/ lunes 18 de junio de 2018

El malo resulta ser pésimo cuando finge ser bueno

Bien dijo Layún, “ninguno de los comentaristas que nos critican ha ganado algo” ¿Entonces?

Lástima, ayer Costa Rica nos mostró una cara distinta de la que lució en Brasil-14, que nos habla de una renovación, pues sus jugadores claves están envejeciendo y no vemos novedades en su alineación. A Serbia, sin ser la gran cosa, le ha bastado con aprovechar un tiro libre indirecto, que ha sido cobrado con una precisión y potencia inmejorables, haciendo inútil el esfuerzo de Keylor Navas, que no le sirvió para llegar al balón, golazo que puso adelante a Serbia para ya no perder la ventaja. He visto a un Bryan Ruiz lento, sin ser el que conocemos como conductor del equipo y, lo peor, sin compañía, pues Bolaños, que sí corrió, técnicamente no aportó nada y su mejor ficha, Campbell, limitado a la zona.

Y se llegó la hora del juego esperado, muy pronto México dio visos de que no fue a Rusia a pasear y, antes de que Alemania lo hiciera, ellos ya estaban poniendo en peligro de gol a la meta germana, siendo la primera llegada a cargo del Chicharito, quien sin comodidad y con perfil cambiado, no pudo rematar, pero igual a esa acción, se repitieron otras en las que ni Lozano, ni Layún quedaron cómodos a la hora del contacto. Alemania estaba advertida, cualquier descuido ocasionado en alguno de sus avances significaba una nueva oportunidad para México y, como dicen por ahí, tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe. Y fue en el minuto 34 cuando se repite la acción del Chucky, que antes no había producido y, que ahora, arriesgándose a perder la opción, hizo una jugada de más que lo dejó perfectamente perfilado para realizar su mortífero remate tan conocido para vencer al gigante de la portería alemana. Uno a cero para México que hizo estallar el grito pleno del graderío ante la sorpresiva actuación mexicana.

Con la ventaja de uno a cero sobre el campeón del mundo, nos viene el temor por tantas experiencias pasadas en las que el entusiasmo exagerado sacó de concentración a nuestro equipo, para que el contrario aprovechara y nos arrebatara lo que ya creíamos ganado. El más reciente nos ocurrió en Brasil 2014, cuando en sobretiempo, Holanda nos alcanzó y nos rebasó con aquel penalti que no fue. Pero no, estos mexicanos, experimentados unos y debutantes otros como es el caso de Edson Álvarez, quien con 20 años de edad ha debutado en este Mundial para cumplir misiones específicas a la defensiva ante los campeones del mundo, haciéndolo como un jugador experimentado. O el caso igual de Gallardo, cuya alineación produjo en mí justificada desconfianza, tanto por su corta experiencia en la Primera División, como por el desconocimiento de la posición, que no es la que le corresponde. Ellos dos, más el experimentado Hugo Ayala, son los únicos que no se han nutrido del rigor del futbol europeo. El mismo Rafa Márquez cumplió ya su cometido a no ser que volvamos a encontrarnos en igual situación en un encuentro futuro. Ahora, no esperen los aficionados a que Osorio repita la alineación, pues sobran en la banca jugadores de igual valía que éstos, que llegarían debilitados al siguiente encuentro.

Yen espera de una siguiente sorpresa, nos trasladamos al siguiente partido, en el que el poderoso Brasil, uno de los favoritos, enfrentaría a Suiza, juego visto igual que el anterior como el del gato y el ratón, en el que el roedor resultó ser un feroz canguro como en los comics de Silvestre el gato. Suiza, el ratón en turno, apareció durante los primeros minutos como la víctima que caería en cualquier momento, los brasileños sabían que no había prisa, los pentacampeones no iban a preocuparse por los pacíficos helvéticos, ya caería el gol, años y años actuando de la misma forma los habían llevado a conquistar cinco copas, por qué habrían de preocuparse por estos intrascendentes suizos. Fue así como vimos una cara de Neymar que muchos se niegan a ver, la del jugador sobrado que cada vez que pierde un balón culpa al árbitro por permitir que le jueguen fuerte los contrarios, un irresponsable que ve a sus compañeros correr sin que él los imite y, después intenta justificar su indolencia realizando dos o tres firuletes totalmente estériles.

Fue así que Coutinho se fabricó un espacio para tirar, haciendolo como lo que es, uno de los grandes del futbol actual. Es impresionante ver la comba que efectuó el balón, que me hizo recordar a los grandes golazos que nos regalara Roberto Rolando en sus años de campeón goleador con el Tampico de Bonelli, Pérsico y Rolando. Señor golazo que hizo suponer que todo sería miel sobre hojuelas para Brasil; sin embargo el desgano de Neymar continuó frenando las ofensivas canarias hasta que los suizos, con un gol que debió invalidarse por claro faul del rematador, que visiblemente desplazó a Miranda empujándolo con las dos manos por la espalda, falla grande del mexicano César Arturo Ramos Palazuelos, que seguramente le costará ser eliminado para los siguientes juegos. Así, con ese gol ilegítimo, Suiza sentenció el empate a uno, para registrar la segunda sorpresa del día.

Hasta pronto amigo.

Bien dijo Layún, “ninguno de los comentaristas que nos critican ha ganado algo” ¿Entonces?

Lástima, ayer Costa Rica nos mostró una cara distinta de la que lució en Brasil-14, que nos habla de una renovación, pues sus jugadores claves están envejeciendo y no vemos novedades en su alineación. A Serbia, sin ser la gran cosa, le ha bastado con aprovechar un tiro libre indirecto, que ha sido cobrado con una precisión y potencia inmejorables, haciendo inútil el esfuerzo de Keylor Navas, que no le sirvió para llegar al balón, golazo que puso adelante a Serbia para ya no perder la ventaja. He visto a un Bryan Ruiz lento, sin ser el que conocemos como conductor del equipo y, lo peor, sin compañía, pues Bolaños, que sí corrió, técnicamente no aportó nada y su mejor ficha, Campbell, limitado a la zona.

Y se llegó la hora del juego esperado, muy pronto México dio visos de que no fue a Rusia a pasear y, antes de que Alemania lo hiciera, ellos ya estaban poniendo en peligro de gol a la meta germana, siendo la primera llegada a cargo del Chicharito, quien sin comodidad y con perfil cambiado, no pudo rematar, pero igual a esa acción, se repitieron otras en las que ni Lozano, ni Layún quedaron cómodos a la hora del contacto. Alemania estaba advertida, cualquier descuido ocasionado en alguno de sus avances significaba una nueva oportunidad para México y, como dicen por ahí, tanto va el cántaro al agua, hasta que se rompe. Y fue en el minuto 34 cuando se repite la acción del Chucky, que antes no había producido y, que ahora, arriesgándose a perder la opción, hizo una jugada de más que lo dejó perfectamente perfilado para realizar su mortífero remate tan conocido para vencer al gigante de la portería alemana. Uno a cero para México que hizo estallar el grito pleno del graderío ante la sorpresiva actuación mexicana.

Con la ventaja de uno a cero sobre el campeón del mundo, nos viene el temor por tantas experiencias pasadas en las que el entusiasmo exagerado sacó de concentración a nuestro equipo, para que el contrario aprovechara y nos arrebatara lo que ya creíamos ganado. El más reciente nos ocurrió en Brasil 2014, cuando en sobretiempo, Holanda nos alcanzó y nos rebasó con aquel penalti que no fue. Pero no, estos mexicanos, experimentados unos y debutantes otros como es el caso de Edson Álvarez, quien con 20 años de edad ha debutado en este Mundial para cumplir misiones específicas a la defensiva ante los campeones del mundo, haciéndolo como un jugador experimentado. O el caso igual de Gallardo, cuya alineación produjo en mí justificada desconfianza, tanto por su corta experiencia en la Primera División, como por el desconocimiento de la posición, que no es la que le corresponde. Ellos dos, más el experimentado Hugo Ayala, son los únicos que no se han nutrido del rigor del futbol europeo. El mismo Rafa Márquez cumplió ya su cometido a no ser que volvamos a encontrarnos en igual situación en un encuentro futuro. Ahora, no esperen los aficionados a que Osorio repita la alineación, pues sobran en la banca jugadores de igual valía que éstos, que llegarían debilitados al siguiente encuentro.

Yen espera de una siguiente sorpresa, nos trasladamos al siguiente partido, en el que el poderoso Brasil, uno de los favoritos, enfrentaría a Suiza, juego visto igual que el anterior como el del gato y el ratón, en el que el roedor resultó ser un feroz canguro como en los comics de Silvestre el gato. Suiza, el ratón en turno, apareció durante los primeros minutos como la víctima que caería en cualquier momento, los brasileños sabían que no había prisa, los pentacampeones no iban a preocuparse por los pacíficos helvéticos, ya caería el gol, años y años actuando de la misma forma los habían llevado a conquistar cinco copas, por qué habrían de preocuparse por estos intrascendentes suizos. Fue así como vimos una cara de Neymar que muchos se niegan a ver, la del jugador sobrado que cada vez que pierde un balón culpa al árbitro por permitir que le jueguen fuerte los contrarios, un irresponsable que ve a sus compañeros correr sin que él los imite y, después intenta justificar su indolencia realizando dos o tres firuletes totalmente estériles.

Fue así que Coutinho se fabricó un espacio para tirar, haciendolo como lo que es, uno de los grandes del futbol actual. Es impresionante ver la comba que efectuó el balón, que me hizo recordar a los grandes golazos que nos regalara Roberto Rolando en sus años de campeón goleador con el Tampico de Bonelli, Pérsico y Rolando. Señor golazo que hizo suponer que todo sería miel sobre hojuelas para Brasil; sin embargo el desgano de Neymar continuó frenando las ofensivas canarias hasta que los suizos, con un gol que debió invalidarse por claro faul del rematador, que visiblemente desplazó a Miranda empujándolo con las dos manos por la espalda, falla grande del mexicano César Arturo Ramos Palazuelos, que seguramente le costará ser eliminado para los siguientes juegos. Así, con ese gol ilegítimo, Suiza sentenció el empate a uno, para registrar la segunda sorpresa del día.

Hasta pronto amigo.