/ miércoles 13 de junio de 2018

Con café y a media luz | En la recta final

De cara al final de la campaña electoral más oscura y macabra de la historia contemporánea de nuestro país, el recrudecimiento de los ataques, las descalificaciones y los adjetivos insultantes están a la orden del día entre cada uno de los representantes de las fuerzas políticas que, desde “su trinchera” hace uso de todo su “parque” para salir airosos de un “fuego cruzado” que “no pide ni da cuartel”.

Como si eso fuera poco, los abanderados se han visto en la necesidad de proteger sus espaldas de quienes consideraban sus aliados y compañeros de partido quienes, de “buenas a primeras” les han “jugado chueco” ya sea en el orden político, civil y hasta judicial, cambiándose de bando, dispersando a la militancia o poniendo denuncias por delitos que, según dicen algunas corrientes, eran un “secreto a voces”.

Teniendo como marco el último debate electoral en el hermoso estado de Yucatán, los candidatos usarán el resto de los recursos que la naturaleza del medio de comunicación les permite para poder subir los índices de preferencia o mantenerlos, según sea el caso de cada uno.

Desafortunadamente, los días de participación de este servidor en EL SOL DE TAMPICO no me permiten entregarle con oportunidad la opinión debida, y le ofrezco la más sincera de mis disculpas, pues podremos platicar a este respecto hasta el día viernes, sin embargo sí es prudente poner algunos “puntos sobre las íes” que ojalá y no hayan sido pasados por alto durante el foro que será del conocimiento de todos los mexicanos.

Así como AMLO “cargó con una pesada losa” durante los primeros “rounds” que llevó inscritos los nombres de Nestora Salgado y Napoleón Gómez Urrutia, cuya presencia en la atmósfera morenista le hicieron acreedor al tabasqueño de un buen número de señalamientos por parte de sus homólogos de los partidos Acción Nacional y del Revolucionario Institucional, hoy toca el revire, pues en situación parecida se encuentra Ricardo Anaya, con el último movimiento realizado por Luis Ernesto Cordero que lo deja en una situación comprometida con la ética que debe observar en su quehacer el “buen político”.

Sin duda, la queja ante la autoridad del “futuro expresidente” del “blanquiazul” es evidencia innegable que continúa la fractura en la cúpula panista y cada vez se está haciendo más profunda. Desde un sentido estricto, un gran porcentaje de esta situación fue ocasionado por el mismo Ricardo Anaya, al tomar la candidatura que “por derecho” le correspondía a Margarita Zavala.

Esto ocasionó que una corriente de panistas moderados continuara apoyando a la cónyuge de Felipe Calderón y empezará una debacle que ya anunciaba lo que hoy estamos atestiguando, no es de extrañarse que aquellos que continúan respaldando al empresario, decidan tramitarle la expulsión irrevocable a ese que hoy tildan de “Judas”.

Sin duda, este movimiento ventilado mediáticamente, es un “jaque” bien pensado a la campaña del hombre virtuoso en el arte de la palabra hablada y la argumentación discursiva, cuya imagen llega comprometida a la última parte de la batalla por la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos.

Esta situación representa la oportunidad que tanto anhelaba José Antonio Meade, pues un buen número de votantes que simpatizaban con el panista o, mejor dicho, no simpatizaban con López Obrador, al ver maculada la propuesta del albiazul, estarán en duda de seguir confiándole su voto o, de plano, ya buscan mejores horizontes al ver tambalearse severamente el trabajo desarrollado durante los últimos días.

Es por ello por lo que el tricolor deberá cerrar filas y “arrojar toda la carne al asador” en dos vertientes para convencer al electorado. La primera y más importante: poner sobre la mesa metodologías de trabajo claras y concisas para volver realidad las promesas del candidato y, sobre todo, explicar de manera concreta y con indicadores medibles de tiempo e inversión, los resultados.

La segunda es lo que ha venido haciendo de manera irresponsable y que considero que en este momento ya debe disminuir, me refiero a atacar a los rivales; ¡olvídese usted del nombre, partido o color de la camiseta!, simplemente disminuir los mensajes negativos y aprovechando un poco más los espacios con información convincente.

Por su parte, el tabasqueño llegó al debate favorecido por todas las encuestas y los números, aquí aplica aquella máxima del pugilato, cuando se sabe ganado el encuentro y se está en el round número ocho: ¡Nomás hay que aguantar!, o mejor sea dicho, a propósito del Mundial: ¡Sólo tocar balón!

Sin duda, querido amigo lector, tendremos aún mucho de qué hablar el viernes, pues hay quien dice que “la ópera no termina, hasta que la gorda cante”.

¡Hasta la próxima!

De cara al final de la campaña electoral más oscura y macabra de la historia contemporánea de nuestro país, el recrudecimiento de los ataques, las descalificaciones y los adjetivos insultantes están a la orden del día entre cada uno de los representantes de las fuerzas políticas que, desde “su trinchera” hace uso de todo su “parque” para salir airosos de un “fuego cruzado” que “no pide ni da cuartel”.

Como si eso fuera poco, los abanderados se han visto en la necesidad de proteger sus espaldas de quienes consideraban sus aliados y compañeros de partido quienes, de “buenas a primeras” les han “jugado chueco” ya sea en el orden político, civil y hasta judicial, cambiándose de bando, dispersando a la militancia o poniendo denuncias por delitos que, según dicen algunas corrientes, eran un “secreto a voces”.

Teniendo como marco el último debate electoral en el hermoso estado de Yucatán, los candidatos usarán el resto de los recursos que la naturaleza del medio de comunicación les permite para poder subir los índices de preferencia o mantenerlos, según sea el caso de cada uno.

Desafortunadamente, los días de participación de este servidor en EL SOL DE TAMPICO no me permiten entregarle con oportunidad la opinión debida, y le ofrezco la más sincera de mis disculpas, pues podremos platicar a este respecto hasta el día viernes, sin embargo sí es prudente poner algunos “puntos sobre las íes” que ojalá y no hayan sido pasados por alto durante el foro que será del conocimiento de todos los mexicanos.

Así como AMLO “cargó con una pesada losa” durante los primeros “rounds” que llevó inscritos los nombres de Nestora Salgado y Napoleón Gómez Urrutia, cuya presencia en la atmósfera morenista le hicieron acreedor al tabasqueño de un buen número de señalamientos por parte de sus homólogos de los partidos Acción Nacional y del Revolucionario Institucional, hoy toca el revire, pues en situación parecida se encuentra Ricardo Anaya, con el último movimiento realizado por Luis Ernesto Cordero que lo deja en una situación comprometida con la ética que debe observar en su quehacer el “buen político”.

Sin duda, la queja ante la autoridad del “futuro expresidente” del “blanquiazul” es evidencia innegable que continúa la fractura en la cúpula panista y cada vez se está haciendo más profunda. Desde un sentido estricto, un gran porcentaje de esta situación fue ocasionado por el mismo Ricardo Anaya, al tomar la candidatura que “por derecho” le correspondía a Margarita Zavala.

Esto ocasionó que una corriente de panistas moderados continuara apoyando a la cónyuge de Felipe Calderón y empezará una debacle que ya anunciaba lo que hoy estamos atestiguando, no es de extrañarse que aquellos que continúan respaldando al empresario, decidan tramitarle la expulsión irrevocable a ese que hoy tildan de “Judas”.

Sin duda, este movimiento ventilado mediáticamente, es un “jaque” bien pensado a la campaña del hombre virtuoso en el arte de la palabra hablada y la argumentación discursiva, cuya imagen llega comprometida a la última parte de la batalla por la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos.

Esta situación representa la oportunidad que tanto anhelaba José Antonio Meade, pues un buen número de votantes que simpatizaban con el panista o, mejor dicho, no simpatizaban con López Obrador, al ver maculada la propuesta del albiazul, estarán en duda de seguir confiándole su voto o, de plano, ya buscan mejores horizontes al ver tambalearse severamente el trabajo desarrollado durante los últimos días.

Es por ello por lo que el tricolor deberá cerrar filas y “arrojar toda la carne al asador” en dos vertientes para convencer al electorado. La primera y más importante: poner sobre la mesa metodologías de trabajo claras y concisas para volver realidad las promesas del candidato y, sobre todo, explicar de manera concreta y con indicadores medibles de tiempo e inversión, los resultados.

La segunda es lo que ha venido haciendo de manera irresponsable y que considero que en este momento ya debe disminuir, me refiero a atacar a los rivales; ¡olvídese usted del nombre, partido o color de la camiseta!, simplemente disminuir los mensajes negativos y aprovechando un poco más los espacios con información convincente.

Por su parte, el tabasqueño llegó al debate favorecido por todas las encuestas y los números, aquí aplica aquella máxima del pugilato, cuando se sabe ganado el encuentro y se está en el round número ocho: ¡Nomás hay que aguantar!, o mejor sea dicho, a propósito del Mundial: ¡Sólo tocar balón!

Sin duda, querido amigo lector, tendremos aún mucho de qué hablar el viernes, pues hay quien dice que “la ópera no termina, hasta que la gorda cante”.

¡Hasta la próxima!