/ domingo 26 de septiembre de 2021

El cumpleaños del perro | Tampico a través del cine

La cinta más famosa donde Tampico es planteado no solo como puerto o lugar de oportunidades para aventureros es “El tesoro de la Sierra Madre”, rodada por John Huston a finales de 1947. Las crónicas cuentan que el ayuntamiento “no debiera dar otorgar permiso para filmar una película que denigrará, seguramente, a Tampico”.

Y hasta cierta forma, si nos adentramos en la trama del filme escrito por John Huston (que obtuvo dos estatuillas Oscar: por Mejor Director y Mejor Guion), el asunto no distaba mucho: la historia, ambientada en los años veinte, en pleno auge petrolero de la zona del norte de Veracruz, mostraba a Dobbs, interpretado por Humphery Bogat, un repugnante oportunista que es convencido por un ambicioso busca oro que lo conecta con otros dos tipos: Curtin/ Tim Holt y Howard/ Walter Huston (padre en la vida real del director y ganador también de un Oscar por Mejor Actor de Reparto).

Con mano maestra, John Huston plantea su película como un alegato efectivo contra la ambición y la inutilidad del complot solitario. Tampico sirvió muy bien como escenario durante los primeros diez minutos de película desde donde detona toda la acción subsecuente (realizada en locaciones de Durango, Guerrero, Michoacán y California).

La secuencia donde Humphrey Bogart, sentado en la Plaza de la Libertad, espeta “vaya pueblo que es Tampico”, es de antología. Siempre ha sido interesante saber que la gente de otras partes del país, y del mundo, piensan que Tampico tiene playa, cosa que no es cierto, puesto que el mar está en el municipio de Ciudad Madero. De ahí la enorme inexactitud que se manejó cuando se dieron a conocer las imágenes del corto de Germán Valdez Tin Tan (de hecho, la primera incursión del genial pachuco en el celuloide): "El Que la Traga la Paga", realizado en 1943 por el ventrílocuo Paco Miller, y que se incluyó de manera integral en el largometraje de Manuel Márquez “Ni Muy, Muy... Ni Tan Tan... Simplemente Tin Tan”/ 2005.

Es oportuno recatar la anécdota aquella en la que en 1943, el Charro Cantor Jorge Negrete, de vacaciones con su entonces esposa, la bella actriz Gloria Marín, tuvo un encuentro con un paseante que lo retó a golpes por “altanero”; cosa a la que Negrete no respondió.

Yolanda Mañueco, gran dama de Tampico, alguna vez me platicó que conoce a una familia del puerto que posee, en el formato súper 8 mm, secuencias ahora invaluables de la visita de los Duques de Windsor al norte de Veracruz y su paso por el río Pánuco en los años cincuenta. Tal vez por la secrecía de los ilustres paseantes es que las notas en la prensa de la época no plasmaron tal suceso.

De los personajes de Tampico en el cine, es indudable la presencia notable del Galán per se Mauricio Garcés quien, por cierto, nunca filmó una cinta en el puerto. También el enano Tun Tun, René Ruiz, patiño del cómico Tin Tan, nació en el puerto. Aunque actores y actrices de reciente cuño son de estos lares (Raquel Garza, Cecilia Suárez, Eugeni Siller), lo cierto es que su obra tanto en la pantalla grande como en la chica (TV, streaming) está en curso.

Marina Herrera, Marilú, quien saltara a la fama con el ventrílocuo ecuatoriano paco Miller, también fue oriunda del puerto. Sin embargo, es en el terreno de la música donde pueden situarse personajes tampiqueños destacados: Mario Kuri Aldana, Juan García Esquivel, Roberto Cantoral, Cuco Sánchez (nacido propiamente a unos pocos kilómetros de Tampico, en Altamira) y Ernesto Cortázar, famoso letrista de las canciones más representativas de la Época de Oro del cine mexicano: Cocula, ¡Ay Jalisco, no te rajes!, No volveré, entre más de un centenar. Además, Cortázar (quien tuvo un hijo que siguió su camino en la musicalización de filmes) fue director y argumentista de cine, entre sus películas se pueden mencionar: “La muerte enamorada”, “Callejera”, “En cada puerto un amor”, “Juan Charrasqueado” y “Amor de la calle”.

La muerte ocurrida de Ernesto Cortázar, en noviembre de 1953 en un accidente automovilístico, fue muy sentida por la gente del puerto. A su sepelio, el 3 de diciembre, acudieron al panteón municipal del puerto las personalidades más destacadas del cine mexicano de ese tiempo, entre ellos los hermanos Soler y Cantinflas. Las crónicas cuentan que ha sido el cortejo fúnebre más tumultuoso que se haya registrado en Tampico, con alrededor de 50 mil personas.

Caso especial o curioso es el también tampiqueño Mario Cid quien ha hecho una carrera desigual pero interesante. Lo mismo ha sido alto funcionario achichincle (“Cascabel”/ 1977), chupasangre (“Los vampiros de Coyoacán”/ 1974), junior arranca carros (“Cabalgando en la luna”/ 1973), gatillero implacable de western (“Nido de fieras”/ 1971), papá demente de Valentín Trujillo (“Aprendiendo a vivir”/ 1970), sospechoso de asesinato (“La muerte en bikini”/ 1967), hampón enmascarado (“El Charro Negro y la banda del Cuervo”/ 1963), matón narco ("División narcóticos"/ 1963), ladrón de cadáveres (“Nostradamus y el destructor de monstruos”/ 1962), extra en “Al compás del rock and roll”/ 1957, y figurante de malvado en filmes bastante menores (“Comerciante de niños”/ 1990, “Chacales de la frontera” / 1990, “Chiflando en la loma” 1995, “Jesús Malverde”/ 2006 y “Ahí te encargo, mamá”/ 2021, ópera prima de su hija, la actriz cómica Mara Escalante), amén de haber actuado - por lógica - en dos filmes rodados íntegramente en el puerto: “Tampico”/ 1972 y “Muelle rojo”/ 1987).

A mi parecer, falta por hacer un libro sobre este estupendo actor jaibo que, para fortuna nuestra, aún vive y del cual tengo esta anécdota. Mario Cid, cuyo nombre real es Mario Chávez, era hermano del doctor Joaquín Chávez quien tenía su consultorio en el centro de Tampico (la calle no la recuerdo). Mi tía Esther Mejía era su paciente de años y una vez la acompañé a su consultorio. Del mismo salía el actor Mario Cid, y yo le dije luego a mi tía que había lo había visto a lo cual ella me dijo: “Es hermano del doctor Chávez, tiene sus mismos ojos”…

La cinta más famosa donde Tampico es planteado no solo como puerto o lugar de oportunidades para aventureros es “El tesoro de la Sierra Madre”, rodada por John Huston a finales de 1947. Las crónicas cuentan que el ayuntamiento “no debiera dar otorgar permiso para filmar una película que denigrará, seguramente, a Tampico”.

Y hasta cierta forma, si nos adentramos en la trama del filme escrito por John Huston (que obtuvo dos estatuillas Oscar: por Mejor Director y Mejor Guion), el asunto no distaba mucho: la historia, ambientada en los años veinte, en pleno auge petrolero de la zona del norte de Veracruz, mostraba a Dobbs, interpretado por Humphery Bogat, un repugnante oportunista que es convencido por un ambicioso busca oro que lo conecta con otros dos tipos: Curtin/ Tim Holt y Howard/ Walter Huston (padre en la vida real del director y ganador también de un Oscar por Mejor Actor de Reparto).

Con mano maestra, John Huston plantea su película como un alegato efectivo contra la ambición y la inutilidad del complot solitario. Tampico sirvió muy bien como escenario durante los primeros diez minutos de película desde donde detona toda la acción subsecuente (realizada en locaciones de Durango, Guerrero, Michoacán y California).

La secuencia donde Humphrey Bogart, sentado en la Plaza de la Libertad, espeta “vaya pueblo que es Tampico”, es de antología. Siempre ha sido interesante saber que la gente de otras partes del país, y del mundo, piensan que Tampico tiene playa, cosa que no es cierto, puesto que el mar está en el municipio de Ciudad Madero. De ahí la enorme inexactitud que se manejó cuando se dieron a conocer las imágenes del corto de Germán Valdez Tin Tan (de hecho, la primera incursión del genial pachuco en el celuloide): "El Que la Traga la Paga", realizado en 1943 por el ventrílocuo Paco Miller, y que se incluyó de manera integral en el largometraje de Manuel Márquez “Ni Muy, Muy... Ni Tan Tan... Simplemente Tin Tan”/ 2005.

Es oportuno recatar la anécdota aquella en la que en 1943, el Charro Cantor Jorge Negrete, de vacaciones con su entonces esposa, la bella actriz Gloria Marín, tuvo un encuentro con un paseante que lo retó a golpes por “altanero”; cosa a la que Negrete no respondió.

Yolanda Mañueco, gran dama de Tampico, alguna vez me platicó que conoce a una familia del puerto que posee, en el formato súper 8 mm, secuencias ahora invaluables de la visita de los Duques de Windsor al norte de Veracruz y su paso por el río Pánuco en los años cincuenta. Tal vez por la secrecía de los ilustres paseantes es que las notas en la prensa de la época no plasmaron tal suceso.

De los personajes de Tampico en el cine, es indudable la presencia notable del Galán per se Mauricio Garcés quien, por cierto, nunca filmó una cinta en el puerto. También el enano Tun Tun, René Ruiz, patiño del cómico Tin Tan, nació en el puerto. Aunque actores y actrices de reciente cuño son de estos lares (Raquel Garza, Cecilia Suárez, Eugeni Siller), lo cierto es que su obra tanto en la pantalla grande como en la chica (TV, streaming) está en curso.

Marina Herrera, Marilú, quien saltara a la fama con el ventrílocuo ecuatoriano paco Miller, también fue oriunda del puerto. Sin embargo, es en el terreno de la música donde pueden situarse personajes tampiqueños destacados: Mario Kuri Aldana, Juan García Esquivel, Roberto Cantoral, Cuco Sánchez (nacido propiamente a unos pocos kilómetros de Tampico, en Altamira) y Ernesto Cortázar, famoso letrista de las canciones más representativas de la Época de Oro del cine mexicano: Cocula, ¡Ay Jalisco, no te rajes!, No volveré, entre más de un centenar. Además, Cortázar (quien tuvo un hijo que siguió su camino en la musicalización de filmes) fue director y argumentista de cine, entre sus películas se pueden mencionar: “La muerte enamorada”, “Callejera”, “En cada puerto un amor”, “Juan Charrasqueado” y “Amor de la calle”.

La muerte ocurrida de Ernesto Cortázar, en noviembre de 1953 en un accidente automovilístico, fue muy sentida por la gente del puerto. A su sepelio, el 3 de diciembre, acudieron al panteón municipal del puerto las personalidades más destacadas del cine mexicano de ese tiempo, entre ellos los hermanos Soler y Cantinflas. Las crónicas cuentan que ha sido el cortejo fúnebre más tumultuoso que se haya registrado en Tampico, con alrededor de 50 mil personas.

Caso especial o curioso es el también tampiqueño Mario Cid quien ha hecho una carrera desigual pero interesante. Lo mismo ha sido alto funcionario achichincle (“Cascabel”/ 1977), chupasangre (“Los vampiros de Coyoacán”/ 1974), junior arranca carros (“Cabalgando en la luna”/ 1973), gatillero implacable de western (“Nido de fieras”/ 1971), papá demente de Valentín Trujillo (“Aprendiendo a vivir”/ 1970), sospechoso de asesinato (“La muerte en bikini”/ 1967), hampón enmascarado (“El Charro Negro y la banda del Cuervo”/ 1963), matón narco ("División narcóticos"/ 1963), ladrón de cadáveres (“Nostradamus y el destructor de monstruos”/ 1962), extra en “Al compás del rock and roll”/ 1957, y figurante de malvado en filmes bastante menores (“Comerciante de niños”/ 1990, “Chacales de la frontera” / 1990, “Chiflando en la loma” 1995, “Jesús Malverde”/ 2006 y “Ahí te encargo, mamá”/ 2021, ópera prima de su hija, la actriz cómica Mara Escalante), amén de haber actuado - por lógica - en dos filmes rodados íntegramente en el puerto: “Tampico”/ 1972 y “Muelle rojo”/ 1987).

A mi parecer, falta por hacer un libro sobre este estupendo actor jaibo que, para fortuna nuestra, aún vive y del cual tengo esta anécdota. Mario Cid, cuyo nombre real es Mario Chávez, era hermano del doctor Joaquín Chávez quien tenía su consultorio en el centro de Tampico (la calle no la recuerdo). Mi tía Esther Mejía era su paciente de años y una vez la acompañé a su consultorio. Del mismo salía el actor Mario Cid, y yo le dije luego a mi tía que había lo había visto a lo cual ella me dijo: “Es hermano del doctor Chávez, tiene sus mismos ojos”…