/ domingo 6 de diciembre de 2020

El universo de Maxwell | Paul Langevin

Paul Langevin nació el 23 de enero de 1872, en el barrio de Montmartre, en París, Francia. Sus padres, Victor y Marie Adele, acababan de sufrir en carne propia los estragos de la Guerra Franco-Prusiana de 1870, así como el asedio de París –con la entrada triunfal del ejército de Prusia– y la posterior rebelión de la Comuna. Crece escuchando las historias sobre estos violentos y trágicos acontecimientos, lo que crea en su interior el ideal pacifista y un deseo de justicia social.

Curiosamente, la casa donde nació se convertiría poco después en un centro de creación artística por donde pasarían escritores, poetas y pintores de la talla de Auguste Renoir, Pablo Picasso y Vincent Van Gogh.

Después de cursar la educación básica en la Escuela Lavoisier, ingresa a la Escuela de Física y Química Industriales (ESPCI) en 1889 y egresa tres años después. Debido a su interés en convertirse en profesor, en el periodo de 1894 a 1897 cursa sus estudios en la Escuela Normal Superior. Con el paso del tiempo Langevin se convertiría en profesor, jefe de laboratorio y director de la ESPCI.

Entre sus profesores se encontraban Henri Poincaré y Pierre Curie –quien lo convence de dedicarse a la docencia e investigación en lugar de ejercer como ingeniero–. En 1898 realiza una estancia en el Laboratorio Cavendish, en Cambridge, donde trabaja con el científico Joseph John Thomson, quien estaba a punto de descubrir el electrón. Defiende su tesis doctoral sobre gases ionizados en 1902. En 1905 se convierte en profesor titular en la ESPCI, y en 1909 obtiene la posición de profesor titular en el prestigioso Colegio de Francia.

APORTACIONES

Las investigaciones de Paul Langevin abarcaron muy distintas áreas como magnetismo, relatividad, termodinámica y ultrasonido. Estudió las propiedades de los materiales paramagnéticos y enunció una ley al respecto.

Concibió la relación entre masa y energía, aunque nunca llegó a publicar nada al respecto. Poco después Albert Einstein presentó su famosa ecuación E=mc2, y Langevin no sólo reconoció la autoría del gran científico, sino que además se afanó en presentar la Teoría de la relatividad a sus colegas y estudiantes franceses; incluso lo invitó a impartir conferencias. Aunque la Primera Guerra Mundial acababa de terminar, por lo que era difícil viajar de Alemania a Francia, en 1922 fue posible llevarlas a cabo en el Colegio de Francia.

A partir de los estudios sobre los materiales piezoeléctricos, llevados a cabo por Pierre Curie, Langevin desarrolló un sistema de detección de submarinos mediante ultrasonido, conocido como “sonar”. Aunque tuvo que librar algunas batallas legales por la autoría de esta técnica, se le reconoce como el inventor de la ecografía, utilizada actualmente por los médicos para obtener imágenes del interior del cuerpo humano.

COMPROMISO

Langevin se mantuvo siempre comprometido con las mejores causas sociales. En 1898 se manifestó en el caso Dreyfus, en el cual un militar de origen judío había sido acusado injustamente. Apoyó la declaración de los derechos humanos, a los obreros y el establecimiento de la Liga de las Naciones (antecesora de la ONU).

Se opuso abiertamente al nazismo; en 1923 formó parte, junto con Einstein –de quien fue amigo por muchos años–, de una marcha por la paz en las calles de Berlín. Durante la ocupación de París por los alemanes apoyó a la Resistencia francesa, por lo que fue arrestado el 30 de octubre de 1940 y sentenciado a arresto domiciliario.

Su hija Helene fue enviada al campo de concentración de Auschwitz; aunque sobrevivió, su marido Jacques Solomon fue arrestado y fusilado. Debido a esta situación, Langevin escapa a Suiza en 1944 con ayuda de un pasaporte falso.

Participó en los Congresos Solvay, que reunían a los más destacados científicos de la época, como Marie Curie, Albert Einstein, Ernest Rutherford, Max Planck y Henri Poincaré, entre otros. Además, fue presidente de su comité científico, en 1927, y a iniciativa suya, le dieron su apoyo a Einstein ante el acoso que sufría por parte de los nazis. Langevin fue aceptado como miembro de la Royal Society de Londres, así como de la Academia de Ciencias y la Legión de Honor, en Francia.

VIDA PERSONAL

Aunque fue un científico destacado, Langevin tuvo una vida sentimental llena de tensiones y de conflictos. Se casó con Jeanne Desfoess con quien tuvo cuatro hijos, pero después de unos años su matrimonio estaba casi arruinado por completo, al grado de que ya se vivía violencia en su hogar. En ese momento inicia una relación con la gran científica Marie Curie –viuda y cinco años mayor que él–, a quien conocía desde la época en que había sido alumno de su marido, Pierre.

Langevin confesaba que se sentía atraído hacia Marie como hacia una luz, mientras que ella decía sentirse fascinada por la maravillosa inteligencia de él. Todo indica que para julio de 1910 ya eran amantes. Una carta de la época, escrita por Marie dice: “Sería tan bueno conseguir la libertad necesaria para vernos tanto como nos permitan nuestras diversas ocupaciones, para trabajar juntos, para pasear o para viajar juntos, cuando las circunstancias lo permitan”.

La esposa de Langevin enloqueció cuando se enteró que la nueva amante de su marido era nada menos que Marie Curie, al grado de amenazarla de muerte si no se iba de Francia. A pesar de todo, continuaron con su relación, y el amor crecía cada día. La situación llegó a su punto crítico cuando Jeanne consiguió hacerse con las cartas de la pareja, y amenazó con sacarlas a la luz.

Días después el periódico Le Journal publicó la historia, y un gran escándalo cayó sobre los dos científicos. La opinión pública se lanzó contra ella al grado que se tuvo que refugiar en casa de un amigo. Incluso, el comité del Premio Nobel pidió a Marie no acudir a la ceremonia de entrega de su segundo reconocimiento. De todas maneras, ella acudió a recibirlo (la única persona en la historia que ha obtenido dos Nobel en áreas científicas distintas) y el evento transcurrió sin incidentes que lamentar.

Entre las pocas muestras de apoyo destaca la de Albert Einstein, quien le escribió a Marie: “Siento la necesidad de decirle lo mucho que admiro su espíritu, su energía y su honradez. Siempre agradeceré que tengamos entre nosotros a gente como usted y como Langevin, genuinos seres humanos. Si la chusma sigue ocupándose de usted, deje sencillamente de leer esas tonterías. Que se queden para las víboras para las que han sido fabricadas”.

Para cuando Langevin firmó un acuerdo de separación con su mujer y quedó libre, Marie Curie ya se había alejado, devastada física y mentalmente por la situación vivida. Continuaron siendo amigos, pero el amor ya no regresó. Además, como suele pasar en este tipo de relaciones, él regresó con su esposa tres años después. Como anécdota final a esta relación, un nieto de Paul contrajo matrimonio con una nieta de Marie.

LEGADO

Aunque su nombre no es muy conocido en el mundo actual, es justo reconocer la gran labor desarrollada por Langevin, quien inventó el método de detección por ultrasonido, además de otras contribuciones científicas y una lucha incansable por las causas nobles. Paul Langevin murió el 30 de octubre de 1946. Tuvo un funeral de estado y sus restos descansan en el Panteón de París.

Albert Einstein declaró en un homenaje póstumo: “Estoy convencido de que él (Langevin) pudo haber desarrollado la teoría especial de la relatividad si yo no lo hubiera hecho; tenía claro sus principales puntos”.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com

Paul Langevin nació el 23 de enero de 1872, en el barrio de Montmartre, en París, Francia. Sus padres, Victor y Marie Adele, acababan de sufrir en carne propia los estragos de la Guerra Franco-Prusiana de 1870, así como el asedio de París –con la entrada triunfal del ejército de Prusia– y la posterior rebelión de la Comuna. Crece escuchando las historias sobre estos violentos y trágicos acontecimientos, lo que crea en su interior el ideal pacifista y un deseo de justicia social.

Curiosamente, la casa donde nació se convertiría poco después en un centro de creación artística por donde pasarían escritores, poetas y pintores de la talla de Auguste Renoir, Pablo Picasso y Vincent Van Gogh.

Después de cursar la educación básica en la Escuela Lavoisier, ingresa a la Escuela de Física y Química Industriales (ESPCI) en 1889 y egresa tres años después. Debido a su interés en convertirse en profesor, en el periodo de 1894 a 1897 cursa sus estudios en la Escuela Normal Superior. Con el paso del tiempo Langevin se convertiría en profesor, jefe de laboratorio y director de la ESPCI.

Entre sus profesores se encontraban Henri Poincaré y Pierre Curie –quien lo convence de dedicarse a la docencia e investigación en lugar de ejercer como ingeniero–. En 1898 realiza una estancia en el Laboratorio Cavendish, en Cambridge, donde trabaja con el científico Joseph John Thomson, quien estaba a punto de descubrir el electrón. Defiende su tesis doctoral sobre gases ionizados en 1902. En 1905 se convierte en profesor titular en la ESPCI, y en 1909 obtiene la posición de profesor titular en el prestigioso Colegio de Francia.

APORTACIONES

Las investigaciones de Paul Langevin abarcaron muy distintas áreas como magnetismo, relatividad, termodinámica y ultrasonido. Estudió las propiedades de los materiales paramagnéticos y enunció una ley al respecto.

Concibió la relación entre masa y energía, aunque nunca llegó a publicar nada al respecto. Poco después Albert Einstein presentó su famosa ecuación E=mc2, y Langevin no sólo reconoció la autoría del gran científico, sino que además se afanó en presentar la Teoría de la relatividad a sus colegas y estudiantes franceses; incluso lo invitó a impartir conferencias. Aunque la Primera Guerra Mundial acababa de terminar, por lo que era difícil viajar de Alemania a Francia, en 1922 fue posible llevarlas a cabo en el Colegio de Francia.

A partir de los estudios sobre los materiales piezoeléctricos, llevados a cabo por Pierre Curie, Langevin desarrolló un sistema de detección de submarinos mediante ultrasonido, conocido como “sonar”. Aunque tuvo que librar algunas batallas legales por la autoría de esta técnica, se le reconoce como el inventor de la ecografía, utilizada actualmente por los médicos para obtener imágenes del interior del cuerpo humano.

COMPROMISO

Langevin se mantuvo siempre comprometido con las mejores causas sociales. En 1898 se manifestó en el caso Dreyfus, en el cual un militar de origen judío había sido acusado injustamente. Apoyó la declaración de los derechos humanos, a los obreros y el establecimiento de la Liga de las Naciones (antecesora de la ONU).

Se opuso abiertamente al nazismo; en 1923 formó parte, junto con Einstein –de quien fue amigo por muchos años–, de una marcha por la paz en las calles de Berlín. Durante la ocupación de París por los alemanes apoyó a la Resistencia francesa, por lo que fue arrestado el 30 de octubre de 1940 y sentenciado a arresto domiciliario.

Su hija Helene fue enviada al campo de concentración de Auschwitz; aunque sobrevivió, su marido Jacques Solomon fue arrestado y fusilado. Debido a esta situación, Langevin escapa a Suiza en 1944 con ayuda de un pasaporte falso.

Participó en los Congresos Solvay, que reunían a los más destacados científicos de la época, como Marie Curie, Albert Einstein, Ernest Rutherford, Max Planck y Henri Poincaré, entre otros. Además, fue presidente de su comité científico, en 1927, y a iniciativa suya, le dieron su apoyo a Einstein ante el acoso que sufría por parte de los nazis. Langevin fue aceptado como miembro de la Royal Society de Londres, así como de la Academia de Ciencias y la Legión de Honor, en Francia.

VIDA PERSONAL

Aunque fue un científico destacado, Langevin tuvo una vida sentimental llena de tensiones y de conflictos. Se casó con Jeanne Desfoess con quien tuvo cuatro hijos, pero después de unos años su matrimonio estaba casi arruinado por completo, al grado de que ya se vivía violencia en su hogar. En ese momento inicia una relación con la gran científica Marie Curie –viuda y cinco años mayor que él–, a quien conocía desde la época en que había sido alumno de su marido, Pierre.

Langevin confesaba que se sentía atraído hacia Marie como hacia una luz, mientras que ella decía sentirse fascinada por la maravillosa inteligencia de él. Todo indica que para julio de 1910 ya eran amantes. Una carta de la época, escrita por Marie dice: “Sería tan bueno conseguir la libertad necesaria para vernos tanto como nos permitan nuestras diversas ocupaciones, para trabajar juntos, para pasear o para viajar juntos, cuando las circunstancias lo permitan”.

La esposa de Langevin enloqueció cuando se enteró que la nueva amante de su marido era nada menos que Marie Curie, al grado de amenazarla de muerte si no se iba de Francia. A pesar de todo, continuaron con su relación, y el amor crecía cada día. La situación llegó a su punto crítico cuando Jeanne consiguió hacerse con las cartas de la pareja, y amenazó con sacarlas a la luz.

Días después el periódico Le Journal publicó la historia, y un gran escándalo cayó sobre los dos científicos. La opinión pública se lanzó contra ella al grado que se tuvo que refugiar en casa de un amigo. Incluso, el comité del Premio Nobel pidió a Marie no acudir a la ceremonia de entrega de su segundo reconocimiento. De todas maneras, ella acudió a recibirlo (la única persona en la historia que ha obtenido dos Nobel en áreas científicas distintas) y el evento transcurrió sin incidentes que lamentar.

Entre las pocas muestras de apoyo destaca la de Albert Einstein, quien le escribió a Marie: “Siento la necesidad de decirle lo mucho que admiro su espíritu, su energía y su honradez. Siempre agradeceré que tengamos entre nosotros a gente como usted y como Langevin, genuinos seres humanos. Si la chusma sigue ocupándose de usted, deje sencillamente de leer esas tonterías. Que se queden para las víboras para las que han sido fabricadas”.

Para cuando Langevin firmó un acuerdo de separación con su mujer y quedó libre, Marie Curie ya se había alejado, devastada física y mentalmente por la situación vivida. Continuaron siendo amigos, pero el amor ya no regresó. Además, como suele pasar en este tipo de relaciones, él regresó con su esposa tres años después. Como anécdota final a esta relación, un nieto de Paul contrajo matrimonio con una nieta de Marie.

LEGADO

Aunque su nombre no es muy conocido en el mundo actual, es justo reconocer la gran labor desarrollada por Langevin, quien inventó el método de detección por ultrasonido, además de otras contribuciones científicas y una lucha incansable por las causas nobles. Paul Langevin murió el 30 de octubre de 1946. Tuvo un funeral de estado y sus restos descansan en el Panteón de París.

Albert Einstein declaró en un homenaje póstumo: “Estoy convencido de que él (Langevin) pudo haber desarrollado la teoría especial de la relatividad si yo no lo hubiera hecho; tenía claro sus principales puntos”.

rodolfoechavarria@eluniversodemaxwell.com