/ lunes 1 de junio de 2020

El cumpleaños del perro | Llévate mis amores

A raíz de la pandemia que vive México, al igual que el resto del mundo, varias plataformas de streaming han subido estupendo material fílmico que de otro modo sería casi imposible ver o, en su defecto, volver a apreciar.

Es el caso del documental Llévate mis amores/ México-2014 ópera prima de Arturo González Villaseñor, el cual es un poderoso repaso visual sobre el famoso caso de Las patronas, grupo de mujeres de extracción humilde que en el municipio de Amatlán, Veracruz, en el poblado de La patrona, desde 1995 se ha dado a la tarea verdaderamente humana y desinteresada de darle comida a los migrantes centroamericanos que pasan por el lugar montados en el tren de carga conocido como “La bestia”.

A diferencia de otros trabajos en documental en cortometraje, Llévate mis amores no acude frontalmente al hecho central del asunto (arrojarle comida en bolsas de plástico a los migrantes), sino que vierte su mirada en las mujeres que lo hacen posible.

De este modo vemos cómo dichas mujeres vencen su timidez ante la cámara y relatan su vida la cual es un auténtico vía crucis moral y económica lo que permite ahondar en el humanismo sobre su labor con los migrantes.

Desprovisto de música, el documental acude a un registro orgánico. Los ruidos de las vacas, chivos, machetes, rieles del tren, pisadas en el suelo empedrado se convierten en una sinfonía viva de dos naturalezas: la material (el cocimiento del arroz y los frijoles en grandes cazos, por ejemplo) y la espiritual (el cómo la mujeres a un metro de las vías del tren le dan las bolsas a los viajeros clandestinos del tren hacia EU).

Brutales e impactantes testimonios nos ofrece González Villaseñor en su filme, desde amputaciones y enfermedades que padecen los centroamericanos en su paso por La patrona, hasta el relato de secuestros y robos por parte del crimen organizado y las autoridades. Sin embargo, es en las secuencias donde los centroamericanos hablan frente a las cámaras y dicen “gracias, madre” por la comida otorgada donde el filme alcanza un clímax emotivo.

Las imágenes de cómo viajan apilados en los vagones de “La bestia” y cómo cogen las bolsas que les dan las humildes mujeres de Amatlán al paso veloz del tren hacen que Llévate mis amores sea un documental memorable y conmovedor…

A raíz de la pandemia que vive México, al igual que el resto del mundo, varias plataformas de streaming han subido estupendo material fílmico que de otro modo sería casi imposible ver o, en su defecto, volver a apreciar.

Es el caso del documental Llévate mis amores/ México-2014 ópera prima de Arturo González Villaseñor, el cual es un poderoso repaso visual sobre el famoso caso de Las patronas, grupo de mujeres de extracción humilde que en el municipio de Amatlán, Veracruz, en el poblado de La patrona, desde 1995 se ha dado a la tarea verdaderamente humana y desinteresada de darle comida a los migrantes centroamericanos que pasan por el lugar montados en el tren de carga conocido como “La bestia”.

A diferencia de otros trabajos en documental en cortometraje, Llévate mis amores no acude frontalmente al hecho central del asunto (arrojarle comida en bolsas de plástico a los migrantes), sino que vierte su mirada en las mujeres que lo hacen posible.

De este modo vemos cómo dichas mujeres vencen su timidez ante la cámara y relatan su vida la cual es un auténtico vía crucis moral y económica lo que permite ahondar en el humanismo sobre su labor con los migrantes.

Desprovisto de música, el documental acude a un registro orgánico. Los ruidos de las vacas, chivos, machetes, rieles del tren, pisadas en el suelo empedrado se convierten en una sinfonía viva de dos naturalezas: la material (el cocimiento del arroz y los frijoles en grandes cazos, por ejemplo) y la espiritual (el cómo la mujeres a un metro de las vías del tren le dan las bolsas a los viajeros clandestinos del tren hacia EU).

Brutales e impactantes testimonios nos ofrece González Villaseñor en su filme, desde amputaciones y enfermedades que padecen los centroamericanos en su paso por La patrona, hasta el relato de secuestros y robos por parte del crimen organizado y las autoridades. Sin embargo, es en las secuencias donde los centroamericanos hablan frente a las cámaras y dicen “gracias, madre” por la comida otorgada donde el filme alcanza un clímax emotivo.

Las imágenes de cómo viajan apilados en los vagones de “La bestia” y cómo cogen las bolsas que les dan las humildes mujeres de Amatlán al paso veloz del tren hacen que Llévate mis amores sea un documental memorable y conmovedor…