano como Régulo y Madaleno y Los Xochimilcas, a la par magníficos músicos.) Aunque en tiempos recientes han surgido debates, mayormente entre activistas sociales y académicos, aduciendo que los filmes de La India María son miradas infieles, torcidas, falsas, enajenantes y no decolonizantes. Vaya ganas de disparar al aire si entendemos que el cine es ficción, recreación porque si nos ajustamos a este razonamiento, ¿y los prototipos, arquetipos no son, acaso, algunos de los habitantes irremediables de esa ficción?

Criticada por su falta de compromiso social y de denuncia étnica (creo que no fue el propósito de su autora), La India María es, y así debe verse nada más, una caricatura, una máscara (una persona, en el término etimológico). Quizá por esto hace algunos años fueron proyectadas algunas cintas de La India María en la Cineteca Nacional como un reconocimiento a la popularidad alcanzada.

Las películas de La India María pueden gustar o no, pero es imposible regatearles la aceptación que han tenido entre el gran público (de acuerdo, Octavio Paz dijo que el vulgo tiene mal gusto). Sólo queda apuntar sobre la importancia que tiene el cine hecho para el consumo popular, como el de La India María, el cual cumple con creces porque la gente lo disfruta y se divierte con las ocurrencias y peripecias de este personaje entrañable…

Las películas de La India María pueden gustar o no, pero es imposible regatearles la aceptación que han tenido entre el gran público (de acuerdo, Octavio Paz dijo que el vulgo tiene mal gusto)...