/ sábado 27 de abril de 2019

El símbolo de la traición

Hace ya más de un mes la National Geographic Society a través de su canal de cable transmitió un hallazgo arqueológico sensacional y desestabilizador...

Presentó un texto del siglo tercero -copia en cóptico de un original griego del siglo II- de un evangelio en el que según esta sociedad científica de prestigio universal había sido redactado por el mismísimo Judas Iscariote.

Se trata lo sabemos bien de un nuevo evangelio de la secta cristiana conocida como "Gnóstica", que sostenía una tradición que incluía varios otros evangelios y que por esa razón fue perseguida por heréticos (olvidando la máxima que afirma que los herejes son necesarios) por quienes quisieron estabilizar la religión cristiana a través del Nuevo Testamento, y que fueran tan solo los evangelios escritos por Marcos, Lucas, Juan y Mateo los que sentaran la vertebración sobre la que caminaría el cristianismo en el futuro de la humanidad.

En el evangelio que atribuye National Geographic a Judas, se le otorga a este personaje una dimensión diferente y contraria a la que la humanidad cristiana y católica tiene preconcebida sobre su conducta al lado del maestro Jesús. Ha sido Judas Iscariote la personificación satanizada de lo que la traición significa. Es el santo patrono de los traidores y de los que entregan a sus amigos al enemigo. Sin embargo en este documento que pasó la prueba del carbono 14, un examen científico que utilizan para comprobar la edad y la autenticidad de los documentos proyecta una personalidad totalmente distinta a como la tenemos imaginada de Judas.

Es en este evangelio Judas el instrumento que utiliza Jesús para poder entrar en el terreno de la inmortalidad. El carpintero de Nazareth le pide a Judas que lo entregue a los romanos para que así se cumpla la voluntad divina. De ser cierto esto, Judas dejaría de ser el símbolo de la traición y se convertiría en el instrumento escogido por la divinidad para la encarnación final de Jesús en esta dimensión. Por qué la supuesta traición de Judas es en realidad el acto supremo de lealtad a Jesús que buscaba ser sacrificado en la cruz para redimir a la humanidad y liberarse del cuerpo.

El evangelio de Judas revela algunas de las dificultades que tuvieron los cristianos con la idea misma de Judas como traidor. La traición de Judas podría parecer improbable primero por la divinidad de Jesús, quien no escogió a sus apóstoles en balde ni podría haber sido sometido sin su consentimiento, y luego por la importancia del perdón en la filosofía cristiana.

Este tema sobre la nueva dimensión o interpretación que se hace de Judas Iscariote la trató hace como veinte años el escritor griego Nikos Kazantzakis, quien es un investigador constante y serio de la importancia para la humanidad que tiene la vida de Jesús. El texto es formidable, pero tuvo poca difusión por que no fue aprobado por las autoridades del Vaticano. Sin embargo, la versión que el griego Kazantzakis tenía sobre la conducta de Judas al lado de Jesús la llevó muy bien al cinematógrafo el extraordinario director Martin Scorsese, quien logró una excelente película que denominó "La Última Tentación de Cristo", que no tuvo una excelente distribución porque el Vaticano la desaprobó para autorizar "La Pasión de Cristo", que dirigió Mel Gibson.

En "La Última Tentación de Cristo" de Scorsese, Judas es un sicario a sueldo de los Zelotes, que había aceptado un contrato para dar fin a Jesús porque en ese momento por el que atravesaba el pueblo de Judea Jesús encabezaba la inconformidad de los judíos en contra del poder romano. No obstante Judas en su trato con Jesús sufre una transformación y se convierte en su mejor discípulo, que está pendiente de la seguridad de Jesús. Hay una escena al final de la película en la que Jesús llama a Judas y le pide le haga el favor de señalarlo dándole un beso para que los romanos sepan que él es Jesús de Nazareth. Asombrado Judas, le pregunta ¿por qué razón lo escoge para tan indigna acción? Y le dice a Jesús que si él sería capaz de traicionar a su mejor amigo. Jesús le contesta que él no tendría las fuerzas suficientes para traicionarlo; y que Judas es más fuerte y por esa razón le toca esa misión, para poder entrar a la divinidad.

El asunto es que históricamente la palabra Judas conlleva implícita la condena de traición; por eso en México en Semana Santa siempre se quema un Judas, simbolizando a un traidor al país, y se escoge para tal evento a una botarga que tenga el aspecto de Carlos Salinas o de Trump, para sugerir una relación directa de estos personajes en término de genealogía estrecha de todos los tiempos con Judas Iscariote que como les dije al principio es considerado el santo patrono de los traidores.

Más allá de las discusiones -un poco absurdas a mi modo de ver- sobre si el evangelio de Judas presentado por la National Geographic y adelantado por la imaginación del griego Kazantzakis, debemos de pensar que si plantea o no un nuevo dato histórico en torno de la pasión de Jesús, podemos aprender que con este evangelio que atribuyen a Judas, queda establecido que nunca ha reinado la ortodoxia y que cuestiona de nueva cuenta la manera en que el cristianismo ha definido a sus enemigos internos y externos.

Hace ya más de un mes la National Geographic Society a través de su canal de cable transmitió un hallazgo arqueológico sensacional y desestabilizador...

Presentó un texto del siglo tercero -copia en cóptico de un original griego del siglo II- de un evangelio en el que según esta sociedad científica de prestigio universal había sido redactado por el mismísimo Judas Iscariote.

Se trata lo sabemos bien de un nuevo evangelio de la secta cristiana conocida como "Gnóstica", que sostenía una tradición que incluía varios otros evangelios y que por esa razón fue perseguida por heréticos (olvidando la máxima que afirma que los herejes son necesarios) por quienes quisieron estabilizar la religión cristiana a través del Nuevo Testamento, y que fueran tan solo los evangelios escritos por Marcos, Lucas, Juan y Mateo los que sentaran la vertebración sobre la que caminaría el cristianismo en el futuro de la humanidad.

En el evangelio que atribuye National Geographic a Judas, se le otorga a este personaje una dimensión diferente y contraria a la que la humanidad cristiana y católica tiene preconcebida sobre su conducta al lado del maestro Jesús. Ha sido Judas Iscariote la personificación satanizada de lo que la traición significa. Es el santo patrono de los traidores y de los que entregan a sus amigos al enemigo. Sin embargo en este documento que pasó la prueba del carbono 14, un examen científico que utilizan para comprobar la edad y la autenticidad de los documentos proyecta una personalidad totalmente distinta a como la tenemos imaginada de Judas.

Es en este evangelio Judas el instrumento que utiliza Jesús para poder entrar en el terreno de la inmortalidad. El carpintero de Nazareth le pide a Judas que lo entregue a los romanos para que así se cumpla la voluntad divina. De ser cierto esto, Judas dejaría de ser el símbolo de la traición y se convertiría en el instrumento escogido por la divinidad para la encarnación final de Jesús en esta dimensión. Por qué la supuesta traición de Judas es en realidad el acto supremo de lealtad a Jesús que buscaba ser sacrificado en la cruz para redimir a la humanidad y liberarse del cuerpo.

El evangelio de Judas revela algunas de las dificultades que tuvieron los cristianos con la idea misma de Judas como traidor. La traición de Judas podría parecer improbable primero por la divinidad de Jesús, quien no escogió a sus apóstoles en balde ni podría haber sido sometido sin su consentimiento, y luego por la importancia del perdón en la filosofía cristiana.

Este tema sobre la nueva dimensión o interpretación que se hace de Judas Iscariote la trató hace como veinte años el escritor griego Nikos Kazantzakis, quien es un investigador constante y serio de la importancia para la humanidad que tiene la vida de Jesús. El texto es formidable, pero tuvo poca difusión por que no fue aprobado por las autoridades del Vaticano. Sin embargo, la versión que el griego Kazantzakis tenía sobre la conducta de Judas al lado de Jesús la llevó muy bien al cinematógrafo el extraordinario director Martin Scorsese, quien logró una excelente película que denominó "La Última Tentación de Cristo", que no tuvo una excelente distribución porque el Vaticano la desaprobó para autorizar "La Pasión de Cristo", que dirigió Mel Gibson.

En "La Última Tentación de Cristo" de Scorsese, Judas es un sicario a sueldo de los Zelotes, que había aceptado un contrato para dar fin a Jesús porque en ese momento por el que atravesaba el pueblo de Judea Jesús encabezaba la inconformidad de los judíos en contra del poder romano. No obstante Judas en su trato con Jesús sufre una transformación y se convierte en su mejor discípulo, que está pendiente de la seguridad de Jesús. Hay una escena al final de la película en la que Jesús llama a Judas y le pide le haga el favor de señalarlo dándole un beso para que los romanos sepan que él es Jesús de Nazareth. Asombrado Judas, le pregunta ¿por qué razón lo escoge para tan indigna acción? Y le dice a Jesús que si él sería capaz de traicionar a su mejor amigo. Jesús le contesta que él no tendría las fuerzas suficientes para traicionarlo; y que Judas es más fuerte y por esa razón le toca esa misión, para poder entrar a la divinidad.

El asunto es que históricamente la palabra Judas conlleva implícita la condena de traición; por eso en México en Semana Santa siempre se quema un Judas, simbolizando a un traidor al país, y se escoge para tal evento a una botarga que tenga el aspecto de Carlos Salinas o de Trump, para sugerir una relación directa de estos personajes en término de genealogía estrecha de todos los tiempos con Judas Iscariote que como les dije al principio es considerado el santo patrono de los traidores.

Más allá de las discusiones -un poco absurdas a mi modo de ver- sobre si el evangelio de Judas presentado por la National Geographic y adelantado por la imaginación del griego Kazantzakis, debemos de pensar que si plantea o no un nuevo dato histórico en torno de la pasión de Jesús, podemos aprender que con este evangelio que atribuyen a Judas, queda establecido que nunca ha reinado la ortodoxia y que cuestiona de nueva cuenta la manera en que el cristianismo ha definido a sus enemigos internos y externos.