/ domingo 24 de abril de 2022

El fin del Homo sapiens

La más perenne interrogante que se ha formulado la antropología tiene que ver con saber, qué es aquello que nos hace esencialmente humanos.

Solemos responder con el atributo que halaga nuestra vanidad como especie: la inteligencia.

Sin embargo, esta respuesta introduce un nuevo problema y nos remite a la necesidad de definir qué entendemos por inteligencia, si respondemos que por inteligencia hablamos de aquella capacidad para comprender y resolver problemas existe evidencia de que en algunos animales se halla presente esta cualidad, por otra parte, el concepto inteligencia, es un término compuesto de otros tantos conceptos, su significado es algo disperso y lo que pretende la Antropología al interrogarse es dar con el elemento primero, que soporta y distingue nuestra inherencia.

De todos los seres vivos sobre la tierra, sólo los humanos han podido hacer una distinción práctica de su ser respecto al de la naturaleza, han creado una dimensión simbólica respecto de aquella, es decir cultura; pero esto no siempre fue así, perdido en la oscuridad de un pasado remoto, hubo un tiempo en el que el hombre se fundía en unidad solidaria con la naturaleza, no reivindicando un lugar privilegiado en la escala de la evolución, manteniéndose vinculado, por un sentimiento de vida con su entorno.

No fue, sino hasta que, el hombre realizó los primeros progresos en la edificación del conocimiento que al sentimiento de solidaridad con la naturaleza, le sucedió el deseo por dominarla; para el neokantiano Ernst Cassirer el hombre primitivo por ejemplo, era incapaz de concebir la idea de un espacio geométrico, en él, el espacio tenía connotaciones egocéntricas, se hallaba unido de manera concreta a él, era el lugar donde tenía sitio simplemente su acción, no sentía la necesidad de representarlo esquemáticamente por medio de axiomas, esto solo fue posible por vez primera aunque de manera rudimentaria en la astronomía Babilónica, en ella, nos dice Cassirer, "encontramos la prueba definitiva de un pensamiento que trasciende la esfera de la vida práctica y concreta del hombre, al tratar de abarcar el universo entero, en una visión comprehensiva".

De igual forma sucede respecto al tiempo, el hombre primitivo vivía en unidad viva en él, el momento de su nacimiento, marcaba el propósito de su vida, ya que determinaba de una vez y para siempre, su lugar en la sociedad, ya sea si su destino era ser rey o esclavo; sólo cuando la dimensión de futuro se hace presente por virtud de la capacidad de abstracción que proyecta el tiempo mas allá del presente, es que fenómenos como la muerte, adquieren un carácter dramáticamente contemporáneo, es así que Heidegger puede decir lo siguiente "Los hombres mueren, los animales simplemente cesan, la muerte es la posibilidad vivida de que ya no haya más posibilidad para mí, es la posibilidad de que mi mismo ser sea imposible; nuestra vida es un entre, y los extremos, la nada del antes y la nada del después no nos pertenecen".

La capacidad de abstraer y representar desde su origen, ha formado parte del equipamiento intelectual del Hombre; si bien, en etapas primitivas se mantuvo dormida, una vez despierta, ha sido la causa de su acelerado progreso, facilitando el manejo de datos inmensos que de otra forma, sería imposible, pensemos por ejemplo, en el concepto de UA (Unidad Astronómica, que es igual a 149 597 870 700 metros, correspondientes aproximadamente, a la distancia media entre el planeta Tierra y el Sol), el cual ha resultado de gran utilidad para la realización de los viajes espaciales o medir la distancia de la tierra con respecto a otras estrellas.

En lógica, literatura o filosofía vemos también la importancia de su uso; en La Fenomenología del Espíritu, Hegel, puede reconstruir en unos cientos de páginas toda la historia de la humanidad a través de la experiencia de la conciencia y esto solo es gracias a que Hegel recorre la historia de la humanidad comprimiéndola de concepto en concepto gracias a su poderosa capacidad de abstracción, que le facilita plasmar en un solo término, vastas regiones del pensamiento.

Pero por absurdo que parezca el desarrollo tecnológico del hombre ha incubado en su seno el huevo de la serpiente, innovaciones como la Televisión, Facebook e internet en general, están permutando la naturaleza del homo sapiens en otra llamada por Sartori como homo Videns; habitamos un mundo, en donde la imagen se ha enseñoreado sobre la palabra, atrofiando por desuso nuestra capacidad simbólica, lo que para Baudrillard ha acarreado, el paradójico efecto de que, en lugar de transformar la masa en energía, se produzca más masa.

En el reino de la imagen, la angustia es persistente, el sentimiento de impotencia, por no poder penetrar el velo de irrealidad que cubre al mundo concreto es causa de ansiedad en quienes la experimentan; consciente de lo anterior, la Televisión a recurrido a los Reality Shows para hacer sentir en el espectador un elemento de realidad, que palie la soledad, producto de su aislamiento.

De lo anterior resulta de suma importancia, fomentar la lectura, no existe mejor y más accesible ejercicio, para mantenernos dueños de nuestras ideas y pensamientos, que por medio del cultivo constante del hábito de la lectura, la tortura que sufren muchos a la hora de leer es síntoma del deterioro de nuestra capacidad simbólica, ya que la palabra es el signo de la abstracción, por excelencia.

De todos los seres vivos sobre la tierra, sólo los humanos han podido hacer una distinción práctica de su ser respecto al de la naturaleza.

Regeneración.

La más perenne interrogante que se ha formulado la antropología tiene que ver con saber, qué es aquello que nos hace esencialmente humanos.

Solemos responder con el atributo que halaga nuestra vanidad como especie: la inteligencia.

Sin embargo, esta respuesta introduce un nuevo problema y nos remite a la necesidad de definir qué entendemos por inteligencia, si respondemos que por inteligencia hablamos de aquella capacidad para comprender y resolver problemas existe evidencia de que en algunos animales se halla presente esta cualidad, por otra parte, el concepto inteligencia, es un término compuesto de otros tantos conceptos, su significado es algo disperso y lo que pretende la Antropología al interrogarse es dar con el elemento primero, que soporta y distingue nuestra inherencia.

De todos los seres vivos sobre la tierra, sólo los humanos han podido hacer una distinción práctica de su ser respecto al de la naturaleza, han creado una dimensión simbólica respecto de aquella, es decir cultura; pero esto no siempre fue así, perdido en la oscuridad de un pasado remoto, hubo un tiempo en el que el hombre se fundía en unidad solidaria con la naturaleza, no reivindicando un lugar privilegiado en la escala de la evolución, manteniéndose vinculado, por un sentimiento de vida con su entorno.

No fue, sino hasta que, el hombre realizó los primeros progresos en la edificación del conocimiento que al sentimiento de solidaridad con la naturaleza, le sucedió el deseo por dominarla; para el neokantiano Ernst Cassirer el hombre primitivo por ejemplo, era incapaz de concebir la idea de un espacio geométrico, en él, el espacio tenía connotaciones egocéntricas, se hallaba unido de manera concreta a él, era el lugar donde tenía sitio simplemente su acción, no sentía la necesidad de representarlo esquemáticamente por medio de axiomas, esto solo fue posible por vez primera aunque de manera rudimentaria en la astronomía Babilónica, en ella, nos dice Cassirer, "encontramos la prueba definitiva de un pensamiento que trasciende la esfera de la vida práctica y concreta del hombre, al tratar de abarcar el universo entero, en una visión comprehensiva".

De igual forma sucede respecto al tiempo, el hombre primitivo vivía en unidad viva en él, el momento de su nacimiento, marcaba el propósito de su vida, ya que determinaba de una vez y para siempre, su lugar en la sociedad, ya sea si su destino era ser rey o esclavo; sólo cuando la dimensión de futuro se hace presente por virtud de la capacidad de abstracción que proyecta el tiempo mas allá del presente, es que fenómenos como la muerte, adquieren un carácter dramáticamente contemporáneo, es así que Heidegger puede decir lo siguiente "Los hombres mueren, los animales simplemente cesan, la muerte es la posibilidad vivida de que ya no haya más posibilidad para mí, es la posibilidad de que mi mismo ser sea imposible; nuestra vida es un entre, y los extremos, la nada del antes y la nada del después no nos pertenecen".

La capacidad de abstraer y representar desde su origen, ha formado parte del equipamiento intelectual del Hombre; si bien, en etapas primitivas se mantuvo dormida, una vez despierta, ha sido la causa de su acelerado progreso, facilitando el manejo de datos inmensos que de otra forma, sería imposible, pensemos por ejemplo, en el concepto de UA (Unidad Astronómica, que es igual a 149 597 870 700 metros, correspondientes aproximadamente, a la distancia media entre el planeta Tierra y el Sol), el cual ha resultado de gran utilidad para la realización de los viajes espaciales o medir la distancia de la tierra con respecto a otras estrellas.

En lógica, literatura o filosofía vemos también la importancia de su uso; en La Fenomenología del Espíritu, Hegel, puede reconstruir en unos cientos de páginas toda la historia de la humanidad a través de la experiencia de la conciencia y esto solo es gracias a que Hegel recorre la historia de la humanidad comprimiéndola de concepto en concepto gracias a su poderosa capacidad de abstracción, que le facilita plasmar en un solo término, vastas regiones del pensamiento.

Pero por absurdo que parezca el desarrollo tecnológico del hombre ha incubado en su seno el huevo de la serpiente, innovaciones como la Televisión, Facebook e internet en general, están permutando la naturaleza del homo sapiens en otra llamada por Sartori como homo Videns; habitamos un mundo, en donde la imagen se ha enseñoreado sobre la palabra, atrofiando por desuso nuestra capacidad simbólica, lo que para Baudrillard ha acarreado, el paradójico efecto de que, en lugar de transformar la masa en energía, se produzca más masa.

En el reino de la imagen, la angustia es persistente, el sentimiento de impotencia, por no poder penetrar el velo de irrealidad que cubre al mundo concreto es causa de ansiedad en quienes la experimentan; consciente de lo anterior, la Televisión a recurrido a los Reality Shows para hacer sentir en el espectador un elemento de realidad, que palie la soledad, producto de su aislamiento.

De lo anterior resulta de suma importancia, fomentar la lectura, no existe mejor y más accesible ejercicio, para mantenernos dueños de nuestras ideas y pensamientos, que por medio del cultivo constante del hábito de la lectura, la tortura que sufren muchos a la hora de leer es síntoma del deterioro de nuestra capacidad simbólica, ya que la palabra es el signo de la abstracción, por excelencia.

De todos los seres vivos sobre la tierra, sólo los humanos han podido hacer una distinción práctica de su ser respecto al de la naturaleza.

Regeneración.