/ domingo 15 de marzo de 2020

El universo de Maxwell | Margaret Hamilton

Margaret Heafield (después conocida como Margaret Hamilton) nació el 17 de agosto de 1936, en Paoli, Indiana, Estados Unidos de América. Su padre era filósofo y poeta, mientras que su abuelo era un Ministro cuáquero. Ambos tuvieron una influencia muy grande en su vida, ya que desde pequeña la animaron a hacerse preguntas como: ¿por qué?, ¿por qué no?, ¿qué pasaría si...? y la ayudaban a encontrar las respuestas.

Desde muy jovencita empezó a trabajar y a tener diversas responsabilidades con el fin de ahorrar dinero para asistir a la universidad. Una de las experiencias que marcaron su vida fue cuando le pidieron convertir una mina abandonada en un atractivo turístico. El dueño contaba con apenas los estudios básicos y sentía que no podía llevar a cabo un proyecto de tal magnitud.

Bajo la dirección de Margaret, con apenas quince años, la mina pasó de recibir unos cuantos turistas a varios miles por día. Desarrolló todo el proyecto, manejó las finanzas, contrató al personal y abrió una tienda de recuerdos. La mejor enseñanza que le dejó fue darse cuenta que si alguien cometía un error, no podía permitirse que volviera a ocurrir. Además, vio que era capaz de trabajar en algo completamente nuevo, sin experiencia previa (lo que le serviría después para desarrollar software).

TRAYECTORIA

Estudió la Licenciatura en Matemáticas y el Diplomado en Filosofía en el Earlham College, donde se graduó en 1958. En esa época conoció a James Hamilton, con quien se casaría y tendría una hija (años después se divorciaron). Se mudó a Boston, con la idea de estudiar un posgrado en Matemáticas Abstractas en la Universidad Brandeis, pero aceptó un empleo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), mientras su marido estudiaba Leyes en la Universidad de Harvard.

En el MIT trabaja bajo la supervisión de Edward N. Lorenz, en 1959, en el desarrollo de modelos de computadora para la predicción del clima. En ese tiempo el diseño de software (el conjunto de programas, instrucciones y reglas informáticas para ejecutar ciertas tareas en una computadora) no era considerado una ciencia como tal, y no existían cursos de programación en las universidades.

En el período de 1961 a 1963 trabajó en el desarrollo del sistema aéreo de defensa US SAGE, y se interesó en la confiabilidad del software. Hay que anotar que en ese tiempo las computadoras ocupaban todo un piso, y cuando ocurría una falla de programación las luces destellaban y sonaban las alarmas.

APOLO 11

El 20 de julio de 1969, el módulo lunar Eagle, tripulado por Neil Armstrong y Buzz Aldrin, se encontraba a unos minutos de posarse sobre la superficie lunar. En ese momento sonaron las alarmas: la computadora estaba sobrecargada de operaciones y preguntaba a los tripulantes si debían abortar la misión.

Gracias a la programación desarrollada por Margaret y su equipo, pudieron saber que la falla se encontraba en el radar de la nave, por lo que podían indicarle a la computadora que prescindiera de esa y otras funciones no esenciales para dedicarse únicamente a las actividades prioritarias para el alunizaje. Sólo podemos imaginar el rumbo que hubiera tomado la historia y el desarrollo tecnológico si hubiera fracasado la misión.

Margaret acuñó el término “Ingeniería de software” y consiguió que se le tomara en serio para que fuera considerada una ciencia. Los cursos y carreras relacionados con la programación crecieron exponencialmente en los siguientes años, y en la actualidad nadie duda de su importancia en el desarrollo de la tecnología.

A mediados de los años setenta dejó su empleo en el MIT para dedicarse al sector privado. Fundó, en conjunto con otros científicos, la compañía Higher Order Software en 1976, y diez años después su propia empresa, Hamilton Technologies. Es la creadora del Universal Systems Language (USL), junto con el sistema de ciclo de vida preventivo “Development Before the Fact”, basados en sus teorías matemáticas de control para sistemas y software.

RECONOCIMIENTOS

En el 2003 le fue entregado el Premio Excepcional Espacial de la NASA por sus contribuciones científicas (quien la nominó se sorprendió de que no se lo hubieran entregado antes). En el 2016 el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, en cuyo acto expresó: “Margaret Hamilton simboliza aquella generación de mujeres olvidadas que ayudaron a enviar a la Humanidad al espacio”, además de señalar que su arquitectura de software hace eco en las incontables tecnologías de la actualidad.

LEGADO

Margaret Hamilton fue pionera en el desarrollo de la ingeniería de software, en una época en que no existía el término y no era considerada como una ciencia. Destacó en la Carrera Espacial, una época muy importante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que logró llevar a seres humanos a la Luna. Todo esto en un medio controlado completamente por hombres y en el que no se reconocía el trabajo desarrollado por las mujeres (podemos apuntar que era aceptado que ganaran menos, ya que se suponía que sus maridos las mantenían).

Su trabajo ha sido muy importante, no sólo en el desarrollo de la computación, sino también en la formación de un gran número de ingenieras que se han interesado en esta y otras áreas, antes consideradas exclusivas para los hombres. Su legado es, definitivamente, la motivación e influencia que ejerce todavía en las niñas y jovencitas.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

Margaret Heafield (después conocida como Margaret Hamilton) nació el 17 de agosto de 1936, en Paoli, Indiana, Estados Unidos de América. Su padre era filósofo y poeta, mientras que su abuelo era un Ministro cuáquero. Ambos tuvieron una influencia muy grande en su vida, ya que desde pequeña la animaron a hacerse preguntas como: ¿por qué?, ¿por qué no?, ¿qué pasaría si...? y la ayudaban a encontrar las respuestas.

Desde muy jovencita empezó a trabajar y a tener diversas responsabilidades con el fin de ahorrar dinero para asistir a la universidad. Una de las experiencias que marcaron su vida fue cuando le pidieron convertir una mina abandonada en un atractivo turístico. El dueño contaba con apenas los estudios básicos y sentía que no podía llevar a cabo un proyecto de tal magnitud.

Bajo la dirección de Margaret, con apenas quince años, la mina pasó de recibir unos cuantos turistas a varios miles por día. Desarrolló todo el proyecto, manejó las finanzas, contrató al personal y abrió una tienda de recuerdos. La mejor enseñanza que le dejó fue darse cuenta que si alguien cometía un error, no podía permitirse que volviera a ocurrir. Además, vio que era capaz de trabajar en algo completamente nuevo, sin experiencia previa (lo que le serviría después para desarrollar software).

TRAYECTORIA

Estudió la Licenciatura en Matemáticas y el Diplomado en Filosofía en el Earlham College, donde se graduó en 1958. En esa época conoció a James Hamilton, con quien se casaría y tendría una hija (años después se divorciaron). Se mudó a Boston, con la idea de estudiar un posgrado en Matemáticas Abstractas en la Universidad Brandeis, pero aceptó un empleo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), mientras su marido estudiaba Leyes en la Universidad de Harvard.

En el MIT trabaja bajo la supervisión de Edward N. Lorenz, en 1959, en el desarrollo de modelos de computadora para la predicción del clima. En ese tiempo el diseño de software (el conjunto de programas, instrucciones y reglas informáticas para ejecutar ciertas tareas en una computadora) no era considerado una ciencia como tal, y no existían cursos de programación en las universidades.

En el período de 1961 a 1963 trabajó en el desarrollo del sistema aéreo de defensa US SAGE, y se interesó en la confiabilidad del software. Hay que anotar que en ese tiempo las computadoras ocupaban todo un piso, y cuando ocurría una falla de programación las luces destellaban y sonaban las alarmas.

APOLO 11

El 20 de julio de 1969, el módulo lunar Eagle, tripulado por Neil Armstrong y Buzz Aldrin, se encontraba a unos minutos de posarse sobre la superficie lunar. En ese momento sonaron las alarmas: la computadora estaba sobrecargada de operaciones y preguntaba a los tripulantes si debían abortar la misión.

Gracias a la programación desarrollada por Margaret y su equipo, pudieron saber que la falla se encontraba en el radar de la nave, por lo que podían indicarle a la computadora que prescindiera de esa y otras funciones no esenciales para dedicarse únicamente a las actividades prioritarias para el alunizaje. Sólo podemos imaginar el rumbo que hubiera tomado la historia y el desarrollo tecnológico si hubiera fracasado la misión.

Margaret acuñó el término “Ingeniería de software” y consiguió que se le tomara en serio para que fuera considerada una ciencia. Los cursos y carreras relacionados con la programación crecieron exponencialmente en los siguientes años, y en la actualidad nadie duda de su importancia en el desarrollo de la tecnología.

A mediados de los años setenta dejó su empleo en el MIT para dedicarse al sector privado. Fundó, en conjunto con otros científicos, la compañía Higher Order Software en 1976, y diez años después su propia empresa, Hamilton Technologies. Es la creadora del Universal Systems Language (USL), junto con el sistema de ciclo de vida preventivo “Development Before the Fact”, basados en sus teorías matemáticas de control para sistemas y software.

RECONOCIMIENTOS

En el 2003 le fue entregado el Premio Excepcional Espacial de la NASA por sus contribuciones científicas (quien la nominó se sorprendió de que no se lo hubieran entregado antes). En el 2016 el Presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, le otorgó la Medalla Presidencial de la Libertad, en cuyo acto expresó: “Margaret Hamilton simboliza aquella generación de mujeres olvidadas que ayudaron a enviar a la Humanidad al espacio”, además de señalar que su arquitectura de software hace eco en las incontables tecnologías de la actualidad.

LEGADO

Margaret Hamilton fue pionera en el desarrollo de la ingeniería de software, en una época en que no existía el término y no era considerada como una ciencia. Destacó en la Carrera Espacial, una época muy importante en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, que logró llevar a seres humanos a la Luna. Todo esto en un medio controlado completamente por hombres y en el que no se reconocía el trabajo desarrollado por las mujeres (podemos apuntar que era aceptado que ganaran menos, ya que se suponía que sus maridos las mantenían).

Su trabajo ha sido muy importante, no sólo en el desarrollo de la computación, sino también en la formación de un gran número de ingenieras que se han interesado en esta y otras áreas, antes consideradas exclusivas para los hombres. Su legado es, definitivamente, la motivación e influencia que ejerce todavía en las niñas y jovencitas.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com