/ domingo 15 de agosto de 2021

El universo de Maxwell | La circulación de la sangre

El día de hoy es bien sabido que la sangre fluye por todo el cuerpo humano a través de las venas y arterias. Sin embargo, durante siglos este hecho permaneció oculto a nuestro conocimiento. En esta ocasión comentaremos sobre la vida del científico que descubrió que la sangre es bombeada por el corazón, lo que fue muy importante para el desarrollo de la ciencia médica.

William Harvey nació el 1 de abril de 1578 en Folkestone, condado de Kent, Inglaterra. Su padre, Thomas, era un próspero comerciante casado en segundas nupcias con Joan Halke. Desde niño le gustaba observar la naturaleza a detalle: analizaba las arañas, los caballos, los perros, los cerdos y las gallinas, en los huertos y los campos de Kent.

Los propósitos del padre de Harvey eran ascender, juntos con sus hijos, al rango de caballero y que sus descendientes llegaran a poseer una fortuna mayor que la suya. Al ser el primogénito, en Harvey recayó toda la carga de las grandes expectativas de su padre. Fue criado para aprender, aunque la educación era costosa, el señor Thomas sabía que la era el mejor medio para ascender en la vida.

Harvey ingresó a la escuela básica a los diez años. La mayoría de las clases se impartían en latín, además de que aprendió griego y hebreo. Cualquier falta de atención se castigaba con una severa golpiza y la comida era apenas la indispensable. A pesar de lo riguroso del ambiente, destacó rápidamente y nunca pensó en abandonar la escuela (lo cual equivaldría a desobedecer a su padre, algo impensable en esa época).

ESTUDIOS

Harvey convenció a sus maestros y a su padre de que poseía la capacidad para continuar con sus estudios. Por lo tanto, a los quince años fue el primero de su familia en acceder a la educación superior. Ingresó a la Universidad de Cambridge en 1593. Consiguió una beca poco después de su llegada, con lo que pudo tener una posición más cómoda. Su jornada iniciaba a las cuatro de la mañana, con los rezos matutinos y concluía hasta las nueve o diez de la noche.

En esa época las clases sociales entre los estudiantes estaban claramente marcadas, Harvey debía ceder el paso en la acera si se encontraba con un noble (en ese tiempo las calles estaban llenas de excremento de vacas y caballos, por lo que esta acción tenía un gran significado).

Terminó sus cursos y se graduó en artes en 1597. Poseía conocimientos en varias áreas y eligió estudiar medicina, ya que además de que era su vocación, representaba un camino para ascender en la escala social. Sin embargo, esta ciencia estaba en pañales en Inglaterra, por lo que decidió asistir a la Universidad de Padua, en Italia, una de las mejores universidades de la época y semillero de las artes y las ciencias en el Renacimiento.

Llegó a Padua en 1599, la carrera de medicina en esa universidad contaba con uno de los programas más avanzados de Europa, que daba una gran importancia a la experiencia práctica. Los estudiantes debían seguir a un médico experimentado durante un año, acompañándolo en sus visitas a los pacientes del hospital de San Francisco de Padua.

Harvey ocupaba un lugar de honor entre los estudiantes, por lo que asistía en primera fila a las clases de anatomía, en las cuales se diseccionaban cadáveres. Estas se llevaban a cabo en las primeras horas de la mañana, durante los meses de enero y febrero, para que el cuerpo no se descompusiera tan pronto.

El 25 de abril de 1602 se presentó al examen oral para obtener el título de medicina. Después del interrogatorio uno de los profesores lo condecoró con la insignia y ornamentos propios de un Doctor. Unos meses después regresaba a Inglaterra con su diploma y libros en mano.

LA TEORÍA

La idea aceptada sobre la sangre en la época de Harvey era todavía la enunciada por Galeno, un médico de la Roma imperial del siglo II d.C., quien decía que la sangre se producía en el hígado para ser consumida en el corazón y los pulmones. Dichos conceptos permanecieron sin cambios durante más de un milenio, nadie se atrevía a cuestionar lo dicho por el gran médico de la antigüedad.

A su regreso a Londres, Harvey consiguió pronto ser aceptado en el Colegio de Médicos y, tiempo después, en la Corte Imperial. En los inicios del siglo XVII la ciencia médica tenía muy pocos avances; además de los médicos, existían los cirujanos y boticarios quienes llevaban a cabo curaciones y operaciones.

Debido a que los honorarios de los médicos eran muy altos, las personas por lo general acudían con los boticarios, cirujanos o empíricos. Aunque, a decir verdad, la mayoría de la gente tenía poca fe en la profesión médica y antes de consultar a alguien, trataba de curarse sola, invocaba a Dios, o simplemente dejaba que la naturaleza siguiera su curso.

Harvey comienza a realizar sus investigaciones anatómicas, para esto lleva a cabo vivisecciones, esto es, disecciones con los animales vivos. Con estos experimentos se da cuenta de que la sangre brota del corazón cuando abre una arteria. Hay que notar que aunque la vivisección resulta horrenda, en especial en esta época de protección a los animales, en ese tiempo era una práctica común entre ciertos médicos para poder estudiar los cuerpos.

Al observar la sangre que brotaba de un corazón, Harvey rechaza la idea de Galeno, ya que pensaba que el hígado no podía producir tanta sangre todos los días. Descubre que el corazón en contracción expulsaba una gran cantidad de sangre hacia la aorta. Además, se da cuenta de la causa del pulso arterial. Presenta los resultados de sus investigaciones en su magna obra “De motu cordis”, en 1628.

El descubrimiento de que la sangre fluye por todo nuestro cuerpo a través de las arterias y venas causó una revolución en la ciencia médica. Fue aceptado por algunos y rechazado por la mayoría, ya que negaba los principios de Galeno, que se habían utilizado durante mil quinientos años, y relegaba al corazón a la función de una bomba mecánica –durante siglos se le había considerado el centro del pensamiento y de los sentimientos–.

Sin embargo, como Harvey predijo, al final se impuso la verdad –como ocurre siempre en los avances científicos– y su teoría comenzó a ser aceptada.

LEGADO

Durante la Guerra Civil en Inglaterra Harvey perdió privilegios y posesiones e, incluso, numerosos documentos de sus investigaciones cuando su casa fue saqueada. En sus últimos años padeció dolores muy severos de gota, que lo hicieron considerar el suicidio. A los 79 años sufrió un accidente cerebrovascular. William Harvey falleció el 3 de junio de 1657.

El descubrimiento de la circulación de la sangre por William Harvey representó un cambio revolucionario en la ciencia médica, que había permanecido sin avances durante cientos de años. Fue tan revolucionaria como la teoría de la gravitación universal de Newton y la teoría de la evolución de las especies de Darwin. Dejemos aquí el reconocimiento a este científico, quien se mantiene casi en el anonimato en la historia de la ciencia.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

El día de hoy es bien sabido que la sangre fluye por todo el cuerpo humano a través de las venas y arterias. Sin embargo, durante siglos este hecho permaneció oculto a nuestro conocimiento. En esta ocasión comentaremos sobre la vida del científico que descubrió que la sangre es bombeada por el corazón, lo que fue muy importante para el desarrollo de la ciencia médica.

William Harvey nació el 1 de abril de 1578 en Folkestone, condado de Kent, Inglaterra. Su padre, Thomas, era un próspero comerciante casado en segundas nupcias con Joan Halke. Desde niño le gustaba observar la naturaleza a detalle: analizaba las arañas, los caballos, los perros, los cerdos y las gallinas, en los huertos y los campos de Kent.

Los propósitos del padre de Harvey eran ascender, juntos con sus hijos, al rango de caballero y que sus descendientes llegaran a poseer una fortuna mayor que la suya. Al ser el primogénito, en Harvey recayó toda la carga de las grandes expectativas de su padre. Fue criado para aprender, aunque la educación era costosa, el señor Thomas sabía que la era el mejor medio para ascender en la vida.

Harvey ingresó a la escuela básica a los diez años. La mayoría de las clases se impartían en latín, además de que aprendió griego y hebreo. Cualquier falta de atención se castigaba con una severa golpiza y la comida era apenas la indispensable. A pesar de lo riguroso del ambiente, destacó rápidamente y nunca pensó en abandonar la escuela (lo cual equivaldría a desobedecer a su padre, algo impensable en esa época).

ESTUDIOS

Harvey convenció a sus maestros y a su padre de que poseía la capacidad para continuar con sus estudios. Por lo tanto, a los quince años fue el primero de su familia en acceder a la educación superior. Ingresó a la Universidad de Cambridge en 1593. Consiguió una beca poco después de su llegada, con lo que pudo tener una posición más cómoda. Su jornada iniciaba a las cuatro de la mañana, con los rezos matutinos y concluía hasta las nueve o diez de la noche.

En esa época las clases sociales entre los estudiantes estaban claramente marcadas, Harvey debía ceder el paso en la acera si se encontraba con un noble (en ese tiempo las calles estaban llenas de excremento de vacas y caballos, por lo que esta acción tenía un gran significado).

Terminó sus cursos y se graduó en artes en 1597. Poseía conocimientos en varias áreas y eligió estudiar medicina, ya que además de que era su vocación, representaba un camino para ascender en la escala social. Sin embargo, esta ciencia estaba en pañales en Inglaterra, por lo que decidió asistir a la Universidad de Padua, en Italia, una de las mejores universidades de la época y semillero de las artes y las ciencias en el Renacimiento.

Llegó a Padua en 1599, la carrera de medicina en esa universidad contaba con uno de los programas más avanzados de Europa, que daba una gran importancia a la experiencia práctica. Los estudiantes debían seguir a un médico experimentado durante un año, acompañándolo en sus visitas a los pacientes del hospital de San Francisco de Padua.

Harvey ocupaba un lugar de honor entre los estudiantes, por lo que asistía en primera fila a las clases de anatomía, en las cuales se diseccionaban cadáveres. Estas se llevaban a cabo en las primeras horas de la mañana, durante los meses de enero y febrero, para que el cuerpo no se descompusiera tan pronto.

El 25 de abril de 1602 se presentó al examen oral para obtener el título de medicina. Después del interrogatorio uno de los profesores lo condecoró con la insignia y ornamentos propios de un Doctor. Unos meses después regresaba a Inglaterra con su diploma y libros en mano.

LA TEORÍA

La idea aceptada sobre la sangre en la época de Harvey era todavía la enunciada por Galeno, un médico de la Roma imperial del siglo II d.C., quien decía que la sangre se producía en el hígado para ser consumida en el corazón y los pulmones. Dichos conceptos permanecieron sin cambios durante más de un milenio, nadie se atrevía a cuestionar lo dicho por el gran médico de la antigüedad.

A su regreso a Londres, Harvey consiguió pronto ser aceptado en el Colegio de Médicos y, tiempo después, en la Corte Imperial. En los inicios del siglo XVII la ciencia médica tenía muy pocos avances; además de los médicos, existían los cirujanos y boticarios quienes llevaban a cabo curaciones y operaciones.

Debido a que los honorarios de los médicos eran muy altos, las personas por lo general acudían con los boticarios, cirujanos o empíricos. Aunque, a decir verdad, la mayoría de la gente tenía poca fe en la profesión médica y antes de consultar a alguien, trataba de curarse sola, invocaba a Dios, o simplemente dejaba que la naturaleza siguiera su curso.

Harvey comienza a realizar sus investigaciones anatómicas, para esto lleva a cabo vivisecciones, esto es, disecciones con los animales vivos. Con estos experimentos se da cuenta de que la sangre brota del corazón cuando abre una arteria. Hay que notar que aunque la vivisección resulta horrenda, en especial en esta época de protección a los animales, en ese tiempo era una práctica común entre ciertos médicos para poder estudiar los cuerpos.

Al observar la sangre que brotaba de un corazón, Harvey rechaza la idea de Galeno, ya que pensaba que el hígado no podía producir tanta sangre todos los días. Descubre que el corazón en contracción expulsaba una gran cantidad de sangre hacia la aorta. Además, se da cuenta de la causa del pulso arterial. Presenta los resultados de sus investigaciones en su magna obra “De motu cordis”, en 1628.

El descubrimiento de que la sangre fluye por todo nuestro cuerpo a través de las arterias y venas causó una revolución en la ciencia médica. Fue aceptado por algunos y rechazado por la mayoría, ya que negaba los principios de Galeno, que se habían utilizado durante mil quinientos años, y relegaba al corazón a la función de una bomba mecánica –durante siglos se le había considerado el centro del pensamiento y de los sentimientos–.

Sin embargo, como Harvey predijo, al final se impuso la verdad –como ocurre siempre en los avances científicos– y su teoría comenzó a ser aceptada.

LEGADO

Durante la Guerra Civil en Inglaterra Harvey perdió privilegios y posesiones e, incluso, numerosos documentos de sus investigaciones cuando su casa fue saqueada. En sus últimos años padeció dolores muy severos de gota, que lo hicieron considerar el suicidio. A los 79 años sufrió un accidente cerebrovascular. William Harvey falleció el 3 de junio de 1657.

El descubrimiento de la circulación de la sangre por William Harvey representó un cambio revolucionario en la ciencia médica, que había permanecido sin avances durante cientos de años. Fue tan revolucionaria como la teoría de la gravitación universal de Newton y la teoría de la evolución de las especies de Darwin. Dejemos aquí el reconocimiento a este científico, quien se mantiene casi en el anonimato en la historia de la ciencia.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com