/ domingo 18 de abril de 2021

El universo de Maxwell | Julieta Fierro

Julieta Norma Fierro Grossman nació un 24 de febrero, en la Ciudad de México. Su padre era médico militar, especialista en endocrinología. Su madre, una persona inteligente y simpática, era estadounidense, originaria de Michigan. Ambos eran amantes de la cultura y, por lo tanto, la casa estaba llena de libros.

En esa época la Ciudad de México contaba con tres millones de habitantes, por lo tanto, Julieta podía jugar libremente en la calle, andar en bicicleta y patinar. Era normal que viajara sola en autobús desde muy pequeña (lamenta que los niños en la actualidad no puedan hacerlo ya). Sin embargo, recuerda su infancia como una etapa difícil, debido a la férrea disciplina con la que la educó su padre. Además, a los trece años muere su madre, lo que complica la situación familiar.

Su padre solía contarle historias de ciencia y de científicos. En su casa había muchos libros con fotos de los objetos celestes, lo cual le parecía extraordinario; un día su papá la levantó en la madrugada y le enseñó un cometa, lo que la motivó para estudiar astronomía. Julieta recuerda que de niña quería ser trapecista y todos los años le pedía a Santa Claus un trapecio.

ESTUDIOS

Estudió la Primaria y la Secundaria en el Liceo Franco Mexicano, un colegio particular. Aunque sacaba malas calificaciones en francés, era muy buena para las matemáticas, por lo que muy temprano en su vida supo que quería ser científica. Al morir su madre, empieza a ver a la escuela como un mejor lugar que la casa, donde podía sentirse bien y protegida.

Por decisión de su padre, estudió la Preparatoria en el Colegio Motolinía, un internado dirigido por religiosas. Aunque agradece a las monjas la ayuda que le dieron, descubrió que definitivamente la religión no era lo suyo y menos, vivir enclaustrada.

Julieta ingresó a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para estudiar Física. Recuerda que su hermana mayor le dijo que no era muy lista para estudiar matemáticas, por lo que, debido a la influencia que ejercía sobre ella, se decidió por la carrera de Física. Debido a que tuvo que trabajar cursaba menos materias por semestre, pero aun así pudo concluir la carrera, aunque en un tiempo mayor. Después de graduarse, estudió la maestría en la misma área.

CONTRIBUCIONES

Trabajó con el científico Manuel Peimbert sobre la abundancia química en las galaxias, al analizar cuántos elementos químicos se encuentran en el centro y cuántos en las orillas. En particular, estudió la distribución del oxígeno y del helio, la cual proviene de la gran explosión.

La principal contribución de Julieta Fierro ha sido en la divulgación de la ciencia. Ha publicado más de 40 libros, de los cuales la mayoría están enfocados en la divulgación científica. Entre sus obras más importantes destacan: La astronomía de México (2001), Cartas Astrales: un romance científico del tercer tipo (2006), La familia del sol (1990), entre otros. Asimismo, ha participado en la redacción de textos para preescolar y secundaria, todos ellos enfocados a las ciencias.

En sus conferencias sobre ciencia, muestra un desenfado al combinar el baile, la actuación, la comedia y actos circenses con sus relatos de divulgación. Ha impartido centenares de ponencias en 39 países.

VIDA PERSONAL

Admira principalmente a las mujeres mexicanas, ya que a pesar de las adversidades son buenas amas de casa, atienden a sus hijos, y aunque algunas tienen otro trabajo, siempre dirigen la casa con una sonrisa.

No es creyente, y no acepta a las religiones que predican que es bueno sufrir, a las que limitan el desarrollo intelectual, ni a las que afirman que las mujeres son seres inferiores. Sin embargo, reconoce la contribución histórica que han realizado en áreas como el arte, además de que considera que es muy bueno el consuelo que dan algunas creencias.

Sufrió rechazo por querer ser diferente, al principio por su papá quien le decía que las mujeres eran menos inteligentes; su ex esposo –con quien tuvo dos hijos– y su familia política no entendían por qué razón quería ser científica, en lugar de ama de casa. Sin embargo, en el mundo académico y de investigación nunca ha recibido discriminación.

Le gusta caminar, nadar, leer, su autor favorito es el que lee en ese momento. Le gusta la lectura en diferentes idiomas, turna sus libros leídos en español, inglés y francés. Cuando se siente triste lee un libro de matemáticas y se pone contenta, ya que piensa que esta ciencia es tan bonita que hace que uno se sienta bien. Piensa que, en general, la humanidad es muy injusta con las mujeres, ya que en muchos países sufren maltrato y discriminación, por lo que considera es necesario no bajar la guardia y luchar siempre por una mayor igualdad e inclusión de las mujeres.

RECONOCIMIENTOS

Julieta Fierro recibió los premios de Divulgación de la Ciencia de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo y el Nacional de Divulgación de la Ciencia de 1992, así como los Premios Kalinga de la UNESCO en París en 1995 y la Medalla de Oro Primo Rovis del Centro de Astrofísica Teórica de Trieste de 1996. En 2003 le fue entregada La Medalla al Mérito Ciudadano de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (hoy Ciudad de México). En 2004 recibió la Medalla Benito Juárez y fue la Mujer del Año.

Varios laboratorios, bibliotecas, planetarios y sociedades astronómicas llevan su nombre. Asimismo, cinco escuelas se llaman Julieta Fierro. Además, es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Real Academia Española. Actualmente trabaja como investigadora titular del Instituto de Astronomía de la UNAM y como profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.

Dejemos el reconocimiento para esta gran mujer mexicana, quien de niña soñaba con los planetas y estrellas, y se convirtió en una de las científicas más reconocidas para divulgar la ciencia al público en general.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

Julieta Norma Fierro Grossman nació un 24 de febrero, en la Ciudad de México. Su padre era médico militar, especialista en endocrinología. Su madre, una persona inteligente y simpática, era estadounidense, originaria de Michigan. Ambos eran amantes de la cultura y, por lo tanto, la casa estaba llena de libros.

En esa época la Ciudad de México contaba con tres millones de habitantes, por lo tanto, Julieta podía jugar libremente en la calle, andar en bicicleta y patinar. Era normal que viajara sola en autobús desde muy pequeña (lamenta que los niños en la actualidad no puedan hacerlo ya). Sin embargo, recuerda su infancia como una etapa difícil, debido a la férrea disciplina con la que la educó su padre. Además, a los trece años muere su madre, lo que complica la situación familiar.

Su padre solía contarle historias de ciencia y de científicos. En su casa había muchos libros con fotos de los objetos celestes, lo cual le parecía extraordinario; un día su papá la levantó en la madrugada y le enseñó un cometa, lo que la motivó para estudiar astronomía. Julieta recuerda que de niña quería ser trapecista y todos los años le pedía a Santa Claus un trapecio.

ESTUDIOS

Estudió la Primaria y la Secundaria en el Liceo Franco Mexicano, un colegio particular. Aunque sacaba malas calificaciones en francés, era muy buena para las matemáticas, por lo que muy temprano en su vida supo que quería ser científica. Al morir su madre, empieza a ver a la escuela como un mejor lugar que la casa, donde podía sentirse bien y protegida.

Por decisión de su padre, estudió la Preparatoria en el Colegio Motolinía, un internado dirigido por religiosas. Aunque agradece a las monjas la ayuda que le dieron, descubrió que definitivamente la religión no era lo suyo y menos, vivir enclaustrada.

Julieta ingresó a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), para estudiar Física. Recuerda que su hermana mayor le dijo que no era muy lista para estudiar matemáticas, por lo que, debido a la influencia que ejercía sobre ella, se decidió por la carrera de Física. Debido a que tuvo que trabajar cursaba menos materias por semestre, pero aun así pudo concluir la carrera, aunque en un tiempo mayor. Después de graduarse, estudió la maestría en la misma área.

CONTRIBUCIONES

Trabajó con el científico Manuel Peimbert sobre la abundancia química en las galaxias, al analizar cuántos elementos químicos se encuentran en el centro y cuántos en las orillas. En particular, estudió la distribución del oxígeno y del helio, la cual proviene de la gran explosión.

La principal contribución de Julieta Fierro ha sido en la divulgación de la ciencia. Ha publicado más de 40 libros, de los cuales la mayoría están enfocados en la divulgación científica. Entre sus obras más importantes destacan: La astronomía de México (2001), Cartas Astrales: un romance científico del tercer tipo (2006), La familia del sol (1990), entre otros. Asimismo, ha participado en la redacción de textos para preescolar y secundaria, todos ellos enfocados a las ciencias.

En sus conferencias sobre ciencia, muestra un desenfado al combinar el baile, la actuación, la comedia y actos circenses con sus relatos de divulgación. Ha impartido centenares de ponencias en 39 países.

VIDA PERSONAL

Admira principalmente a las mujeres mexicanas, ya que a pesar de las adversidades son buenas amas de casa, atienden a sus hijos, y aunque algunas tienen otro trabajo, siempre dirigen la casa con una sonrisa.

No es creyente, y no acepta a las religiones que predican que es bueno sufrir, a las que limitan el desarrollo intelectual, ni a las que afirman que las mujeres son seres inferiores. Sin embargo, reconoce la contribución histórica que han realizado en áreas como el arte, además de que considera que es muy bueno el consuelo que dan algunas creencias.

Sufrió rechazo por querer ser diferente, al principio por su papá quien le decía que las mujeres eran menos inteligentes; su ex esposo –con quien tuvo dos hijos– y su familia política no entendían por qué razón quería ser científica, en lugar de ama de casa. Sin embargo, en el mundo académico y de investigación nunca ha recibido discriminación.

Le gusta caminar, nadar, leer, su autor favorito es el que lee en ese momento. Le gusta la lectura en diferentes idiomas, turna sus libros leídos en español, inglés y francés. Cuando se siente triste lee un libro de matemáticas y se pone contenta, ya que piensa que esta ciencia es tan bonita que hace que uno se sienta bien. Piensa que, en general, la humanidad es muy injusta con las mujeres, ya que en muchos países sufren maltrato y discriminación, por lo que considera es necesario no bajar la guardia y luchar siempre por una mayor igualdad e inclusión de las mujeres.

RECONOCIMIENTOS

Julieta Fierro recibió los premios de Divulgación de la Ciencia de la Academia de Ciencias del Tercer Mundo y el Nacional de Divulgación de la Ciencia de 1992, así como los Premios Kalinga de la UNESCO en París en 1995 y la Medalla de Oro Primo Rovis del Centro de Astrofísica Teórica de Trieste de 1996. En 2003 le fue entregada La Medalla al Mérito Ciudadano de la Asamblea de Representantes del Distrito Federal (hoy Ciudad de México). En 2004 recibió la Medalla Benito Juárez y fue la Mujer del Año.

Varios laboratorios, bibliotecas, planetarios y sociedades astronómicas llevan su nombre. Asimismo, cinco escuelas se llaman Julieta Fierro. Además, es miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y de la Real Academia Española. Actualmente trabaja como investigadora titular del Instituto de Astronomía de la UNAM y como profesora de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.

Dejemos el reconocimiento para esta gran mujer mexicana, quien de niña soñaba con los planetas y estrellas, y se convirtió en una de las científicas más reconocidas para divulgar la ciencia al público en general.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com