/ domingo 7 de noviembre de 2021

El puente Tampico: ¿se acabó el riesgo? Papelito habla

El puente Tampico es uno de los orgullos de nuestro estado. El mes pasado cumplió 33 años siendo el punto de unión entre el norte de Veracruz y la región sur de Tamaulipas. Con sus 55 metros de altura, cruza el río Pánuco y sirve de vía de paso para turistas, comerciantes y transportistas. Pero una obra de esta magnitud requiere de mantenimiento constante.

En mayo de este año en nuestro estado se registraron ráfagas de viento que alcanzaron los 100 kilómetros por hora. Por esas fechas, en la Ciudad de México, acababa de ocurrir una tragedia con el colapso de un tren de pasajeros en la línea 12 del metro. El incidente encendió los focos rojos en todo el país sobre la necesidad de cuidar la infraestructura desde su construcción y durante su tiempo de vida. La fatídica tragedia nos llevó a reflexionar sobre cómo gestionamos los riesgos, cómo los prevenimos y cómo los subsanamos.

En ese momento se hizo evidente el estado de abandono que el puente nacional Tampico había venido sufriendo por demasiados años. Los usuarios empezaron a quejarse y se volvió evidente que debíamos conocer su estado y, en su caso, exigir el mantenimiento necesario.

En junio tuve el honor de encabezar una iniciativa presentada por la bancada del PAN en el Congreso de Tamaulipas. En ese momento, señalamos el evidente estado de abandono del puente y la necesidad de evaluar su estado. Asumí como prioridad exhortar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y a Caminos y Puentes Federales (Capufe) a hacer una revisión exhaustiva del Puente Nacional Tampico. Dije claramente que los usuarios estaban en riesgo y que no podíamos ser omisos ante la advertencia.

Ese mismo mes, el 24 de junio, la SCT y Capufe emitieron un comunicado en el que informaban que se revisarían los tirantes y el sistema de anclaje, y sostuvieron que no representaban un riesgo. En septiembre, las mismas dependencias expresaron que los trabajos de mantenimiento en el puente se realizaban satisfactoriamente. Sin embargo, en octubre pasado, los medios informaron que existía un supuesto dictamen de SCT y Capufe en el que la propia SCT reconocía que la situación del puente se trataba de una "emergencia técnica".

Frente a las inconsistencias, inmediatamente llamé la atención sobre las diferencias entre ambas versiones. Por un lado, se reconocía la emergencia, y por el otro, se sostenía que el deterioro del puente no representaba un riesgo para nadie. En un segundo exhorto, insistí en la necesidad de tener información clara, cierta. Si las obras estaban incompletas, teníamos el derecho a saberlo y era urgente terminarlas. Exigí que se respondiera cuál era el verdadero estado del puente, qué trabajos se habían realizado y cuáles faltaban por hacer; cuántos recursos se habían invertido y cuánto faltaba por invertir. Los tamaulipecos merecemos conocer con veracidad si nos significaba un riesgo o si era un puente seguro.

Estas gestiones resultaron muy fructíferas. Logramos que las dependencias involucradas (SCT y Capufe) informaran públicamente el 29 del mes pasado acerca de las intervenciones que han hecho en el puente, su estado actual y los trabajos pendientes.

Hoy sabemos que, según los datos de ambas dependencias, el puente no presenta fallas estructurales. Sabemos también que se ha realizado la medición de la tensión de los tirantes, la revisión del sistema de acuñamiento, estudios topográficos y reparaciones para evitar la filtración de agua, entre otras labores de mantenimiento. Las obras, se informó, están al 95 por ciento de avance.

Entre los pendientes, se señala que debe concluir el estudio de vibración de tirantes con un análisis de viento, que ya lleva un 15 por ciento de avance y que concluirá en diciembre. A partir de ello se determinará el tipo de sistema de amortiguamiento que se debe instalar.

Han señalado que a finales de año emitirán recomendaciones finales y nuevos datos de las comprobaciones ejecutadas hasta entonces. Asimismo, han informado que las obras no afectan la circulación diurna de vehículos.

Las obras de infraestructura urbana demandan un mantenimiento preventivo y correctivo para garantizar la seguridad de quienes las utilizan. Más allá de ideologías o partidos políticos, es responsabilidad de nosotros como autoridades exigir transparencia en todas las acciones que puedan afectar a la gente a la que representamos. Por eso he insistido en que no solo se emita opinión, sino que también se hagan públicos los estudios y dictámenes que la sustentan.

Mi petición al Gobierno Federal en todo momento ha sido respetuosa y coincidimos en que el deterioro del puente no se originó recientemente, sino que es resultado del descuido de administraciones anteriores. Pero ahora lo más importante ya no es buscar culpables, sino evitar una tragedia. Afortunadamente levantamos la voz a tiempo, mis compañeras y compañeros legisladores avalaron mi exigencia y las autoridades respondieron. Ahora únicamente falta que enseñen evidencia de sus dichos. Es por el bien de todos que así sea.

Toda esta gestión demuestra que, si nos enfocamos en la solución, podemos trabajar en equipo y que eso nos beneficia a todos. Mientras siga habiendo espacio para la duda, nadie puede estar tranquilo. Ojalá encontremos más coincidencias, por el bien de Tamaulipas.

El puente Tampico es uno de los orgullos de nuestro estado. El mes pasado cumplió 33 años siendo el punto de unión entre el norte de Veracruz y la región sur de Tamaulipas. Con sus 55 metros de altura, cruza el río Pánuco y sirve de vía de paso para turistas, comerciantes y transportistas. Pero una obra de esta magnitud requiere de mantenimiento constante.

En mayo de este año en nuestro estado se registraron ráfagas de viento que alcanzaron los 100 kilómetros por hora. Por esas fechas, en la Ciudad de México, acababa de ocurrir una tragedia con el colapso de un tren de pasajeros en la línea 12 del metro. El incidente encendió los focos rojos en todo el país sobre la necesidad de cuidar la infraestructura desde su construcción y durante su tiempo de vida. La fatídica tragedia nos llevó a reflexionar sobre cómo gestionamos los riesgos, cómo los prevenimos y cómo los subsanamos.

En ese momento se hizo evidente el estado de abandono que el puente nacional Tampico había venido sufriendo por demasiados años. Los usuarios empezaron a quejarse y se volvió evidente que debíamos conocer su estado y, en su caso, exigir el mantenimiento necesario.

En junio tuve el honor de encabezar una iniciativa presentada por la bancada del PAN en el Congreso de Tamaulipas. En ese momento, señalamos el evidente estado de abandono del puente y la necesidad de evaluar su estado. Asumí como prioridad exhortar a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y a Caminos y Puentes Federales (Capufe) a hacer una revisión exhaustiva del Puente Nacional Tampico. Dije claramente que los usuarios estaban en riesgo y que no podíamos ser omisos ante la advertencia.

Ese mismo mes, el 24 de junio, la SCT y Capufe emitieron un comunicado en el que informaban que se revisarían los tirantes y el sistema de anclaje, y sostuvieron que no representaban un riesgo. En septiembre, las mismas dependencias expresaron que los trabajos de mantenimiento en el puente se realizaban satisfactoriamente. Sin embargo, en octubre pasado, los medios informaron que existía un supuesto dictamen de SCT y Capufe en el que la propia SCT reconocía que la situación del puente se trataba de una "emergencia técnica".

Frente a las inconsistencias, inmediatamente llamé la atención sobre las diferencias entre ambas versiones. Por un lado, se reconocía la emergencia, y por el otro, se sostenía que el deterioro del puente no representaba un riesgo para nadie. En un segundo exhorto, insistí en la necesidad de tener información clara, cierta. Si las obras estaban incompletas, teníamos el derecho a saberlo y era urgente terminarlas. Exigí que se respondiera cuál era el verdadero estado del puente, qué trabajos se habían realizado y cuáles faltaban por hacer; cuántos recursos se habían invertido y cuánto faltaba por invertir. Los tamaulipecos merecemos conocer con veracidad si nos significaba un riesgo o si era un puente seguro.

Estas gestiones resultaron muy fructíferas. Logramos que las dependencias involucradas (SCT y Capufe) informaran públicamente el 29 del mes pasado acerca de las intervenciones que han hecho en el puente, su estado actual y los trabajos pendientes.

Hoy sabemos que, según los datos de ambas dependencias, el puente no presenta fallas estructurales. Sabemos también que se ha realizado la medición de la tensión de los tirantes, la revisión del sistema de acuñamiento, estudios topográficos y reparaciones para evitar la filtración de agua, entre otras labores de mantenimiento. Las obras, se informó, están al 95 por ciento de avance.

Entre los pendientes, se señala que debe concluir el estudio de vibración de tirantes con un análisis de viento, que ya lleva un 15 por ciento de avance y que concluirá en diciembre. A partir de ello se determinará el tipo de sistema de amortiguamiento que se debe instalar.

Han señalado que a finales de año emitirán recomendaciones finales y nuevos datos de las comprobaciones ejecutadas hasta entonces. Asimismo, han informado que las obras no afectan la circulación diurna de vehículos.

Las obras de infraestructura urbana demandan un mantenimiento preventivo y correctivo para garantizar la seguridad de quienes las utilizan. Más allá de ideologías o partidos políticos, es responsabilidad de nosotros como autoridades exigir transparencia en todas las acciones que puedan afectar a la gente a la que representamos. Por eso he insistido en que no solo se emita opinión, sino que también se hagan públicos los estudios y dictámenes que la sustentan.

Mi petición al Gobierno Federal en todo momento ha sido respetuosa y coincidimos en que el deterioro del puente no se originó recientemente, sino que es resultado del descuido de administraciones anteriores. Pero ahora lo más importante ya no es buscar culpables, sino evitar una tragedia. Afortunadamente levantamos la voz a tiempo, mis compañeras y compañeros legisladores avalaron mi exigencia y las autoridades respondieron. Ahora únicamente falta que enseñen evidencia de sus dichos. Es por el bien de todos que así sea.

Toda esta gestión demuestra que, si nos enfocamos en la solución, podemos trabajar en equipo y que eso nos beneficia a todos. Mientras siga habiendo espacio para la duda, nadie puede estar tranquilo. Ojalá encontremos más coincidencias, por el bien de Tamaulipas.