/ martes 18 de febrero de 2020

Emprende y Aprende | El emprendimiento como estilo de vida

La cultura del emprendimiento es una manera de pensar y actuar, orientada hacia la creación de riqueza, a través del aprovechamiento de oportunidades, del desarrollo de una visión global y de un liderazgo equilibrado.

Así como de la gestión de un riesgo calculado, cuyo resultado es la creación de valor que beneficia a los emprendedores, la empresa, la economía y la sociedad en general. Es lo que permite a una sociedad progresar económicamente y en otros aspectos, dado que el desarrollo continuo de este ejercicio es lo que le hace mejorar.

Hoy, quiero darte a conocer que el emprendedor es una persona con posibilidades de innovar, cuenta con capacidad de generar bienes y servicios de una forma creativa, metódica, ética, responsable y efectiva, su acción emprendedora es toda acción innovadora que, a través de un sistema organizado de relaciones interpersonales y la combinación de recursos, se orienta al logro de un determinado fin. La acción emprendedora tiene que ver con la capacidad de crear algo nuevo y con la creación de un nuevo valor.

Todo ello, es el conjunto de valores, creencias, ideologías, hábitos, costumbres y normas, que comparte un grupo de personas hacia el EMPRENDIMIENTO, que surgen en la interrelación social, los cuales, generan patrones de comportamiento colectivos y establecen una identidad entre sus miembros y los identifican y diferencian de otro grupo.

En este sentido, cabe destacar que la formación para el emprendimiento, busca el desarrollo de esta cultura con acciones basadas en la formación de competencias básicas, laborales, ciudadanas y empresariales dentro del sistema educativo formal y no formal y su articulación con el sector productivo.

Por ello, la formación integral en aspectos y valores como: el desarrollo integral del ser humano y su comunidad, autoestima, autonomía, sentido de pertenencia a la comunidad, trabajo en equipo, solidaridad, asociatividad, desarrollo del gusto por la innovación, el estímulo a la investigación y el aprendizaje permanente son indispensables en las personas que aspiran al logro de sus objetivos empresariales, no basta con saber de números, se debe saber llegar a las personas.

Para llegar a este punto, es fundamental el fortalecimiento de procesos de trabajo asociativo y en equipo, en torno a proyectos productivos con responsabilidad social, además del reconocimiento de la conciencia, el derecho y la responsabilidad del desarrollo de las personas como individuos y como integrantes de una comunidad, a través de mecanismos de apoyo a procesos de emprendimiento sostenibles desde las perspectivas social, económica, cultural, ambiental, regional y local.

Para fomentar la cultura del emprendimiento es preciso que se inicie un proceso desde los primeros años de vida de las personas. Este proceso debe contemplar estrategias encaminadas a llevar a la persona al convencimiento que mediante la creación de proyectos productivos se puede a llegar a triunfar tanto personal como económicamente, ello independientemente del resultado que se obtenga en un principio.

No obstante, en la actualidad y a pesar de los avances que se han mostrado al respecto, nuestro sistema educativo se ha enfocado a formar empleados y asalariados más no empresarios. Y no solo el sistema educativo, también la misma estructura familiar y social llevan a las personas a ser empleados y no emprendedores, ante ello, cabe destacar que siguen siendo pocas las Universidades que ofrecen programas educativos relacionados con este rubro, independientemente de su orientación profesional.

En México hemos tenido avances importantes en esta materia, la creación de Instituciones públicas y privadas que fomentan la cultura emprendedora es de reconocerse, el reto, es aún más grande, ante la reconfiguración del sistema de ahorro para el retiro, los jóvenes nos encontramos en un ámbito de incertidumbre que es necesario reconocerlo para actuar en consecuencia, y solamente aprovechando las oportunidades, minimizando las debilidades y aumentando las fortalezas es como podremos luchar por un futuro próspero para nosotros mismos y las generaciones venideras.

Mantengamos comunicación a través de mi correo electrónico y redes sociales para que juntos hagamos más grande la comunidad de emprendedores que aprenden.

iHasta la próxima semana!

francisco.javier.pedraza@outlook.com

@frankjpedraza

La cultura del emprendimiento es una manera de pensar y actuar, orientada hacia la creación de riqueza, a través del aprovechamiento de oportunidades, del desarrollo de una visión global y de un liderazgo equilibrado.

Así como de la gestión de un riesgo calculado, cuyo resultado es la creación de valor que beneficia a los emprendedores, la empresa, la economía y la sociedad en general. Es lo que permite a una sociedad progresar económicamente y en otros aspectos, dado que el desarrollo continuo de este ejercicio es lo que le hace mejorar.

Hoy, quiero darte a conocer que el emprendedor es una persona con posibilidades de innovar, cuenta con capacidad de generar bienes y servicios de una forma creativa, metódica, ética, responsable y efectiva, su acción emprendedora es toda acción innovadora que, a través de un sistema organizado de relaciones interpersonales y la combinación de recursos, se orienta al logro de un determinado fin. La acción emprendedora tiene que ver con la capacidad de crear algo nuevo y con la creación de un nuevo valor.

Todo ello, es el conjunto de valores, creencias, ideologías, hábitos, costumbres y normas, que comparte un grupo de personas hacia el EMPRENDIMIENTO, que surgen en la interrelación social, los cuales, generan patrones de comportamiento colectivos y establecen una identidad entre sus miembros y los identifican y diferencian de otro grupo.

En este sentido, cabe destacar que la formación para el emprendimiento, busca el desarrollo de esta cultura con acciones basadas en la formación de competencias básicas, laborales, ciudadanas y empresariales dentro del sistema educativo formal y no formal y su articulación con el sector productivo.

Por ello, la formación integral en aspectos y valores como: el desarrollo integral del ser humano y su comunidad, autoestima, autonomía, sentido de pertenencia a la comunidad, trabajo en equipo, solidaridad, asociatividad, desarrollo del gusto por la innovación, el estímulo a la investigación y el aprendizaje permanente son indispensables en las personas que aspiran al logro de sus objetivos empresariales, no basta con saber de números, se debe saber llegar a las personas.

Para llegar a este punto, es fundamental el fortalecimiento de procesos de trabajo asociativo y en equipo, en torno a proyectos productivos con responsabilidad social, además del reconocimiento de la conciencia, el derecho y la responsabilidad del desarrollo de las personas como individuos y como integrantes de una comunidad, a través de mecanismos de apoyo a procesos de emprendimiento sostenibles desde las perspectivas social, económica, cultural, ambiental, regional y local.

Para fomentar la cultura del emprendimiento es preciso que se inicie un proceso desde los primeros años de vida de las personas. Este proceso debe contemplar estrategias encaminadas a llevar a la persona al convencimiento que mediante la creación de proyectos productivos se puede a llegar a triunfar tanto personal como económicamente, ello independientemente del resultado que se obtenga en un principio.

No obstante, en la actualidad y a pesar de los avances que se han mostrado al respecto, nuestro sistema educativo se ha enfocado a formar empleados y asalariados más no empresarios. Y no solo el sistema educativo, también la misma estructura familiar y social llevan a las personas a ser empleados y no emprendedores, ante ello, cabe destacar que siguen siendo pocas las Universidades que ofrecen programas educativos relacionados con este rubro, independientemente de su orientación profesional.

En México hemos tenido avances importantes en esta materia, la creación de Instituciones públicas y privadas que fomentan la cultura emprendedora es de reconocerse, el reto, es aún más grande, ante la reconfiguración del sistema de ahorro para el retiro, los jóvenes nos encontramos en un ámbito de incertidumbre que es necesario reconocerlo para actuar en consecuencia, y solamente aprovechando las oportunidades, minimizando las debilidades y aumentando las fortalezas es como podremos luchar por un futuro próspero para nosotros mismos y las generaciones venideras.

Mantengamos comunicación a través de mi correo electrónico y redes sociales para que juntos hagamos más grande la comunidad de emprendedores que aprenden.

iHasta la próxima semana!

francisco.javier.pedraza@outlook.com

@frankjpedraza