/ miércoles 21 de julio de 2021

El cumpleaños del perro | Sofía Coppola o el síndrome de Antonioni

Si en “Perdidos en Tokyo” (Lost in translation) / 2003 la hija de Francis Ford Coppola, Sofía, había insuflado su texto fílmico con parsimonias y delicadezas pro tiempos muertos con hálito de Antonioni para contener al máximo la burbuja existencial de los personajes amorosos de Bill Murray y Scarlett Johansson, en “Somewhere” / EUA- 2010 aprisiona a Johnny Marco/ Stephen Dorff, actor rutilante hollywoodense, en una desmoronada rutina de hartazgo orillada por la presencia obligada de su hija/ Elle Fanning, quien busca en el actor galán un refugio auténtico (pese a sus juergas eróticas con amantes ocasionales tanto en Estados Unidos como en Italia).

Sofía Coppola escribe y dirige con desigual mirada “Somewhere” para intentar reubicar en su reino de libertad y desajuste emocional a Johnny Marco en un evidente traslado a su propia isla de Robinson Crusoe en el californiano motel Chateau para festinar su bodrio interior en fiestas con fajes con mujeres sin nombre aunque se quede dormido en sus zonas púbicas.

Si para Soderbergh el hastío de la celebridad es ruptura visual obligada con granulación en el celuloide (“Full frontal” / 2002), para Coppola no es asunto para atender con semejante alarde en la gramática narrativa, le bastan solo los de cajón planos muertos (la secuencia de la máscara de efectos especiales de Johnny Marco) para darle tonalidad densa a las situaciones, pese a los chocantes instantes minimalistas cuando Marco bebe cerveza o mira a su vecina en topless.

“Somewhere” es el anti “Celebrity”/ Woody Allen- EUA- 1999 y presiona su botón discursivo en el histrionismo de Dorff y de la pequeña Fanning, instaurando un road movie hotelero que si bien se desboca en un infinito plano abierto final, permite alguna hondura en la asfixia de la estéril relación padre- hija con estupendos enchufes más que a la Jim Jarmusch a la Hal Hartley.

“Somewhere” (disponible en la plataforma MUBI) es un filme periférico al glamour de la Meca del cine y mete su cabeza de avestruz en un intimismo que empero no cuaja del todo. Coppola perfila su guion hacia la construcción de atmósferas lacónicas, penumbrosas (aunque las respire con secuencias de sol al pie de la piscina, pero sucintas al fin) donde el baile de table dance de dos gemelas rubias, los mensajes al celular de alguna amante ansiosa o la charola con la comida a la puerta del cuarto de hotel es el prolegómeno de una sinfonía de vacío y desencaje existencial (lástima que Coppola haga decir a Marco que “no soy nadie”) que orillan al actor cotizado a una autosubasta de su vida cuyo único oferente es una hija de 11 años que le espeta que nunca estuvo cuando lo necesitó…

Si en “Perdidos en Tokyo” (Lost in translation) / 2003 la hija de Francis Ford Coppola, Sofía, había insuflado su texto fílmico con parsimonias y delicadezas pro tiempos muertos con hálito de Antonioni para contener al máximo la burbuja existencial de los personajes amorosos de Bill Murray y Scarlett Johansson, en “Somewhere” / EUA- 2010 aprisiona a Johnny Marco/ Stephen Dorff, actor rutilante hollywoodense, en una desmoronada rutina de hartazgo orillada por la presencia obligada de su hija/ Elle Fanning, quien busca en el actor galán un refugio auténtico (pese a sus juergas eróticas con amantes ocasionales tanto en Estados Unidos como en Italia).

Sofía Coppola escribe y dirige con desigual mirada “Somewhere” para intentar reubicar en su reino de libertad y desajuste emocional a Johnny Marco en un evidente traslado a su propia isla de Robinson Crusoe en el californiano motel Chateau para festinar su bodrio interior en fiestas con fajes con mujeres sin nombre aunque se quede dormido en sus zonas púbicas.

Si para Soderbergh el hastío de la celebridad es ruptura visual obligada con granulación en el celuloide (“Full frontal” / 2002), para Coppola no es asunto para atender con semejante alarde en la gramática narrativa, le bastan solo los de cajón planos muertos (la secuencia de la máscara de efectos especiales de Johnny Marco) para darle tonalidad densa a las situaciones, pese a los chocantes instantes minimalistas cuando Marco bebe cerveza o mira a su vecina en topless.

“Somewhere” es el anti “Celebrity”/ Woody Allen- EUA- 1999 y presiona su botón discursivo en el histrionismo de Dorff y de la pequeña Fanning, instaurando un road movie hotelero que si bien se desboca en un infinito plano abierto final, permite alguna hondura en la asfixia de la estéril relación padre- hija con estupendos enchufes más que a la Jim Jarmusch a la Hal Hartley.

“Somewhere” (disponible en la plataforma MUBI) es un filme periférico al glamour de la Meca del cine y mete su cabeza de avestruz en un intimismo que empero no cuaja del todo. Coppola perfila su guion hacia la construcción de atmósferas lacónicas, penumbrosas (aunque las respire con secuencias de sol al pie de la piscina, pero sucintas al fin) donde el baile de table dance de dos gemelas rubias, los mensajes al celular de alguna amante ansiosa o la charola con la comida a la puerta del cuarto de hotel es el prolegómeno de una sinfonía de vacío y desencaje existencial (lástima que Coppola haga decir a Marco que “no soy nadie”) que orillan al actor cotizado a una autosubasta de su vida cuyo único oferente es una hija de 11 años que le espeta que nunca estuvo cuando lo necesitó…