/ viernes 6 de diciembre de 2019

Con café y a media luz | El horno no estaba para bollos

Laura Karen, simplemente, no previó las consecuencias que traería el comentario que le hizo a su mamá a través de una conversación privada. Jamás pensó que la “fiesta” duraría tantas horas y que, el contexto social de nuestro país, se encuentra en un estado de tensión como nunca antes en torno a ese tipo de información convertida en hecho noticioso. Por tanto, fue como tratar de juntar el fuego y la gasolina

“El taxista parece sospechoso y es majadero”, le dijo a su progenitora en un mensaje de texto. La madre, como cualquier otra, le hizo las recomendaciones prudentes a la muchacha para que se alejara del peligro. Laura Karen ya no contestó. Fue entonces que apareció la angustia, convertida en pánico y, este último, dio paso a la desesperación.

Los familiares, sabedores de la situación que prevalece en nuestro país, comenzaron con pena a propagar el mensaje de auxilio en bien de la señorita, acompañado de una fotografía, la cual, a la postre, pareciera haber capturado a una persona distinta a la que volvió al hogar paterno al día siguiente en “el no mejor de los estados”, como mencionó el atribulado padre.

Los grupos de mujeres inconformes quienes, en los últimos meses, han demandado una mayor seguridad a las autoridades, un respeto inmediato a su integridad por parte de los hombres y una equidad en sus derechos ante la sociedad en general, tomaron a Laura Karen Espíndola como estandarte y ejemplo que diera evidencia palpable de lo que ellas han venido reclamando.

Ante la presión social y mediática, los cuerpos de seguridad de la capital de la República, empezaron a indagar sobre el paradero de la muchacha y la identidad del chofer de conducta sospechosa e impropia, como lo había anunciado desde su teléfono celular, la presunta “secuestrada”. Incluso la propia titular del gobierno capitalino se pronunció al respecto y hasta se comunicó con la familia para asegurarles que toda la estructura orgánica en materia de seguridad estaba atendiendo este caso.

El temor de la familia era el obvio y, seguramente, se imaginaron lo peor: Karen pasaría a formar parte de la muy lamentable y extensa lista de mujeres que incrementan el índice de feminicidios en un país como este ya que, en pocas horas, la conmoción había tomado proporciones nacionales, de manera particular en nuestro estado y, muy en especial, en la zona sur de Tamaulipas, por razones que no viene al caso mencionar.

Fue un grupo de reporteros apostados en las afueras del domicilio de la familia afectada los que iniciaron la investigación periodística, después de que un vecino les comentara que la joven ya se encontraba segura, pues él la había visto entrar a un sitio cercano. Los periodistas; corroboraron la información y, de inmediato, se trasladaron a un bar cercano, según mencionó, la corresponsal de procurar los datos de este evento. El “Kali”, como se llama el centro nocturno, estaba a poco menos de ocho cuadras de distancia.

La gerencia del antro de vicio, proporcionó los videos y se demostró que la mujer de 27 años de edad y madre de tres hijos, estuvo allí por cerca de diez horas seguidas conviviendo con los parroquianos, bebiendo y bailando. Llegando poco después de las cuatro de la tarde del martes para retirarse hasta las 2:30 horas del día siguiente ¡En un taxi!

Esto ha ocasionado una serie de posturas encontradas y cada una etiqueta a un culpable, a un responsable y exime de culpas a determinado protagonista, por más irónico que parezca.

Como lo dijimos al principio de la entrega “el horno no estaba para bollos”, pues la sociedad manifestó el coraje por el proceder irresponsable de Laura Karen Espíndola y ocasionó que, a través de las redes sociales, se volcara en su contra pasando de la campaña “Te buscamos Karen” a desarrollar siete tendencias simultaneas en las que la tachaban de mentirosa y la adjetivaron de manera más que ofensiva por su actitud.

Lamentable fue también, observar como aquellos sectores que reprueban a las manifestaciones feministas vandálicas, se aprovecharon de la situación para demeritar la conducta de las representantes de estas agrupaciones civiles. Y, aunque usted no lo crea, las damas respondieron refrendando la defensa en favor de Karen, aplaudiendo que haya tomado la oportunidad de ir a divertirse volviendo a casa completamente ilesa.

Aquí es obligación nuestra no pasar por alto el hecho de que la tendencia de feminicidios en nuestro país está en aumento. Es una realidad innegable y no debemos, por este hecho particular, demeritar el peligro real que rodea a las mujeres en el México contemporáneo, ya que, según fuentes oficiales, son asesinadas diez por día.

Otro sector, se ocupó de lanzar ataques contra el hermano de la implicada, por alertar innecesariamente, además de ser acusado de agredir a otra fémina de la que solo se aportó el nombre: Carolina. El muchacho justificó su primer proceder y ofreció disculpas por el segundo, además de sentirse arrepentido, según dijo a los representantes de la prensa.

Ahora, este complejo entreverado social ha puesto a los legisladores en una nueva disyuntiva: La posibilidad de sancionar jurídicamente a aquellas damas que alerten de este tipo de hechos de manera irresponsable, aunque sean las fabricantes, testigos, víctimas y victimarias en una situación similar.

¿Cuál será el mejor accionar de todas las instancias involucradas para erradicar por completo este fenómeno delincuencial y las aristas que le rodean? La mejor opinión, como siempre, es la de usted, gentil amigo lector.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!

Laura Karen, simplemente, no previó las consecuencias que traería el comentario que le hizo a su mamá a través de una conversación privada. Jamás pensó que la “fiesta” duraría tantas horas y que, el contexto social de nuestro país, se encuentra en un estado de tensión como nunca antes en torno a ese tipo de información convertida en hecho noticioso. Por tanto, fue como tratar de juntar el fuego y la gasolina

“El taxista parece sospechoso y es majadero”, le dijo a su progenitora en un mensaje de texto. La madre, como cualquier otra, le hizo las recomendaciones prudentes a la muchacha para que se alejara del peligro. Laura Karen ya no contestó. Fue entonces que apareció la angustia, convertida en pánico y, este último, dio paso a la desesperación.

Los familiares, sabedores de la situación que prevalece en nuestro país, comenzaron con pena a propagar el mensaje de auxilio en bien de la señorita, acompañado de una fotografía, la cual, a la postre, pareciera haber capturado a una persona distinta a la que volvió al hogar paterno al día siguiente en “el no mejor de los estados”, como mencionó el atribulado padre.

Los grupos de mujeres inconformes quienes, en los últimos meses, han demandado una mayor seguridad a las autoridades, un respeto inmediato a su integridad por parte de los hombres y una equidad en sus derechos ante la sociedad en general, tomaron a Laura Karen Espíndola como estandarte y ejemplo que diera evidencia palpable de lo que ellas han venido reclamando.

Ante la presión social y mediática, los cuerpos de seguridad de la capital de la República, empezaron a indagar sobre el paradero de la muchacha y la identidad del chofer de conducta sospechosa e impropia, como lo había anunciado desde su teléfono celular, la presunta “secuestrada”. Incluso la propia titular del gobierno capitalino se pronunció al respecto y hasta se comunicó con la familia para asegurarles que toda la estructura orgánica en materia de seguridad estaba atendiendo este caso.

El temor de la familia era el obvio y, seguramente, se imaginaron lo peor: Karen pasaría a formar parte de la muy lamentable y extensa lista de mujeres que incrementan el índice de feminicidios en un país como este ya que, en pocas horas, la conmoción había tomado proporciones nacionales, de manera particular en nuestro estado y, muy en especial, en la zona sur de Tamaulipas, por razones que no viene al caso mencionar.

Fue un grupo de reporteros apostados en las afueras del domicilio de la familia afectada los que iniciaron la investigación periodística, después de que un vecino les comentara que la joven ya se encontraba segura, pues él la había visto entrar a un sitio cercano. Los periodistas; corroboraron la información y, de inmediato, se trasladaron a un bar cercano, según mencionó, la corresponsal de procurar los datos de este evento. El “Kali”, como se llama el centro nocturno, estaba a poco menos de ocho cuadras de distancia.

La gerencia del antro de vicio, proporcionó los videos y se demostró que la mujer de 27 años de edad y madre de tres hijos, estuvo allí por cerca de diez horas seguidas conviviendo con los parroquianos, bebiendo y bailando. Llegando poco después de las cuatro de la tarde del martes para retirarse hasta las 2:30 horas del día siguiente ¡En un taxi!

Esto ha ocasionado una serie de posturas encontradas y cada una etiqueta a un culpable, a un responsable y exime de culpas a determinado protagonista, por más irónico que parezca.

Como lo dijimos al principio de la entrega “el horno no estaba para bollos”, pues la sociedad manifestó el coraje por el proceder irresponsable de Laura Karen Espíndola y ocasionó que, a través de las redes sociales, se volcara en su contra pasando de la campaña “Te buscamos Karen” a desarrollar siete tendencias simultaneas en las que la tachaban de mentirosa y la adjetivaron de manera más que ofensiva por su actitud.

Lamentable fue también, observar como aquellos sectores que reprueban a las manifestaciones feministas vandálicas, se aprovecharon de la situación para demeritar la conducta de las representantes de estas agrupaciones civiles. Y, aunque usted no lo crea, las damas respondieron refrendando la defensa en favor de Karen, aplaudiendo que haya tomado la oportunidad de ir a divertirse volviendo a casa completamente ilesa.

Aquí es obligación nuestra no pasar por alto el hecho de que la tendencia de feminicidios en nuestro país está en aumento. Es una realidad innegable y no debemos, por este hecho particular, demeritar el peligro real que rodea a las mujeres en el México contemporáneo, ya que, según fuentes oficiales, son asesinadas diez por día.

Otro sector, se ocupó de lanzar ataques contra el hermano de la implicada, por alertar innecesariamente, además de ser acusado de agredir a otra fémina de la que solo se aportó el nombre: Carolina. El muchacho justificó su primer proceder y ofreció disculpas por el segundo, además de sentirse arrepentido, según dijo a los representantes de la prensa.

Ahora, este complejo entreverado social ha puesto a los legisladores en una nueva disyuntiva: La posibilidad de sancionar jurídicamente a aquellas damas que alerten de este tipo de hechos de manera irresponsable, aunque sean las fabricantes, testigos, víctimas y victimarias en una situación similar.

¿Cuál será el mejor accionar de todas las instancias involucradas para erradicar por completo este fenómeno delincuencial y las aristas que le rodean? La mejor opinión, como siempre, es la de usted, gentil amigo lector.

¡Hasta la próxima!

Escríbame a:

licajimenezmcc@hotmail.com

Y recuerde, para mañana ¡Despierte, no se duerma que será un gran día!