/ domingo 11 de agosto de 2019

El que puede lo más

Los mexicanos de a pie, como coloquialmente se dice, ya no sabemos qué actitud debemos adoptar; si reír o llorar, si nos debe dar preocupación, miedo o de plano vergüenza, por todo lo que ha pasado y sigue pasando en los altos círculos políticos de la nación, donde se han incubado las más descarnadas aberraciones en contra del orden, la ley y la justicia.

Jueces dejando en libertad a reconocidos malandrines de la mafia organizada o de los llamados de cuello blanco, policías sorprendidos robando o asaltando a la gente, funcionarios acusados de corruptos exonerados de culpa y puestos en libertad, adversarios del régimen enderezando rudas campañas de desprestigio en contra del Presidente de la República y otras lindezas más, son el pan de cada día de los mexicanos, que azorados vemos cómo la descomposición política en México ha rebasado todos los récord mundiales.

Lo más grave de todo esto, es que ninguno de los involucrados en los distintos escándalos surgidos ahora, pero cometidos en regímenes anteriores parecen tener un ápice de vergüenza, se les ve sonrientes, como a Rosario Robles acusada de desvíos de millones de pesos, quien al comparecer a declarar en el juzgado correspondiente, llegó como si fuera a recibir alguna condecoración al mérito, fresca y hasta desafiante con los medios de comunicación, como diciendo, “a mí las calaveras me pelan los dientes”.

Pues bien, o pues mal, todo lo anterior revela en forma clara y contundente que la podredumbre oficial permitida en los cinco o seis últimos sexenios antes del actual, benefició a lo más alto de las cúpulas políticas y empresariales, de tal manera que ahora, para remediar el mal, se va a necesitarla reinvención de un México Nuevo, de lavar el rostro dela patria aplicando soluciones de tipo moral, ético y hasta espiritual.

No sabemos si la llamada Cuarta Transformación de AMLO sea la panacea que venga a terminar con cerca de 30 años de inmoralidades, que venga a cambiarla conducta de los políticos y arrancar de raíz la corrupción rampante de quienes están obligados a velar por el bienestar delos mexicanos.

Porque en verdad que da coraje ver cómo exfuncionarios emanados de la más reciente anterior administración federal viven como potentados árabes dueños de riquísimos campos petroleros, claro aquéllos gracias al robo de lo que legítimamente le corresponde al pueblo.

Vemos por ejemplo cómo el último presidente anterior se da vida de reyes, frívolo y desvergonzado, exhibiendo su estulticia e inmoralidad en las revistas glamorosas, al lado de bellas damas y adinerados caballeros, disfrutando lo que le quedó de su sueldo como titular de la Presidencia.

Quizás Enrique Peña Nieto y sus más cercanos excolaboradores en el pasado sexenio se estén riendo de la ley y la justicia mexicana, a la que ellos mismos corrompieron,convirtiendo en cómplices a sus representantes, a sabiendas de que después -hoy- nada pueden hacer en su contra, so pena de salir raspados.

Ahora bien, o ahora mal, si el presidente actual permite que esos truhanes anden libres, burlándose de todo México, tendrá que aceptar que también se están burlando de él, de su investidura y de su Cuarta Transformación.

A Andrés Manuel López Obrador no le queda hacerle al tío Lolo, 30 millones de mexicanos en las elecciones depositaron su confianza en él y ahora, esos connacionales esperan que les corresponda haciendo justicia, así de sencillo.

Así debe iniciar AMLO la transformación de que habla,porque el que puede lo más, puede lo menos. Meta a la cárcel al más encumbrado de todos y verá cómo los demás se convertirán en mansos corderitos y será hasta entonces, en que pueda decirse que México comenzó a ser otro mejor país.ç

P.D “No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia”: Séneca

CONTACTO

armando_juarezbecerra@hotmail.com

Los mexicanos de a pie, como coloquialmente se dice, ya no sabemos qué actitud debemos adoptar; si reír o llorar, si nos debe dar preocupación, miedo o de plano vergüenza, por todo lo que ha pasado y sigue pasando en los altos círculos políticos de la nación, donde se han incubado las más descarnadas aberraciones en contra del orden, la ley y la justicia.

Jueces dejando en libertad a reconocidos malandrines de la mafia organizada o de los llamados de cuello blanco, policías sorprendidos robando o asaltando a la gente, funcionarios acusados de corruptos exonerados de culpa y puestos en libertad, adversarios del régimen enderezando rudas campañas de desprestigio en contra del Presidente de la República y otras lindezas más, son el pan de cada día de los mexicanos, que azorados vemos cómo la descomposición política en México ha rebasado todos los récord mundiales.

Lo más grave de todo esto, es que ninguno de los involucrados en los distintos escándalos surgidos ahora, pero cometidos en regímenes anteriores parecen tener un ápice de vergüenza, se les ve sonrientes, como a Rosario Robles acusada de desvíos de millones de pesos, quien al comparecer a declarar en el juzgado correspondiente, llegó como si fuera a recibir alguna condecoración al mérito, fresca y hasta desafiante con los medios de comunicación, como diciendo, “a mí las calaveras me pelan los dientes”.

Pues bien, o pues mal, todo lo anterior revela en forma clara y contundente que la podredumbre oficial permitida en los cinco o seis últimos sexenios antes del actual, benefició a lo más alto de las cúpulas políticas y empresariales, de tal manera que ahora, para remediar el mal, se va a necesitarla reinvención de un México Nuevo, de lavar el rostro dela patria aplicando soluciones de tipo moral, ético y hasta espiritual.

No sabemos si la llamada Cuarta Transformación de AMLO sea la panacea que venga a terminar con cerca de 30 años de inmoralidades, que venga a cambiarla conducta de los políticos y arrancar de raíz la corrupción rampante de quienes están obligados a velar por el bienestar delos mexicanos.

Porque en verdad que da coraje ver cómo exfuncionarios emanados de la más reciente anterior administración federal viven como potentados árabes dueños de riquísimos campos petroleros, claro aquéllos gracias al robo de lo que legítimamente le corresponde al pueblo.

Vemos por ejemplo cómo el último presidente anterior se da vida de reyes, frívolo y desvergonzado, exhibiendo su estulticia e inmoralidad en las revistas glamorosas, al lado de bellas damas y adinerados caballeros, disfrutando lo que le quedó de su sueldo como titular de la Presidencia.

Quizás Enrique Peña Nieto y sus más cercanos excolaboradores en el pasado sexenio se estén riendo de la ley y la justicia mexicana, a la que ellos mismos corrompieron,convirtiendo en cómplices a sus representantes, a sabiendas de que después -hoy- nada pueden hacer en su contra, so pena de salir raspados.

Ahora bien, o ahora mal, si el presidente actual permite que esos truhanes anden libres, burlándose de todo México, tendrá que aceptar que también se están burlando de él, de su investidura y de su Cuarta Transformación.

A Andrés Manuel López Obrador no le queda hacerle al tío Lolo, 30 millones de mexicanos en las elecciones depositaron su confianza en él y ahora, esos connacionales esperan que les corresponda haciendo justicia, así de sencillo.

Así debe iniciar AMLO la transformación de que habla,porque el que puede lo más, puede lo menos. Meta a la cárcel al más encumbrado de todos y verá cómo los demás se convertirán en mansos corderitos y será hasta entonces, en que pueda decirse que México comenzó a ser otro mejor país.ç

P.D “No hay árbol recio ni consistente sino aquel que el viento azota con frecuencia”: Séneca

CONTACTO

armando_juarezbecerra@hotmail.com