/ jueves 13 de agosto de 2020

El Otro Gallo | Una orden de tacos

Recuerdo como si fuese ayer cuando en primero de primaria mi madre me daba para gastar 5 pesos, los cuales en 1976 eran suficientes para comprar mi almuerzo y aún me quedaba un peso de cambio.

Recuerdo también aquella ocasión en que viví en carne propia la diferencia entre oportunidad y oportunismo.

Aquella chica cursaba el primero de secundaria mientras yo estaba en primero de primaria, por situaciones extraordinarias mi madre esa vez no me recogió inmediatamente a la hora de salida del colegio por ello me quedé en una banca sentada dentro del plantel donde también estaba la chica que les mencioné.

Ella me dijo que sus padres aún no llegaban por ella y que tenía hambre , al igual que yo, me dijo que solo tenía un peso y que le faltaba otro para comprar unos tacos que vendían frente a la escuela, yo inocentemente le dije que tenía un peso y ella me dijo que si se lo daba me compartiría la mitad de los tacos así que yo accedí porque confié en ella.

La chica se levantó de la banca y fue a comprar los tacos y cuando los trajo al colegio me dio sólo la mitad de uno cuando me correspondían 3 pues ella me prometió la mitad y la orden traía 6, cuando yo se lo señalé ella me dijo con un tono de voz que no olvidaré en mi vida: "Eso te pasa por tonta, yo soy más lista que tú"...

En México, y quizá en otros países, hemos confundido la oportunidad con el oportunismo. Hemos relegado los valores éticos en aras de un provecho propio sin importarnos en lo más mínimo si la persona de la cual nos aprovechamos está en situación de desventaja por cualquier razón.

Obrar de acuerdo con nuestra razón, moral o beneficio determina si nuestras decisiones constituyen o no la realización de una injusticia, sin embargo nuestra relajación moral es vasta o quizá muy elástica y aprovechando nuestras lagunas "mentales-morales", entiéndase como olvido, preferimos ser los abusadores a ser los que sufren los abusos, pues nuestra mentalidad del que no transa no avanza se ha arraigado en nuestro diario vivir. Por ello cuando una persona se encuentra en mala racha económica y vende algo que sabemos que tiene un costo elevado y que lo vende por mera necesidad para poder comer, comprar medicinas, Etc. Tratamos a toda costa de rebajar lo más posible el precio aún sabiendo que no le pagamos lo que vale, porque consideramos como oportunidad lo que en realidad es oportunismo.

La moral y la empatía por los problemas ajenos son una mezcla imposible actualmente. Por desgracia la pandemia que vivimos no ha logrado sensibilizar nuestras ambiciones y quizá al contrario, ha sacado el lado negativo de nosotros al priorizar nuestras necesidades a las de los demás por ello es común ver la venta de tanques de oxígeno, oxímetros o mascarillas a precios inalcanzables pues se lucra con la necesidad de otros.

Mi madre decía que el que pega se le olvida pero al que le pegan jamás se le olvida, por ello mientras que hay personas que en la vida "triunfan" aprovechando las "oportunidades" que se les presentan refugiándose en su amnesia por conveniencia por haber hecho a un lado su conciencia, yo prefiero, cada vez que recuerdo aquella chica de 12 años, sonreír; porque ella me enseñó precisamente lo que nunca deseo ser en la vida.

Prefiero seguir siendo la "tonta" que ella dijo que era antes que abusar de las personas, y si bien eso no sirve para acrecentar riqueza si creo que sirve para salvaguardar mi conciencia e integridad, que valen más que un peso o una orden de tacos.

Recuerdo como si fuese ayer cuando en primero de primaria mi madre me daba para gastar 5 pesos, los cuales en 1976 eran suficientes para comprar mi almuerzo y aún me quedaba un peso de cambio.

Recuerdo también aquella ocasión en que viví en carne propia la diferencia entre oportunidad y oportunismo.

Aquella chica cursaba el primero de secundaria mientras yo estaba en primero de primaria, por situaciones extraordinarias mi madre esa vez no me recogió inmediatamente a la hora de salida del colegio por ello me quedé en una banca sentada dentro del plantel donde también estaba la chica que les mencioné.

Ella me dijo que sus padres aún no llegaban por ella y que tenía hambre , al igual que yo, me dijo que solo tenía un peso y que le faltaba otro para comprar unos tacos que vendían frente a la escuela, yo inocentemente le dije que tenía un peso y ella me dijo que si se lo daba me compartiría la mitad de los tacos así que yo accedí porque confié en ella.

La chica se levantó de la banca y fue a comprar los tacos y cuando los trajo al colegio me dio sólo la mitad de uno cuando me correspondían 3 pues ella me prometió la mitad y la orden traía 6, cuando yo se lo señalé ella me dijo con un tono de voz que no olvidaré en mi vida: "Eso te pasa por tonta, yo soy más lista que tú"...

En México, y quizá en otros países, hemos confundido la oportunidad con el oportunismo. Hemos relegado los valores éticos en aras de un provecho propio sin importarnos en lo más mínimo si la persona de la cual nos aprovechamos está en situación de desventaja por cualquier razón.

Obrar de acuerdo con nuestra razón, moral o beneficio determina si nuestras decisiones constituyen o no la realización de una injusticia, sin embargo nuestra relajación moral es vasta o quizá muy elástica y aprovechando nuestras lagunas "mentales-morales", entiéndase como olvido, preferimos ser los abusadores a ser los que sufren los abusos, pues nuestra mentalidad del que no transa no avanza se ha arraigado en nuestro diario vivir. Por ello cuando una persona se encuentra en mala racha económica y vende algo que sabemos que tiene un costo elevado y que lo vende por mera necesidad para poder comer, comprar medicinas, Etc. Tratamos a toda costa de rebajar lo más posible el precio aún sabiendo que no le pagamos lo que vale, porque consideramos como oportunidad lo que en realidad es oportunismo.

La moral y la empatía por los problemas ajenos son una mezcla imposible actualmente. Por desgracia la pandemia que vivimos no ha logrado sensibilizar nuestras ambiciones y quizá al contrario, ha sacado el lado negativo de nosotros al priorizar nuestras necesidades a las de los demás por ello es común ver la venta de tanques de oxígeno, oxímetros o mascarillas a precios inalcanzables pues se lucra con la necesidad de otros.

Mi madre decía que el que pega se le olvida pero al que le pegan jamás se le olvida, por ello mientras que hay personas que en la vida "triunfan" aprovechando las "oportunidades" que se les presentan refugiándose en su amnesia por conveniencia por haber hecho a un lado su conciencia, yo prefiero, cada vez que recuerdo aquella chica de 12 años, sonreír; porque ella me enseñó precisamente lo que nunca deseo ser en la vida.

Prefiero seguir siendo la "tonta" que ella dijo que era antes que abusar de las personas, y si bien eso no sirve para acrecentar riqueza si creo que sirve para salvaguardar mi conciencia e integridad, que valen más que un peso o una orden de tacos.