/ sábado 18 de mayo de 2019

El Sida, peor que la pobreza

Bill Clinton durante su mandato y ahora como expresidente de los Estados Unidos está convertido en uno de los promotores más importantes del mundo que forma parte del grupo de hombres de ciencia que están interesados en abatir definitivamente ese mal que amenaza la humanidad y que en palabras del expresidente norteamericano es más peligroso que la pobreza misma.

Porque esta debilidad social se puede focalizar y abatir por medio de proyectos democráticos que brinden oportunidades de capilaridad social, mientras que el Sida es una enfermedad peligrosísima que penetra en todas las clases sociales y su efecto es letal porque golpea fundamentalmente la salud mental de la familia en donde uno de sus miembros es portador de este virus conocido como Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

El primero de diciembre se celebra en el mundo el Día Internacional de la Lucha contra el Sida; después de hacer una búsqueda en todos los periódicos que se publican en el país en la red, llegué a la conclusión de que para los editores nacionales el Sida es un tema que no tiene la menor importancia, como en sus tiempos afirmaría el célebre actor Arturo de Córdova, ilustre yucateco que llenó todo un capítulo dentro de la época del siglo de oro del cine mexicano, que parece que en estos días está tomando un segundo aire, proyectando filmes que nos recuerdan que en este país cuando las cosas se hacen con amor a nuestra patria las hacemos bien.

En cambio en la prensa internacional el Sida sigue siendo un tema de peligro, por esa razón no bajan la guardia y sigue teniendo una importancia toral en las agendas de los países industrializados. En uno de los eventos que se celebró en la capital norteamericana se contó una vez más con la participación del expresidente demócrata Bill Clinton, quien desde un principio ha demostrado un interés profundo sobre la gravedad de este padecimiento que antes se focalizaba en sectores de alto riesgo como era los grupos homosexuales y dependientes de las drogas duras, pero con el paso del tiempo esta enfermedad ha ido avanzando y penetrando en grupos sociales de perfiles altos, resultando un verdadero problema de salud. Por esa razón Bill Clinton aseguró que en estos tiempos el Sida es peor que la pobreza.

En una de las reuniones que presidió el expresidente estadounidense una joven etíope que cursa estudios universitarios en una universidad privada de ese país le preguntó al expresidente: ¿Por qué razón el Estado americano no ampliaba más el presupuesto para combatir la pobreza y la promiscuidad en África y en algunos países de Asia? A lo que el político demócrata contestó con seguridad que era en este tiempo más importante destinar recursos mayores para combatir el Sida, porque si no se atajaba esta peste moderna, el mundo estaría en permanente peligro, mientras que la pobreza podía focalizarse en los países donde ya existe para que no avance más, estas acciones no se pueden realizar sobre el Sida, que avanza y penetra en todos los niveles sociales y económicos.

Hace seis lustros el Sida fue identificado como una enfermedad, al principio como ya lo afirmamos en comunidades de homosexuales y drogadictos. Los informes recientes sobre el avance mortal de este padecimiento señalan que esta enfermedad se ha detenido en los sectores de alto riesgo y que desa-fortunadamente como una maldición moderna está creciendo en los grupos heterosexuales, principalmente en las mujeres. En lo que respecta a México, existe un registro que supera las 300,000 personas infectadas localizadas en sectores diversos y no exclusivamente en los de alto riesgo. Lo más condenable del enfermo de Sida es la miserable actitud a que los someten los patrones sociales actuales, que por falta de información y educación lo descalifican como si se tratara de un enemigo público y no de un enfermo que requiere de la solidaridad de los de su especie.

En América Latina y especialmente en México, se tienen que exterminar las campañas de grupos que recomiendan el silencio sobre facetas diversas de la sexualidad y sus posibles consecuencias. La vida humana, no hay duda, tiene que estar por encima de dogmas hipócritas, prejuicios mentirosos o silencios discriminadores. Las nuevas generaciones deben saber que practicar el sexo sin las precauciones recomendadas, como son el uso del preservativo y tener una pareja exclusiva y sobre todo evitar la tentación de caer en conductas promiscuas, es la única forma hasta este momento de hacerle frente a este padecimiento infernal, que como en el siglo XIV pretende acabar si no se detiene a tiempo con la mitad de la población, como en aquella ocasión lo hizo la fiebre bubónica.

Ya es un tema conocido y redundante destacar el año en que por primera vez se reconoció el Sida y se le denominó el Síndrome de inmunodeficiencia adquirida en 1981. A partir de esta fecha esta pandemia se ha extendido con una velocidad increíble por todo el mundo generando y puesto en evidencia otros males que propician hasta este momento la muerte de esta cruel enfermedad.

El Sida fue descubierto en 1981 por el científico Francés Luc Montagnier, lo que le valió que en el año 2008 fuera reconocido con el Premio Nobel de Medicina por su aportación a la salud humana. El descubrimiento de este padecimiento se hizo por primera vez en 26 casos norteamericanos localizados principalmente en San Francisco, California, de los cuales 19 eran homosexuales, por lo que a partir de este momento se hizo del Sida una interpretación arbitraria condenatoria y lesiva a los derechos humanos, llamándolo el Cáncer Gay.

La información que tenemos en nuestro poder sobre este padecimiento mortal si no se controla con retrovirales en sus primeras manifestaciones coinciden en que Brasil es uno de los países del mundo con un incremento superlativo de este padecimiento. De modo tal que los laboratorios no quisieron elaborar medicamentos genéricos a un precio inferior que los patentados por la industria farmacéutica universal. Fue el gobierno de Lula Da Silva quien en un acto justiciero sustituyó como proveedores de muchos medicamentos de los laboratorios internacionales que no quisieron acatar esta disposición del Estado brasileño logrando contactar un laboratorio suizo que permitió la oportunidad de ofrecer una caja de Efravirenz (el retroviral más efectivo) a un precio de 45 centavos de dólar. Este mismo retroviral en otras partes del mundo, México naturalmente incluido, tiene un costo de 820 dólares.

Creo que el expresidente Bill Clinton cuando externa sus opiniones sobre el tema del Sida está dando en el punto exacto, cuando afirma convencido de que el Sida es más peligroso que la pobreza, en virtud de que la pobreza con buena intención, voluntad y honradez por parte de los gobiernos se puede paliar de manera concisa y efectiva, mientras que el Sida entra en todos los niveles de la sociedad y en todo tipo de familia, incluso en los hogares que supuestamente no están considerados como sectores de riesgo.

Bill Clinton durante su mandato y ahora como expresidente de los Estados Unidos está convertido en uno de los promotores más importantes del mundo que forma parte del grupo de hombres de ciencia que están interesados en abatir definitivamente ese mal que amenaza la humanidad y que en palabras del expresidente norteamericano es más peligroso que la pobreza misma.

Porque esta debilidad social se puede focalizar y abatir por medio de proyectos democráticos que brinden oportunidades de capilaridad social, mientras que el Sida es una enfermedad peligrosísima que penetra en todas las clases sociales y su efecto es letal porque golpea fundamentalmente la salud mental de la familia en donde uno de sus miembros es portador de este virus conocido como Síndrome de inmunodeficiencia adquirida.

El primero de diciembre se celebra en el mundo el Día Internacional de la Lucha contra el Sida; después de hacer una búsqueda en todos los periódicos que se publican en el país en la red, llegué a la conclusión de que para los editores nacionales el Sida es un tema que no tiene la menor importancia, como en sus tiempos afirmaría el célebre actor Arturo de Córdova, ilustre yucateco que llenó todo un capítulo dentro de la época del siglo de oro del cine mexicano, que parece que en estos días está tomando un segundo aire, proyectando filmes que nos recuerdan que en este país cuando las cosas se hacen con amor a nuestra patria las hacemos bien.

En cambio en la prensa internacional el Sida sigue siendo un tema de peligro, por esa razón no bajan la guardia y sigue teniendo una importancia toral en las agendas de los países industrializados. En uno de los eventos que se celebró en la capital norteamericana se contó una vez más con la participación del expresidente demócrata Bill Clinton, quien desde un principio ha demostrado un interés profundo sobre la gravedad de este padecimiento que antes se focalizaba en sectores de alto riesgo como era los grupos homosexuales y dependientes de las drogas duras, pero con el paso del tiempo esta enfermedad ha ido avanzando y penetrando en grupos sociales de perfiles altos, resultando un verdadero problema de salud. Por esa razón Bill Clinton aseguró que en estos tiempos el Sida es peor que la pobreza.

En una de las reuniones que presidió el expresidente estadounidense una joven etíope que cursa estudios universitarios en una universidad privada de ese país le preguntó al expresidente: ¿Por qué razón el Estado americano no ampliaba más el presupuesto para combatir la pobreza y la promiscuidad en África y en algunos países de Asia? A lo que el político demócrata contestó con seguridad que era en este tiempo más importante destinar recursos mayores para combatir el Sida, porque si no se atajaba esta peste moderna, el mundo estaría en permanente peligro, mientras que la pobreza podía focalizarse en los países donde ya existe para que no avance más, estas acciones no se pueden realizar sobre el Sida, que avanza y penetra en todos los niveles sociales y económicos.

Hace seis lustros el Sida fue identificado como una enfermedad, al principio como ya lo afirmamos en comunidades de homosexuales y drogadictos. Los informes recientes sobre el avance mortal de este padecimiento señalan que esta enfermedad se ha detenido en los sectores de alto riesgo y que desa-fortunadamente como una maldición moderna está creciendo en los grupos heterosexuales, principalmente en las mujeres. En lo que respecta a México, existe un registro que supera las 300,000 personas infectadas localizadas en sectores diversos y no exclusivamente en los de alto riesgo. Lo más condenable del enfermo de Sida es la miserable actitud a que los someten los patrones sociales actuales, que por falta de información y educación lo descalifican como si se tratara de un enemigo público y no de un enfermo que requiere de la solidaridad de los de su especie.

En América Latina y especialmente en México, se tienen que exterminar las campañas de grupos que recomiendan el silencio sobre facetas diversas de la sexualidad y sus posibles consecuencias. La vida humana, no hay duda, tiene que estar por encima de dogmas hipócritas, prejuicios mentirosos o silencios discriminadores. Las nuevas generaciones deben saber que practicar el sexo sin las precauciones recomendadas, como son el uso del preservativo y tener una pareja exclusiva y sobre todo evitar la tentación de caer en conductas promiscuas, es la única forma hasta este momento de hacerle frente a este padecimiento infernal, que como en el siglo XIV pretende acabar si no se detiene a tiempo con la mitad de la población, como en aquella ocasión lo hizo la fiebre bubónica.

Ya es un tema conocido y redundante destacar el año en que por primera vez se reconoció el Sida y se le denominó el Síndrome de inmunodeficiencia adquirida en 1981. A partir de esta fecha esta pandemia se ha extendido con una velocidad increíble por todo el mundo generando y puesto en evidencia otros males que propician hasta este momento la muerte de esta cruel enfermedad.

El Sida fue descubierto en 1981 por el científico Francés Luc Montagnier, lo que le valió que en el año 2008 fuera reconocido con el Premio Nobel de Medicina por su aportación a la salud humana. El descubrimiento de este padecimiento se hizo por primera vez en 26 casos norteamericanos localizados principalmente en San Francisco, California, de los cuales 19 eran homosexuales, por lo que a partir de este momento se hizo del Sida una interpretación arbitraria condenatoria y lesiva a los derechos humanos, llamándolo el Cáncer Gay.

La información que tenemos en nuestro poder sobre este padecimiento mortal si no se controla con retrovirales en sus primeras manifestaciones coinciden en que Brasil es uno de los países del mundo con un incremento superlativo de este padecimiento. De modo tal que los laboratorios no quisieron elaborar medicamentos genéricos a un precio inferior que los patentados por la industria farmacéutica universal. Fue el gobierno de Lula Da Silva quien en un acto justiciero sustituyó como proveedores de muchos medicamentos de los laboratorios internacionales que no quisieron acatar esta disposición del Estado brasileño logrando contactar un laboratorio suizo que permitió la oportunidad de ofrecer una caja de Efravirenz (el retroviral más efectivo) a un precio de 45 centavos de dólar. Este mismo retroviral en otras partes del mundo, México naturalmente incluido, tiene un costo de 820 dólares.

Creo que el expresidente Bill Clinton cuando externa sus opiniones sobre el tema del Sida está dando en el punto exacto, cuando afirma convencido de que el Sida es más peligroso que la pobreza, en virtud de que la pobreza con buena intención, voluntad y honradez por parte de los gobiernos se puede paliar de manera concisa y efectiva, mientras que el Sida entra en todos los niveles de la sociedad y en todo tipo de familia, incluso en los hogares que supuestamente no están considerados como sectores de riesgo.