/ lunes 8 de julio de 2019

El mundo no puede darnos alegrías tan grandes como las que nos quita

Brasil, contento; Perú y Argentina se sienten robados; Uruguay, Colombia y Chile, frustrados.

Finalmente, día de coronaciones... Primero, Estados Unidos y Holanda se enfrentaron dirimiendo el Campeonato Mundial Femenino, desde Francia. después, desde Brasil, la final de la Copa América, la competencia internacional de futbol más antigua de la historia.

Cerradísimo Campeonato Mundial femenino el que disfrutamos, no hubo un solo partido en el que tuviéramos la seguridad de un resultado, incluso, algunos de ellos fueron realmente sorprendentes. En un principio, USA, campeón defensor, era visto como gran favorito para refrendar su título, pero conforme avanzó la competencia, se comenzaron a presentar equipos que seguramente serían grandes opositores a la potencia norteamericna, que hizo del 2-0 la mejor prueba de contundencia, repitiéndolo en cada uno de sus triunfos. Su plantilla es tan confiable, que en el juego de semifinales Jill Ellis, directora técnica del equipo de las barras y las estrellas, prescindió de su mejor jugadora, Megan Rapinoe.

La veterana jugadora gringa tenía acumulación de tarjetas y con una más quedaría fuera de la final. Igualmente ganaron y Rapinoe jugó para anotar el primer gol en el juego de coronación. Mujer de recio carácter, a quien no le tiembla la voz al responder a los hostigamientos del señor presidente Donald Trump. Con goles de Megan Rapinoe a los 61 minutos y de Rose Lavelle a los 69, Estados Unidos retuvo su corona, cuyo trofeo permanecerá otros cuatro años más en sus vitrinas.

Holanda alineó con: Sari van Veenendaa (porteraza), Dessire van Lunteren, Anouk Dekker, Stefanie van der Gragt, Domenique Bloduworth, Jackie Gronen, Sheridan Spitse, Daniele van de Donk, Viviane Miedewla, Lieke Martens y Lineth Berensteyn. Mientras que las campeonas jugaron con: Alyssa Naeher, Keley Ohara, Abby Dalhkemiper, Becky Sauerbrunn, Crystal Dunn, Rose Lavelle, Julie Ertz, Samantha Newis, Tobin Hearts, Alex Morgan, y la capitana Megan Rapinoe, que no conforme con el título de campeona, se llevó el Balón de Oro como mejor jugadora del torneo y la Bota de Oro como campeona de goleo individual. Ahora la expectativa es, ¿aceptará la invitación de Trum para ir a la Casa Blanca?

Y por la tarde, en Brasil se repitió la angustiosa zozobra ante los recuerdos de 1950 y 2014, cuando en su propia casa, como ahora, Brasil fue inesperadamente derrotado por Uruguay y por Alemania, retornando nuevamente los fantasmas del pasado. Brasil, favorito unánime, sufre el estigma de aquellas veces en las que la derrota no tenía cabida en las expectivas de todo el mundo, para que a la hora de la verdad la grandeza los abandonara, haciendo gloriosas las actuaciones de los otros, que se alzaron con lo que todo mundo consideraba que pertenecía a los brasileños.

Yo, por ejemplo, tenía como favorito a Brasil y no concedía oportunidad alguna de que Perú se convirtiera en el tercer infierno carioca. Con tantos años vividos y Mundiales y Copas América vistas, este nuevo Brasil me parecía un esbozo del resurgimiento de aquel juego bonito que tanto nos agradaba, sin embargo, cuando comienzo a comparar jugador por jugador, concluyo que tal vez no me tocará ver ese resurgimiento. Ayer, por ejemplo, Gabriel Jesús, con su habilidad y buen juego, fue la pieza importante del partido, pero en el balance, al compararlo con los brasileños del siglo pasado, lo veo lejos de Ronaldo, Cafú, Roberto Carlos, Romario, Bebeto, hablando de los noventa, pero si retrocedo más, los sigo viendo lejos de Falcao, Zico, Sócrates, Alemao, Careca y, con los de dos décadas antes no los puedo comparar, porque son incomparables. Este Brasil de Tité, aun siendo el campeón de la Copa América, no acaba por complacer al exigente hincha brasileño, incluso el Director Técnico, antes del juego, no tenía seguro su asiento en el banquillo.

Criticado por incluir en la selección a Dany Alves, la actuación de este lo justificó, pero este Brasil fue en esta ocasión, una nave que voló con un solo alerón, pues el lado izquierdo, ocupado por Felipe Luis y por Alexandro, solo funcionó por Everton, pues buscando Tité la seguridad defensiva, no convocó a Marcelo, que con menos años que Alves es el mejor lateral izquierdo de apoyo en el mundo. Esta vez Gabriel Jesús, jugando abierto por derecha, realizó las jugadas más importantes, sirviendo un bombón a Everton para el primer gol; Guerrero, desde los 11 pasos les empató; luego Gabriel Jesús aumentó la diferencia, para que Richarlison sentenciara el juego cobrando un penalti. Brasil jugó en inferioridad numérica desde el minuto 70, cuando el mismo Gabriel de Jesús vio la segunda tarjeta amarilla. Buen torneo, con desilusionantes resultados, no injustos ni mal jugados, simplemente sorpresivos.

Hasta pronto amigo.

Brasil, contento; Perú y Argentina se sienten robados; Uruguay, Colombia y Chile, frustrados.

Finalmente, día de coronaciones... Primero, Estados Unidos y Holanda se enfrentaron dirimiendo el Campeonato Mundial Femenino, desde Francia. después, desde Brasil, la final de la Copa América, la competencia internacional de futbol más antigua de la historia.

Cerradísimo Campeonato Mundial femenino el que disfrutamos, no hubo un solo partido en el que tuviéramos la seguridad de un resultado, incluso, algunos de ellos fueron realmente sorprendentes. En un principio, USA, campeón defensor, era visto como gran favorito para refrendar su título, pero conforme avanzó la competencia, se comenzaron a presentar equipos que seguramente serían grandes opositores a la potencia norteamericna, que hizo del 2-0 la mejor prueba de contundencia, repitiéndolo en cada uno de sus triunfos. Su plantilla es tan confiable, que en el juego de semifinales Jill Ellis, directora técnica del equipo de las barras y las estrellas, prescindió de su mejor jugadora, Megan Rapinoe.

La veterana jugadora gringa tenía acumulación de tarjetas y con una más quedaría fuera de la final. Igualmente ganaron y Rapinoe jugó para anotar el primer gol en el juego de coronación. Mujer de recio carácter, a quien no le tiembla la voz al responder a los hostigamientos del señor presidente Donald Trump. Con goles de Megan Rapinoe a los 61 minutos y de Rose Lavelle a los 69, Estados Unidos retuvo su corona, cuyo trofeo permanecerá otros cuatro años más en sus vitrinas.

Holanda alineó con: Sari van Veenendaa (porteraza), Dessire van Lunteren, Anouk Dekker, Stefanie van der Gragt, Domenique Bloduworth, Jackie Gronen, Sheridan Spitse, Daniele van de Donk, Viviane Miedewla, Lieke Martens y Lineth Berensteyn. Mientras que las campeonas jugaron con: Alyssa Naeher, Keley Ohara, Abby Dalhkemiper, Becky Sauerbrunn, Crystal Dunn, Rose Lavelle, Julie Ertz, Samantha Newis, Tobin Hearts, Alex Morgan, y la capitana Megan Rapinoe, que no conforme con el título de campeona, se llevó el Balón de Oro como mejor jugadora del torneo y la Bota de Oro como campeona de goleo individual. Ahora la expectativa es, ¿aceptará la invitación de Trum para ir a la Casa Blanca?

Y por la tarde, en Brasil se repitió la angustiosa zozobra ante los recuerdos de 1950 y 2014, cuando en su propia casa, como ahora, Brasil fue inesperadamente derrotado por Uruguay y por Alemania, retornando nuevamente los fantasmas del pasado. Brasil, favorito unánime, sufre el estigma de aquellas veces en las que la derrota no tenía cabida en las expectivas de todo el mundo, para que a la hora de la verdad la grandeza los abandonara, haciendo gloriosas las actuaciones de los otros, que se alzaron con lo que todo mundo consideraba que pertenecía a los brasileños.

Yo, por ejemplo, tenía como favorito a Brasil y no concedía oportunidad alguna de que Perú se convirtiera en el tercer infierno carioca. Con tantos años vividos y Mundiales y Copas América vistas, este nuevo Brasil me parecía un esbozo del resurgimiento de aquel juego bonito que tanto nos agradaba, sin embargo, cuando comienzo a comparar jugador por jugador, concluyo que tal vez no me tocará ver ese resurgimiento. Ayer, por ejemplo, Gabriel Jesús, con su habilidad y buen juego, fue la pieza importante del partido, pero en el balance, al compararlo con los brasileños del siglo pasado, lo veo lejos de Ronaldo, Cafú, Roberto Carlos, Romario, Bebeto, hablando de los noventa, pero si retrocedo más, los sigo viendo lejos de Falcao, Zico, Sócrates, Alemao, Careca y, con los de dos décadas antes no los puedo comparar, porque son incomparables. Este Brasil de Tité, aun siendo el campeón de la Copa América, no acaba por complacer al exigente hincha brasileño, incluso el Director Técnico, antes del juego, no tenía seguro su asiento en el banquillo.

Criticado por incluir en la selección a Dany Alves, la actuación de este lo justificó, pero este Brasil fue en esta ocasión, una nave que voló con un solo alerón, pues el lado izquierdo, ocupado por Felipe Luis y por Alexandro, solo funcionó por Everton, pues buscando Tité la seguridad defensiva, no convocó a Marcelo, que con menos años que Alves es el mejor lateral izquierdo de apoyo en el mundo. Esta vez Gabriel Jesús, jugando abierto por derecha, realizó las jugadas más importantes, sirviendo un bombón a Everton para el primer gol; Guerrero, desde los 11 pasos les empató; luego Gabriel Jesús aumentó la diferencia, para que Richarlison sentenciara el juego cobrando un penalti. Brasil jugó en inferioridad numérica desde el minuto 70, cuando el mismo Gabriel de Jesús vio la segunda tarjeta amarilla. Buen torneo, con desilusionantes resultados, no injustos ni mal jugados, simplemente sorpresivos.

Hasta pronto amigo.