/ domingo 8 de mayo de 2022

El cumpleaños del perro | Tres sopapos a Freud

Jaime Rosales en “Hermosa juventud”/ España- 2014 apoltrona su mirada estética en una crisis anfibia: la económica y la de pareja, a través de la historia de los veinteañeros Natalia/ Ingrid García- Johnsson y Carlos/ Carlos Rodríguez quienes están al borde del abismo por las carencias económicas y por el hecho de ser padres de una bebé.

Apartado de los ejercicios estilísticos y visuales de “La soledad”/ 2007 y “Sueño y silencio”/ 2012, Rosales lanza sus dados para narrar con punzante objetividad la relación entre dos chavos madrileños que aspiran a tener mejor vida en una España insertada en la feroz globalización que ha dejado a miles sin oportunidades laborales.

Así, Natalia de padres divorciados y Carlos, obrero en una constructora que vive con su madre obesa y enferma, verán cercenadas sus expectativas. El azaroso destino pondrá a ambos jóvenes en una situación irónica frente al título del filme. Cuando Natalia le dice a Carlos que son “pobres y sin preparación” Jaime Rosales cierra ante los ojos del espectador una cortina de hierro moral. La ida a Alemania por parte de Natalia se hace impostergable y su vida allí (contada con fotos y videos de instagram y skype) tendrá un vuelco tanto inesperado como predecible para una mujer joven y bella…

“Moebius”/ 2013, el sopapo a Freud de Kim ki-duk. Después de su brutal “Piedad”/ 2012, el surcoreano Ki-duk arremete con “Moebius” echando en la licuadora a Freud, Sion Sono, Sade, Bresson, Hong Sang-soo, Von Trier, Buñuel, Vargas Llosa, Polanski y los que se acumulen para hacer un brebaje anómalo donde lo hondamente humano florece.

Un hombre/ Jo Jae Hyun y su mujer/ Lee Eun Woo luchan porque ésta ha descubierto la infidelidad de aquél con una tendera/ la misma Lee Eun Woo. La mujer decide castrarlo, pero el hombre se defiende, por lo que capa al hijo/ Seo Young Joo. Kim ki-duk cuenta una historia más que sórdida plena de lecturas ontológicas y alegóricas. Por una parte, prologa el esquema previo del sexo sin cortapisas de Nagisa Oshima/ “El imperio de los sentidos”- 1976 y por otra cauteriza su apuesta escénica con la carencia de diálogos. Sin decir palabra alguna, los personajes de “Moebius” conforman un polígono amoral cuyas cuatro aristas están soportadas por la decrepitud de un andamiaje social atado en convencionalismos quizás más destructores. Es decir, la hecatombe personal se diluye en lodos pútridos donde el macrocosmos social hunde sus pies bajo un manto de hipocresía.

Hay tal sinceridad en “Moebius” que sus imperfecciones técnicas y de guion realmente favorecen al relato (exceso de luz, no se explican cómo salen libres los chavos violadores, el trasplante de pene del hijo es rápido).

Kim ki- duk machaca en tópicos contemporáneos, la desintegración familiar y la visión fálica del mundo, desde una vehemencia contenida en el título Moebius (cinta unida no orientable) hasta los excesos en mutilaciones y placeres sádicos mediante piedra frotadas en la piel o cuchillos clavados en la espalda, para llegar a un final cargado de un humor trágico y – canijo Ki-duk – esperanzador…

“La chica danesa”/ EU- 2015, tercer sopapo a Freud. Apoyado en la biografía de la pintora danesa Lili Elbe, Tom Hooper sutura un filme esteticista que le apuesta a la corrección y a la modulada narración visual sin más hálito transgresor.

Hay tal limpidez visual en “La chica danesa” que pareciera que estamos ante una cinta de tv hecha para Hallmark y no para la pantalla grande.

Siempre es dudoso creer en una película cuyo valor central radica en el ímpetu de las actuaciones ya que los demás andamiajes (guion, música, fotografía, vestuario) palidecen y queda la impresión que la historia a contar existe en razón directa por el prestigio del actor o actriz en turno.

Tom Hooper/ Londres- 1972 es un director afanado en alterar – de acuerdo, en aras de la licencia creativa – los marcos de referencia de las fuentes de las historias de sus filmes. El discurso del rey/ 2010 es un ejemplo contundente.

Y “La chica danesa” no es la excepción. Basado en la novela de The danish girl, de David Ebershoff, Hooper toma lo pertinente para urdir su discurso: la vida de la pintora Lili Elbe, nacida como Einar Wegener, la primera persona que se sometió a una operación de reasignación de sexo. O al menos, es de la que primera que se tuvo noticia.

Casado con la pintora Gerda Weneger, Einar pronto se dará cuenta de su inclinación sexual y se verá sometido al escrutinio de la época, los años veinte y treinta del siglo pasado en Copennhage, Dinamarca.

Con el apoyo y comprensión de su esposa Gerda/ Alicia Vikander, Einar/ Eddie Redmayne le dará el paso a Lili tanto en su interior como en su exterior.

Si bien la dirección de arte y el vestuario son impecables es el poderoso juego actoral de Vikander y Redmayne quien deglute al filme. Ni la pedante, a ratos, fotografía de Danny Cohen (sin la inspiración que derrochó en “Los miserables”/ 2012) logran impugnar el tema que tenía Hooper en sus manos para un alegato más arriesgado. Simplemente se quedó en el estallido actual de Einar/Lili como “hombre atrapado en el cuerpo de una mujer” sin bucear a fondo en los casuales. Pudiese ser que Hans/ Matthias Schoenaerts, el amigo de la infancia de Einar, aporte la datos genésicos de Lili, pero la decisión de Hooper de rasurar datos verídicos de sus personajes centrales (Lili fue operado a los 50 años y murió al implantársele una matriz), devienen en una dualidad curiosa: hacen del filme no un biopic de manera estricta sino un melodrama esquemático, y permite que las nuevas generaciones sepan de la existencia de estos pintores daneses…

Casado con la pintora Gerda Weneger, Einar pronto se dará cuenta de su inclinación sexual y se verá sometido al escrutinio de la época, los años veinte y treinta del siglo pasado en Copennhage, Dinamarca.

Jaime Rosales en “Hermosa juventud”/ España- 2014 apoltrona su mirada estética en una crisis anfibia: la económica y la de pareja, a través de la historia de los veinteañeros Natalia/ Ingrid García- Johnsson y Carlos/ Carlos Rodríguez quienes están al borde del abismo por las carencias económicas y por el hecho de ser padres de una bebé.

Apartado de los ejercicios estilísticos y visuales de “La soledad”/ 2007 y “Sueño y silencio”/ 2012, Rosales lanza sus dados para narrar con punzante objetividad la relación entre dos chavos madrileños que aspiran a tener mejor vida en una España insertada en la feroz globalización que ha dejado a miles sin oportunidades laborales.

Así, Natalia de padres divorciados y Carlos, obrero en una constructora que vive con su madre obesa y enferma, verán cercenadas sus expectativas. El azaroso destino pondrá a ambos jóvenes en una situación irónica frente al título del filme. Cuando Natalia le dice a Carlos que son “pobres y sin preparación” Jaime Rosales cierra ante los ojos del espectador una cortina de hierro moral. La ida a Alemania por parte de Natalia se hace impostergable y su vida allí (contada con fotos y videos de instagram y skype) tendrá un vuelco tanto inesperado como predecible para una mujer joven y bella…

“Moebius”/ 2013, el sopapo a Freud de Kim ki-duk. Después de su brutal “Piedad”/ 2012, el surcoreano Ki-duk arremete con “Moebius” echando en la licuadora a Freud, Sion Sono, Sade, Bresson, Hong Sang-soo, Von Trier, Buñuel, Vargas Llosa, Polanski y los que se acumulen para hacer un brebaje anómalo donde lo hondamente humano florece.

Un hombre/ Jo Jae Hyun y su mujer/ Lee Eun Woo luchan porque ésta ha descubierto la infidelidad de aquél con una tendera/ la misma Lee Eun Woo. La mujer decide castrarlo, pero el hombre se defiende, por lo que capa al hijo/ Seo Young Joo. Kim ki-duk cuenta una historia más que sórdida plena de lecturas ontológicas y alegóricas. Por una parte, prologa el esquema previo del sexo sin cortapisas de Nagisa Oshima/ “El imperio de los sentidos”- 1976 y por otra cauteriza su apuesta escénica con la carencia de diálogos. Sin decir palabra alguna, los personajes de “Moebius” conforman un polígono amoral cuyas cuatro aristas están soportadas por la decrepitud de un andamiaje social atado en convencionalismos quizás más destructores. Es decir, la hecatombe personal se diluye en lodos pútridos donde el macrocosmos social hunde sus pies bajo un manto de hipocresía.

Hay tal sinceridad en “Moebius” que sus imperfecciones técnicas y de guion realmente favorecen al relato (exceso de luz, no se explican cómo salen libres los chavos violadores, el trasplante de pene del hijo es rápido).

Kim ki- duk machaca en tópicos contemporáneos, la desintegración familiar y la visión fálica del mundo, desde una vehemencia contenida en el título Moebius (cinta unida no orientable) hasta los excesos en mutilaciones y placeres sádicos mediante piedra frotadas en la piel o cuchillos clavados en la espalda, para llegar a un final cargado de un humor trágico y – canijo Ki-duk – esperanzador…

“La chica danesa”/ EU- 2015, tercer sopapo a Freud. Apoyado en la biografía de la pintora danesa Lili Elbe, Tom Hooper sutura un filme esteticista que le apuesta a la corrección y a la modulada narración visual sin más hálito transgresor.

Hay tal limpidez visual en “La chica danesa” que pareciera que estamos ante una cinta de tv hecha para Hallmark y no para la pantalla grande.

Siempre es dudoso creer en una película cuyo valor central radica en el ímpetu de las actuaciones ya que los demás andamiajes (guion, música, fotografía, vestuario) palidecen y queda la impresión que la historia a contar existe en razón directa por el prestigio del actor o actriz en turno.

Tom Hooper/ Londres- 1972 es un director afanado en alterar – de acuerdo, en aras de la licencia creativa – los marcos de referencia de las fuentes de las historias de sus filmes. El discurso del rey/ 2010 es un ejemplo contundente.

Y “La chica danesa” no es la excepción. Basado en la novela de The danish girl, de David Ebershoff, Hooper toma lo pertinente para urdir su discurso: la vida de la pintora Lili Elbe, nacida como Einar Wegener, la primera persona que se sometió a una operación de reasignación de sexo. O al menos, es de la que primera que se tuvo noticia.

Casado con la pintora Gerda Weneger, Einar pronto se dará cuenta de su inclinación sexual y se verá sometido al escrutinio de la época, los años veinte y treinta del siglo pasado en Copennhage, Dinamarca.

Con el apoyo y comprensión de su esposa Gerda/ Alicia Vikander, Einar/ Eddie Redmayne le dará el paso a Lili tanto en su interior como en su exterior.

Si bien la dirección de arte y el vestuario son impecables es el poderoso juego actoral de Vikander y Redmayne quien deglute al filme. Ni la pedante, a ratos, fotografía de Danny Cohen (sin la inspiración que derrochó en “Los miserables”/ 2012) logran impugnar el tema que tenía Hooper en sus manos para un alegato más arriesgado. Simplemente se quedó en el estallido actual de Einar/Lili como “hombre atrapado en el cuerpo de una mujer” sin bucear a fondo en los casuales. Pudiese ser que Hans/ Matthias Schoenaerts, el amigo de la infancia de Einar, aporte la datos genésicos de Lili, pero la decisión de Hooper de rasurar datos verídicos de sus personajes centrales (Lili fue operado a los 50 años y murió al implantársele una matriz), devienen en una dualidad curiosa: hacen del filme no un biopic de manera estricta sino un melodrama esquemático, y permite que las nuevas generaciones sepan de la existencia de estos pintores daneses…

Casado con la pintora Gerda Weneger, Einar pronto se dará cuenta de su inclinación sexual y se verá sometido al escrutinio de la época, los años veinte y treinta del siglo pasado en Copennhage, Dinamarca.