/ viernes 5 de julio de 2019

El mexicano, ante el progreso, contempla sus carencias con mayor amargura.

Suficiente material para sacar conclusiones respecto del próximo Campeonato Mundial Qatar 22.

Vaya vacaciones para los jugadores profesionales de futbol, pasar de las difíciles competencias domésticas para entrar en las internacionales. Hombre, por mucho que ame al futbol, no puedo más que envidiar a Carlos Vela, que, con un espíritu libre de compromiso con nadie, se da el lujo de pasarse los domingos en su casa rascándose la panza, mientras que sus buenos amigos Ochoa, Moreno, Jiménez, Guardado etc., se desgastan picando piedra en el tiempo que deberían estar en la playa retosando, sin lograr que México avance, exponiéndose a lesiones que resultarán costosas al regresar a los equipos que les pagan, sacrificándose por conseguir un reconocimiento que solo tendrán si México es campeón, ¡Fácil! ¿No?

Y las conclusiones que estas interesantes competencias nos dejan, es que el futbol juvenil en sus dos géneros, muestra un claro avance en todas las confederaciones, por más que los comentaristas mexicanos nieguen la realidad de Concacaf, que como México no presenta resultados satisfactorios, entonces Jamaica, Haití, Curazao etc., están peor que nunca. Volvemos al clásico dogmatismo Chiva, donde nos declaramos buenos sólo porque somos mexicanos y, porque nosotros lo decimos y el que no piense así, es un traidor como Vela y el Chícharo (curiosamente dos chivas).

Cuando vimos jugar a Ucrania contra Corea en la final del Mundial Sub-20, no podíamos creer que para llegar a la final dejaron en el camino a los gigantes Italia, Inglaterra, Francia, Alemania, los eternos finalistas en esta competencia y, nunca vamos a aprender si al final de toda competencia nos dedicamos a criticar en lugar de analizar lo ocurrido. Observaba de los finalistas Ucrania y Corea (digamos las Jamaica y Haití de sus confederaciones), que con un notorio progreso en los aspectos técnicos y tácticos, continúan aún por debajo de las potencias europeas, pero que con una actitud casi militarizada, cumplen disciplinadamente con todos los principios del futbol (los del juego y los de la táctica), reaccionando positivamente cada vez que incurren en un error, logrando enmendar casi automáticamente.

Educación deportiva ausente en nuestro medio, en donde se pondera el “Messisismo” como única forma reconocida de buen futbol, ignorando que Messi, conceptuado como un reconocidísimo talento, no es capaz de explicar por qué hace lo que hace. Logramos ver en los ucranianos y los coreanos, igual que en los españoles en la Sub-21, los peruanos y brasileños en la Copa América y, en los equipos femeninos de USA, Holanda, España, Inglaterra, Francia, Suecia y Alemania, un centro de liderazgo en el que cualquiera de los jugadores está capacitado para asumir la condición de líder, mientras que en nuestro equipo, el líder impuesto no es comprendido por sus compañeros, que, acostumbrados al machista mensaje de los gritos y las palabrotas, no son capaces de percibir el silencioso lenguaje subliminal mediante la entrega, la insistencia, la concentración, el entender que la “I” es complementaria y, que sin la “O” y las demás letras del alfabeto, ya sea por delante de ella o por detrás, no sirve para un carajo.

Como nunca, este fin de semana nos regalará otra oportunidad para sacar conclusiones que nos ayuden a establecer nuestra verdadera realidad, USA, con su hermosísima estrella Alex Morgan y Holanda, con la no menos preciosa Lieke Martens, nos sorprenderán con su maravilloso arte futbolístico que logra separar el deslumbrante brillo de su belleza para maravillarnos con la increíble plasticidad de su juego, un arte que distribuido en las 22 jugadoras, las iguala a todas en apariencia, haciendo de sus partidos algo inolvidable. Sarina Wiegsman, exjugadora de futbol profesional femenino, es la responsable de la dirección técnica de la Selección de los Países Bajos, mientras que al frente de la escuadra de las barras y las estrellas se encuentra Jill Ellis, con muchos años de experiencia. En México, el DT siempre ha sido un hombre

La Copa América también nos ofrece una esperada final, que nadie hubiera adivinado. Sabiendo que solo se salvan de errar los que no participan, nos encontramos con sorpresas como la presente. Al principio, todos los reflectores enfocaban hacia Uruguay, Colombia y Brasil, pero poco a poco se fue escribiendo una historia que al final nos parece absurda, sin embargo, con escepción de Brasil, vimos cómo increíblemente cayeron los “mejores”, dejándonos con una terca seguridad de que si todo se repitiera, los finalistas no serían los que están. Favorito indiscutible, Brasil, probabilidades de error, ninguna... Las conclusiones de la participación de nuestro TRI ya las tenemos, aún cuando no se haya jugado la final, ningún triunfo maquillaría la horrible imagen que ya vimos, pero igual que siempre, para mal nuestro, si ganamos o perdemos nuestro dogma continuará colocándonos como “Los Gigantes de Concacaf” y el que opine lo contrario será un mal mexicano.

Hasta pronto amigo.

Suficiente material para sacar conclusiones respecto del próximo Campeonato Mundial Qatar 22.

Vaya vacaciones para los jugadores profesionales de futbol, pasar de las difíciles competencias domésticas para entrar en las internacionales. Hombre, por mucho que ame al futbol, no puedo más que envidiar a Carlos Vela, que, con un espíritu libre de compromiso con nadie, se da el lujo de pasarse los domingos en su casa rascándose la panza, mientras que sus buenos amigos Ochoa, Moreno, Jiménez, Guardado etc., se desgastan picando piedra en el tiempo que deberían estar en la playa retosando, sin lograr que México avance, exponiéndose a lesiones que resultarán costosas al regresar a los equipos que les pagan, sacrificándose por conseguir un reconocimiento que solo tendrán si México es campeón, ¡Fácil! ¿No?

Y las conclusiones que estas interesantes competencias nos dejan, es que el futbol juvenil en sus dos géneros, muestra un claro avance en todas las confederaciones, por más que los comentaristas mexicanos nieguen la realidad de Concacaf, que como México no presenta resultados satisfactorios, entonces Jamaica, Haití, Curazao etc., están peor que nunca. Volvemos al clásico dogmatismo Chiva, donde nos declaramos buenos sólo porque somos mexicanos y, porque nosotros lo decimos y el que no piense así, es un traidor como Vela y el Chícharo (curiosamente dos chivas).

Cuando vimos jugar a Ucrania contra Corea en la final del Mundial Sub-20, no podíamos creer que para llegar a la final dejaron en el camino a los gigantes Italia, Inglaterra, Francia, Alemania, los eternos finalistas en esta competencia y, nunca vamos a aprender si al final de toda competencia nos dedicamos a criticar en lugar de analizar lo ocurrido. Observaba de los finalistas Ucrania y Corea (digamos las Jamaica y Haití de sus confederaciones), que con un notorio progreso en los aspectos técnicos y tácticos, continúan aún por debajo de las potencias europeas, pero que con una actitud casi militarizada, cumplen disciplinadamente con todos los principios del futbol (los del juego y los de la táctica), reaccionando positivamente cada vez que incurren en un error, logrando enmendar casi automáticamente.

Educación deportiva ausente en nuestro medio, en donde se pondera el “Messisismo” como única forma reconocida de buen futbol, ignorando que Messi, conceptuado como un reconocidísimo talento, no es capaz de explicar por qué hace lo que hace. Logramos ver en los ucranianos y los coreanos, igual que en los españoles en la Sub-21, los peruanos y brasileños en la Copa América y, en los equipos femeninos de USA, Holanda, España, Inglaterra, Francia, Suecia y Alemania, un centro de liderazgo en el que cualquiera de los jugadores está capacitado para asumir la condición de líder, mientras que en nuestro equipo, el líder impuesto no es comprendido por sus compañeros, que, acostumbrados al machista mensaje de los gritos y las palabrotas, no son capaces de percibir el silencioso lenguaje subliminal mediante la entrega, la insistencia, la concentración, el entender que la “I” es complementaria y, que sin la “O” y las demás letras del alfabeto, ya sea por delante de ella o por detrás, no sirve para un carajo.

Como nunca, este fin de semana nos regalará otra oportunidad para sacar conclusiones que nos ayuden a establecer nuestra verdadera realidad, USA, con su hermosísima estrella Alex Morgan y Holanda, con la no menos preciosa Lieke Martens, nos sorprenderán con su maravilloso arte futbolístico que logra separar el deslumbrante brillo de su belleza para maravillarnos con la increíble plasticidad de su juego, un arte que distribuido en las 22 jugadoras, las iguala a todas en apariencia, haciendo de sus partidos algo inolvidable. Sarina Wiegsman, exjugadora de futbol profesional femenino, es la responsable de la dirección técnica de la Selección de los Países Bajos, mientras que al frente de la escuadra de las barras y las estrellas se encuentra Jill Ellis, con muchos años de experiencia. En México, el DT siempre ha sido un hombre

La Copa América también nos ofrece una esperada final, que nadie hubiera adivinado. Sabiendo que solo se salvan de errar los que no participan, nos encontramos con sorpresas como la presente. Al principio, todos los reflectores enfocaban hacia Uruguay, Colombia y Brasil, pero poco a poco se fue escribiendo una historia que al final nos parece absurda, sin embargo, con escepción de Brasil, vimos cómo increíblemente cayeron los “mejores”, dejándonos con una terca seguridad de que si todo se repitiera, los finalistas no serían los que están. Favorito indiscutible, Brasil, probabilidades de error, ninguna... Las conclusiones de la participación de nuestro TRI ya las tenemos, aún cuando no se haya jugado la final, ningún triunfo maquillaría la horrible imagen que ya vimos, pero igual que siempre, para mal nuestro, si ganamos o perdemos nuestro dogma continuará colocándonos como “Los Gigantes de Concacaf” y el que opine lo contrario será un mal mexicano.

Hasta pronto amigo.