/ viernes 15 de noviembre de 2019

El ser humano, ante el placer de otro, contempla sus propias carencias con mayor amargura

Ayer comentaba acerca de la precisión conque se presentaba la revancha que el futbol nos concedió, respecto del agravio deportivo que nos produjo Holanda en Brasil 2014... ¡No fue Penal! Fue el grito de reclamo que solo a nosotros importó... Hoy, cuando estábamos perdiendo 0-1, el árbitro juzga como falta un calambre sufrido por uno de nuestros muchachos. Esto ocurre a dos metros fuera del área y totalmente frontal... Álvarez que no tenía cuatro minutos en el juego, cobra magistralmente para igualar los cartones... ¡No fue faltaaaaa! Se escuchó salir el reclamo de la banca holandesa.

Un juego que por lo mal jugado por ambas partes, servirá de mucho para que se revisen los procesos de formación, que para nada afectan al buen trabajo de Marco “Chima” Ruiz: mala conducción de balón, pésimo golpeo de balón (Precisión y filing) y total omisión de los principios de la táctica... Por ejemplo, cuando Holanda nos castiga con su gol, el jugador holandés que realizó la asistencia, se encontraba solitario a dos metros del banderín de tiro de esquina, hasta donde nuestro defensa acudió presto, con una prisa por quitar el balón, que fue fácil víctima del joven holandés que solitario se internó hasta el área chica para asistir al anotador.

El principio número uno de la táctica defensiva reza: “Retardar”... o sea, no quitar el balón, sino impedir que el contrario avance o que pase el balón hacia adelante. Si esto se consigue, el oponente se verá obligado a apoyarse y, una vez que pasó el balón hacia atrás, la función de “Retardar” fue cumplida. Si el conductor no entrega el balón, el defensa deberá mantener la retardación hasta que proceda el segundo principio de la táctica defensiva, “Integrar” que se refiere a la llegada en auxilio hecha por los compañeros y, cuando gracias a estos procedimientos, el contrario no tiene a quien pasarle el balón, procede el Tercer Principio “Quitar”.

Como podemos ver, nuestro defensa no obedeció a ninguno de los Principios, ¿Por qué? Pues porque no se los enseñaron. Pero lo más extraño, es que jugadores que ya son sometidos a entrenamiento de alto rendimiento estén errando en lo elemental y, ustedes lo vieron: en la conducción se les adelantaba o dejaban atrás el balón. En el golpeo corto, erraron seguramente cientos de pases en cinco a diez metros y, en el filing, o golpeaban muy fuerte el balón o lo hacían con tan poca fuerza que no llegaba. Fueron muchas las acciones en las que estando volcados sobre la meta naranja, servían tan corto que los defensas al despejar, creaban contra ataques verdaderamente peligrosos.

Ustedes lo vieron, de no ser por la mala culminación de los holandeses, este juego debió haber terminado con una goleada en nuestra contra. Atención, estas carencias nada tienen que ver con el trabajo del cuerpo técnico, estamos hablando de una selección cuyos jugadores han sido formados entrenando en alto rendimiento, físico, técnico, táctico e inclusive psicológico. No, a estas alturas, el entrenador de una selección no está para enseñar fundamentos que se observan en la edad escolar, sino para que con las condiciones óptimas por las que fueron seleccionados, se conforme un equipo en el que destaquen todas las buenas facultades del jugador... ¡SI! Hoy México avanzó porque Holanda se lo permitió... Claro, Eduardo García hizo lo suyo y. ¿Quién más?... no fue faul.

Y para hoy, tenemos a la selección mayor, la que le da de comer a los comentaristas de televisión, que acostumbrados a vivir del chisme de los actores de telenovelas, a falta de capacidad para brindar comentarios que faciliten u orienten a la enorme curiosidad del espectador, se dedican a realizar el trabajo de una esposa celosa, siguiendo los pasos de su franjolino cónyuge. A propósito de Holanda, cuando Stefan Kovacs, el inolvidable director técnico rumano, confirmador del “futbol total”, se hizo cargo del Ajax de Holanda, fue abordado por Johan Cruyff, a petición de sus compañeros, para cuestionarlo sobre un tema que les mortificaba... Señor Kovacs, es cierto que usted nos obligará a cortarnos el pelo (era el tiempo de las melenas) a lo que el Mister contestó, eso pregúntaselo a tu esposa, si a ella le gusta, está bien... Yo estoy aquí para hacerlos jugar bien, no para darles clases de estética... Este señor autorizaba la visita conyugal cuando se encontraban en concentración.

Los mexicanos somos todos iguales, como dijera el filósofo de Güémez, “Cuantimás los muchachones”. Que marcando déficit en obligaciones conyugales, se marean fácilmente con el canto de las sirenas, que complacidas les aligeran el bolsillo y, esta repetida acción que es común en todas las comisiones, ya sean deportivas, políticas o laborales, son las únicas que los informadores encuentran importantes para poner al aficionado al tanto del futbol mexicano... Pero y, ¡A ellos! ¿A ellos quién los vigila? Ya sé que al aficionado para nada le importa lo que haga o deje de hacer un comentarista, pero, ¿A sus esposas? ¿Les gustará saber en las que andan por allá? ¿o aprovecharán también de la ausencia?

Hasta pronto amigo.

Ayer comentaba acerca de la precisión conque se presentaba la revancha que el futbol nos concedió, respecto del agravio deportivo que nos produjo Holanda en Brasil 2014... ¡No fue Penal! Fue el grito de reclamo que solo a nosotros importó... Hoy, cuando estábamos perdiendo 0-1, el árbitro juzga como falta un calambre sufrido por uno de nuestros muchachos. Esto ocurre a dos metros fuera del área y totalmente frontal... Álvarez que no tenía cuatro minutos en el juego, cobra magistralmente para igualar los cartones... ¡No fue faltaaaaa! Se escuchó salir el reclamo de la banca holandesa.

Un juego que por lo mal jugado por ambas partes, servirá de mucho para que se revisen los procesos de formación, que para nada afectan al buen trabajo de Marco “Chima” Ruiz: mala conducción de balón, pésimo golpeo de balón (Precisión y filing) y total omisión de los principios de la táctica... Por ejemplo, cuando Holanda nos castiga con su gol, el jugador holandés que realizó la asistencia, se encontraba solitario a dos metros del banderín de tiro de esquina, hasta donde nuestro defensa acudió presto, con una prisa por quitar el balón, que fue fácil víctima del joven holandés que solitario se internó hasta el área chica para asistir al anotador.

El principio número uno de la táctica defensiva reza: “Retardar”... o sea, no quitar el balón, sino impedir que el contrario avance o que pase el balón hacia adelante. Si esto se consigue, el oponente se verá obligado a apoyarse y, una vez que pasó el balón hacia atrás, la función de “Retardar” fue cumplida. Si el conductor no entrega el balón, el defensa deberá mantener la retardación hasta que proceda el segundo principio de la táctica defensiva, “Integrar” que se refiere a la llegada en auxilio hecha por los compañeros y, cuando gracias a estos procedimientos, el contrario no tiene a quien pasarle el balón, procede el Tercer Principio “Quitar”.

Como podemos ver, nuestro defensa no obedeció a ninguno de los Principios, ¿Por qué? Pues porque no se los enseñaron. Pero lo más extraño, es que jugadores que ya son sometidos a entrenamiento de alto rendimiento estén errando en lo elemental y, ustedes lo vieron: en la conducción se les adelantaba o dejaban atrás el balón. En el golpeo corto, erraron seguramente cientos de pases en cinco a diez metros y, en el filing, o golpeaban muy fuerte el balón o lo hacían con tan poca fuerza que no llegaba. Fueron muchas las acciones en las que estando volcados sobre la meta naranja, servían tan corto que los defensas al despejar, creaban contra ataques verdaderamente peligrosos.

Ustedes lo vieron, de no ser por la mala culminación de los holandeses, este juego debió haber terminado con una goleada en nuestra contra. Atención, estas carencias nada tienen que ver con el trabajo del cuerpo técnico, estamos hablando de una selección cuyos jugadores han sido formados entrenando en alto rendimiento, físico, técnico, táctico e inclusive psicológico. No, a estas alturas, el entrenador de una selección no está para enseñar fundamentos que se observan en la edad escolar, sino para que con las condiciones óptimas por las que fueron seleccionados, se conforme un equipo en el que destaquen todas las buenas facultades del jugador... ¡SI! Hoy México avanzó porque Holanda se lo permitió... Claro, Eduardo García hizo lo suyo y. ¿Quién más?... no fue faul.

Y para hoy, tenemos a la selección mayor, la que le da de comer a los comentaristas de televisión, que acostumbrados a vivir del chisme de los actores de telenovelas, a falta de capacidad para brindar comentarios que faciliten u orienten a la enorme curiosidad del espectador, se dedican a realizar el trabajo de una esposa celosa, siguiendo los pasos de su franjolino cónyuge. A propósito de Holanda, cuando Stefan Kovacs, el inolvidable director técnico rumano, confirmador del “futbol total”, se hizo cargo del Ajax de Holanda, fue abordado por Johan Cruyff, a petición de sus compañeros, para cuestionarlo sobre un tema que les mortificaba... Señor Kovacs, es cierto que usted nos obligará a cortarnos el pelo (era el tiempo de las melenas) a lo que el Mister contestó, eso pregúntaselo a tu esposa, si a ella le gusta, está bien... Yo estoy aquí para hacerlos jugar bien, no para darles clases de estética... Este señor autorizaba la visita conyugal cuando se encontraban en concentración.

Los mexicanos somos todos iguales, como dijera el filósofo de Güémez, “Cuantimás los muchachones”. Que marcando déficit en obligaciones conyugales, se marean fácilmente con el canto de las sirenas, que complacidas les aligeran el bolsillo y, esta repetida acción que es común en todas las comisiones, ya sean deportivas, políticas o laborales, son las únicas que los informadores encuentran importantes para poner al aficionado al tanto del futbol mexicano... Pero y, ¡A ellos! ¿A ellos quién los vigila? Ya sé que al aficionado para nada le importa lo que haga o deje de hacer un comentarista, pero, ¿A sus esposas? ¿Les gustará saber en las que andan por allá? ¿o aprovecharán también de la ausencia?

Hasta pronto amigo.