/ domingo 7 de enero de 2018

El mejor día de la semana

Hace días un grupo de amigos terminábamos de cenar en casa, cuando apareció la charla sobre los tiempos de nostalgia, cuando asistíamos a la matinée en los hoy extintos cines Alameda, Olimpia, Variedades y Tampico, donde disfrutábamos (entre palomitas y refrescos) hasta de dos películas. En muchas ocasiones el cine Alameda lucía un gran templete donde brincábamos y jugábamos luchas, convirtiéndonos en esas figuras míticas de los encordados de esos años y que concluían en cuanto sobrevenía el apagón de luz que anunciaba el fin del intermedio.

En la sobremesa se mencionaron de igual forma los diversos juegos de esa época: las escondidas, encantados, roña, serpientes y escaleras, los programas favoritos de televisión de aquellas épocas: “Monstruos del Espacio”, “El Súper Agente 87”, “Remi”, “Candy”, que veíamos entretenidos en televisor en blanco y negro. Entre risas y remembranzas  alguien se sintió filósofo y dijo que “en la existencia todo son círculos que abrimos y cerramos sin parar.” Yo, por mi parte, que estaba de acuerdo de todo lo hablado, mencioné un par de libros que mi padre me hacía leer para poder obtener el permiso para salir a jugar futbol con mis amigos: “Hace falta un muchacho” del español Arturo Cuyas, y “Corazón: Diario de un Niño”, del italiano Edmundo de Amicis. En este último libro cité un pasaje al que siempre acudo en estas charlas de nostalgia y que mi familia sabe hasta con punto y coma. Enrique (el protagonista de la obra), niño de  escasos doce años, que junto a su amigo de escuela primaria, Votino (quien es de dinero), asisten a un parque donde encuentran a un infante de su misma edad, de ropas modestas y de aspecto distraído.

Votino, sentado junto a Enrique en una banca, levanta la voz para que el otro chico lo mire, “Has visto mis botines nuevos, son de auténtica piel de becerro”, (El otro muchacho no voltea para verlo). Votino insiste, “¿Vistes mi chaqueta?, Es de pura lana”. El otro siguió sin hacer ningún caso. Luciano continúa: “Mira Enrique, mi reloj es de oro”. Enrique bromeando contesta: “No lo creo, tendrá también algunas partes de metal”, –“No”- contestó Votino- “todo es de oro”- , volteándose hacia al chico le puso el reloj enfrente de sus ojos, “¿Verdad que es de oro?” El muchacho con voz temblorosa contestó: “Disculpa, es que no veo, soy ciego”, Votino rojo de vergüenza huyó del parque sin saber que decir. 

En “Hace falta un muchacho” existe un pasaje donde se habla sobre los ideales y el carácter. Descubrí historias como la del gran inventor Alva Edison, de origen humilde, que trabajaba vendiendo periódicos en un tren para después en sus tiempos libres, montar un pequeño laboratorio en un furgón donde comenzó sus primeros inventos. Ricardo Wagner genio musical fracasó en sus primero años de carrera artística, para sobrevivir tuvo que dedicarse a diversos oficios, mientras seguía luchando, preparándose en forma autodidacta, para que años después alcanzara el éxito. En este libro viene una frase que dice: “Sea cual fuere la obra en que te ensayes, si falla acaso tu primer intento, no te descorazones ni desmayes, antes vuelve a empezar con nuevo aliento”. “Todo tiempo pasado fue mejor”, es una frase que decimos sin sentir. Puede que hayas conseguido triunfos importantes en el pasado, hazañas que crees que nunca volverán, personas que se hermanaron contigo para después desaparecer y quedar sólo en el corazón. Tal vez pienses que ahora la vida es dura, complicada, escasa de valores, de momentos hermosos, pero te recuerdo lo que tú ya sabes bien, la vida es como tú quieras verla, por más que tengas un problema el momento más valioso de tu existencia en hoy, ya no importa pasado ni presente. Cuantos errores hayas cometido o el bien que hayas realizado, en ti existen dones; compártelos, existen personas que te quieren, que esperan que les brindes la mejor sonrisa, el mejor abrazo. Cualquier que sea el problema, respira hondo, levántate y disfruta de la vida. Hoy es el mejor día de la semana. Mi correo es: mchirinos_71@yahoo.com.mx

Hace días un grupo de amigos terminábamos de cenar en casa, cuando apareció la charla sobre los tiempos de nostalgia, cuando asistíamos a la matinée en los hoy extintos cines Alameda, Olimpia, Variedades y Tampico, donde disfrutábamos (entre palomitas y refrescos) hasta de dos películas. En muchas ocasiones el cine Alameda lucía un gran templete donde brincábamos y jugábamos luchas, convirtiéndonos en esas figuras míticas de los encordados de esos años y que concluían en cuanto sobrevenía el apagón de luz que anunciaba el fin del intermedio.

En la sobremesa se mencionaron de igual forma los diversos juegos de esa época: las escondidas, encantados, roña, serpientes y escaleras, los programas favoritos de televisión de aquellas épocas: “Monstruos del Espacio”, “El Súper Agente 87”, “Remi”, “Candy”, que veíamos entretenidos en televisor en blanco y negro. Entre risas y remembranzas  alguien se sintió filósofo y dijo que “en la existencia todo son círculos que abrimos y cerramos sin parar.” Yo, por mi parte, que estaba de acuerdo de todo lo hablado, mencioné un par de libros que mi padre me hacía leer para poder obtener el permiso para salir a jugar futbol con mis amigos: “Hace falta un muchacho” del español Arturo Cuyas, y “Corazón: Diario de un Niño”, del italiano Edmundo de Amicis. En este último libro cité un pasaje al que siempre acudo en estas charlas de nostalgia y que mi familia sabe hasta con punto y coma. Enrique (el protagonista de la obra), niño de  escasos doce años, que junto a su amigo de escuela primaria, Votino (quien es de dinero), asisten a un parque donde encuentran a un infante de su misma edad, de ropas modestas y de aspecto distraído.

Votino, sentado junto a Enrique en una banca, levanta la voz para que el otro chico lo mire, “Has visto mis botines nuevos, son de auténtica piel de becerro”, (El otro muchacho no voltea para verlo). Votino insiste, “¿Vistes mi chaqueta?, Es de pura lana”. El otro siguió sin hacer ningún caso. Luciano continúa: “Mira Enrique, mi reloj es de oro”. Enrique bromeando contesta: “No lo creo, tendrá también algunas partes de metal”, –“No”- contestó Votino- “todo es de oro”- , volteándose hacia al chico le puso el reloj enfrente de sus ojos, “¿Verdad que es de oro?” El muchacho con voz temblorosa contestó: “Disculpa, es que no veo, soy ciego”, Votino rojo de vergüenza huyó del parque sin saber que decir. 

En “Hace falta un muchacho” existe un pasaje donde se habla sobre los ideales y el carácter. Descubrí historias como la del gran inventor Alva Edison, de origen humilde, que trabajaba vendiendo periódicos en un tren para después en sus tiempos libres, montar un pequeño laboratorio en un furgón donde comenzó sus primeros inventos. Ricardo Wagner genio musical fracasó en sus primero años de carrera artística, para sobrevivir tuvo que dedicarse a diversos oficios, mientras seguía luchando, preparándose en forma autodidacta, para que años después alcanzara el éxito. En este libro viene una frase que dice: “Sea cual fuere la obra en que te ensayes, si falla acaso tu primer intento, no te descorazones ni desmayes, antes vuelve a empezar con nuevo aliento”. “Todo tiempo pasado fue mejor”, es una frase que decimos sin sentir. Puede que hayas conseguido triunfos importantes en el pasado, hazañas que crees que nunca volverán, personas que se hermanaron contigo para después desaparecer y quedar sólo en el corazón. Tal vez pienses que ahora la vida es dura, complicada, escasa de valores, de momentos hermosos, pero te recuerdo lo que tú ya sabes bien, la vida es como tú quieras verla, por más que tengas un problema el momento más valioso de tu existencia en hoy, ya no importa pasado ni presente. Cuantos errores hayas cometido o el bien que hayas realizado, en ti existen dones; compártelos, existen personas que te quieren, que esperan que les brindes la mejor sonrisa, el mejor abrazo. Cualquier que sea el problema, respira hondo, levántate y disfruta de la vida. Hoy es el mejor día de la semana. Mi correo es: mchirinos_71@yahoo.com.mx

ÚLTIMASCOLUMNAS
domingo 23 de febrero de 2020

Tramoya | Nada nos pertenece

Durante mi vida universitaria tuve la suerte de relacionarme con personas que me enseñaron muchísimas cosas sobre la vida

Manuel Chirinos

domingo 11 de agosto de 2019

El hombre agradecido

Manuel Chirinos

domingo 02 de junio de 2019

El esplendoroso viaje terrenal

Manuel Chirinos

domingo 12 de agosto de 2018

Una aproximación a la obra de Sergio Magaña

Manuel Chirinos

domingo 08 de julio de 2018

El cómico que le dijo “no” a Jodorowsky

Manuel Chirinos

domingo 10 de junio de 2018

La carpa mexicana

Manuel Chirinos

sábado 05 de mayo de 2018

María Tereza Montoya, La gran trágica del teatro

Manuel Chirinos

domingo 08 de abril de 2018

Los avatares del teatro

La comedia es un género que se presta muy bien para ejercitar la sátira social

Manuel Chirinos

domingo 01 de abril de 2018

Aprendiendo a compartir

Manuel Chirinos

domingo 25 de marzo de 2018

Regalos esplendorosos

Manuel Chirinos

Cargar Más